Qué otro mundo es posible?
17/01/2003
- Opinión
El primer Foro fue casi un milagro. En su inauguración se contaron
personas llegadas de 122 países. Había sido convocado para reunir a
los descontentos con la globalización neoliberal, desde aquellos del
grito de Chiapas emitido por los zapatistas en 1994 pasando por las
manifestaciones desatadas a partir de Seattle. La reunión de enero de
2000 en Porto Alegre atrajo a parte de quienes se oponen al mundo
realmente existente pero, principalmente, demostró que la
heterogeneidad de los movimientos no impedía un denominador común
fundamental: el de que "el mundo no está en venta", esto es contra la
mercantilización del mundo, promovida por el capitalismo en su fase
neoliberal.
Antes de que se realizase el segundo, hubo los atentados de septiembre
2001 y uno de los grandes periódicos de establishment económico se
apresuró en titular uno de sus grandes editoriales de: "Adiós Porto
Alegre". Toda oposición al orden yankee sería criminalizada, asociada
a Bin Laden y al terrorismo. Podemos agregar que, aunque en
programación paralela, el tema de la paz y la guerra en el mundo,
llevando a Chomsky como la gran presencia del Foro, ampliamos la
participación de 20 a 60 mil personas, aunque no avanzamos en las
alternativas globales, seguimos acumulando soluciones sectoriales y
locales.
La prensa -como siempre sensacionalista, reconoció el éxito de los
Foros, se dio cuenta que las grandes reflexiones de la humanidad a
inicios del nuevo siglo están en Porto Alegre y no en Davos, el
privilegio de lo social fue acumulando puntos ante el economicismo
neoliberal. No obstante la preocupación de los grandes medios era "si
el PT utilizaba políticamente al Foro", sin darse cuenta que el gran
problema no es ese, sino el de la elaboración de grandes alternativas
sintéticas para el nuevo mundo que se quiere construir. No basta
decir que ese mundo nuevo es posible, es preciso delinear sus
características y las vías por las cuales se avanza en su
construcción.
El hecho de tener un comité organizador inicial -hoy llamado
secretariado, sin mudar sus características- con predominio de ONGs -
algunas representativas otras no-, limita la visión política de la
construcción de las alternativas. Esas ONGs se abrigan en la visión
limitada de que el Foro debería reunir entidades de la "sociedad
civil", sin darse cuenta del carácter liberal y neoliberal de ese
concepto, que excluye al Estado, los gobiernos, las fuerzas políticas
y, con ellas, las temáticas políticas de poder, incapacitándose así
para colocar el tema de una hegemonía alternativa, que incluye la
"sociedad civil" y el Estado, como una totalidad única.
Para el tercer Foro logramos hacer una pauta de cinco grandes temas,
buscando superar la limitada concepción de "pensar global y actuar
local", típica de las ONGs -que tantas veces, más aún en un período de
llegada de la izquierda a los gobiernos, son no gubernamentales. De
ellos, tres lograron mantener su carácter sintético -el de comercio
internacional, el de democratización de los medios de comunicación, y
el de paz y guerra en el mundo. Los otros fueron demasiado
subdivididos, reproduciendo de alguna manera la fragmentación temática
de los Foros anteriores. Además de eso, esos paneles, trasladados
para el puerto y, contrario a la decisión inicial, compuestos por
muchos panelistas, a veces hasta 8, con diez minutos de intervención
para cada uno -y con poca presencia de gente para ayudar a reflexionar
sobre las experiencias y los problemas, justificando con el estrecho
criterio de quien es o no miembro de la "sociedad civil", pueden
perder mucho de su riqueza de reflexión estratégica.
Ellos enfrentarán la concurrencia -hasta porque se realizaran en el
mismo horario- de las grandes conferencias, de las mesas de
controversia y los testimonios, que se realizarán en el Gigantinho,
estadio para 15000 personas, con traducción simultánea, de mañana y de
tarde.
El próximo Foro, conforme lo decidió el Consejo Internacional en enero
pasado, deberá realizarse en India, para luego volver a Porto Alegre.
Esto puede permitir una internacionalización que el Foro sigue
reclamando, incluso porque la participación en los paneles tiene que
ser autofinanciada, lo que restringe la incorporación de movimientos
de África y Asia, elemento que puede ser superado con la
deslocalización de la sede del Foro.
El balance de las propuestas estratégicas para otro mundo posible,
será el termómetro real de los avances del Foro, además de su
indispensable democratización, lo que significa pasar el poder real al
Consejo Internacional, que deberá tener una coordinación propia,
compuesta por las redes que participan al consejo y las secretarías
nacionales, según la sede del Foro.
https://www.alainet.org/es/articulo/106839?language=es
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