Maquiladora Global Militarizada

15/04/2002
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Con las palabras !Dios bendiga nuestra coalición!, George Bush II cerró su discurso ante más de 150 diplomáticos, el 11 de marzo del presente, tratando de mantener unida la cada vez más frágil coalición contra el terrorismo internacional. Hizo bien el presidente en implorar la bendición de Dios y suplicar el apoyo de las fuerzas extraterrestres, porque ningún poder terrenal con ética puede respaldar la utopía reaccionaria que él representa: sustituir la democracia mundial por el orden social de una Maquiladora Global Militarizada (MGM) comandada por la elite estadounidense. Este contenido político-económico del Tercer Orden Mundial (TOM) -que nació con el 11 de septiembre- es la clave analítica para entender la política de Bush II, como continuismo de los proyectos totalitarios históricos del gran capital atlántico, frente a sus crisis de acumulación y legitimidad. Tanto en sus objetivos como en su metodología, el nuevo intento del capital reaccionario coincide con sus antecesores de los años treinta. El ordine novo (nuevo orden) de Benito Mussolini, el Lebensraum (espacio vital) de Adolf Hitler y la utopía clerical-fascista de Francisco Franco fueron, de hecho, vehículos de combate del gran capital nacional, camuflados con discursos propagandísticos pseudo- populares y demagógicos. Detrás de la cortina de humo discursiva, esos nuevos ordenes sociales imponían brutalmente los intereses del capital corporativo y dinástico. El Tercer Orden Mundial promovido por Bush II tiene la misma agenda: debilitar o destruir los derechos y movimientos sindicales; desmantelar las protecciones ecológicas; fomentar la acumulación de capital mediante los exorbitantes presupuestos armamentistas del keynesianismo militar; imponer brutalmente los modernos obrajes o workhouses del capitalismo temprano (maquiladoras) en el tercer mundo y someter los mercados nacionales a los intereses de las corporaciones transnacionales de Washington. El fallo de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos sobre los trabajadores inmigrantes no-legales que convierte a éstos virtualmente en maquinas de explotación desechables; el intento de darle a la Maquiladora Global Militarizada una constitución y apariencia pseudolegal y pseudolegítima a través del fallido Acuerdo Multilateral de Inversiones (MIA); el constante abuso de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para imponer, junto con los europeos, los intereses del corporativismo transnacional en detrimento de las economías débiles; la cínica pretensión reeducar el mercado en disciplina monetaria (en beneficio del gran capital financiero), hambreando como rehenes a pueblos enteros como el argentino, y el bloqueo de la producción de medicinas genéricas contra el SIDA para proteger las ganancias de sus transnacionales -actitud que le costó su exclusión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, el año pasado- ilustran la naturaleza del proyecto. Hoy como ayer, un proyecto como el de Bush II sólo puede instalarse mediante métodos que se encuentran en abierta contradicción con los procedimientos y el espíritu del derecho, de la ética y de la democracia que pretenden destruir. La usurpación del Estado mediante elecciones amañadas, avaladas por la Suprema Corte en Washington; el constante abuso del Consejo Nacional de Seguridad y de los organismos internacionales; el abierto desprecio por la voluntad de los Estados, expresada múltiples veces en la Asamblea General contra el bloqueo a Cuba y contra la ocupación israelí de Palestina; la condena de los cinco patriotas cubanos en Miami en una farsa judicial, reminiscente del caso de Sacco y Vanzetti, son algunos ejemplos al respecto, en una lista interminable. Es el nuevo orden social de la Maquiladora Global Militarizada, caracterizado por una inseparable simbiosis entre el poder corruptor económico y el poder destructor militar, que explica: la cancelación de las negociaciones de paz en Colombia por Washington y su opción por el terrorismo de Estado, para asegurar el proyecto MGM, la biodiversidad, el agua y el petróleo del espacio andino y de la Amazonía; la ocupación bélica de Afganistán, para garantizarles el gasoducto transafgano y el control de las reservas energéticas de Asia Central a las corporaciones estadounidenses, particularmente la UNOCAL; el empleo masivo del terrorismo de Estado contra el pueblo palestino a fin de imponer el anacrónico proyecto colonial sionista d convertir esa zona en pleno siglo XXI en un gran ghetto (Bantustan) de trabajadores baratos, bajo un régimen de apartheid tipo Africa del Sur. La experiencia del fascismo histórico demuestra que los nuevos ordenes sociales del gran capital no se paran con palabras y políticas de appeasement (servilismo), sino con un enfrentamiento real. El gran ejemplo en este sentido lo están dando los más de mil tropas y oficiales reservistas del ejército israelí, que se han negado a servir en las operaciones terroristas del gobierno Sharon, en los territorios ocupados, junto con los pacifistas del país. En contraste, los poderes europeos, cunas del fascismo histórico, dan un espectáculo de cobardía moral e intelectual, pocas veces visto en la historia moderna. Mientras se convierten en autonombrados jueces frente a Cuba, orquestando hipócritas condenas por violaciones a los derechos humanos, como el gobierno español, se lavan las manos cual Poncio Pilatos ante la crucifixión de un pueblo indefenso por uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Ratifican resoluciones en el Consejo de Seguridad para después caer en la impotencia total ante las burlas de Sharon. ¿Por qué no imponen un bloqueo contra Israel, como hicieron contra Irak? ¿Por qué no inician un juicio por crímenes de guerra contra Tel Aviv? ¿Por qué los Blair, Jospin y Schroeder no tienen un ápice del valor de los reservistas israelíes?
https://www.alainet.org/es/articulo/105828
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