II Cumbre de la Tierra: Balance desalentador
01/07/1997
- Opinión
Durante la II Cumbre de la Tierra, que reunió a mandatarios y jefes de Estado en Nueva York del
23 y el 27 de junio, se constató en forma dramática que los países industrializados hacen muy poco
por cumplir con los compromisos asumidos en Río de Janeiro en 1992, durante la I Cumbre de la
Tierra. Más aún, el evento concluyó sin acuerdos claros sobre el futuro del medio ambiente en el
mundo.
Estados Unidos, por ejemplo, se comprometió a reducir, hasta el año 2000, la emisión de gases
tóxicos a los niveles que tenía en 1990, pero se ha excedido en un 13 por ciento más. Este país, con
apenas el 4% de la población mundial, produce la quinta parte del dióxido de carbono, un gas que
contribuye al recalentamiento de la superficie de la tierra.
En Río de Janeiro, los líderes de más de 100 países se comprometieron a proteger el medio
ambiente y a satisfacer las necesidades básicas de la población mundial. Para ello suscribieron dos
tratados y un plan de acción denominado "Agenda 21".
Sin embargo, todas las promesas se han quedado en discursos y buenas intenciones, en tanto que
los países del Norte no logran disimular que la credibilidad de este proceso está agotada. La
realidad es que cada uno de los graves problemas tratados en Río se ha agudizado. Esta es la
constatación que hace EarthAction, la Red de Mundial de Acción por el Medio Ambiente, la Paz y
la Justicia Social.
Se firmó una Convención sobre el Cambio Climático que comprometía a los signatarios a detener el
calentamiento de la atmósfera.
Durante los últimos cinco años las emisiones de anhídrido carbónico ha ido en aumento, al punto
que los años recientes han sido los más calurosos de la historia moderna.
Se firmó una Convención sobre la Diversidad Biológica que comprometía a los signatarios a
proteger a las especies en peligro de extinción.
Los expertos afirman que en los últimos cinco años se han extinguido, a consecuencia de la
intervención humana, más de 100.000 especies de la faz de la tierra.
Los países desarrollados comprometieron "recursos nuevos y adicionales" para colaborar en la
protección del medio ambiente y satisfacer las necesidades de la población de los países en
desarrollo.
La verdad es que la ayuda para el desarrollo se ha reducido con respecto a 1992.
De las muchas razones por las cuales las promesas hechas en Río han fracasado, tres son las
principales:
1. El proceso de toma de decisiones, a nivel internacional es lento e ineficaz, dado que requiere que
más de 200 gobiernos diferentes alcancen acuerdo unánime antes de poder pasar a la acción.
2. La mayor parte de los gobiernos no otorgan mayor prioridad económica a la resolución de los
problemas que afectan a la humanidad.
3. El proceso de toma de decisiones a nivel internacional no responde democráticamente ante la
ciudadanía, lo cual reduce la eficacia de la acción pública.
Es preciso que la ciudadanía señale a los líderes mundiales que no pueden seguir usando métodos a
todas luces fracasados. Los gobiernos no cambiarán fácilmente de opinión a menos que todos nos
decidamos a actuar.
https://www.alainet.org/es/articulo/104418