Marcha Popular por Brasil
17/08/1999
- Opinión
Por qué marchamos a Brasilia
Nosotros somos militantes sociales de diferentes movimientos y organizaciones del
pueblo brasileño. Somos sindicalistas, trabajadores rurales sin tierra, pequeños
agricultores, amas de casa, estudiantes, agentes de pastoral, jóvenes y adultos,
hombres y mujeres. Hemos decidido juntarnos bajo la coordinación de varias
instituciones como la Central Unica de Trabajadores (CUT), el Movimiento de
Trabajadores Sin Tierra (MST), la Central de Movimientos Populares (CMP), el
Movimiento de Mujeres Rurales, el Movimiento de Pequeños Agricultores y las
Pastorales Sociales de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), para
recorrer a píe de Río de Janeiro a Brasilia, 1.267 kilómetros en total, a fin de
discutir con la población y llamar la atención de la sociedad y las instituciones
sobre la gravedad del momento histórico que vive nuestro país.
1.- La crisis
Brasil vive una grave crisis económica y social. La economía se encuentra
estancada. Hemos perdido los años '80 y ahora también los '90. Se ha producido
un proceso de desnacionalización de la industria y la privatización de las
empresas públicas estratégicas, con fuertes evidencias de complicidad y
favoritismos. La agricultura familiar ha sido desmantelada; 942 mil
explotaciones agrícolas han desaparecido en el curso de los últimos diez años.
Más de 23 mil pequeñas y medianas empresas han cerrado sus puertas en 1998. En
el curso de los últimos cinco años, han salido al extranjero más de 150 mil
millones de dólares y sin embargo, la deuda externa aumenta de más en más. Los
servicios públicos han sido recortados, faltan escuelas y servicios de salud para
el pueblo. La deuda interna del gobierno federal a superado los 500 mil millones
de reales y, en solamente cinco meses, el gobierno ha pagado más de 50 mil
millones de reales de interés. Esto ha tornado impracticable el presupuesto del
país.
La pobreza se agrava entre los brasileños. La desocupación nunca ha estado tan
elevada en toda la historia del país. Finalmente, el pueblo es el que paga con,
cada vez más grandes, sacrificios.
2.- Las causas
Esta crisis tiene raíces estructurales, como también, en el modelo económico que
subordina la economía a los intereses del capital internacional, al igual que en
la aplicación de políticas económicas dictadas por el FMI y el neoliberalismo.
Los gobernantes actuales y las élites brasileñas son responsables del sacrificio
impuesto al pueblo.
3.- Las soluciones posibles
Ciertamente las soluciones posibles no son ni fáciles, ni milagrosas. Pero ellas
existen. Tenemos un país con enormes potenciales: recursos naturales, una
inmensa área cultivable, minerales, energía en abundancia, fábricas,
conocimientos científicos, tecnología y gente joven y trabajadora. Hay que
cambiar la dirección de nuestra economía y proponer un programa de urgencia que
sea capaz de unir nuestro pueblo y de construir una alternativa, que pueda
garantizar la soberanía brasileña, una verdadera democracia y soluciones
concretas a las necesidades del pueblo, especialmente trabajo para todos.
En este contexto, consideramos que este programa de urgencia debe contener:
I. Medidas para recuperar recursos
1) Impedir que la riqueza producida en el país sea enviada al extranjero para
financiar los países ricos. Hay que interrumpir el envío de capital, controlar
el capital especulativo y suspender el pago de la deuda externa mediante una
auditoria.
2) Reducir las tasas de interés y suspender el pago de la deuda interna del
gobierno.
3) Eliminar todos los incentivos fiscales acordados, a las grandes empresas que
causan la desocupación y no generan el desarrollo económico; establecer impuestos
a las grandes fortunas y retirar impuestos de los bancos.
4) Confiscación de los 7.4 mil millones de reales que ganaron los bancos con la
especulación durante la crisis de cambio de moneda en enero.
II. Destino de estos recursos
1) Implementación de un programa masivo de inversión de estos recursos, en apoyo
de las pequeñas y medianas empresas; de la construcción de vivienda popular
(existe una carencia de diez millones de habitaciones); de la reforma agraria;
de la agricultura familiar; para garantizar escuelas y servicios de salud de
calidad a todos los brasileños. Esto creará millones de empleos, al igual que
un mercado interno enorme.
III. Medidas políticas
1) Ruptura del acuerdo con el FMI y defensa de la soberanía nacional.
2) Suspensión y revisión de todas las privatizaciones de las empresas
estratégicas.
3) Aumento del salario mínimo y de rentas.
Frente a todos esto, llamamos a todo el pueblo brasileño, a la sociedad en
general, a sus instituciones y organizaciones, a todos los hombres y mujeres de
buena voluntad, a discutir la gravedad de la crisis y las salidas necesarias.
Llamamos al pueblo a organizarse, reunirse, discutir y movilizarse.
Marchantes de la Marcha Popular por el Brasil
Del 26 de julio a mediados de octubre 1999
Nosotros somos militantes sociales de diferentes movimientos y organizaciones del
pueblo brasileño. Somos sindicalistas, trabajadores rurales sin tierra, pequeños
agricultores, amas de casa, estudiantes, agentes de pastoral, jóvenes y adultos,
hombres y mujeres. Hemos decidido juntarnos bajo la coordinación de varias
instituciones como la Central Unica de Trabajadores (CUT), el Movimiento de
Trabajadores Sin Tierra (MST), la Central de Movimientos Populares (CMP), el
Movimiento de Mujeres Rurales, el Movimiento de Pequeños Agricultores y las
Pastorales Sociales de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), para
recorrer a píe de Río de Janeiro a Brasilia, 1.267 kilómetros en total, a fin de
discutir con la población y llamar la atención de la sociedad y las instituciones
sobre la gravedad del momento histórico que vive nuestro país.
1.- La crisis
Brasil vive una grave crisis económica y social. La economía se encuentra
estancada. Hemos perdido los años '80 y ahora también los '90. Se ha producido
un proceso de desnacionalización de la industria y la privatización de las
empresas públicas estratégicas, con fuertes evidencias de complicidad y
favoritismos. La agricultura familiar ha sido desmantelada; 942 mil
explotaciones agrícolas han desaparecido en el curso de los últimos diez años.
Más de 23 mil pequeñas y medianas empresas han cerrado sus puertas en 1998. En
el curso de los últimos cinco años, han salido al extranjero más de 150 mil
millones de dólares y sin embargo, la deuda externa aumenta de más en más. Los
servicios públicos han sido recortados, faltan escuelas y servicios de salud para
el pueblo. La deuda interna del gobierno federal a superado los 500 mil millones
de reales y, en solamente cinco meses, el gobierno ha pagado más de 50 mil
millones de reales de interés. Esto ha tornado impracticable el presupuesto del
país.
La pobreza se agrava entre los brasileños. La desocupación nunca ha estado tan
elevada en toda la historia del país. Finalmente, el pueblo es el que paga con,
cada vez más grandes, sacrificios.
2.- Las causas
Esta crisis tiene raíces estructurales, como también, en el modelo económico que
subordina la economía a los intereses del capital internacional, al igual que en
la aplicación de políticas económicas dictadas por el FMI y el neoliberalismo.
Los gobernantes actuales y las élites brasileñas son responsables del sacrificio
impuesto al pueblo.
3.- Las soluciones posibles
Ciertamente las soluciones posibles no son ni fáciles, ni milagrosas. Pero ellas
existen. Tenemos un país con enormes potenciales: recursos naturales, una
inmensa área cultivable, minerales, energía en abundancia, fábricas,
conocimientos científicos, tecnología y gente joven y trabajadora. Hay que
cambiar la dirección de nuestra economía y proponer un programa de urgencia que
sea capaz de unir nuestro pueblo y de construir una alternativa, que pueda
garantizar la soberanía brasileña, una verdadera democracia y soluciones
concretas a las necesidades del pueblo, especialmente trabajo para todos.
En este contexto, consideramos que este programa de urgencia debe contener:
I. Medidas para recuperar recursos
1) Impedir que la riqueza producida en el país sea enviada al extranjero para
financiar los países ricos. Hay que interrumpir el envío de capital, controlar
el capital especulativo y suspender el pago de la deuda externa mediante una
auditoria.
2) Reducir las tasas de interés y suspender el pago de la deuda interna del
gobierno.
3) Eliminar todos los incentivos fiscales acordados, a las grandes empresas que
causan la desocupación y no generan el desarrollo económico; establecer impuestos
a las grandes fortunas y retirar impuestos de los bancos.
4) Confiscación de los 7.4 mil millones de reales que ganaron los bancos con la
especulación durante la crisis de cambio de moneda en enero.
II. Destino de estos recursos
1) Implementación de un programa masivo de inversión de estos recursos, en apoyo
de las pequeñas y medianas empresas; de la construcción de vivienda popular
(existe una carencia de diez millones de habitaciones); de la reforma agraria;
de la agricultura familiar; para garantizar escuelas y servicios de salud de
calidad a todos los brasileños. Esto creará millones de empleos, al igual que
un mercado interno enorme.
III. Medidas políticas
1) Ruptura del acuerdo con el FMI y defensa de la soberanía nacional.
2) Suspensión y revisión de todas las privatizaciones de las empresas
estratégicas.
3) Aumento del salario mínimo y de rentas.
Frente a todos esto, llamamos a todo el pueblo brasileño, a la sociedad en
general, a sus instituciones y organizaciones, a todos los hombres y mujeres de
buena voluntad, a discutir la gravedad de la crisis y las salidas necesarias.
Llamamos al pueblo a organizarse, reunirse, discutir y movilizarse.
Marchantes de la Marcha Popular por el Brasil
Del 26 de julio a mediados de octubre 1999
https://www.alainet.org/es/articulo/104458?language=en
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