"Brasil solo no detiene el ALCA"
28/11/2002
- Opinión
El Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel, comenta
sobre las posibilidades de los nuevos gobiernos populares de América
Latina para enfrentar riesgos de la magnitud del ALCA y la necesidad
cada vez más inminente de poner la unidad por encima de todas las
prioridades.
Luiz Inacio Lula da Silva y Lucio Gutiérrez son los nombres más
recurrentes por estos días en los pueblos latinoamericanos. Las
recientes elecciones en Brasil y Ecuador, trajeron más aliento al
empuje popular que crece por día en el continente. Pero para el
Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, América Latina está,
sobre todo, ante la urgencia de la unidad y el fin de la
fracturación.
Y está a tiempo de lograrla antes del ALCA, pues existe una
conciencia cada vez más fortalecida, y se generan otros caminos a
través de los pueblos, y no solo de quienes pronto asumirán la
primera magistratura.
--Los presidentes electos de Brasil y Ecuador, con una propuesta
electoral muy cercana a los pueblos, asumirán el poder en medio de
una espantosa crisis económica, pero, sobre todo, maniatados por las
exigencias del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, las
imposiciones de Estados Unidos y la amenaza inminente del ALCA. Son
agudos dilemas en los que mucho pesarán las decisiones económicas de
los nuevos gobiernos, sin embargo, no están claras esas agendas. ¿La
falta de programas económicos precisos no será una debilidad más en
los mandatos que ambos iniciarán a inicios del 2003?
--El gobierno de Lula es un signo de esperanza y una capacidad de
construcción que se fue generando en Brasil a través de muchos años y
ahora da los frutos. Pero él, Lucio en Ecuador, y Chávez en
Venezuela, tienen problemas distintos. La construcción es distinta.
Lula parte del sindicalismo y de las comunidades eclesiásticas de
base, tiene un apoyo de la iglesia brasileña. Asumió no solo con el
gran apoyo de las masas populares, que le dieron un voto de
confianza, sino también con el de los empresarios.
"Pero es un grave error pensar que el problema es únicamente
económico. Es político y es cultural. Desde ahí hay que comenzar a
re-ver las cosas, y no significa que la economía haya que dejarla a
un lado.
"Uno de los ejes a analizar es porqué los países latinoamericanos,
sus gobiernos, no se unen para tratar las cosas fundamentales. Hay
una fractura del pensamiento, una dispersión donde cada uno trata de
salvarse solo. Es como si a un náufrago le tiraran un salvavidas de
plomo.
--Como la deuda externa.
--El FMI, Estados Unidos, no quiere tratar el problema de conjunto,
sino de manera individual; así puede dominar a los gobiernos
latinoamericanos. En conjunto, el problema entonces sería para el
FMI, el BM y el gobierno de EE.UU.
"Pero, cómo puede darse con esta fractura del pensamiento
latinoamericano. Por eso digo que es un problema cultural.
"Cómo puede ser que ante esto no se unan los gobiernos. Nosotros
estamos proponiendo llevar el tema a la Corte Internacional de La
Haya, para determinar sobre la deuda lo legítimo de lo ilegítimo.
Sin embargo, no hemos logrado hasta ahora, a pesar de tantos años de
lucha, la unión, esperemos que Lula lo haga con Argentina y con el
resto de los países latinoamericanos."
--Lula es la gran esperanza.
--Asumirá el poder con el campo minado. El sistema le ha dejado
minas por doquier. Tendrá que tener mucho cuidado para detectarlas y
sacarlas. Se enfrenta, además, con muchas debilidades en el camino,
como la casi desintegración del MERCOSUR, debido a la fuerte crisis
argentina y la gran presión de Estados Unidos para destruir ese
mercado. Y el ALCA llevaría a la destrucción ya no solo de él, sino
también del Pacto Andino, y de otros mecanismos subregionales.
"Desde el punto de vista económico y de las presiones del FMI y el
BM, Lula va a tener dificultados, por eso, dentro de pocos días irá a
Argentina para ver cómo fortalecer el MERCOSUR a pesar de la
debilidad de nuestro país.
"Y también tiene un frente interno muy complejo y difícil: las
políticas sociales, superar el hambre, la exclusión social, la
pobreza y generar fuente de trabajo. Y eso no se arregla con
asistencia. América Latina no podrá arreglar nada con políticas
asistenciales. Estas son buenas para determinados sectores, pero es
negativa para la capacidad de un pueblo de poder tener nuevos
conceptos de desarrollo y de vida.
--Recién usted estuvo en Ecuador, en las manifestaciones contra el
ALCA, ¿qué desafíos tendrá el gobierno de Lucio Gutiérrez?
--Lucio Gutiérrez tuvo algunas posiciones interesantes, pero en el
momento en que nosotros estábamos allí para la reunión del ALCA,
cuando todavía él era candidato a la presidencia, se fue a Estados
Unidos a negociar con el Fondo Monetario Internacional y con el
Departamento de Estado. No sé si desde una estrategia es lo válido,
pero en esos momentos se necesitaba que estuviera en el país,
acompañando las manifestaciones populares, la reflexión y
construyendo desde las bases.
"Si siempre privilegiamos al Imperio, ¿a dónde vamos? Para mí, Lucio
Gutiérrez todavía es una incógnita, pero esperamos que la misma
sociedad ecuatoriana comience a perfilar propuestas y alternativas.
Esperamos por las alianzas que tiene con el movimiento popular, con
el indígena, que fue el que lo apoyó y le facilitó su triunfo
electoral.
"Hay que ver cuáles son ahora sus propuestas de gobierno. No se le
conoce todavía muy claramente. Una cosa son los discursos, las
campañas electorales, y otra después las realidades concretas cuando
se tiene que asumir, cuando se tiene que construir, y eso no se
improvisa. Pero a Lucio Gutiérrez le deseamos lo mejor y vamos a
tratar de acompañar y de ver. Hoy nadie da un cheque en blanco. La
experiencia nos dice que hay que apoyar, ser prudente y ser
coherentes entre lo que se dice y lo que se hace."
--Usted plantea que la viabilidad de la alternativa de los nuevos
gobiernos descansa, más que en el problema económico, en lo político
y lo cultural; sin embargo, Hugo Chávez entró al gobierno y propugnó
una nueva Constitución, tiene un apoyo en los sectores más populares
y humildes, ha recuperado parte de su unidad política y cultural --
incluso estos lo repusieron en el poder después del golpe de Estado--
, pero a veces parece que Chávez no podrá.
--No he dicho que ha de aislarse una cosa de otra. Es algo integral:
económico, cultural y político, pero no es solo un problema
económico. En mi opinión, Chávez abrió demasiados frentes de un solo
golpe, no tuvo la estrategia de ver cómo focalizar las cosas con
todos los grandes aportes que hizo en la Constitución bolivariana,
pero tampoco se puede olvidar que los enemigos son muy poderosos.
"Los empresarios no quieren perder sus privilegios, y los medios de
prensa están tratando de destruirlo, de mostrar una imagen negativa
de Chávez en el mundo, sin que haya una alternativa para oponerse a
esa presión. Lo mismo puede pasar en Brasil con Lula si llega con un
proyecto y este no tiene los medios, el apoyo del pueblo y de los
empresarios.
"Pero Lula sí tiene el apoyo de los empresarios y viene trabajando
con ellos. Los empresarios en Brasil tienen conciencia nacional, los
venezolanos no la tienen, al igual que los argentinos. ¿Cómo es
posible que en Argentina haya 220 000 millones de dólares de
capitales nacionales fuera del país? Porque no creen en el país.
"Los empresarios venezolanos tienen la misma mentalidad que los
argentinos. No defienden la industria nacional, el capital nacional;
trabajan permanentemente con el capital financiero, y este no es
productivo, es especulativo.
"¿Cuál es la diferencia entre un capital nacional llevado a la
capacidad productiva de desarrollo del país, y un capital financiero?
Que el segundo busca únicamente la especulación, que sube y baja la
Bolsa de acuerdo a la sensibilidad especulativa y psicológica.
¿Dónde está el capital productivo para el desarrollo de un país?
"Creo que son los conceptos entre el capital financiero y el
productivo. Y no solo es eso, sino también la distribución de ese
capital, cómo se realiza. Creo que hay discutir a fondo con el
empresariado. Saber dónde se ubica."
--¿Una salida autóctona para América Latina tiene que pasar
necesariamente por la posición de los empresarios?
--Vengo de la reunión de resistencia contra el ALCA en Quito,
Ecuador. Participé del encuentro de parlamentarios y de las
organizaciones sociales populares, pero habían otros dos. Por un
lado se reunían los empresarios latinoamericanos para tratar todos el
mismo problema el ALCA, y por otro, los ministros de Comercio.
"Eran cuatro reuniones paralelas en compartimentos estancos. ¿Qué
nos dice esto? Que hay una fractura del pensamiento. Todos eran
latinoamericanos y todos con distintas visiones. Los ministros
apoyando la constitución del ALCA con un sometimiento total y
absoluto a la directiva de EE.UU. y el FMI; los parlamentarios con
una sensibilidad, pero alejados de la reunión del pueblo; los
empresarios totalmente aislados, por suerte hubo reacciones de estos,
pero no fue por una conciencia nacional, sino especulativa: se
oponían a los subsidios agrícolas de 190 000 millones de dólares de
EE.UU. a sus productores; no estaban pensando desde una política de
integración continental.
"Esto tiene que ver con lo cultural. Es clara la diferencia: cómo
puede ser que los latinoamericanos se reúnan en compartimentos
estancos."
--Mucho se habla por estos días, que el ALCA se decide en Brasil; que
si Lula lo rechaza, está condenado a muerte.
--No lo creo. La esperanza para resistir al ALCA está en toda
América Latina, no en un país. Brasil solo no puede. Por muy grande
que sea, se lo van a devorar. Parar el ALCA será posible siempre y
cuando nos podamos unir; cuando marche el movimiento colectivo
latinoamericano, pero hay que generar nuevas formas en el hacer
político.
"Lula necesita que lo ayuden. Debemos ayudar para ayudarnos. Esto
es recíproco. No podemos pensar que el problema del ALCA se
resolverá 'si Lula sube' y se opone. Una cosa es lo que se quiere, y
otra es lo que se puede.
"Te decía que a Lula le dejaron el campo minado. La pregunta es,
¿cómo vamos a ayudar a sacar las minas y construir nuevos caminos,
pero juntos?"
--¿Y cómo ayudar a Lula y a Brasil?
--A través de la unidad, de generar otras instancias sociales,
políticas, culturales. De cómo vamos enfrentar las relaciones
económicas con el resto de los gobiernos sometidos, serviles y que
han traicionado a nuestros pueblos.
--¿Están muy lejos las alternativas autóctonas?
--El único país que tiene un proyecto para América Latina es EE.UU.,
y no es a favor de nuestros pueblos. Al ALCA hay que rechazarlo
porque no podemos ir a negociar con EE.UU. en inferioridad de
condiciones y con una situación de debilidad total y absoluta. Es
imposible si no fortalecemos primero los acuerdos regionales y las
políticas comunes.
"Estados Unidos sabe perfectamente qué es lo que quiere de nosotros,
pero los latinoamericanos todavía no sabemos qué queremos para
nuestros países, hacia dónde vamos, qué es lo que queremos construir.
"Por eso no podemos hablar de una cuestión puramente económica, sino
también política y cultural. Hay un problema de repensar hacia donde
va América Latina. Este es el gran debate que nos debemos, tenemos
que tener una mirada hacia adentro. Siempre estamos hablando hacia
fuera. Es como, 'si el emperador estornuda, el resto se resfría'.
"¿Por qué no nos reunimos, más que para el ALCA, para discutir cuáles
son las alternativas? ¡Ah, no! Lo hacemos cuando nos ponen el dedo en
la llaga y comienza a dolernos, entonces reaccionamos."
--Cuando nos dan los palos...
--Aquí mismo en Cuba, a mediados de los años 80, se trató el problema
de la deuda externa, y ahora cómo estamos: más pagamos, más debemos y
menos tenemos. Estamos mucho peor que antes. Siempre tenemos tiempo
para estar peor.
"Los gobiernos latinoamericanos, con una conciencia y un pensamiento
fracturado, no tuvieron el coraje para tratar de conjunto algo que
desde aquellos años ya se venía planteando. Esto pone en evidencia
que no es una cuestión de números, sino de conceptos; del
pensamiento.
"Esta gran fractura la han logrado a través de la imposición del
pensamiento único y no del pensamiento propio. Estamos pensando a
ver qué hacer cuando nos dan el palazo en la cabeza, entonces
reaccionamos. Esto tiene que ver con una conciencia cultural,
educativa, con un pensamiento propio de las alternativas que tenemos
y los desafíos para la construcción de nuevas sociedades, de lo cual
depende el presente y el futuro de nuestros pueblos cuando los
gobernantes nos están hipotecando, aplican políticas suicidas y se
entregan al FMI."
--¿Cuál es la base de ese pensamiento único?
--Es todo el sistema de dominación: 'es esto, no hay salida o es el
abismo'. La masificación cultural. Un general norteamericano dijo,
'tenemos ganado el 50 por ciento de cualquier guerra'; le preguntaron
porqué, y respondió: 'porque los hemos dominado culturalmente'.
"Ese es el pensamiento único. Más del 95 por ciento de las películas
que se ven son norteamericanas; ¿cuándo vemos cine latinoamericano?,
¿cuál es la música?... Hay mucha gente que se dice de izquierda, van
a las movilizaciones, y después almuerzan en un McDonald y toman Coca
Cola.
"El pensamiento propio, en cambio, es el fortalecimiento de las
identidades, la conciencia crítica, la responsabilidad de los caminos
que tenemos que tomar. Es la memoria. Y la memoria no es para
quedarnos en el pasado; la memoria nos tiene que iluminar el
presente."
(Tomado de www.eleconomista.cubaweb.cu)
https://www.alainet.org/es/articulo/106758?language=en
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