Foro Mundial del Agua:

¿El mundo se muere de sed?

28/03/2000
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Dentro de 25 años el mundo podría sufrir una escasez aguda de agua, si no se actúa con urgencia para preservar los humedales, que limpian y regulan el suministro de agua dulce, y para racionalizar el uso de aguas subterráneas para la irrigación. Además de los impactos ambientales imprevisibles, ello significa que unos 3 mil millones de personas podrían carecer de los requerimientos básicos de agua vital. Asimismo, es previsible que el agua se convertirá en uno de los principales temas de conflicto en el siglo XXI. Entretanto, también hay mucho por hacer para superar las carencias graves de servicios básicos. En la actualidad, todos los días unas 10.000 personas, principalmente infantes, mueren por enfermedades intestinales, debido a que la mitad de la población mundial no tiene servicios básicos de saneamiento de aguas, y una quinta parte, 1,2 mil millones de personas, no tiene acceso a agua limpia. Estos datos, entre otros, fueron el objeto de las deliberaciones del Segundo Foro Mundial del Agua, que se realizó en La Haya del 17 al 22 de marzo. Este Foro, que incluyó una reunión interministerial, fue organizado por el Consejo Mundial del Agua, instancia creada en 1996 con auspicio del Banco Mundial y algunos gobiernos para diseñar políticas de cara al problema. El énfasis en el Foro Mundial se puso en la creación de formas de gestión más integradas del recurso. Varios actores cuestionan, sin embargo, el predominio de un enfoque que pondría excesivo acento en entregar la gestión a la empresa privada, a costa de consideraciones ciudadanas y del interés colectivo. Un recurso escaso Si bien las tres cuartas partes de la tierra son recubiertas de agua, solo 2,5% del agua del planeta no es salada. De esta cantidad, los dos tercios están en forma de hielo, y del resto, menos de una quinta parte es accesible y apta para el uso de los seres humanos. En el libro El Estado del Mundo 2000, de Lester Brown del Worldwatch Institute, se señala el peligro de que se estén agotando los pozos acuáticos subterráneos, por la acción de poderosas bombas a diesel y electricidad que, desde hace unos 50 años, permiten extraer el agua mucho más rápido de lo que la naturaleza la puede reponer. Esta sobre- extracción, cuyo objeto principal es la irrigación agrícola, se concentra en la India, China, Estados Unidos, África del Norte y Medio Oriente. Se estima que en la actualidad un 10% del agua utilizada por los seres humanos proviene de la sobre-extracción de reservas subterráneas. A menos de revertir las tendencias actuales, esta cifra será bastante mayor en los próximos años, con lo cual las reservas podrían agotarse. El informe "Visión Mundial del Agua", documento preparatorio del Foro, señala que actualmente un 70% del consumo de agua es para la agricultura; pero también recuerda que los sistemas de irrigación han sido un factor importante para alejar el espectro de hambruna que amenazaba hace dos o tres décadas. Con una población mundial creciente, las necesidades de alimentos serán mayores. Enfatiza, entonces, en la urgencia de encontrar formas de cultivo que consuman menos agua. El informe estima que la disponibilidad per cápita de fuentes renovables de agua, que hoy es de 6.600 metros cúbicos, disminuirá a 4800 m3 en 2025. Dada la distribución desigual de estas fuentes, y el aumento poblacional estimado, significa que para entonces unos 3 mil millones de personas - cerca de la mitad de la población mundial- vivirán en zonas áridas o semiáridas donde contarán con menos de 1200 m3 per cápita, considerado el nivel mínimo, por debajo del cual se sufre de carencia. Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, siglas en inglés) advierte sobre la urgencia de preservar los humedales (pantanos, marismas y lagunas), que cumplen una función esencial de limpieza y regulación del suministro de agua dulce. La mitad ya se han destruido y muchos de los restantes están deteriorados por efectos de la agricultura, urbanización, invasión de especies foráneas y contaminación. Obstáculos y soluciones Diversas fuentes señalan que uno de los principales problemas radica en el hecho de que en la mayoría de países la administración del agua es fragmentada, lo cual impide un manejo integral y uso racional. La Declaración Ministerial adoptada en el Foro de la Haya recomienda una administración integrada de los recursos de agua y la fijación de precios que reflejan el costo real de la provisión del agua, con un trato especial a las necesidades de las poblaciones pobres y vulnerables. Reconoce la necesidad de tener en cuenta factores sociales, económicos, ambientales, culturales y éticos. Y pone énfasis en los esfuerzos de colaboración entre los diferentes actores involucrados. Anuncia, además, la intención de controlar mejor la contaminación mediante la obligación de compensación por parte de los responsables. Por su parte, las ONGs presentes en tal reunión criticaron, en una declaración conjunta, la debilidad de las decisiones gubernamentales y la falta de un compromiso más firme. Ponen énfasis en que el agua es un derecho humano básico, mas la Declaración Ministerial la califica solamente de "necesidad básica", por considerar que tratarlo como derecho limitaría la "libertad" de los actores, particularmente los privados. Las ONGs cuestionan, sobre todo, el enfoque que conlleva a que el agua se convierta en simple mercancía, lo cual niega su calidad de derecho. Insisten, por lo tanto, que el agua y los servicios conexos deben ser eliminados del Acuerdo General sobre Comercio y Servicios y de la agenda de la Organización Mundial del Comercio. Insisten en un incremento del gasto para provisionar agua limpia y saneamiento para los pueblos pobres, y piden la cancelación de la deuda como condición para la seguridad del agua en países pobres. En lo relativo al manejo, ponen énfasis en que la administración sea bajo control comunitario, asegurando la participación de las mujeres. Al respecto, una propuesta dirigida al Foro sobre género y agua señala que muchas mujeres y niñas no tienen oportunidades de desarrollo personal cuando sus necesidades básicas, como el agua, no están garantizadas, y que cargar agua, por ejemplo, consume mucho tiempo y energía. No obstante, rara vez se las consulta para la toma de decisiones respecto a los recursos de agua. Los Ministros se hicieron eco de estas propuestas, pero a criterio de las ONGs, sin la fuerza necesaria, ya que "el proceso está dominado por un pensamiento tecnocrático y vertical... que enfatiza una visión corporativa de privatización, inversiones de gran escala y biotecnología como respuestas claves". Fuente de conflictos La creciente escasez de agua limpia deja vislumbrar un cuadro conflictivo en torno a intereses distintos que reclaman las mismas fuentes. Por lo mismo, es potencialmente una fuente de riqueza para quienes la controlan. Se dice que el agua será el "oro azul" de este siglo. En Cochabamba, Bolivia, a inicios de febrero, se realizaron movilizaciones sin precedentes en tiempos recientes -no obstante una fuerte represión- en protesta por la forma de manejar el agua y el anuncio de una alza del precio por parte de un concesionario privado. Días después la Confederación Campesina de ese país emitió una protesta porque desde hace décadas, se permite que una empresa extranjera exporte agua de Silala a Chile, realizando beneficios con recursos renovables bolivianos. Se trata de dos ejemplos que podrían ser ilustrativos de los conflictos por venir. A escala mundial, asistimos a una ofensiva para "conquistar el agua" por parte de grandes empresas mundiales. Riccardo Petrella, fundador y secretario del Comité para el Contrato Mundial del Agua, en un artículo de Le Monde Diplomatique (marzo 2000), señala una incipiente pero progresiva integración oligopólica entre los cuatro principales sectores ligados con este recurso: agua potable, agua embotellada, tratamiento de aguas servidas y bebidas gaseosas. Esta integración, señala, está dando lugar a una lucha por la hegemonía y la sobrevivencia entre las principales empresas involucradas. Hasta ahora, cada uno de estos sectores tiene diferentes actores y mercados. Pero las empresas están ampliando sus actividades a otros sectores: por ejemplo, la Coca Cola y Pepsi Cola estarían compitiendo para introducir agua purificada, y algunos servicios de agua potable están ingresando en el tratamiento de aguas. Petrella pregunta, en estas condiciones, qué quedará del derecho a la vida para las personas y comunidades, y qué será de los intereses colectivos y la cohesión social y territorial. Concluye que será necesario la reapropiación por las colectividades humanas de los conocimientos, las tecnologías y la capacidad de evaluación de las opciones, a fin de poder no solo orientar sino gestionar directamente los recursos de agua en una lógica de desarrollo social sustentable, y que ello requerirá a su vez una fuerte movilización ciudadana.
https://www.alainet.org/es/articulo/104769?language=es
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