Porto Alegre II: De la Esperanza a la Alternativa
15/02/2002
- Opinión
Mujeres y hombres, jóvenes y adultos, campesinas y campesinos, pescadoras y
pescadores, habitantes de las ciudades y del campo, trabajadoras y
trabajadores, estudiantes, profesionales, marginales, migrantes, indígenas e
indígenas, gente de diferentes creencias, colores, culturas y orientaciones
sexuales se dieron cita en el Segundo Foro Social Mundial. Más de 51,300
personas de 131 países se reunieron en 800 seminarios y conferencias,
organizaron dos grandes marchas en contra del ALCA (Acuerdo de Libre Comercio
de las Américas) e intercambiaron experiencias de lucha entre África, Asia,
Europa, Australia y América. 15 mil jóvenes participaron en el campamento
intercontinental de la juventud y hicieron oír su voz: queremos un mundo
digno, con seguridad, empleo, y un entorno sano que nos ofrece una comida
sana, permanente y culturalmente adaptada, así como calidad de vida y paz.
4,909 organizaciones sociales, representantes de la sociedad civil de
diversos países del mundo
Alrededor de 3 mil periodistas de 48 países y de más de mil medios
informativos trataron de romper el cerco de desinformación establecido por
los medios transnacionales y cadenas globales de información. Ante un boicot
informativo veraz lograron a transmitir en casi 500 periódicos, doscientas
revistas y radios, 140 medios digitales y 116 canales de televisión, los
resultados del análisis profundo e integral que se estaba haciendo. De una
globalización excluyente, concentradora de riqueza, creadora de pobreza y de
destrucción ambiental se avanzó hacia alternativas globales de bienestar.
Se reforzó la alianza por la justicia social, el respeto a las derechos
humanos, las libertades, la calidad de vida, la equidad, la paz, el respeto a
las diferentes civilizaciones, creencias, etnias, grupos de edad y de
preferencias sexuales. Decidimos luchar por conocer y criticar a las
decisiones de nuestros gobiernos, sobretodo aquellos procesos promovidos o
impuestos por las instituciones internacionales. Exigimos que todos los
gobiernos del mundo entregan cuentas claras a sus ciudadanos y que todos y
cada uno de los acuerdos pueden ser vigilados y analizados en cuanto a
creadores de bienestar y calidad de vida. Promoveremos en cada uno de
nuestros países la democracia electoral y la participación de todos los
ciudadanos. Enfatizamos en la necesidad de fortalecer la lucha contra las
dictaduras y no encubrir a los militares que estén en el poder sin elecciones
democráticas, gracias a que colaboren en la alianza antiterrorista, favorable
a los intereses de los Estados Unidos.
Luchamos por la abolición de la deuda externa, que fue impuesta a costa de la
vida, de la cultura y de los recursos naturales de millones de personas en el
sur. La deuda está pagado múltiples veces y los países industriales,
anteriormente coloniales, deberían pagar medidas reparadoras por todo el daño
que han causado en los últimos 500 años, pero sobretodo en el último siglo.
Nos pronunciamos contra las actividades especulativas y exigimos impuestos
específicos como la Tasa Tobin sobre el capital especulativo, pero también la
abolición y el control sobre los paraísos fiscales, que evaden todos los
sistemas de control financieros en el mundo, alentando las actividades
criminales y corruptelas.
Ante el boicot de los medios masivos de comunicación prepararemos mediadas
alternativas que aprovechen los avances en telecomunicaciones y medios
baratos de intercomunicación a favor de las experiencias de lucha en todos
nuestros países y comunidades.
Las mujeres en el Foro representábamos el 43% de los participantes. Esperamos
llegar el año próximo al 50%, dado que los derechos de las mujeres contra la
violencia, la explotación y la pobreza requieren de intercambio de
experiencias y de apoyos. La Marcha Mundial de las Mujeres representó una
experiencia muy fructífera al respecto.
Los eventos del 11 de septiembre han cambiado dramáticamente la geopolítica
del mundo. La polarización entre "buenos" y "malos", conmigo o en contra
refrenda una nueva guerra, donde se exacerba intencionalmente la xenofobia y
el racismo, a la vez que se sataniza al Islam y todo movimiento que cuestiona
al modelo hegemónico norteamericano y la protección de sus empresas
transnacionales. La quiebra fraudulenta de Enron ejemplifica la bancarrota de
la economía de casino. Además de empresas fraudulentas y fantasmas han
promovido también en nuestro país la privatización de recursos naturales como
el agua, pero estaban presionando también a nuestro gobierno por la
privatización de la energía eléctrica. Como asesores del gobierno Bush han
promovido el abandono del Protocolo de Kioto y mayores usos todavía de los
hidrocarburos. La guerra en Afganistán muestra fuertes intereses de controlar
las fuentes más grandes y más baratas de abasto de hidrocarburos que se
localizan en el Medio Oriente.
En Génova, el G-8 mostró su fracaso en crear un gobierno mundial que defienda
los intereses de una elite. La resistencia y las movilizaciones masivas
serían en el futuro una de las estrategias de lucha, para obligar a nuestros
gobiernos a proteger los intereses de todos sus ciudadanos y no de un grupo
selecto y cada vez más rico. Las crisis económicas reiterativas son resultado
de la política neoliberal y no pueden ser controlados por mayores sacrificios
a los que menos tengan, sino con una política agrícola que promueva la
soberanía alimentaria y una reforma agraria democrática y redistributiva. No
es con privatizaciones, recortes al gasto social y reducción de los derechos
laborales como se supera una crisis, sino con el apoyo a la pequeña y mediana
industria, el desarrollo de modelos productivos propios con tecnología creada
en el país y con un pueblo educado y bien alimentado.
El movimiento por la paz, la equidad y la justicia enfrenta ahora un mundo
crecientemente militarizado, violento y lejos de la razón impone sus
intereses mediante la fuerza y las armas. La militarización de los
conflictos, la creación de ejércitos continentales a favor de la defensa de
intereses transnacionales y bloqueos económicos contra pueblos no resuelven
los problemas, sino generan mayor injusticia y terror.
Hemos llegados a la conclusión que necesitamos unirnos en grandes bloques de
aliados, donde sindicalistas, trabajadores formales e informales, campesinos,
luchadores por los derechos humanos, la equidad de las mujeres, ecologistas y
por la paz se unan en un frente común para exigir a los gobiernos electos por
nosotros a respetar los intereses de las mayorías. Asimismo necesitamos
vigilar a las organizaciones multilaterales para que defiendan los intereses
de todos y no de grupos privilegiados. La cumbre de Doha confirmó la
ilegitimidad de la Organización Mundial de Comercio. Su intención de
convertir a los recursos naturales, el conocimiento ancestral, los servicios,
el trabajo y hasta nuestros genes en mercancías, se tropieza con la creciente
pobreza y la incapacidad de miles de millones de pobres para pagar sus
semillas y las técnicas agrícolas. Decimos no a los patentes sobre la vida y
nuestros valores culturales, sociales económicos y ambientales. La
modernización, lejos de mejorar la producción de los alimentos ha creado una
creciente dependencia alimentaria, hambre, erosión, contaminación y pérdida
de la biodiversidad.
También hemos aprendido por todas las experiencias analizadas que los
intereses del gran capital y del sector militar están dispuestos a defender
con todos los medios a sus alcance, que incluye guerras, desestabilizaciones
de gobiernos democráticos, crisis económicos y guerras encubiertas. Sólo
unidos y con una agenda en común donde se denuncian mediante manifestaciones
masivas los intereses encubiertos y se protegen a pueblos y gobiernos
democráticos. La tarea es grande, pero las propias contradicciones del
capitalismo tardía nos apoyan y nos abren crecientes frentes de luchas y
brechas de inconsistencia. La creciente pobreza y la destrucción ambiental,
donde el calentamiento global está provocando crecientes desastres ecológicos
en todo el planeta son señales de alarma. Requerimos estar alertos ante el
agravamiento, pero también trabajaron constructivamente en alternativas que
se gestan en el ámbito local y transciendan paulatinamente hacia lo global.
Aprovechemos la comunicación globalizada para intercambiar experiencias y
luchas, pero también para construir un mundo deseable y alternativo con
futuro para todos estos jóvenes quienes además de bailar y divertirse,
participaron en los seminarios y en las marchas. En Porto Alegre II nos
habíamos comprometidos a colaborar unidos par un mundo mejor, donde todos
cabremos y donde hay bienestar para todas y todos.
https://www.alainet.org/es/articulo/105615?language=en
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