La sociedad estadounidense se encuentra actualmente bombardeada por una campaña antiterrorista. Esta empezó el pasado 11 de septiembre cuando unos supuestos piratas aéreos estrellaron los aviones que habían secuestrado contra las torres del Centro Mundial de Comercio (World Trade Center o WTC) y contra el edificio del Pentágono. La dosis de casi una semana de programación televisiva con imágenes sobreimpuestas de entrevistas o reportes de noticias con las ruinas del edificio impactado y algunas víctimas de fondo, ya han surtido efecto. La prensa oficialista informa que en algunas tiendas se han agotado las banderas nacionales, se han realizado marchas en honor de "los caídos", aprobado leyes que limitan dramáticamente las libertades civiles, y tomado 40 mil millones de dólares de los ahorros de los obreros para costear la primera fase de "la venganza" contra ''los que perpetraron los atentados.'' Pero no todos han sido afectados por el sunami de propaganda. Tom De Venice, escritor de discursos de políticos y crítico de la administración de Bush, es uno de ellos. "El actual ocupante de la Casa Blanca enfrenta una debacle financiera, un escándalo por la fuga de Carlos Lehder, el fundador del cartel de Medellín, de una prisión de Florida, y un soborno a la Suprema Corte de Justicia con dinero del mencionado cartel, dinero que fue canalizado a través de Jebb Bush (hermano de George Walker) y Hugh Rotham (hermano de Hillary Clinton). De Venice agrega que es claro que el reciente crimen contra la gente de Nueva York y Washington, DC, ( el atentado contra el WTC y el pentágono ) fue orquestado por las fuerzas de Clinton y Bush en un intento por distraer la atención pública sobre el inminente juicio a Hugh Rotham, la posible extradición de Carlos Lehder de Alemania y para ganar un poco de tiempo para reorganizar la moribunda economía mundial. Otro cañonazo contra la tan publicitada explicación de cómo los "los terroristas" ejecutaron un "extraordinario" plan para golpear a Washington, parte de Michael Ruppert, exmiembro de la División antinarcóticos de la policía de Los Angeles. "Las continuas revelaciones sobre la complejidad del atentado sugieren recursos logísticos, de inteligencia y económicos que van mas allá de las habilidades conocidas de Bin Laden," señala Ruppert. Luego añade que "Stratfor" la prestigiosa revista militar y de inteligencia ha hecho la pregunta que se hacen muchos que observaron el colapso vertical de las torres del World Trade Center. ?Es posible que las explosiones secundarias en el WTC hayan sido causadas por cargas explosivas puestas en los edificios antes de los ataques? Pero De Venice no quita el dedo del renglón y subraya que exmiembros del ejército iraquí y de la inteligencia alemana asistieron a los piratas en la introducción de armas en los aviones secuestrados. Por su parte Sherman H. Skolnick, fundador del "Comité para Sanear las Cortes" y anfitrión del programa televisivo "Broadsides" de Chicago, afirma que la inteligencia de Francia y la de Israel corroboraron reportes recibidos de otras fuentes, los cuales indican que colaboradores de exmiembros de la inteligencia de Irak habían permanecido varias semanas dentro del World Trade Center, sin que la seguridad del edificio mostrara sorpresa alguna. Skolnick y De Venice coinciden en que al terminar la Guerra del Golfo en 1991, George Herbert Walker Bush se trajo a los Estados Unidos más de 4,000 soldados irquíes, muchos de ellos del servicio de inteligencia de Saddam Hussein. Unos 500 viven en Nebraska y otros dos mil y sus familias residen en Oklahoma. Desde entonces, dicen, esos exmilitares han sido usados primero por Bush (padre) luego por Bill Clinton y ahora por George Walker Bush "Mucha gente cree que Bill Clinton y George Bush (padre) no se llevan bien pero lo que no saben es que cuando los Clinton (Bill y Hillary) viajan al estado de Maine, a veces se quedan en la casa de Bush, y que éste, Clinton y Oliver North, trabajaron juntos en el negocio del narcotráfico de la CIA en los estados del sur, especialmente en Mina, Arkansas", agrega Skolnick. Ruppert apunta que el violento incidente del World Trade Center ocurrió solo días antes de que las economías mundial y nacional se sacudieran con la explosión de la monstruosa burbuja de derivativos de más de treinta trillones de dólares (en la bolsa de valores) orquestada por JP Morgan y Chase. Y el escándalo que el nueve de octubre provocaría la noticia proveniente de una Corte de Distrito de Boston, donde el Gold Anti-trust Committee está haciendo una demanda por manipulación del precio del oro, en la que están involucrados el Departamento del Tesoro y Goldman Sachs. El costo del atentado Las declaraciones de Skolnick y De Venice apuntan a un plan preconcebido para crear condiciones favorables a intereses particulares entre los que están: el sueño dorado del FBI de poder intervenir teléfonos y correos electrónicos en todo el país, con la autorización de sólo un juez (con ello se pudiera abortar el creciente movimiento antiglobalización entre la juventud) y ganarse la obediencia absoluta de los demócratas. Éstos, sin protestar, ya están apoyando restricciones a las libertades civiles, y sin importarles sus propios argumentos a favor del libre mercado, proponen la aprobación de miles de millones de dólares para salvar de la quiebra a las aerolíneas. Ya algunos vaticinan que harán lo mismo por las compañías de seguros. Otro daño "colateral" del kamikase contra el pentágono y el World Trade Center es la creación de una nueva oficina que se dedicará a "the protection of the homeland" (protección a la patria) que se dice, coordinará el trabajo de todas las agencias policiales, y según algunos pronostican, contribuirá a la militarización permanente del país. Pero la oposición al culto del dios de la guerra no se limita a los críticos antes mencionados. Si uno sale a pasear por la ciudad de Los Angeles puede apreciar que la gran mayoría de los ciudadanos no ha puesto banderas en su casa o en su auto, y el 29 del corriente decenas de miles de personas que planeaban una movilización nacional contra el ALCA, y por los derechos de los obreros e inmigrantes, marcharán por la paz, y realizaran una gran concentración en Washington. En el plano internacional la tragedia de Nueva York ya está preparando el terreno para neutralizar objeciones al papel de Estados Unidos como gendarme del mundo, quien ahora busca "un cheque en blanco" para combatir "el terrorismo"(resistencia organizada a la imposición de esquemas injustos en la distribución de la riqueza en la llamada globalización) y apagar focos guerrilleros producidos por la impaciencia de los hambrientos. Como planeando hacer uso de su poderío económico y militar y su habilidad para "persuadir" a los gobiernos del mundo, George Walker Bush dijo a las dos Cámaras del Congreso y a toda la ciudadanía que, "los que no estén con nosotros están de parte del terrorismo". Mientras se movilizan las reservas militares y se desplazan portaaviones, submarinos y tropas, ya se anticipa algún tipo de bombardeo y aprovisionamiento de armas a grupos de oposición en los países "indeseables". Michael Claire, autor de "Guerras de Recursos; la nueva topografía del conflicto global," subraya que el objetivo principal de la presencia militar de Washington en el Golfo Pérsico es proteger el flujo del petróleo. "Siempre ha sido ése, nunca se ha negado y es por ello que hemos forjado una alianza con la familia real saudí. Bin Laden es un rebelde contra la familia real saudí y es así como todo esto empezó. Bien pudiéramos decir que estaremos haciendo la guerra en el Golfo Pérsico para eliminar una potencial amenaza al dominio estadounidense del flujo del petróleo", agrega. De acuerdo a Claire, desde 1998 Estados Unidos ha estado almacenando tanques, municiones, combustible y desarrollando la capacidad para montar una operación militar similar a la Guerra del Golfo, la cual tomó varios meses, pero esta vez, reducirla a sólo semanas. La tan publicitada "venganza" contra el enemigo invisible que todos los medios oficialistas llaman Osama Bin Laden, sin duda ocurrirá en Afganistán que de acuerdo a Patty Grossman, asesora de Human Rights Watch, es un país que ha vivido los últimos 23 años en guerra y quien después de Somalia es la nación más hambrienta del planeta. Afganistan, opio, heroína y Wall Street Michael Ruppert asegura que hasta febrero de este año, Afganistán producía cerca del 70 por ciento de opio/heroína del mundo. Ese opio era transportado a través de los Balcanes, consumido principalmente en Europa y sus ventas eran fuentes directas de dinero a las instituciones financieras y mercados de occidente. Cuando el Talibán destruyó las 3,000 toneladas de opio en el país, eliminó de un solo tajo la principal fuente de ingresos de la junta de gobierno de Pakistán y convirtió a Bin Laden y al Talibán en desechables. También acabó con los miles de millones que son lavados a través de bancos occidentales y las instituciones financieras rusas conectadas a ellos. Ahora mientras que el gobierno del Talibán es reemplazado y nuevas plantas de amapola son sembradas, la producción de opio aumentará dramáticamente en Colombia para compensar por el dinero que dejará de entrar en las bolsas de valores. Antes del ataque contra el WTC fuentes fidedignas del senado estadounidense, el FMI y Le Monde, estimaban que la cantidad de narcodólares que fluyen hacia Wall Street y los bancos es de 250 a 300 mil millones de dólares al año, concluye el expolicía angelino. Para aquellos que creen en las coincidencias y cosas del destino, la movilización mundial de espías, comandos, saboteadores, mercenarios y otros profesionales de la guerra que de seguro ya están siendo llamados a "su trabajo," fue precedida con varias semanas de promoción de programas televisivos que se estrenarán en éste otoño. El suplemento "TV Times" publicado por Los Angeles Times el 16 de septiembre incluye entre otros: "Alias", sobre la doble vida de un estudiante que trabaja para la CIA, "Thieves", sobre dos ladrones profesionales que son forzados a robar para el gobierno estadounidense, "The Agency", un drama sobre la CIA, "24", sobre las vidas de dos agentes antiterroristas, y "UC: Undercover", sobre un grupo élite del Departamento de Justicia, que destruye a los malos. Otro lado de Afganistán Desde Londres el periodista Norman Bashir apunta a otro ángulo del supuesto problema de Afganistán como "nido de terroristas" del mundo y, que nadie puede negar, está envuelto en una guerra civil. Los recién descubiertos recursos petrolíferos del Mar Caspio, dice Bashir, han despertado el hambre de control del crudo entre varios países, y cada quien le apuesta al grupo que puede servir mejor a sus intereses. Rusia, Irán y los Estados Unidos apoyan a "La Alianza Norteña", una coalición de facciones afganas que controlan menos del diez por ciento del territorio nacional, y que éstos países reconocen como el gobierno legítimo. Una invasión pudiera dar a "los nuevos gobernantes" de Kabul y a sus "padrinos", acceso a una ruta corta a los miles de millones de barriles del líquido negro del área. Las otras dos opciones viables pudieran ser un oleoducto a través de Irán u otro por territorio turco. Si ocurriera la tan anunciada invasión, ésta sería la tercera vez que Washington envía tropas para "castigar" a un exempleado de la Agencia Central de Inteligencia. Primero fue Manuel Noriega en Panamá, luego Saddam Hussein en Irak y ahora Osama Bin Laden, reclutador oficial de la CIA cuando Estados Unidos contrataba mercenarios para "expulsar" a los soviéticos de Afganistán. "Una amenaza a nuestro petróleo será respondida con cualquier medio necesario, incluyendo el uso de la fuerza", declaró el presidente James "Jimmy" Carter en aquel entonces, antes de iniciar su campaña contra Moscú. Cualquiera diría que el gobierno estadounidense se dedica a crear enemigos para después tener con quien practicar el nefasto culto a la guerra. Y eso es precisamente lo que asegura Al Martin, exoficial de la Oficina de Inteligencia Naval y Subcomandante retirado de la Marina. Martin afirma que los cuatro arsenales de Red Stone, incluyendo el de Huntsville, Alabama, organizan subastas semanales de armamentos, muchos de ellos sofisticados y modernos (de primera trinchera), los cuales son marcados erróneamente como anticuados, vendidos a mercaderes de armas rusos y alemanes, y que después terminan en manos de Irán y otros países acusados de proteger terroristas. "Eso aunado a las continuas ventas de armas avanzadas a China y Rusia, demuestran que las administraciones de Bush y la de su predecesor Clinton, indican un marcado interés por reconstruir la potencia militar de esos países con el fin de crear un enemigo real, para poder justificar grandes presupuestos militares en Washington. "Así Bush puede pedir 100,000 millones de dólares para comprar sistemas de armamentos sofisticados, que de acuerdo con la General Accountig Office (GAO), treinta y ocho por ciento de ellos no funcionan o no operan de acuerdo a su especificación. Claro que los fabricantes de armamentos son generosos en sus donaciones al Comité Nacional Republicano, los think-tanks y fundaciones legales y educacionales del partido", dice. Sin dejar de lado a los demócratas, subraya que éstos hacen transas con sindicatos que ascienden a sólo unos cuantos millones de dólares, los republicanos en cambio, se llevan cientos de millones y hasta miles de millones. Al Martin pronostica un retorno a los días en que dominaba la doctrina Nixon- Kissinger-Bushoniana, donde el mundo estaba dividido en esferas de influencia y bajo mutual assured destruction (destrucción mutua asegurada), en la cual todo mundo hacía dinero. "Se necesita un bogeyman (un demonio) pues sin un bogeyman nadie hace dinero, dijo una vez George Bush. Se avecinan grandes presupuestos antidrogas, antiterroristas, y de defensa en los que después no se podrá explicar cómo se gastaron miles de millones de dólares. Como decíamos antes, el partido republicano inventó los negocios de off-shore banking (cuentas bancarias en el extranjero)", dice. Al Martin se puede contactar en: www.almartinraw.com
Sherman H. Skolnick en: www.skolnicksreport.com
Michael Ruppert en: www.copvcia.com
y "Stratfor" en: http://www.stratfor.com