16 días de activismo contra la violencia de género

Resisten Mexicanas a Violento Ajuste Estructural, pero Baja su Nivel de Vida

23/07/1997
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México, DF.- Este año, el llamado de las Naciones Unidas para el Día Internacional en Contra de la Violencia Hacia las Mujeres, se denuncia el hambre de las mujeres. Esa es violencia económica que se ejerce contra la mayoría de la población pobre del mundo, compuesta casi siempre por mujeres. Radhika Coomaraswamy, relatora especial en contra de la Violencia hacia las Mujeres de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, sostiene que la pobreza ha sido tipificada como violencia económica en contra de las mujeres, por ser el resultado de la aplicación de las políticas de ajuste estructural. Y es que al final de la cadena humana en la ciudad o el campo están inequívocamente las mujeres. Pasan de las 8 de la noche. Ella esta sentada en una de las bancas del parque de Los Venados en el sur de la ciudad de México. Solloza y carga a una pequeña de dos años, quien también llora sin parar. "No puedo llegar a mí casa. Que les voy a dar de comer a mis hijos. Ayúdeme, por favor", habla con urgencia, suplicando. "Hoy no vendí nada". Cuenta que sale todas las mañanas de su casa. Vende chicles "o lo que haya" en las esquinas. Se llama María Eleazar Cruz, tiene 28 años y pesa no más de 50 kilos. Vive en una vecindad cercana al mercado de la populosa colonia Portales, al sur de la ciudad. Su casa esta compuesta de una sola pieza de tres por cuatro. Ahí esta todo: dos camas, una mesa de madera con cuatro sillas; un cordón atravesado de donde cuelga una cortina que cubre el "closet", una pequeña hornilla conectada a un tanque de gas y un televisor de 14 pulgadas. El fregadero y el baño están al final de las viviendas y son de uso común. "Si no traigo dinero a casa, no comen. Yo como quiera aguanto más, pero ¿ellos?" Son dos niños de seis y siete años. No van a la escuela. Se pasan todo el día encerrados, "con quién los dejo, si ni familia tengo aquí . Proviene del occidental estado de Michoacán. María Eleazar gana, "cuando mejor le va", como 30 pesos. Con ese dinero compra la comida diaria y va guardando para pagar el alquiler (300 pesos al mes). "Y como no alcanza", los domingos busca en el tiradero del mercado algunas frutas o verduras que se desechan porque están "medio podridas, pero les quito el pedazo que ya no sirve y lo demás bien podemos comerlo". Todas las semanas, todos los días, María Eleazar sale de su casa para buscar la forma de sobrevivir. Ha trabajado "lavando ajeno", limpiando casas, atendiendo un puesto de quesadillas en el mercado, pero desde hace dos años, la maternidad la ha sacado del precario subempleo y puesto en el escenario de la sobrevivencia vendiendo en las calles. Como ella cerca de 4 millones 500 mil mujeres que trabajan en el sector informal en todo el país, salen de sus casas para diariamente regresar con menos de un dólar diario para poder subsistir con su familia, y cerca de 19 millones 300 mil lo hacen con menos de dos dólares diarios, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) Resistir y adaptarse, para no morir Una de las cualidades humanas más impresionantes es la "resilencia" (término que abarca el sentido de resistencia y la capacidad de adaptación), asegura Gita Sen --profesora de economía en el Instituto Hindú de Administración, en Banglore, India-- en su texto "Los desafíos de la Globalización". Incluso, dice Sen, quien también forma parte del Grupo Consultivo de Género del Banco Mundial, "en las condiciones más adversas aún resistimos, respondemos, subvertimos, nos ajustamos a las nuevas situaciones. El caso más significativo es el de las mujeres, quienes como resultado de la aplicación de las políticas de ajuste estructural están sometidas a una enorme presión para ganar dinero. Su objetivo es subsistir". Se llama pobreza. ¿Cómo impactan a las mujeres los programas de ajuste estructural que desde hace más de diez años se han venido aplicando en el país ? Laura Frade, coordinadora de la Campaña Latinoamericana el Banco Mundial en la Mira de las Mujeres, responde en entrevista: "La aplicación de los programas de ajuste sirve para que la inversión privada entre en un país sin restricciones. Para ello, los gobiernos privatizan las empresas paraestatales. Recortan los servicios de salud y de educación. Tienden hacia la eliminación de los subsidios, por ejemplo el de la tortilla o la leche. Focalizan la ayuda social gubernamental para el grupo de la población que vive en extrema pobreza. Incrementan los impuestos". En épocas en que la crisis económica se agudiza, el Estado se ve obligado, incluso, a tomar medidas como la de reducir el gasto del presupuesto federal. En este caso, se recortó tres veces y de acuerdo con un estudio realizado por la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, los recortes presupuestales impactaron directamente los programas de combate a la pobreza, lo cual afecto a más de tres millones de personas que viven en condiciones de pobreza. A pesar del hecho de que el número de pobres extremos, en los últimos dos años, se incrementó en 14 millones 700 mil, de acuerdo con la más reciente Encuesta de Ingreso, Gasto por Hogar de 1996, dada a conocer, este año, por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. Asimismo, se dejaron de construir 57 mil viviendas de interés social; 10 hospitales menos de los programados; 34 Unidades Médicas Rurales; 250 mil familias no podrán ser incorporadas al Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa); se recorto el Crédito a la Palabra -para la población campesina- de 71 mil 800 personas; y 93 mil 300 jornaleros/as agrícolas quedaron sin apoyo gubernamental para poder producir la tierra. El presupuesto destinado, antes de los recortes presupuestales, para el Progresa fue de 5 mil 668 millones de pesos, cifra que equivale al 0.15 por ciento del PIB, al 0.65 por ciento del gasto neto total y al 4.2 por ciento del gasto destinado al pago de la deuda externa. Todos los programas para el combate a la pobreza extrema tienen un costo de 38 mil 101 millones de pesos, lo que equivale al 1 por ciento del PIB, al 4.3 por ciento del gasto neto total, al 28 por ciento del pago de la deuda y al 5.8 por ciento del pago del Fobaproa (Fondo de Protección al Ahorro), destinado para el rescate bancario. En contraposición, en 1997 el gobierno federal destino más de 26 millones de dólares (dos billones 340 mil millones de pesos) para el rescate bancario (Fobaproa), de los cuales sólo el 20 por ciento fue para beneficiar a los pequeños deudores de la banca. Se gastaron 13 mil millones de pesos para el rescate carretero (poco más del doble que el presupuesto para el Progresa). Además, este año el gobierno destino 264 mil 700 millones de pesos para el Fobaproa; mientras que el presupuesto de la Secretaría de Desarrollo Social, designado para aplicar los programas de combate a la pobreza extrema, con subsidios localizados, tan sólo representa el 3.5 por ciento del gasto del Fobaproa, es decir nueve mil 264 millones de pesos. El resultado de todas estas políticas económicas y la falta de una política social también arroja cifras por demás alarmantes. La mayoría de los y las mexicanas han perdido en los últimos 15 años su fuente de empleo, los salarios están en franco deterioro y en lo que va del sexenio del presidente Ernesto Zedillo, el número de personas que viven en la pobreza se ha incrementado en un 53 por ciento. ......................... Actualmente, se dice que en el mundo la pobreza tiene rostro de mujer. Jeanine Anderson en el libro "La feminización de la pobreza" explica que "si el porcentaje de mujeres en la población considerada como pobre --que en México representan el 68 por ciento-- supera el porcentaje de mujeres perteneciente a la población en su conjunto--el 52 por ciento son mujeres--, entonces quiere decir que las políticas económicas aplicadas por el gobierno han repercutido en mayor medida en la población femenina". Repercusión que no sólo se mide en términos de la disminución del ingreso económico de las mujeres, sino también cuando la estadística señala que cinco mujeres se mueren todos los días por causas relacionadas con la maternidad, el parto y el post parto. Entre otras cosas, por no tener con que pagar el transporte que las lleve a la clínica rural, o no contar con buenos servicios de salud y atención médica-hospitalaria gratuita o porque no pueden comprar las medicinas o por carecer de conocimientos, es decir, se mueren de pobreza. Y el impacto de dichas políticas económicas en las mujeres y sus familias también se mide cuando el recorte a los subsidios afecta directamente la economía de las familias más pobres. En septiembre de este año, el presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León, anunció el aumento del precio de la tortilla quedando en tres pesos (tres centavos de dólar) . De acuerdo con el investigador del Colegio de México, Julio Boltvinik, 81.5 por ciento del consumo de tortilla se realiza en los hogares pobres, "que son el 78 por ciento de la población". Para este sector de la población que destinan el 35.8 por ciento del gasto familiar a la compra de alimentos, el aumento del precio de la tortilla tiene como resultado que su poder adquisitivo disminuya en 4.5 por ciento, asegura Bolvitnik en su artículo "Lucha contra los pobres". El gobierno, escribe Bolvitnik, declara luchar contra la pobreza, pero en realidad lucha contra los pobres. Y explica: Mientras que para el 10 por ciento de la población más pobre, que dedica el 56.8 por ciento de sus ingresos para comprar alimentos, el incremento en el precio de la tortilla significa una disminución en su poder adquisitivo del 8.5 por ciento; para la población con mayores recursos que gastan el 22.6 por ciento de su ingreso en alimentos, el aumento de la tortilla representa una pérdida de su poder adquisitivo de sólo 3.4 por ciento. ¿Y qué hacemos con las y los pobres? Mientras algunos desde el escritorio de la Secretaría de Desarrollo Social los cuentan y subdividen en categorías eufemísticas como pobres, pobres moderados y pobres extremos, para luego elaborar programas como el Progresa que otorga becas para que las niñas de las familias más pobres del medio rural puedan alimentarse bajo la condición de que asistan a la escuela; otros desde el escritorio de la Secretaría de Hacienda aseguran que con la eliminación de los subsidios como el de la tortilla se busca dejar de subsidiar a quienes no lo necesitan. El panorama vivido por las mexicanas, parece reproducirse en casi todos los países del sur y esa es una de la razones por la que la relatora Radhika Coomaraswamy, propone denunciar las condiciones de vida de las mujeres pobres a fin de sacar a la luz este tipo de situaciones, a menudo invisibilizadas en las grandes cifras y estadísticas generales sobre pobreza, para presionar a los gobiernos nacionales a que cumplan con la obligación de garantizar el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia. Derecho que esta asentado en el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales desde 1976.
https://www.alainet.org/es/articulo/104438
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