Iniciativas Ciudadanas Globales

20/01/1999
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De un tiempo a esta parte, en la escena internacional viene cobrando cuerpo una variedad de iniciativas impulsadas por sectores ciudadanos de las diversas latitudes del mundo, para hacer prevalecer el interés público sobre aquellos de los mercados financieros y de las empresas transnacionales, que al amparo de las políticas neoliberales han pasado a constituirse en los bastiones del poder real, menoscabando la democracia y, por ende, la capacidad de los pueblos a decidir sobre su propio futuro. Se trata de un movimiento diverso y poliforme, con conexiones incipientes, pero vertebrado, aunque sus partes no necesariamente lo proclamen, con un leitmotiv común: contrarrestar la "globalización neoliberal" con la "globalización de la solidaridad, de los pueblos" o expresiones similares, que por lo general se complementa con el criterio de es hora de pasar de la "protesta a la propuesta". En esta entrega recogemos dos manifestaciones que han previsto desplegarse en este mes de enero: el Alter Davos y el llamado para impulsar el Tratado Ciudadano de Intereses Públicos. Alter Davos: Un foro internacional de ciudadanos Con ocasión del World Economic Forum que reunirá a las élites de la mundialización financiera en Davos (Suiza), del 28 de enero al 3 de febrero, las redes ciudadanas internacionales ATTAC, SAPRIN, la Coordinación contra el AMI y el Foro Mundial de Alternativas acordaron conjugar esfuerzos para realizar un "Davos Alternativo", consistente en una serie de eventos programados en diversas ciudades europeas y una manifestación pública en Davos, que dará continuidad a la que tuvo lugar el año pasado (ALAI 268, 5-03-98). A continuación la Plataforma que servirá de sustento a tales acciones. Plataforma del Alter Davos I.- Davos es lo inaceptable. ¡Es el pasado! 1. Con ocasión de su reunión anual, los participantes en Davos (World Economic Forum) pretenden diseñar la agenda mundial, de acuerdo a sus propios intereses. En una palabra, ellos determinan las prioridades mundiales para las 1000 principales firmas. Y al hacerlo, declaran responder a las necesidades del mundo de hoy y de mañana. Pero, su agenda es ajena a aquella de los habitantes de la tierra. Esta no tiene en cuenta las condiciones de vida, las necesidades y aspiraciones de 5 mil millones de seres humanos. Esta tan solo enuncia los intereses estrechos de los círculos dominantes. Dicho de otra manera, de quienes concentran en sus manos la propiedad estratégica y, por lo tanto, lo esencial del poder de decisión y del control en materia de distribución de recursos materiales e inmateriales a escala planetaria. En estos dos últimos decenios, las opciones escogidas y puestas en práctica por los integrantes de Davos: han ampliado las desigualdades entre los países y al interior de ellos; han incrementado la pauperización, el hambre y las hambrunas; han incrementado las discriminaciones entre los géneros, particularmente en el mercado de trabajo; han reavivado las reacciones xenofóbicas y racistas; han favorecido el pillaje de recursos vitales del planeta; a nombre de la pretendida rentabilidad financiera. 2. Para imponer sus opciones, los integrantes de Davos y los investidos de poder en los aparatos estatales y tecnocráticos han atracado las conquistas pasadas de los asalariados y asalariadas y sistemáticamente tratan de debilitar las formas de organización independiente que estos últimos han adoptado en sus lugares de trabajo. Cuando evocan la necesidad de la concertación y las reformas, apoyan activa o pasivamente la imposición de controles, cuando no, en ciertos países, la vigencia de la represión y la intimidación dirigida a las organizaciones sindicales, al movimiento de campesinos sin tierra (que luchan por el acceso a este bien indispensable), de los sin casa y desempleados. En resumen, apuntan a debilitar las numerosas iniciativas ciudadanas, provenientes de las base, portadoras de valores y prácticas sociales alternativas e innovadoras. En su diversidad, estas iniciativas expresan la búsqueda de nuevos caminos, de formulas e instrumentos democráticos, susceptibles de garantizar la satisfacción de las necesidades y derechos fundamentales de una amplia mayoría de seres humanos, en la esfera social, económica, política, cívica, ecológica y cultural. En efecto, quienes participan a estas iniciativas aspiran ver cumplidas sus expectativas, construir un porvenir en conjunto y, por lo mismo, comienzan a pesar en la evolución de la sociedad. 3. El estrangulamiento financiero de instituciones mundiales de la ONU, tales como la UNESCO, la FAO, la OIT, la CNUCED, responde a la misma lógica. Al opuesto, las organizaciones económicas y financieras internacionalizadas, que sean privadas (Cámara de Comercio Internacional, Club de Londres) o para-estatales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial de Comercio), disponen de una capacidad de intervención efectiva en la gestión de los negocios en el mundo. Ellas están en manos de la oligarquía de la minoría de países más ricos del planeta. Y son uña y carne con los miembros de Davos. Juntos, comparten el mismo credo absolutista: el integrismo del mercado. 4. Las gigantescas fusiones y adquisiciones en todos los sectores, rediseñan la configuración de la economía mundial y de sus redes de producción y distribución, mientras que el capital monetario se recicla en los paraísos fiscales, libres de cualquier sospecha. Un número reducido de ciudades globales, cada vez más integradas entre ellas, se han convertido en el corazón y el cerebro de una mundialización que excluye a segmentos enteros de países y continentes no competitivos y no conformes a una cultura mundial expresada actualmente por el consumo occidental. Y entonces, se opera una confiscación del poder de decisión por parte de las mil firmas más importantes; el proyecto de Acuerdo Multilateral de Inversiones -AMI- manifiesta, al más alto grado, esta voluntad de un poder sin límites. Frente a estas constataciones, difícilmente refutables, los miembros de Davos entonan en diversos registros, según la coyuntura política y económica, cantinela de la alianza insuperable entre la democracia parlamentaria y un mercado cada vez más liberado de cualquier impedimento. Ellos quieren legitimar de esa manera su mundialización como opción exclusiva para la humanidad. La desreglamentación y la desregulación han abierto libre campo a las exigencias de la rentabilidad de activos financieros a escala internacional. Para hacerlo, se ha puesto en marcha un amplio abanico de medidas, con el fin de que los miembros de Davos y sus pares se garanticen la apropiación máxima del valor agregado que resulta del trabajo a escala planetaria. Así, lógicamente, los seres humanos no son, a sus ojos, sino recursos humanos que existen sólo en función de su grado de rentabilidad. Estas políticas dichas neo-liberales, conducen a degradar y desmantelar: el empleo, el bienestar, la salud, la educación y capacitación, la gestión del territorio y patrimonio común (desde el agua hasta las reservas energéticas, pasando por la herencia cultural y su producción presente). Nada debe escapar al reino de la mercancía. La explotación privada mercantil (patentes) del genoma humano simboliza los horizontes sin fronteras de esta depredación. Las medidas generalizadas de liberalización, de desreglamentación y de privatizaciones, han llevado a devastar lo político, a debilitar las instituciones democráticas y a colonizar al Estado. En breve, lo que los miembros de Davos han construido, no es una economía mundializada sino el archipiélago capitalista mundial, en el cual algunas islas, grandes o pequeñas, concentran casi la totalidad de las capacidades científicas y tecnológicas, la potencia financiera y el poder simbólico y mediático. Al contrario, no hay una verdadera mundialización de la sociedad, de la economía, de la condición humana. No hay mundialización de la regulación política (del Estado), de las instituciones democráticas para asegurar garantías y ejercer un control sobre las decisiones que afectan a las diversas regiones y poblaciones del mundo. 5. La globalización actual también ha expropiado la vida y los derechos básicos a la vida. Es así que expropia: la persona 'humana de sus derechos fundamentales; - la sociedad de su razón de ser, en tanto sistema de organización y de valorización de sus vínculos interpersonales e interinstitucionales, así como de las interacciones y transacciones correspondientes; - lo social de sus funciones de identidad y de solidaridad; lo político de su rol fundamental de poder de regulación; - lo cultural de su variedad, de su drama y sacralidad; - la ciudad de su función de espacio comunitario; la democracia de sus valores de libertad, de igualdad y de solidaridad. II.- Apropiémonos de nuestro porvenir. El mundo - la vida pertenecen a todos los habitantes de la tierra 1. Millones de personas luchan contra las fuerzas de la expropiación y las lógicas del archipiélago capitalista mundial. Como hecho mayor, se manifiesta un inicio de reflexiones y de acciones comunes, que están en la vía de una inevitable coordinación mundial. Asistimos, lentamente, al nacimiento del Lanzamiento Planetario en torno a una prioridad, a un método y una acción. Los/as expropiados/as del mundo, en base a sus experiencias, toman en los hechos, paso a paso, conciencia: - que deben concentrar sus luchas de resistencia, sus capacidades de innovación, su creatividad sobre las prioridades, sobre una agenda diferente a aquella de la gente de Davos; - que deben dotarse de un método de reflexión, de pensamiento y de acción autónoma, para construir y promover otra visión del mundo, de la sociedad, de la economía, de las instituciones sociales, de los principios éticos; - que deben jerarquizar sus acciones, identificando los caminos (objetivos por lograr) a corto, mediano y largo plazo. 2. La prioridad: El derecho a la vida para los 8 mil millones de seres humanos que habitarán la tierra en 20 años o más, por un bienestar mundializado y por un ecosistema global sostenible. Las luchas sociales más significativas y las más duras, levantadas en el mundo, tienen que ver con el acceso a la vida, a las fuentes de vida, con el fin de satisfacer las necesidades individuales y colectivas básicas para la existencia. Ellas tienen que ver con la obtención y utilización de la tierra; con el acceso al agua potable; con el derecho a alimentarse; a abrigarse; a disponer de un hábitat digno de los seres humanos. Ellas tienen que ver con el derecho al trabajo, los derechos a la educación y a la organización propia de la niñez trabajadora y, en general, sobre los derechos de la infancia (Convención de 1989); con el conjunto de derechos vinculados a la emancipación de las mujeres y a sus luchas por la igualdad; con el derecho a la asociación y organización, con las libertades sindicales, con los derechos democráticos elementales; contra el sacrosanto derecho patronal a cerrar empresas bajo el pretexto de la búsqueda de una mayor rentabilidad para el capital. Ellas tienen que ver con el acceso a cuidados de salud de calidad y la educación básica para todas y todos. Tienen que ver con el derecho a la existencia y a la seguridad, en caso de enfermedad, de accidentes y, a condiciones apropiadas para vivir una vejez digna. Tienen que ver con el nivel de los salarios y, en general, con el derecho a un ingreso que permita vivir en condiciones dignas y humanas, incluyendo a las personas sin empleo y quienes perciben salarios precarios. Tienen en cuenta, a pesar de todas las dificultades, el respeto imperativo y solidaridad con los derechos de los/as inmigrantes y refugiados. En fin, las movilizaciones por la defensa del medio ambiente articulan el combate inmediato con una conciencia aguda del largo plazo, del derecho de las generaciones futuras a heredar un planeta vivible. A través de sus luchas, y de las reflexiones que estas generan, las personas expropiadas del mundo están creando la definición de una nueva antropología de la vida mundial para el siglo XXI. El reconocimiento del agua como un patrimonio es el símbolo más inmediato. En la misma lógica se ubica la lucha capital por (re)atribuir recursos financieros al servicio de un bienestar social mundializado y la creación de riquezas comunes en términos de bienes y servicios de base individual y colectiva. En el marco del establecimiento de una nueva agenda, es decisiva una revisión profunda del derecho de propiedad intelectual (semillas, biotecnología, informática, etc,). En efecto, ello abrirá la vía a la definición de una nueva generación de derechos patrimoniales públicos, relativos a los bienes y servicios considerados como indispensables para la sobrevivencia y funcionamiento, justo y eficiente, de la sociedad y a una regulación adecuada del ecosistema tierra. 3. El método: partir del intercambio en red de las experiencias innovadoras y de las luchas políticas, sociales y económicas para otra forma de mundialización. Las luchas múltiples y variadas deben ponerse en sinergia; es así como será re-conquistada la capacidad de escribir la narración de la mundialización por las personas expropiadas, por aquellas que están escribiendo el porvenir solidario y sustentable. Las redes más diversas, que todas tienen un rol importante, deben estrechar sus vínculos y construir convergencias, constatando que, la mayoría de veces, existe una comunidad de objetivos y, por lo tanto, se puede combinar prioridades y polos de acción. Un elemento central de esta dinámica reside en el desarrollo de un sindicalismo mundial eficiente y democrático. Este enganche de sinergia -para la cual el Otro Davos de 1999 es un momento- puede permitir una definición y puesta en marcha de la narración de la otra mundialización. En un plazo de tres o cuatro años, será posible hacer realidad -con un eco político creciente- un Lanzamiento Planetario. 4. La acción: vías para el porvenir a corto, mediano y largo plazo Las principales vías que deben movilizar a corto plazo las energías comunes son: la vía de las finanzas, que incluye acciones tales como las de ATTAC (impuesto Tobin, etc); el seguimiento de una movilización contra una nueva versión del AMI; el mantenimiento de acciones por la anulación de la deuda del Tercer Mundo, que la caída de los precios de materias primas y la crisis asiática o latinoamericana, reactualizan con fuerza; la batalla contra la independencia de las bancas centrales; las propuestas dirigidas a bloquear la desfiscalización de las concentraciones descomunales de riquezas. El campo del trabajo y del empleo: en esta perspectiva el eje central, a escala mundial, debe seguir siendo el pleno empleo. El campo de las privatizaciones: las luchas siguen débiles y limitadas en ese terreno. No obstante, debe acordarse prioridad a la movilización contra la privatización de la electricidad, del gas, de los transportes y, sobre todo, del agua. De allí, puede revalorizarse la noción del bien común y de los servicios públicos (salud, educación..), donde asalariados y usuarios pueden actuar conjuntamente. 5. Los principales campos a mediano y largo plazo El campo de la regulación política mundial o de la mundialización política, del Estado, que conlleva a una redefinición, a una refundación, a una reforma de organismos tales como la ONU. Simultáneamente, se presenta el tema clave de las integraciones regionales-continentales. Esto planteará directamente el problema de la soberanía del Estado y, en consecuencia, aquel de la ciudadanía como también de la propiedad, bajo diversas formas. El campo de la seguridad social colectiva mundial: en el cual se debe aclarar, teniendo en cuenta la diversidad de situaciones, sobre temas tales como la subvención universal, la necesidad o no de disociar el trabajo del ingreso, la fiscalidad internacional y los procesos de redistribución vinculados a ella. El acápite de los medios de comunicación y de la educación. En lo que concierne a los medios, algunos ejemplos ofrecen las pistas a seguir: el desarrollo de asociaciones que permitan garantizar la independencia editorial de una publicación, como Le Monde Diplomatique. Puede establecerse también una alianza entre el mundo de los medios independientes y la educación, a través de una clara definición de prioridades del sistema educativo y el rol vivificante de los medios impresos o electrónicos independientes. El acápite de la desnuclearización, de la desmilitarización y de la paz. Una nueva generación de pacifistas radicales surge. Se puede establecer una conjunción entre los objetivos de tales movimientos y una orientación socio-política, que cuestione los fundamentos de la guerra económica entre capitales. Esta última organiza la trilogía entre competitividad/ rivalidad guerrera/ lucha por la conquista de mercados, al precio de la destrucción de seres humanos y bienes productivos.
https://www.alainet.org/es/articulo/104687
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