Las ventajas de pertenecer a la OTAN y a la Unión Europea.
28/11/2001
- Opinión
El atentado contra el corazón financiero, económico, militar y político del imperio yanqui puede suponer un punto de inflexión que defina, de facto, una radicalización de este (des)orden internacional basado en una hegemonía cada vez mayor de los EEUU. Mal comienza esta nueva administración republicana que se estrenó con nuevos e intensos bombardeos contra Irak, el recrudecimiento del bloqueo contra Cuba, el boicot del Protocolo de Kyoto, la ruptura del tratado ABM de misiles antibalísticos para proponer un escudo antimisiles innecesario, irracional y dilapidatorio de recursos, apoyando a los israelíes en su particular genocidio del pueblo palestino... Toda una joya que mientras “abandera la lucha por la democracia” se permite el lujo de asesinar a millones de niñ@s en Irak, y de sostener numerosos regímenes totalitarios por todo el mundo. De aquellos polvos vienen estos lodos.
También, porqué no decirlo, lo sucedido abre nuevas posibilidades para reactivar una economía en recesión y desde luego, conformar un nuevo paradigma de seguridad y defensa de ámbito mundial. Efectivamente ésta es una hipótesis macabra –aunque no por ello novedosa–, pero puestos a desvelar incógnitas, nos asaltan muchas incertidumbres. Tanto Bush como Cheney (Vicepresidente del Gobierno) son dueños de un inmenso lobby petrolífero que sacará ingentes beneficios de la subida del barril de petróleo; el complejo militar-industrial se frota las manos con la declaración de guerra (misiles, radares, barcos, fragatas, bombas, aviones, fusiles..); la habilitación de la parte del Pentágono destruida (que gasta 280.000 millones de dólares más 320.000 millones más que recibirá para el desarrollo del escudo antimisiles) y el aumento del estado policial y de control social supondrá un enorme esfuerzo presupuestario; los bancos y empresas de construcción que se lleven los contratos de reconstrucción de Manhattan empiezan a vislumbrar cuál será el precio de sus acciones; en Europa el euro comenzará con buen pie su andadura al aumentar su cotización respecto al dólar. Por no hablar de nuevas leyes antiterroristas, espacios policiales de seguridad y defensa comunes, superestructuras policiales y militares... Como siempre, unos ponen la sangre y otros engordan sus cuentas; y aunque es necesario decir que este atentado es absolutamente injustificable, molesta sentir que los que han muerto en Nueva York tengan nombres, apellidos y cobertura informativa, y que l@s niñ@s que cada día mueren en Palestina sean escoria.
Asistimos, de momento como espectadores, al estado de alerta y excepción de los llamados países “bribones”, “granujas” o “irresponsables” (Rogue States), que según Bush y el coro único de las “democracias” de todo el mundo, son los únicos responsables de la masacre ocurrida el martes 11 de septiembre en Nueva York, y también culpables, como no, de que el mundo no resplandezca a imagen y semejanza de un capitalismo único, grande y libre.
Pero en este circo, las funciones van y vienen, y quienes hoy se estremecen por el espectáculo mediático, o por el sufrimiento de las víctimas, mañana pueden ser los protagonistas de la historia.
Hoy más que nunca, la pertenencia a las diferentes estructuras de carácter antidemocrático a las que el estado español pertenece (Unión Europea, UEO,... y muy especialmente la OTAN) nos sitúa en el centro del huracán. Podemos coparticipar en un macabro deseo de venganza y extrema violencia si, como parece ser –en firme el apoyo sin condiciones del Partido Popular y del PSOE–, se reconoce la necesidad de entrar en una ofensiva de carácter internacional como obliga el artículo 5 de la Alianza Atlántica: “Las partes convienen en que un ataque contra una o varias de ellas, ocurrido en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas, y en consecuencia, convienen en que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en el ejercicio del derecho de legítima defensa, individual o colectiva,..., asistirá a la Parte o Partes atacadas tomando individualmente, y de acuerdo con las otras, las medidas que juzgue necesarias, comprendido el empleo de las fuerzas armadas, para restablecer la seguridad... Estas medidas acabarán cuando el Consejo de Seguridad haya tomado las necesarias para restablecer y mantener la paz y la seguridad internacionales”.
La vergonzosa sumisión de las democracias de mercado poniéndose a entera disposición del deseo de venganza del gobierno de EEUU ha sentado las bases para que hoy se haya destinado una partida extraordinaria de 40.000 millones de dólares y una próxima declaración de guerra a sospechosos, simpatizantes y “enemigos de la civilización”, en general. Y aunque sabemos que EEUU nunca ha necesitado de artículos ni leyes para hacer y deshacer lo que se le venga en gana, el apoyo incondicional de la mayoría de países del mundo le otorga “carta
blanca”. Vietnam, Camboya, Laos, Indonesia, Timor Oriental, América Central, América Latina, Irak, Palestina, Yugoslavia son algunos de los ejemplos de la hipocresía del modelo civilizado que Bush defiende cuando afirma “su compromiso con la paz y la justicia”. También, el modelo del resto de países cómplices.
Todos los medios de adoctrinamiento de masas están lanzando la consigna de los aparatos de Estado en pos de una intervención militar conjunta contra el “terrorismo internacional”. Parece imprescindiblemente que quienes no creemos que los problemas se solucionan suspendiendo cautelarmente los derechos humanos y armando guerras, tengamos, cuanto menos, un posicionamiento claro contra la violencia.
Mientras se decide cuáles van a ser los objetivos de la ira, el definido como “enemigo común” responde a unas características (raciales, nacionales, religiosas, geográficas...) similares: la generalización es la manifestación de ese deseo tantas veces reprimido de acabar con aquello que molesta, que no interesa o que interesa en demasía. Es la demostración empírica de un racismo profundamente arraigado. Es el momento de materializar la violencia a gran escala y de expresarla en su máxima potencia. ABC News afirmó: “la respuesta deberá ser masiva si se quiere que tenga efectividad”.
Es en la homogeneidad forzosa donde se busca la legitimidad (que no la legalidad) de obrar sin límites, una especie de tabula rasa, sostenida por una opinión más o menos uniforme, que, si en el mejor de los casos no ve con buenos ojos este tipo de acciones injustas, irracionales y genocidas, al menos, es fácil que mire hacia otro lado.
Está por ver si la demostración de fuerza se detiene en la apología o si, por el contrario, abre la veda y desata su expresión más irracional. La venganza es mala consejera. El terror engendra terror.
La misma obsesión militarista que se afana en justificar la existencia de enemigos y por ende, la necesidad de despilfarrar ingentes recursos en sostener esta absurda e irracional carrera de armamentos socialmente injustificables, está demostrando al mundo lo que es capaz de hacer. Esto, unido al déficit de políticas verdaderamente democráticas, al nulo desarrollo de prevención de conflictos y de políticas solidarias y justas, a la sistemática vulneración de los derechos humanos, a la esquilmación y genocidio de pueblos, naturaleza y formas de vida, al fanatismo, odio y violencia que durante años han simbolizado como nadie los gobiernos norteamericanos han hecho posible que esto ocurriera.
Lo ocurrido es la consecuencia de lo que preconiza este modelo de sociedad impuesto desde arriba como fórmula de convivencia, y por eso, la respuesta en este caso violenta de quienes no se dejan someter, ha devuelto violencia a la violencia.
Hoy más que nunca, caemos en la cuenta de lo peligroso que es pertenecer al club de estos poetas muertos que no entienden de otra cosa que de destrucción: el club del G-8, de la UEO, de la OMC, el BM, el FMI, de la OTAN....
Sin embargo debemos analizar en profundidad que va a significar este atentado en el futuro de las movilizaciones de las organizaciones político-sociales que tanto parece preocupar a los violentos. Es más que viable que se busquen conexiones entre los movimientos contestatarios y el vago y abstracto concepto de “terrorismo”, que cada gobierno interpretará a su antojo para erradicar aquello que les moleste. Las nuevas medidas que ya están siendo operativas por la crisis desatada. La reunión de la INTERPOL en Madrid hoy mismo para anunciar la creación de la “Fuerza de Choque 11 de septiembre” está posibilitando el intercambio de información sin que haya ningún control (Red de enlaces policiales y judiciales). La criminalización de numerosas organizaciones es ya un hecho manifiestamente público y aunque compartimos la opinión de que debemos extender la conflictividad social y entender la represión no cómo parálisis, sino como un elemento más en nuestro avance hacia la democracia directa, consideramos que el escenario conlleva algunos cambios. No imaginamos a l@s comañer@s del Centro de Acción Internacional de Nueva York celebrando la marcha a la Casa Blanca prevista para el 29 y 30 de septiembre, pero tampoco alcanzamos a imaginar qué puede pasar en Nápoles cuando se reúna la OTAN dos días antes para tomar de forma oficial la decisión de construir el sistema antimisiles. Si en Génova mataron a un compañero y no se cortaron en masacrar a cientos de personas, ¿qué puede pasar a partir de ahora?.
Es necesario que hablemos de defensa, de gastos militares, policiales, de ejércitos, de violencia, de economía, de derechos humanos, de ecología, de alternativas.... Es necesario que este nuevo escenario belicista tenga una respuesta desde el movimiento antimilitarista, compartiendo las propuestas y análisis con las luchas de los movimientos antiglobalización en los que algunos grupos antimilitaristas estamos insertos. Los efectos colaterales de este nuevo
escenario pueden suponer una nueva escalada militarista.
Hoy más que nunca tenemos el reto de desarrollar un pensamiento crítico, pues el principal enemigo a batir es la ignorancia y la complicidad de los millones de personas que tenemos el deber de parar esta barbarie.
Hoy, más que nunca, EJÉRCITOS, OTAN, UEO, OMC, FMI, BM..... NO.
Globalicemos la resistencia y las alternativas.
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