Plebiscito del ALCA en Brasil
- Opinión
"Este país no tiene futuro, yo lamento por mis hijos" (Mujer desconocida durante manifestación en las calles de Buenos Aires, Argentina)
En el transcurrir de la década del 90 las Semanas Sociales Brasileñas (SSB) descubrieron, simultáneamente, graves problemas sociales, de un lado, y enormes potencialidades de la sociedad organizada, de otro. Al mismo tiempo que dejaban al descubierto los efectos nocivos del modelo económico neoliberal, contribuían a la emergencia de una nueva consciencia socio-política por parte de sectores cada vez más expresivos de la población.
Al plantear el tema del Mundo del Trabajo y las Nuevas Tecnologías, la primera SSB en 1991 denunciaba la erosión progresiva de los derechos laborales y el resurgimiento de formas de trabajo execradas por la historia, al mismo tiempo que cuestionaba la precarización creciente de las relaciones de trabajo. La segunda SSB en 1993-4, buscó reflexionar sobre la construcción colectiva de un proyecto popular para el país. El tema -Brasil, Alternativas y Protagonistas- popularizó la expresión "el Brasil que la gente quiere". Diversas puertas se abrieron en diferentes perspectivas: económica, política, social y cultural, demostrando que es posible construir caminos nuevos. La tercera SSB en 1997-9, confrontó la Deuda Externa y las Deudas Sociales. Fue un proceso de reflexión y acción que tradujo en términos sociales la preparación del jubileo del año 2000. Tenía un triple objetivo: identificar las principales deudas sociales, profundizar en sus causas y consecuencias, y buscar salidas concretas y conjuntas.
Este intenso proceso de debates levantó en el escenario nacional temas relevantes no solo para la sociedad brasileña, sino para todo el continente latinoamericano. El desempleo masivo, el endeudamiento interno y externo, el desmantelamiento del Estado y la precariedad de las políticas públicas, y el tema ecológico en sus múltiples aspectos, fueron asuntos ampliamente debatidos. Los movimientos sociales, iglesias y entidades ligadas a diferentes organizaciones ganaron espacio en las calles y en los medios.
Podemos afirmar que las SSB's, junto con otras acciones de la sociedad civil, convergieron en el año 2000 hacia la realización de una de las más expresivas iniciativas en la arena política brasileña de las últimas décadas: el Plebiscito de la Deuda Externa. Precedido por un Simposio y un Tribunal sobre el mismo tema, la campaña movilizó nada menos que a 120 mil gentes, líderes y militantes en un trabajo voluntario que, entre los días 2 y 7 de septiembre, llevaron a las urnas a un número superior a los 6 millones de personas. Más del 95% de los votantes se declararon a favor de una inmediata auditoría pública de la deuda externa y cuestionaron los acuerdos que vienen siendo celebrados ente los gobiernos y el FMI.
A partir de esta exitosa experiencia nació la idea de un segundo Plebiscito, esta vez sobre el ALCA. Recientes análisis han revelado la inviabilidad de un acuerdo entre economías tan dispares como los EE.UU, por un lado, y los países latinoamericanos y caribeños, por otro. Se trata de la potencia más poderosa del planeta en confrontación con economías extremadamente frágiles. La diferencia abismal entre los países arruina cualquier posibilidad de negociación que merezca este nombre. ¿Cómo colocar en el mismo campo de batalla fuerzas tan asimétricas? ES evidente que se trata de un juego de cartas marcadas. Es una competencia desigual y desleal en la que los fuertes tienden a fortalecerse y los débiles a quebrantarse. Al juntar en una misma arena a una raposa y varias gallinas, la tendencia es que estas serán implacablemente devoradas por aquella.
Resulta que la posibilidad de aprobación del ALCA constituye una amenaza suspendida sobre nuestras cabezas. Más que de "libre comercio", se debe hablar de anexión o neocolonialismo, donde los representantes de la nueva metrópoli trazan reglas unilaterales para defender sus intereses. Más que de tratado, estamos ante una imposición del norte sobre los países empobrecidos del sur. Más que de negociación, lo que está en juego son las estrategias económicas, financieras y militares del Imperio. Esta situación agrava aún más la dependencia externa de América Latina en relación con el capital financiero, compromete el destino de los pueblos y profundiza las deudas sociales de los sectores excluidos de la población. Los gobiernos y élites nacionales, al mismo tiempo cómplices, rehenes y capataces de los mega-inversionistas internacionales, rezan el catecismo del FMI, mientras emprenden luchas encarnizadas para perpetuarse en el poder.
Las consecuencias del ALCA ya son conocidas. Entre ellas podemos destacar, ante todo, la inutilización y el declive de la pequeña producción nacional, tanto en la agricultura como en la micro y mediana empresa; la precariedad cada vez más grave de los servicios públicos de salud, educación, vivienda, reforma agraria, entre otros. Si el estado-nación ya viene siendo desarmado por la avalancha neoliberal, el ALCA acabará por asfixiar completamente cualquier tentativa de retomar las políticas públicas, llevando a los gobiernos a las medidas compensatorias. En segundo lugar y como consecuencia de estas medidas, el aumento del desempleo. La falencia en serie de innumerables iniciativas familiares, por ejemplo, y de las empresas de pequeño monto deberán arrojar mucha gente a las calles, listas a disputar las migajas del mercado informal. Los dos factores mencionados conllevan a un tercero: el desenraizamiento de gran parte de la población, seguido de migraciones masivas, agravadas por la situación de clandestinidad para los migrantes ilegales y por las barreras a la circulación de trabajadores. Si el capital y las mercaderías son libres para ir y venir, lo mismo no ocurre con el trabajo. En fin, no podemos olvidar la depredación y desperdicio de los recursos naturales y la contaminación del medio ambiente, además de la mercantilización y monopolio indiscriminados del agua y de las fuentes de vida -riesgo representado por la proliferación de los productos transgénicos.
El riesgo exige adoptar una posición. De ahí la propuesta de Plebiscito Continental sobre el ALCA. El grito de la manifestante desconocida en las calles de Buenos Aires es un alerta. En Brasil, la organización se encuentra con viento en popa, con encuentros masivos de formación y capacitación de militantes en todos los estados y una reforzada elaboración de subsidios. Tanto el Grito de los Excluidos -nacional y continental- como el Plebiscito, cuestionan radicalmente la propuesta del ALCA. Ambas iniciativas, integradas en 2002 como la apertura al año jubilar, tienen como principal objetivo ampliar el debate y cuestionar el modelo neoliberal. Es necesario que los ciudadanos participen en la búsqueda de alternativas al modelo vigente. Iniciativas como el Grito de los Excluidos/as, el Plebiscito y el Foro Social Mundial, por ejemplo, apuntan hacia la necesidad de involucrar a todos en la construcción de una nueva sociedad: justa, plural, solidaria y fraterna.
* Alfredo J, Goncalvez, Brasilia/DF
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