Justicia y terrorismo

27/06/2002
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Cierre los ojos y deje correr las imágenes del 11 de septiembre que tantas veces vio por la TV. Imagine que usted está atrapado en una de las Torres que se van desplomando a una temperatura que doblega al acero. O que es un pasajero de uno de los aviones-bombas. No abra los ojos, pálpese la piel, reconózcase sobreviviente del horror vivido. Ahora reproduzca en su mente la foto de un terrorista y junto a éste la de un abogado que participa en la defensa política --no solo jurídica-- del asesino. Siga así, con la imaginación abierta y las pupilas cerradas, y piense cuál sería su reacción si el gobernador de su estado propone a este abogado para miembro del Tribunal Supremo estatal. Abra los ojos. Nada de esto es un juego de imaginación, sucedió y está ocurriendo. Un abogado cubanoamericano, Raoul Cantero, defendió políticamente a un terrorista cubano --Orlando Bosch-- a quien el Departamento de Justicia, basándose en informes de la CIA y el FBI, consideró culpable de actos terroristas dentro y fuera de los Estados Unidos. Ese mismo abogado, Raoul Cantero, de 41 años, es uno de cinco candidatos de entre los cuales el Gobernador Jeb Bush escogerá a uno para nominarlo como miembro del Tribunl Supremo de la Florida. Según un artículo de The New York Times del 16 de agosto de 1989, los informes de las agencias estadounidenses de inteligencia en manos del Departamento de Justicia demostraban que el aliado de Cantero, Orlando Bosch, estuvo involucrado desde 1961 hasta 1968 en 30 actos de sabotaje en los Estados Unidos, Puerto Rico, Panamá y Cuba, incluyendo el ataque dinamitero a por lo menos 3 barcos. Bosch, que fue encontrado culpable por un tribunal estadounidenses por algunas de esas acciones, se encontraba en libertad bajo palabra en 1972 cuando huyó de Estados Unidos hacia un país centroamericano, donde creó su nuevo cuartel general. Desde allí prosiguió sus actividades terroristas. Los mismos informes de la CIA y el FBI mostraban que Bosch fue al autor intelectual de la voladura de un avión comercial cubano con 73 pasajeros a bordo en viaje de Venezuela a Cuba. En una escala técnica en Barbados dos ciudadanos venezolanos colocaron dos bombas en el avión antes de abandonarlo. Al ser detenidos, ambos involucraron a Bosch y a Luis Posada Carriles --otro cubano de largo historial terrorista junto con Bosch e independientemente-- como los organizadores del crimen. Actualmente Posada Carriles y otros terroristas cubanos se encuentran detenidos en Panamá, acusados de organizar un atentado al Presidente cubano Fidel Castro durante la celebración de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en noviembre del 2000 en Ciudad de Panamá. Si la conspiración no hubiera sido descubierta, los terroristas hubieran hecho estallar una bomba en un acto donde habló Castro ante cientos de estudiantes universitarios. Haga nuevamente un acto de imaginación. Cierre los ojos, piénsese a bordo del avión que viaja de Caracas a La Habana, donde el equipo juvenil de esgrima regresa a su país, luego de haber ganado todas las medallas de la competencia. Vea cómo celebran esos adolescentes haber ganado su primera competencia internacional. Vuelven a casa. Piensan en el abrazo de sus padres, su orgullo al ver las medallas. Ríen, cantan, hacen bromas. Los adultos que viajan en el avión --usted imaginariamente con ellos-- y jóvenes guyaneses que van a estudiar a Cuba sonríen ante la alegría de los jóvenes deportistas. La risa, las canciones, las bromas son interrumpidas por una explosión, luego otra. Abra los ojos. Ya no está en la cabina del avión. No tendrá que escuchar los gritos, ver la carne y los sueños rotos, sentir que el aparato cae ardiendo al mar mientras las llamas devoran a los pasajeros. No hay sobrevivientes. Pocos cadáveres son rescatados. Como en el World Trade Center, decenas de madres ni siquiera tienen el consuelo de sepultar a sus hijos. Bosch regresó a Estados Unidos en febrero de 1988 e inmediatamente fue arrestado por violación de la libertad condicional. Debido a esto, y a que el Departamento de Justicia lo consideró un peligro para la seguridad, se le inició un expediente de deportación. Varios meses después, el 23 de enero de 1989, se emite un "Procedimiento de Inadmisibilidad", firmado por el Asistente en Funciones del Fiscal General, Joe D. Whitley, en el que se determina su deportación de Estados Unidos. Entre otras razones, para la decisión se aduce que "(Orlando Bosch) Ha formado y dirigido organizaciones entre cuyos propósitos figuran precisamente los hechos que se consideran motivo para la no admisión en virtud del 8 U.S.C. 1182 a) 28). Durante años ha apoyado personalmente ataques terroristas en el extranjero, así como bombardeos y sabotajes, y ha participado en ellos. No hay información seria que indique que Bosch haya renunciado al terrorismo al servicio de la causa a que ha consagrado la vida." Durante todo el proceso judicial el Sr. Raoul Cantero actuó como abogado de Bosch, pero una vez que se dictó el procedimiento de inadmisibilidad se convierte en asesor de la campaña lanzada por la extrema derecha cubanoamericana en contra de la decisión del Departamento de Justicia de deportar al terrorista. No se trata de cuestionar la defensa legal que el Sr. Cantero pueda hacer de Orlando Bosch o de cualquier otro en un tribunal. Bajo nuestras leyes todo acusado tiene derecho a ser defendido, pero se trata ahora de una relación política. Una vez terminado el proceso no actuó como un abogado que defiende a un cliente ante un tribunal, sino que participo activamente en una batalla de presión pública y política en la que hubo desde huelgas de hambre hasta soportes en los medios de comunicación. Participó en una campaña destinada a justificar los actos de Orlando Bosch sobre la base de un doble rasero para considerar como acto patriótico lo que es en realidad terrorismo, siempre y cuando se ataque al enemigo. Actos tan deleznables como los del 11 de septiembre pueden convertirse en una hazaña si se perpetran contra el objetivo apropiado. Justo lo que ha defendido Osama bin Laden. Junto con Raoul Cantero participaron en la campaña, en mayor o menor medida, Jorge Mas Canosa --presidente de la Fundación Nacional Cubano- Americana y ya fallecido-- , Ileana Ros-Lehtinen, que era entonces senadora estatal, pero que preparaba ya su promoción a congresista federal, el actual gobernador Jeb Bush, y el Partido Republicano de la Florida. La estrategia era clara: promover la alianza política con la extrema derecha cubano-estadounidense mediante la defensa de uno de sus "héroes", de un "luchador por la libertad". No importan sus actos terroristas, no importa la sangre inocente derramada. Bosch es un acérrimo enemigo de Castro y cualquier crimen contra la población cubana puede ser presentado como un combate por la democracia, incluso la voladura de un avión repleto de adolescentes, deportistas casi niños de 16 y 17 años. La campaña a favor de Orlando Bosch fue exitosa. El entonces presidente Bush I comprendió la importancia política de la alianza buscada por su partido (y por su hijo floridano) y en 1991 concedió el perdón presidencial, a pesar de la larga historia de actos terroristas de Bosch y a pesar de las objeciones por parte del FBI y el Departamento de Justicia. Orlando Bosch vive cómodamente en la actualidad en Miami, donde continúa fraguando actos de terrorismo contra Cuba. Si alguien puede pensar que los años han suavizado a Bosch, que los hechos del 11 de septiembre pueden haberlo hecho más prudente a él y a sus defensores, está equivocado. La aseveración del documento del Departamento de Justicia para deportar al terrorista que asegura que "No hay información seria que indique que Bosch haya renunciado al terrorismo al servicio de la causa a que ha consagrado la vida", sigue siendo cierta. Según The Miami New Times del 12 de diciembre del 2001, Orlando Bosch admitió al reportero Kirk Nielsen que en una fecha reciente había contrabandeado explosivos hacia Cuba. Los que lo apoyaron lo siguen considerando un defensor de la democracia. Este es el hombre a quien Raoul Cantero se asoció políticamente, a quien considera un patriota amante de la libertad. Ese es el sentido de justicia que Cantero pudiera llevar al Tribunal Supremo de la Florida si en definitiva es nombrado. La estrategia de Jeb Bush ahora también está clara: fortalecer la alianza creada con la extrema derecha cubana con vistas a las elecciones para gobernador en noviembre y, a más largo plazo, para la reelección de Bush II. El Gobernador no está solo en su predilección por Cantero. Los mismos que defendieron a Bosch también apoyan el nombramiento. No han perdido la costumbre de apoyar a terroristas. Ahora, mientras el Gobernador de la Florida Jeb Bush piensa en alianzas e influencias, sopesa los pros y los contras para decidir acerca del nominado como miembro del Tribunal Supremo de la Florida, cierre nuevamente los ojos. Reviva otra vez los terribles momentos del 11 de septiembre. Trate de imaginar la escena a bordo de los aviones convertidos en proyectiles y que se estrellan contra las Torres Gemelas o de las víctimas atrapadas en los edificios. Piense nuevamente en los adolescentes cubanos destrozados por las bombas a bordo del vuelo comercial que nunca llegó a casa. Abra los ojos. Vuelva a la realidad, pero siga imaginando. Vea a Raoul Cantero investido como Juez del Tribunal Supremo de la Florida, la más alta instancia jurídica del estado. E imagine el tipo de justicia que va a impartir. Precisamente para defender la justicia y ser coherentes en la lucha contra el terrorismo es que días atrás convocamos a la campaña de llamadas telefónicas. Somos los ciudadanos y las instituciones de la sociedad civil quienes debemos actuar; no se trata de un acto bajo banderas políticas --aunque tenga consecuencias de ese orden--, sino de una acción en base a la ética más elemental. También es una participación de la ciudadanía y de sus instituciones a fin de preservar al máximo la inmunidad del poder judicial ante cualquier contaminación que vaya pervirtiendo su independencia. Nuestro primer llamado, dirigido a los medios, ya ha sido escuchado. Ellos han abierto los ojos. El pasado día 20 de junio el South Florida Sun-Sentinel y The Miami Herald respondieron publicando artículos sobre el tema. La cadena de información más comunicación mas participación, base de toda democracia informativa en la que creemos, fue eficiente. Ya el tema es de dominio público, menos en la oficina del Gobernador Bush, donde dicen haber recibido solamente unas 10 llamadas, lo cual es ridículo. Pero si así fuera recuerdo a los lectores que para un político genuinamente demócrata una sola llamada sobre la posibilidad de llevar al Tribunal Supremo del estado a un señor con fuertes relaciones con un terrorista, bastaría para ponerlo a meditar. Quizás en la oficina del Gobernador el recto actuar es cuestión de números. Y a eso vamos. Convocamos a todos los que estén de acuerdo a que llamen por teléfono o envíen un fax a las direcciones del Gobernador. Y un último cierre de pupilas. ¿Pueden imaginar ustedes que el gobernador de Nueva York proponga a alguien como Raoul Cantero para el Tribunal Supremo de su estado? Claro que no, esto solo es posible en Miami. Y todos sabemos por qué. * Francisco Aruca es director de Radio Progreso Alternativa, de Babel's Guide y de los semanarios electrónicos Progreso Semanal y Progreso Weekly
https://www.alainet.org/es/articulo/106024

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