Brasil fuera del ALCA
04/04/2001
- Opinión
Si el gobierno brasileño aprendió algo de los recientes embates comerciales
internacionales, no debería mandar a su ministro de Industria y Comercio a la
reunión de Buenos Aires, del 5 al 7 de abril, ni participar en la reunión en
Québec (Canadá), del 18 al 20 del mismo mes.
Quedó claro, para quien aún no había entendido, que el comercio internacional
es un espacio de lucha de poder y que la OMC (Organización Mundial de
Comercio) es un juez parcial. Se ve cada vez con más claridad que el ALCA
(Area de Libre Comercio de las Américas) es el proyecto norteamericano de
consolidación de su hegemonía sobre el continente y que el Brasil es el
principal blanco, en razón de sus riquezas; porque está, en relación a países
como Argentina y Chile, menos desnacionalizado; y porque es el que posee
capacidad para articular un área propia de integración -que es la que los
Estados Unidos quieren consolidar como suya.
La estructura económica y de poder mundial se articula en torno a tres
megamercados, con Estados Unidos, Japón y el dúo Alemania-Francia organizando
sus respectivas áreas para competir mejor a escala internacional. Con la
recesión de la economía mundial, esa disputa se hará aún más aguda. Incluso
sin ella, está claro que la política norteamericana de desplazamiento de sus
corporaciones hacia regiones con mano de obra barata -como el norte de México
y los bolsones de China e India- está a la base de su capacidad competitiva.
El continente entero está amenazado de convertirse en una zona franca para las
corporaciones norteamericanas. O ni eso: las mercaderías producidas más
cerca, en México, podrían desechar a Brasil y el resto del continente.
La integración al ALCA sería la consolidación, por un tiempo indefinido, de
nuestra inserción subordinada al mercado mundial, sin la posibilidad siquiera
de diversificarla, mediante alianzas como las que ahora la UE (Unión Europea)
propone -a destiempo, porque podría haber formulado esa propuesta en la inútil
reunión de junio del año pasado, en Río, que tuvo con América Latina.
Ante una economía que representa tres cuartos del continente, sería suicidio,
sería condenarse a ser una economía primaria, exportadora y permanentemente
deficitaria en términos comerciales y de balance de pagos aceptar un proceso
de integración como el del ALCA. Sin una integración previa de América Latina
-por una ampliación del Mercosur o por otro mecanismo similar-, ninguna
negociación equilibrada es posible con Estados Unidos.
El Foro Social Mundial, de Porto Alegre, aprobó entre tantas otras
iniciativas, la de convocar a plebiscitos nacionales en los distintos países
latinoamericanos para que la ciudadanía se pronuncie sobre los acuerdos del
ALCA, con por lo menos 120 días de anticipación, como, por lo demás, fue el
caso en la UE respecto de la unificación monetaria.
Un tema tan crucial como el de la integración soberana o subordinada -respecto
del cual el gobierno no pidió mandato alguno en la campaña electoral de 1998-
tiene que ser sometido al veredicto popular, si es que pretendemos respetar
mínimamente las reglas democráticas. En Buenos Aires se presentará
públicamente este proyecto.
Están invitados a juntarse todos los que mantienen la idea de un Brasil
democrático y soberano, que pueda ser un nuevo punto de partida para la
construcción de una sociedad justa. Si va a Buenos Aires, el ministro de
Industria y Comercio de Brasil, está desde ya, invitado a participar de esta
iniciativa, que representaría un gesto de soberanía e independencia y que
haría que Brasil se comprometiese con el proyecto de construcción previa de
integración latinoamericana.
El Congreso, por su parte, tiene la oportunidad de pronunciarse sobre el
proyecto de ley presentado. En caso de que no asuma la responsabilidad de
vigilar por la soberanía nacional, se debe organizar un plebiscito como aquel
que se hizo sobre la deuda externa, en el que votaron más de 6 millones de
personas, con la ciudadanía organizada responsabilizándose por expresar los
interese del Brasil.
De cualquier forma, pasa a ser un objetivo central de los que luchan por un
país soberano y justo que Brasil esté fuera del ALCA ca y el ALCA fuera del
Brasil.
En eso jugamos nuestra integración - subordinada o soberana.
https://www.alainet.org/es/articulo/105510?language=en
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