I Congreso Continental de los Pueblos Negros de las Américas

30/09/2000
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En el marco de las conmemoraciones del tercer centenario de la muerte de Zumbi, líder del "Quilombo de los Palmares", el más destacado reducto de la resistencia negra en los tiempos de la esclavitud colonial, y símbolo de la lucha por las libertades en el Brasil, del 21 al 25 de noviembre de 1995 se realizará el I Congreso Continental de los Pueblos Negros de las Américas. Convocado por el Foro Nacional de Entidades Negras y por la comisión brasileña del Movimiento Continental Indígena, Negro y Popular, este evento constituye una de las principales resoluciones del III Encuentro de la Campaña Continental 500 Años de Resistencia, que tuvo lugar en Managua, Nicaragua, en octubre de 1992. Como tal, busca ser una ocasión para continuar sumando esfuerzos a fin de "construir un espacio de articulación y protagonizar acciones conjuntas a pesar de nuestras diferencias y de la diversidad de nuestras luchas y reivindicaciones". Y en el marco de esta "unidad en la diversidad", fortalecer "el conocimiento mutuo, la comprensión de las diferencias culturales, políticas y organizativas, y la solidaridad". Este Congreso se ha trazado los siguientes objetivos: - Rescatar las raíces históricas y promover la autoafirmación y solidaridad política, social, económica y cultural entre los pueblos de América. - Diagnosticar y analizar la realidad de los Pueblos Negros sometidos a más de 500 años de dominación y explotación. - Promover el intercambio de informaciones, de experiencias prácticas de organización y lucha, entre hombres y mujeres, contra la discriminación y el racismo en este continente. - Establecer perspectivas, elaborar una agenda de problemas a resolver, definir mecanismos y estrategias para la superación de la realidad vivida por los Pueblos Negros de América. - Identificar instrumentos de comunicación y articulación que permitan el establecimiento de alianzas y la concretización de los mecanismos, estrategias y diversas iniciativas resultantes del Congreso. A continuación ofrecemos el texto motivador de este evento. Hace más de 500 años, en 1942, Cristóbal Colón iniciaba el proceso de ocupación/invasión de las Américas. Un hecho que demarcó la expansión del proyecto de "desarrollo" del mundo europeo-occidental y que también exportó un patrón de opresión, basado en la explotación y en la pobreza, del cual, los pueblos de este continente somos, desgraciadamente, herederos. El invasor, en busca de medios que le tornasen más fácil la vida, con una concepción etnocéntrica, de superioridad étnica y cultural, esclavizó en primer lugar a los pueblos que ya habitaban estas tierras. Siempre en nombre del desarrollo, expropió y destrozó casi totalmente a grandes civilizaciones indígenas. Solamente el fuerte espíritu de resistencia y lucha de estos pueblos hermanos, los pueblos indígenas, permitió que los mismos no desaparecieran del planeta. Después el invasor volvió los ojos para los pueblos que habitan otro continente, el Africano. Como dice la compañera afroamericana Jeane Sindab, "a medida que los pueblos indígenas de las Américas fueron exterminados, los invasores se vieron forzados a encontrar una fuerza de trabajo alternativa para proseguir con la explotación de los bastos recursos de las Américas". En todo caso, no fue la invasión de las Américas la que propició el tráfico de esclavos en Africa. La esclavitud existía en Europa y en Africa con anterioridad, básicamente para los servicios domésticos, en la medida que no existía el sistema de "plantación" o minas que generasen demandas de un gran número de esclavos. El acceso al territorio de las Américas fue un hecho histórico que alteró todo eso y condenó a Africa a ser una base para proveer trabajo esclavo. En efecto, el tráfico de esclavos para las Américas puede ser considerado como el mayor, el más cruel, el más sistemático, inhumano y brutal, de todo lo que Europa conoció anteriormente. El administrador de Goré, Senegal, estima en 200 millones el número de africanos que perdieron sus vidas, durante el desplazamiento forzado o anteriormente, por la resistencia a la captura. El número de esclavos que realmente llegó a las Américas fue de decena de mi-llones. Este traslado forzado de millones de africanos despobló el continente y su devastador impacto se siente hasta hoy. La emergencia del racismo y del capitalismo La historia de 1492 nos muestra claramente que la ascensión de las ricas y poderosas naciones de Europa y de América fue garantizada por la expropiación de las tierras indígenas y por la fuerza de trabajo de los esclavos africanos. Esta doble explotación garantizó el poder político y económico que estableció, mantuvo y extendió el sistema capitalista perpetuado hasta nuestros días en el racismo y la desigualdad. Sin embargo, la acumulación de riquezas no se da en un vacío político e ideológico. Es de vital importancia crear un contexto en el cual pueda mantenerse la explotación. Es en este contexto que el crecimiento de la opulencia capitalista construyó la ideología del racismo. Lo que pretendemos con la realización del Congreso Continental de los Pueblos Negros es tratar de los males de todo esto en nuestros días, particularmente para los pueblos descendientes de los esclavos africanos, afirmando que existe una realidad histórica donde negros e indios son víctimas de un brutal proceso de dominación. Y que este proceso se basa en una ideología blanca-europea de explotación y opresión racial, y es esta realidad histórica que debe ser el referente para pensar la presencia de los pueblos negros después de 500 años en las Américas. Una de las cuestiones que heredamos de la invasión de 1492 es la perpetuación de la invisibilidad y no participación del negro en la vida cultural, social, económica y política de los países en que vivimos. Las condiciones de opresión se mantienen A pesar de ser poblaciones numéricamente diferenciadas, los negros estamos presentes en prácticamente todo el continente americano no sólo físicamente sino también como activos participantes de la vida social y política de esos países, aunque continuemos siendo discriminados y tratados como "minorías". En América Latina, en un país como el Brasil, donde está el mayor número de negros fuera del continente africano, las condiciones de opresión aún están encubiertas por el mito de la "democracia racial". Nuestros gobiernos cuando visitan o establecen relaciones con otros países continúan diciendo que aquí no hay racismo y que nuestro problema básico es la pobreza. En un país donde más de 32 millones de personas pasan hambre, de hecho, la miseria y la pobreza son problemas básicos, pero sólo estos problemas no "explican" el hecho tan denunciado del asesinato de nuestros niños y jóvenes, víctimas de la violencia policial y de la acción de los grupos de exterminio. Como movimiento negro brasileño tenemos la certeza de que existe una fuerte asociación entre la pobreza y el racismo cuando gran parte de los niños negros viven en las calles y las mujeres negras y pobres son esterilizadas en masa. Donde los negros son la mayoría de los desempleados y analfabetos, viven en condiciones habitacionales precarias, sin acceso a la salud y educación, sometidos a tipos de violencia de los derechos más elementales de la persona humana. En estas condiciones viven también poblaciones negras, afectadas por el racismo, en otras partes de América. La América del Norte no es diferente. En los Estados Unidos, después de un largo período recesivo en la economía, en nombre del equilibrio fiscal, fueron desactivados programas sociales, conquistas de las luchas negras en la década de los 60, empobreciendo violentamente a la población negra que asciende a 30 millones de personas, cerca de 12% de la población del país. Los negros viven pésimas condiciones de habitación, continúan con dificultades de acceso a la educación; los índices de desempleo, las pocas expectativas de vida, causadas principalmente por la violencia, son mayores entre los negros res-pecto a los blancos. En el Caribe, los gobiernos niegan a las poblaciones negras derechos básicos como el de la salud y la educación. Una de las herramientas del racismo en esta región es la tan difundida vida fácil de los posters y revistas de la industria del turismo. Por detrás de los bellos escenarios producidos para ser vendidos a los que visitan estos países (playas lindas, hoteles majestuosos y mucha música y danza), se esconde la prostitución, enfermedades y privaciones de todo tipo y generaciones continúan siendo condenadas a la servidumbre. En todo el continente americano, las mujeres negras continúan siendo víctimas de una triple opresión: racismo, sexis-mo y explotación de clase. Las relaciones de raza y género fueron históricamente impuestas con la violencia del proceso de conquista colonial. Se creó la apología del mestizaje y el cruzamiento con el sentido de difundir una supuesta tolerancia interétnica y hasta la ausencia de discriminación, para ocultar la violencia de género que se abate sobre las mujeres negras, indígenas y pobres. El carácter particular de la condición de la mujer negra problematiza, también, los modelos de luchas feministas propuestas por las teorías europea y norteamericana. La condición de la triple explotación plantea al feminismo contemporáneo aspectos importantes como el racismo, el colonialismo, el imperialismo y las diferencias de clases. Este nuevo panorama inventa nuevas formas de lucha para las mujeres negras y pobres. Es esto lo que nos identifica a los pueblos negros de las Américas: hambre, miseria, desempleo, violencia, exterminio de niños y jóvenes, esterilización de mujeres negras y pobres y, en medio de esta caótica realidad, la continua determinación y lucha, por la sobrevivencia y cultura de todo un pueblo. El Congreso Continental de los Pueblos Negros de América, pretende constituirse en un espacio de rescate de toda la espiritualidad, religiosidad, tradiciones, culturas y prácticas que nos han permitido resistir y al mismo tiempo luchar por la transformación de esta realidad. Donde sea destacada la necesaria solidaridad entre los descendientes de decenas de millones de africanos que perdieron la vida o fueron forzados como esclavos a someterse a una situación de opresión y explotación sin precedentes, que modeló de forma nefasta el mundo tal cual como lo conocemos hoy. * Este documento es parte de "Afroamericanos: Buscando raíces, afirmando identidad", serie Aportes para el Debate No. 4.
https://www.alainet.org/es/articulo/104930
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