Hermanos y Hermanas Alegres en la esperanza, saludamos a todos los que hicieron parte de este gran esfuerzo nacional por la ciudadanía soberana, que fue el Plebiscito sobre el ALCA (Área de libre Comercio de las Américas), realizado del 1º al 7 de septiembre del 2002, coordinado por la Campaña Jubileu Sul- Brasil, con la participación de varias Pastorales y Organismos de la CNBB. Alegrémonos también por el empeño de iglesias, entidades, movimientos sociales y organizaciones que participaron de la iniciativa, como también de todas las personas que trabajaron activamente en la realización de la consulta. Al mismo tiempo, elogiamos la participación amplia de millones de ciudadanos y ciudadanas que dejaron sus casas para manifestar un patriotismo vivo y activo en la construcción de nuevos caminos. Con eso se propaga la conciencia de que el plebiscito es un instrumento legal y democrático, reconocido por la Constitución Brasileña, artículo 14, inciso I, a través del cual los más diversos sectores de la sociedad pueden contribuir con propuestas alternativas para el destino del país. La iniciativa, realizada en conjunto con el Grito de los excluidos, sumó números impresionantes. Cerca de 42 mil urnas recolectaron los votos en 3.894 municipios de los 27 estados de la Federación. Fueron 10.149.542 votantes, de los cuales el 98% dijo no a la participación de Brasil en el ALCA y a la entrega de la Base de Alcántara al control militar de los Estado Unidos. En toda su trayectoria, la consulta involucró más de 50 entidades a nivel nacional y cientos de otras en el ámbito regional y local. Más de 150 mil voluntarios trabajaron en el proceso de organización y realización de la consulta. El éxito del plebiscito, sin embargo, no está solamente en los números. El gran éxito de la consulta se reflejó en los miles de debates y seminarios que se diseminaron por escuelas, universidades, sindicatos, iglesias, asociaciones, movimientos populares y por tantos otros espacios públicos. La consulta, libre y popular, sacó el tema de los gabinetes y lo llevó a las calles, las casas e incluso a gran parte de los medios. Aquí está su mayor lección: la población tiene el deber y el derecho de debatir los temas que afectan a la vida del pueblo brasileño. En este sentido, la iniciativa representó un ejercicio pedagógico y democrático de ciudadanía. Otra lección fue la asociación entre decenas de entidades diferentes, pero unidas en la meta común de extender a todo el país el proceso de reflexión, organización y votación. Pero el Plebiscito fue una etapa del proceso. El ALCA aún permanece como una amenaza a los pueblos latinoamericanos. En un documento reciente, decíamos que "la potencia hoy hegemónica en el mundo viene presionando a nuestro país a adherirse al proyecto del ALCA que amenaza aumentar la sumisión del Brasil y de toda América Latina a los intereses de la economía de los Estado Unidos" (Cfr. Documento 67 de la CNBB, Elecciones 2002 – Propuestas para Reflexión, No. 16). En base a esto, los más de diez millones de votantes de la consulta popular nos incentivan a continuar en la campaña. El principal paso que tenemos por delante es el lanzamiento nacional de la Recolección de firmas para la realización del Plebiscito Oficial. Llamamos a todos nuestros asociados a permanecer unidos en esta meta común, fortaleciendo los comités locales y coordinaciones estatales. Se lee en el Evangelio que las multitudes corrían al encuentro de Jesús porque "Él hablaba como quien tiene autoridad" (Mc 1,22). Era una autoridad moral que nacía de un corazón compasivo y sintonizado, al mismo tiempo, con el Padre y con el sufrimiento de los mas excluidos. Siguiendo los pasos del Maestro, al Iglesia realiza su misión en observancia del llamado divino y del llamado del clamor de los pobres. De ahí la importancia de acompañar de cerca las alegrías y las esperanzas del pueblo en la construcción de una nación libre y solidaria, fraterna y soberana. Brasilia/ DF, 25 de septiembre del 2002.