El parámetro humano

13/02/2001
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El ser humano es la medida de todas las cosas. Por el tamaño del ser humano se mide la grandeza del Universo, así como por la palma y el brazo se empezó a medir a la tierra. Todo el conocimiento del mundo se hace desde la perspectiva humana, todo juicio de las cosas del mundo se hace por un parámetro humano. Así, enaltecer el sentido moral del ser humano no es un lucimiento del lenguaje que se hace la única especie que habla, es valorar ese frágil instrumento de medición a través del cual la vida revela su sentido. El ser humano o es moral, y juzga todo por un prisma moral, o es solamente un mecanismo inútil. El liberalismo piensa estar defendiendo al individuo cuando niega la primacía de lo social, o dice que una sociedad es solamente un conjunto de ambiciones autónomas. El culto al individualismo seria un culto a la libertad si no eligiese como su paradigma supremo a libertad de lucrar y como referencia moral la moral del mercado. Si no fuese sólo la última de las muchas tentativas de sustituir el ser humano como la medida de todo, y su derecho a vida y a la libertad como el único derecho a ser cultivado. Ya intentaron rebajar el hombre a mero siervo de un orden divino, a autómata desechable de engranajes industriales, a estadística sin identidad de regímenes totalitarios, y ahora a una comodidad entre otras comodidades, sin ninguna libertad para escoger su destino individual ni el mundo en el que quiere vivir . Pero el individuo sólo es realmente un individuo en una sociedad igualitaria, como sólo existirá libertad real donde los valores neoliberales no prevalezcan. Lo que ocurrió en estos cinco días históricos en Porto Alegre fue un intento de rescatar el parámetro humano. Se hubo acciones más fuertes, ellas se justifican por lo principio jurídico de la autodefensa, pues se estaba defendiendo la salud del planeta, o por el principio teatral de la acción simbólica. Lo principal fue que se habló mucho y lo que se habló fue escuchado en el mundo entero. Si no fue comprendido en el mundo entero, no es malo. La intención era solamente mostrar que los seres humanos no abdican de su función, que el retorno del capital todavía no es la medida de todas las cosas del mundo. Y, en fin, este fue apenas el primer Foro Social Mundial. En los próximos, hablaremos más claro. * Luis Fernando Veríssimo, escritor brasileño, escribió este texto especialmente para la ceremonia de clausura del Foro Social Mundial 2001.
https://www.alainet.org/es/articulo/105066?language=es

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