Debate en la LSE:

El orden internacional después del 11 de septiembre

15/10/2001
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¿Cómo ha cambiado y cuánto podrá cambiar el globo después de la destrucción de las torres gemelas? ¿Qué hacer frente al renacer fundamentalista? ¿Qué perspectivas tiene la coalición anti-terrorista? Esas preguntas fueron abordadas por un panel de seis distinguidos profesores ante más de un millar de personas en el teatro de la London School of Economics & Political Sciences. La doctora Katerina Dalacoura, experta de la LSE en el Islam, sostuvo que los atentados terroristas no son parte de los principios mahometanos pero que éstos pueden sujetarse a diversas interpretaciones: desde violentistas hasta promotores del pacifismo multi-cultural. No existe una guerra de religiones sino de ideas. Michael Cox, director de la prestigiosa revista de Estudios Internacionales y profesor del destacado departamento de política internacional de Aberyswyth, sostuvo que los sucesos del 11 de septiembre habían ocasionado un giro reaccionario mundial. Quienes perpetraron dicho ataque querían protestar por la extrema hegemonía de los EEUU en el mundo pero con su acción no han hecho mas que reforzar ésta. Han logrado provocar la construcción de una coalición internacional anti-terrorista y de una vasta unidad nacional dentro de los EEUU, que el 10 de septiembre eran impensables. Antes de dicha fecha Busch estaba debutando mal en la presidencia pero después cobra fuerza. Para Cox es malo que Bin Laden se esté volviendo tan popular dentro del Islam. Cree que es un grave error compararlo con el Ché Guevara pues este último tenía objetivos progresivos mientras el millonario saudita quiere una sociedad totalitaria hostil a las mujeres. El tipifica a Bin Laden como un clerical-fascista y citó a León Trotski sosteniendo que el terrorismo es perjudicial en la lucha por una sociedad más justa. La reacción contra el macro atentado terrorista está conduciendo a un escenario pesimista caracterizado por un reactivamiento del patriotismo norteamericano, ataques a las libertades civiles, la adopción de nuevas leyes peligrosas y dar licencia a la CIA para que asesine personas en todo el mundo. Lo más grave es que ha desviado el debate que se daba en torno a los efectos nocivos de la globalización en la ecología y la acentuación de la pobreza y las desigualdades. Otra cosa mala es que polariza erróneamente al mundo en dos campos (con EEUU o con el terrorismo). En este panorama que él ve con pesimismo para los progresistas, Cox rescata el hecho que se haya logrado presionar al IRA para que empiece a desarmarse y que probablemente lleve a un reconocimiento de un Estado palestino. La profesora Margot Light, especialista en Europa Oriental, sostuvo que ella condenaba los actos terroristas y al regimen talibán hostil a su género, pero que ella estaba en contra de la intervención militar en Afganistán por tres razones pragmáticas. Una, por que el empleo de uso masivo de la violencia no hace más que generar más terrorismo. El uso de la fuerza en el caso de Israel no ha logrado disminuir al Hamas, sino incrementarlo. En el caso chechén, en el que ella es experta, Rusia ha ido creando en cada oleada de ataques más y más hostilidad, y donde los sectores más pacifistas de la población chechena acaban apuntalando a los rebeldes. Dos, cree que la coalición anti-terrorista no está libre de haber apoyado otras causas terroristas y no logrará sobrevivir. La Alianza Norteña es tan terrorista como los talibanes. Los afganos van a resistir la intervención como ya lo han hecho en otras oportunidades. Tres, según Clausevitz toda guerra debe pelearse por objetivos políticos. Mas, en este caso no hay manera de conseguir las metas pues una guerra contra el terrorismo no tiene fin. Muchos han hablado de bombardear a Afganistán hasta reducirlos a la edad de piedra, el problema es que este país ya vive en dicha situación antes de la incursión estadounidense. James Rubin, profesor visitante de la LSE y asesor del gobierno de los EEUU, defendió la política de Washington. El ataque sufrido por los EEUU es el primero que se ha dado en su territorio continental desde 1812. El blanco fue la ciudad de Nueva York, la puerta por la que han entrado muchos inmigrantes a ese país y que por ello tiene especial simbología. No se trata de cualquier agresión sino de una hecha expresamente contra nuestra patria y por ende se debe responder duramente. Está en juego la defensa de los EEUU. Los norteamericanos vienen aprendiendo cuán vulnerable es su país y cuánta gente le odia. EEUU ya no puede mantenerse en una actitud menos intervencionista y ahora debe ayudar a la ONU en el proceso de construcción de naciones. La respuesta ha sido la de construir la más grande coalición que haya sido encabezaba por Norte América. Los EEUU ya no es visto como un llanero solitario sino que es parte de una coalición, la misma que decidirá qué es lo positivo para derrotar al terrorismo. El 11 de septiembre ha dado paso a un nivel de unidad nacional que no se podía predecir días antes. No ha habido mayor debate en los EEUU debido al impacto. Todos los civiles de todos los credos se han unido. William Wallace, profesor de Relaciones Internacionales de la LSE, abordó el tema de la actitud europea ante el conflicto. Para él los ex imperios ultramarines coloniales del viejo mundo tienen una perspectiva distinta a la de los EEUU. La experiencia les ha mostrado el camino de la diplomacia y del mantenimiento de la paz antes que el frontal intervencionismo. Europa tiene una gran población mahometana y colinda con el Africa del norte y el medio oriente, cuestiones que deben moderar su actitud. Wallace considera que Arabia Saudita posiblemente tenga que colapsar pues su sociedad se basa en un sistema autoritario religioso que ha producido fenómenos como el del saudí Bin Laden. La mayor destrucción de Afganistán ha sido perpetrada no por la intervención soviética sino por las propias fracciones mujahedines (muchas de las cuales ahora están en la Alianza Norteña). Como cristiano él se horroriza de todas las atrocidades cometidas por los cruzados y otros movimientos fundamentalistas católicos. Todos los fundamentalismos religiosos son dañinos pues la alternativa es una sociedad liberal. Chris Brown, profesor de la LSE de Relaciones Internacionales, no cree que lo acontecido desde el 11 de septiembre implica un enfrentamiento entre occidente y el resto del mundo, ni que tampoco se haya cambiado el nuevo orden global. Tampoco considera que se trata de una guerra contra el terrorismo, sino que es fundamentalmente una cacería de piratas. Brown trazó una analogía con la actitud de las potencias que perseguían a los piratas y atacaban a quienes le daban cobijo. El fundamentalismo islámico no es una amenaza contra los EEUU sino contra sus ciudadanos. El nuevo terrorismo se distingue del de la red de guerrillas marxistas de hace tres décadas. Entonces terroristas alemanes o japoneses se entrenaban junto a palestinos en campos de Jordania. Esos grupos armados buscaban ganar a la población y trataban de respetar a los inocentes, pero en este caso los islamitas no respetan a los civiles y su convocatoria es excluyente. La Antigua guerrilla buscaba eliminar al capitalismo y no a los civiles, mientras que los fundamentalistas mahometanos no respetan a quienes no son creyentes de su fe. Antiguos guerrilleros como Arafat o Adams pudieron evolucionar hacia hacedores de la paz. Este nuevo terrorismo no va en esa dirección y es más peligroso y difícil de manejar. Dentro del público hubieron intervenciones sobre quién fue quien creó a Bin Laden y si es que EEUU no estaría produciendo nuevos Bin Laden con su apoyo a otras fracciones afganas. Otro cuestionamiento era cómo EEUU pretendía imponer la paz en otro país sino podía garantizar la paz y la seguridad en su propia casa. Un postgraduado afgano sostuvo que el macro-atentado terrorista no se dio contra la estatua de la libertad sino contra símbolos del poder militar y económico estadounidense y en protesta contra la política exterior de Washington. Un millón y medio de sus compatriotas murieron para socavar la Unión Soviética y ayudar a que el capitalismo gane la guerra fría, pero que los EEUU ha abandonado a su país. El debate reflejó un amplio abanico de interpretaciones y propuestas que hacen de la LSE un centro del debate global. * Isaac Bigio: Investigador y profesor de la London School of Economics & Political Sciences.
https://www.alainet.org/es/articulo/105472
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