EE.UU: Una Declaración de Conciencia

31/05/2002
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No en nuestro nombre Una Declaración de Conciencia Que no se diga que nadie en los Estados Unidos no hizo nada cuando su gobierno declaró una guerra sin límites y estableció nuevas medidas rígidas de represión. Los firmantes de esta declaración llamamos al pueblo de los EE.UU a resistir las políticas y la totalidad del manejo político que ha surgido desde el 11 de Septiembre 2001, y que representa graves peligros para la población del mundo entero. Creemos que los pueblos y naciones tienen el derecho de determinar su propio destino, libres de la coerción militar de las grandes potencias. Creemos que todas las personas detenidas o perseguidas por el gobierno de los Estados Unidos deberían tener los mismos derechos a un debido proceso. Creemos que el cuestionamiento, la crítica y el disenso deberían ser valorados y protegidos. Entendemos que ese tipo de derechos y valores son siempre atacados y se debe luchar por ellos. Creemos que las personas conscientes deben asumir responsabilidades por lo que hacen sus propios gobiernos -debemos primero que todo oponernos a la injusticia que se comete en nuestro nombre. Por tanto, llamamos a todos los americanos a RESISTIR la guerra y la represión que la administración Bush ha desatado en el mundo. Esto es injusto, inmoral e ilegítimo. Optamos por hacer causa común con el resto del mundo. Nosotros también miramos con sorpresa los horrendos eventos del 11 de Septiembre, 2001. Nosotros también nos lamentamos por los miles de inocentes muertos y repudiamos las terribles escenas de mortandad – incluso cuando recordábamos escenas similares en Bagdad, ciudad de Panamá y, hace una generación, Vietnam. Nosotros también nos unimos al angustiante cuestionamiento de millones de americanos que se preguntaban por qué podía pasar algo así. Cuando los lamentos apenas habían empezado, los líderes máximos de la tierra desataron un espíritu de venganza. Ellos desplegaron un guión simplista de "el bien vs. el mal", que fue retomado por unos medios de comunicación sumisos e intimidados. Ellos nos dijeron que preguntarse por qué estos terribles eventos habían ocurrido era caer en la traición. No habría debate. Por definición, no había, preguntas morales o políticas que fueran válidas. La única respuesta posible era la guerra hacia afuera y la represión hacia adentro. En nuestro nombre, la administración Bush, con casi la unanimidad del Congreso, no solo atacó Afganistán sino que se otorgó a sí mismo y a sus aliados el derecho de descargar la fuerza militar en cualquier lado y a cualquier hora. Las brutales repercusiones han sido sentidas desde las Filipinas hasta Palestina, donde tanques israelíes y bulldozers han dejado una terrible secuela de muerte y destrucción. Ahora el gobierno se prepara abiertamente para llevar adelante una guerra contra Iraq -un país que no tiene conexión con el horror del 11 de Septiembre. ¿En qué clase de mundo nos vamos a convertir si el gobierno de los EE.UU cuenta con un cheque en blanco para soltar comandos, asesinos y bombas en donde quiera? En nuestro nombre, al interior de los EE.UU, el gobierno ha creado dos clases de personas: aquellas a las que al menos se promete los derechos básicos del sistema legal estadounidense, y aquellas que ahora parecen no tener ningún derecho. El gobierno organizó una redada en la que cayeron alrededor de 1,000 inmigrantes, a los se detuvo en secreto e indefinidamente. Cientos han sido deportados y otros cientos todavía languidecen en prisión. Esto se parece a los infames campos de concentración para japoneses-americanos en la segunda guerra mundial. Por primera vez en décadas, los procedimientos de inmigración distinguen ciertas nacionalidades y les dan un trato desigual. En nuestro nombre, el gobierno ha descargado una onda represiva sobre la sociedad. El vocero del presidente advierte a la gente que "tenga cuidado con lo que dice". Artistas disidentes, intelectuales y profesores encuentran que sus opiniones son distorsionadas, atacadas y reprimidas. La llamada Acta Patriótica --junto con gran cantidad de otras medidas similares a nivel de Estado-- otorga a la policía amplios y nuevos poderes para buscar y detener, supervisados completamente por procedimientos secretos antes llegar a cortes secretas. En nuestro nombre, el ejecutivo ha usurpado firmemente los roles y funciones de las otras ramas del gobierno. Por órdenes del ejecutivo se han establecido tribunales militares, con reglas laxas para mostrar evidencias y sin derecho de apelar a las cortes regulares. Algunos grupos son declarados "terroristas" de un simple plumazo presidencial. Debemos tomar muy en serio a los más altos representantes de la patria cuando hablan de una guerra que durará una generación y cuando hablan de un nuevo orden interno. Estamos confrontando una nueva política abiertamente imperial en contra del resto del mundo y una política interna que fabrica y manipula el miedo para recortar derechos. Existe una trayectoria de muerte que conduce a los eventos de los meses pasados que deben ser vista tal y como es y debe ser resistida. Demasiadas veces en la historia de los pueblos se ha esperado hasta que es demasiado tarde para resistir. El presidente Bush ha declarado: "están con nosotros o están en contra nuestra". Aquí está nuestra respuesta: no le permitimos que hable en nombre de todo el pueblo americano. No vamos a renunciar a nuestro derecho a cuestionar. No vamos a ceder nuestra conciencia a cambio de una vacía promesa de seguridad. Decimos NO EN NUESTRO NOMBRE. Nos rehusamos a ser parte de estas guerras y repudiamos cualquier interferencia que sea realizada en nuestro nombre o por nuestro bienestar. Extendemos la mano a aquellos alrededor del mundo que se ven afectados por estas políticas; mostraremos nuestra solidaridad en palabras y hechos. Nosotros quienes firmamos esta declaración llamamos a todos los americanos a unirse para llevar adelante este reto. Aplaudimos y apoyamos los cuestionamientos y las protestas que hoy se desarrollan, incluso reconociendo la necesidad de hacer más y mucho más para detener esta monstruosidad. Nos hemos inspirado en los reservistas israelíes quienes, a riesgo personal, declararon que "hay un límite" y se rehusaron a servir a la ocupación de la Franja Occidental y Gaza. También nos basamos en muchos ejemplos de resistencia y conciencia del pasado de los Estados Unidos: desde aquellos que lucharon contra la esclavitud con rebeliones y el ferrocarril subterráneo, hasta quienes desafiaron la guerra de Vietnam al rehusarse a cumplir órdenes, resistiendo el reclutamiento y mostrando solidaridad con quienes se resistían. No permitamos que el mundo que nos mira se desespere por nuestro silencio y nuestra deficiencia para actuar. Más bien. dejemos que el mundo escuche nuestros compromisos: resistiremos la maquinaria de la guerra y la represión y animaremos a otros para que hagan todo lo posible para detenerla. (Traducción libre de ALAI) Michael Albert
Laurie Anderson
Edward Asner, actor
Rosalyn Baxandall, historian
Russell Banks, writer
Jessica Blank, actor/playwright
Medea Benjamin, Global Exchange
William Blum, author
Theresa Bonpane, executive director, Office of the Americas
Blase Bonpane, director, Office of the Americas
Fr. Bob Bossie, SCJ
Leslie Cagan
Henry Chalfant, author/filmmaker
Bell Chevigny, writer
Paul Chevigny, professor of law, NYU
Noam Chomsky
Robbie Conal, visual artist
Stephanie Coontz, historian, Evergreen State College
Kimberly Crenshaw, Professor of Law, Columbia, UCLA
Kia Corthron, playwright
Kevin Danaher, Global Exchange
Ossie Davis
Mos Def
Carol Downer, board of directors, Chico (CA) Feminist Women's Health Center
Eve Ensler
Leo Estrada, UCLA professor, Urban Planning
John Gillis, writer, professor of history, Rutgers
Jeremy Matthew Glick, editor of Another World Is Possible
Suheir Hammad, writer
Rakaa Iriscience, hip hop artist
David Harvey, distinguished professor of anthropology, CUNY Graduate Center
Erik Jensen, actor/playwright
Casey Kasem
Robin D.G. Kelly
Martin Luther King III, president, Southern Christian Leadership Conference
Barbara Kingsolver
C. Clark Kissinger, Refuse & Resist!
Jodie Kliman, psychologist
Yuri Kochiyama, activist
Annisette & Thomas Koppel, singers/composers. Savage Rose
Dave Korten, author
Tony Kushner
James Lafferty, executive director, National Lawyers Guild/L.A.
Rabbi Michael Lerner, editor, TIKKUN Magazine
Barbara Lubin, Middle East Childrens Alliance
Staughton Lynd
Anuradha Mittal, co-director, Institute for Food and Development Policy/Food First
Malaquias Montoya, visual artist
Robert Nichols, writer
Rev. E. Randall Osburn, exec. v.p., Southern Christian Leadership Conference
Grace Paley
Jeremy Pikser, screenwriter
Juan Gómez Quiñones, historian, UCLA
Michael Ratner, president, Center for Constitutional Rights
Adrienne Rich, poet
Boots Riley, hip hop artist, The Coup
David Riker, filmmaker
Edward Said
Starhawk
Michael Steven Smith, National Lawyers Guild
Bob Stein, publisher
Gloria Steinem
Alice Walker
Naomi Wallace, playwright
Rev. George Webber, president emeritus, NY Theological Seminary
Leonard Weinglass, attorney
John Edgar Wideman
Saul Williams, spoken word artist
Howard Zinn, historian
https://www.alainet.org/es/articulo/106032?language=en
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