Foro Social Mundial: Camino a la iniciativa

13/02/2001
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El "fin de la historia", ese discurso ideológico que en la década de los 90 se vendió a lo largo y ancho del mundo para decir que el neoliberalismo era la "única" e "inevitable" concepción social posible para la humanidad, finalmente parece que llegó a su fin y que ahora la historia recupera su sentido dialéctico. El escenario: el Foro Social Mundial (FSM) que tuvo lugar en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, del 25 al 30 de enero. Convocado bajo el lema "Otro mundo es posible, el FSM superó todas las expectativas de organizadores y participantes. Eran esperados alrededor de 2.500 delegados/as, sin embargo, procedentes de 122 países, llegaron 4.702 acreditados/as oficialmente -cuya inscripción fue respaldada por entidades y organizaciones sociales-, 165 invitados, 104 panelistas y 1.870 periodistas. A este contingente se sumaron alrededor de 6 mil personas en los talleres, encuentros y otras manifestaciones que se programaron. Más allá de los números, lo cual no es poca cosa, el evento tuvo el acierto de la oportunidad en tanto permitió congregar y ofrecer un espacio de reflexión e intercambios a una multiplicidad de fuerzas e iniciativas que, sobre todo tras la movilización de Seattle, venían confluyendo en manifestaciones contra los organismos financieros rectores de la globalización neoliberal pero de manera disgregada. El diseño del Foro contribuyó a que este acercamiento gire en torno de alternativas y propuestas. La agenda fue organizada sobre la base de dos grandes temas, riqueza y democracia, que se desdoblaron en cuatro ejes: la producción de riqueza y la reproducción social; el acceso a las riquezas y la sustentabilidad; la afirmación de la sociedad civil y de los espacios públicos; y poder político y ética en la nueva sociedad. En las mañanas, la palabra fue otorgada a destacadas personalidades que, en plenarias, desmenuzaron dichos temas. Las tardes, en cambio, fueron asignadas a los participantes, bajo la modalidad de talleres organizados de manera autónoma por diferentes entidades y organizaciones, donde sin duda se expresó la mayor riqueza del evento. Y es que, en los más de 400 talleres que se realizaron, el denominador común fue el intercambio de experiencias y de propuestas, la definición de agendas comunes y la búsqueda de acuerdos de seguimiento para ir anudando solidaridades en el futuro. Vale decir, si bien no faltó la cuota de "turistas", en general primó el sentido de que el FSM no era un simple evento sino el eslabón de un proceso. Finalmente, en las noches, los testimonios de luchas se encargaron de señalar los puntos fuertes de la resistencia al neoliberalismo. En el marco del Foro también se realizaron cónclaves específicos, como el de parlamentarios y de autoridades locales, y no faltaron los campamentos, de jóvenes e indígenas, montados en las proximidades de la Universidad Católica, que sirvió de sede del encuentro. Es más, in situ, se dio una serie de encuentros no programados, como el de los movimientos sociales (quienes emitieron el Llamado de Porto Alegre), que indudablemente coadyuvaron a darle más piso a este proceso. El sentido de oportunidad también tiene que ver con el hecho de que el FSM se presentó como una antítesis al Foro Económico Mundial, que para las mismas fechas suele congregar en Davos, Suiza, a la élite del poder económico mundial. Sucede que entre estos dos eventos se estableció una teleconferencia que terminó por legitimar el cónclave de Porto Alegre, pues la prolija agenda elaborada para la reunión de Davos tuvo que, en las circunstancias, reconocer que el malestar contra la globalización es mucho más amplio de lo que se suponía y, por tanto, abordar el tema social. Dado el carácter no deliberativo del FSM, no hubo una carta o manifiesto final. Tampoco habrá un documento de síntesis, anticiparon los organizadores, para no empobrecer toda la riqueza, multiplicidad y diversidad de experiencias registradas durante el encuentro. Las propuestas y resoluciones que emanaron de las diferentes conferencias, talleres, campamentos y encuentros serán divulgadas en abril de este año por Internet www.forumsocialmundial.org.br. Más allá de los aciertos y errores de organización, lo que sobresalió en esta cita de Porto Alegre fue el pluralismo y la diversidad articulados por el convencimiento de que el ser humano y no el dinero debe estar al centro de todas las decisiones. En tal sentido, fue un catalizador de las nuevas energías sociales que recorren el mundo tras las protestas de Seattle, que desafía a retomar la iniciativa. Propuesta del Comité organizador: 1.- Realizar Foros Sociales Mundiales todos los años. 2.- Realizar esos Foros en la misma fecha que el Foro Económico de Davos. 3.- Sobre la base de una carta de principios y orientaciones, preestablecidos a partir de la experiencia del Foro, así como de consultas que se harán a sus participantes, realizar en Porto Alegre un nuevo Foro en 2002, al mismo tiempo que estimular la realización, esa misma fecha, de Foros en otros lugares del mundo. 4.- En el curso de este proceso, constituir un Consejo Internacional del Foro Social Mundial. 5.- Realizar en 2003 un Foro Social Mundial en otro país que reúna las mejores condiciones de la realización de los Foros de 2002. 6.- Realizar en 2004 una nueva ronda de Foros en muchos países, y así sucesivamente. El Comité Organizador del FSM de Porto Alegre preparará hasta abril 2001, la carta de principios y orientaciones para la realización de los Foros de 2002.
https://www.alainet.org/es/articulo/105065?language=en
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