La deuda e(x)terna en pauta

11/07/2001
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Frei Betto
Génova

Un movimiento llamado Jubileo Sur promueve aquí en Génova, entre el
15 y el 21 de julio, la Semana Mundial de Protesta contra la Deuda
Externa. El lema es "Anular la Deuda ya!" Fue lo que el Papa Juan
Pablo II pidió en su sermón del domingo, un recado al G-8 en favor de
los países más endeudados.

Inspirado en el Jubileo 2000 la Iglesia Católica, cuando pidió a los
países acreedores el perdón de la deuda de las naciones más pobres
del mundo, Jubileo Sur nació en diciembre del año pasado, en Dakar,
Senegal, donde el tema fue debatido en la conferencia internacional
denominada Consulta Sur-Norte, y recibió refuerzos en el Foro Social
Mundial, realizado, el enero, en Porto Alegre, Brasil.

En el espacio de debates bautizado de Foro Social Génova, Jubileo Sur
propone a los diversos movimientos y ONG's aquí presentes una
discusión sobre la legitimidad de la deuda del Tercer Mundo. Hay
hasta un sitio en internet para los interesados (http://www.genoa-
g8.org) y una dirección electrónica (info@genoa-g8.org) para quien
quiera opinar.

Se prevé, para el día 19, una Marcha por los Derechos de los
Migrantes, rechazados por la derecha europea, y en la tarde del 21
otra marcha deberá rodear el local de reunión del G-8. Con el apoyo
de entidades religiosas, inclusive del Vaticano, Jubileo Sur
promoverá, durante el encuentro del G-8, tres días de ayuno y
oraciones por la anulación de la deuda. Más información puede ser
obtenida en la dirección (jpicuguis@rm.nettuno.it) de la Comisión de
Justicia y Paz de la Unión de Superiores Generales (de ordenes y
congregaciones religiosas católicas).

Los datos divulgados aquí son alarmantes: de los 442 millones de
latinoamericanos, 250 millones viven bajo la línea de pobreza. Según
la Unicef, en América Latina 57% de los niños con menos de 5 años de
edad son pobres.

Desde 1960, las riquezas mundiales se multiplicaron por ocho. De
cada dos habitantes del planeta, uno vive con menos de US$2 dólares
por día. Uno de cada 3 no tiene acceso a energía eléctrica. Uno de
cada 4 sobrevive con menos de US$1 dólar por día. Uno de cada 5 no
tiene acceso al agua potable. Uno de cada 6 es analfabeto. De cada
siete adultos, uno sufre de desnutrición.

El programa de la ONU para el desarrollo (PNUD) y la Unicef calculan
que una inversión anual de US$ 80 mil millones, a lo largo de 10
años, sería suficiente para asegurar a cada persona alimentación,
educación e higiene básicos, salud y agua potable (de la cual están
privadas cerca de 1.3 mil millones de personas).

La cuantía equivale a cuatro veces menos de los que los países en
desarrollo desembolsan anualmente para amortizar su deuda externa; a
1/4 del presupuesto militar de los Estados Unidos; al 9% de los
gastos mundiales en armamentos; al 8% de los gastos en publicidad; o
a la mitad de la fortuna de las cuatro personas más ricas del mundo.

Desde la crisis de la deuda externa, en 1982, aumentaron los flujos
de capital de los países más pobres en dirección a los ricos (cerca
de US$ 200 mil millones por año).

El mecanismo de reembolso de la deuda aumenta el intercambio
comercial desigual, el saqueo de las riquezas naturales, la fuga de
cerebros, la repatriación de ganancias a las firmas metropolitanas,
las privatizaciones del patrimonio público/estatal como forma de
alienación de la soberanía nacional.

Para los que atienden la convocatoria del Jubileo Sur, urge anular la
deuda pública del Tercer Mundo, considerada pequeña si se compara con
la deuda histórica, ecológica y social que los países ricos del
hemisferio Norte contrajeron con el resto del mundo.

La deuda mundial está calculada en US$45 billones. Casi la mitad es
el resultado de la suma de las deudas publica y privada de los
Estados Unidos: US$ 20 billones. Los países subdesarrollados (sin
contar con el Este europeo) deben cerca de US$2,1 billones. Si este
monto fuese anulado, sin indemnizar a los acreedores, millones de
personas se verían libres del peso de la deuda y sus naciones podrían
invertir en salud, educación, vivienda, puestos de trabajo, etc.

A la globalización del mercado, los activistas del anti-G8 quieren
contraponer la globalización del derecho. En especial, de los
derechos de los pobres.
https://www.alainet.org/es/articulo/105236?language=en
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