La comunicación: un reto ciudadano

11/02/1998
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Los tiempos que corren no son precisamente favorables a los derechos. La ley del más fuerte de nuevo quiere convertirse en eje de las relaciones sociales e internacionales. La lógica excluyente del modelo neoliberal predominante incluso ha puesto en entredicho el sentido mismo de ciudadanía. En este contexto, la celebración del cincuentenario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se presenta como un desafío para las luchas encaminadas a profundizar la participación ciudadana en la vida democrática, condición básica de un desarrollo más equitativo y la coexistencia armómica de sociedades que expresen la diversidad humana. Debido al vertiginoso desarrollo registrado a lo largo de los últimos años y el impacto que está teniendo en todas las esferas del convivir social, la comunicación se ha convertido en un área de acción fundamental para tal propósito. Las implicaciones de estos cambios se muestran complejas y diversas. Es así que el desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación corre entrelazado con el proceso de globalización, como efecto y causa a la vez, al tiempo que la información se afirma como el principal insumo de los procesos productivos de punta. En el plano político encontramos que las reglas del juego están cambiando aceleradamente al son del impacto mediático y del refinamiento de técnicas comunicacionales como las mediciones de opinión, mercadeo, manejos de imagen, etc. Y en este nuevo escenario el peso de los medios de difusión se está tornando cada vez más preponderante, al punto que se ha tornado común que actúen con una agenda pública propia. En el ámbito cultural, en tanto, fenómenos como la televisión por satélite o el Internet registran un impacto inédito, cuyo potencial para contribuir a ampliar el diálogo intercultural está siendo disminuido por la acción homogenizadora de la poderosa "industria cultural" dominante. Es conocido que en el curso de los avances de la ciencia y la tecnología tienen un rol determinante los patrones impuestos por los centros de poder. El desarrollo de la comunicación no escapa a esta pauta; por el contrario, su condición de factor de poder hace que se refuerce tal tendencia. Un indicio de ello nos dan las proporciones que están alcanzando los procesos de monopolización y transnacionalización de las empresas que actúan en este campo, acentuando los ancestrales desequilibrios existentes. Resulta, entonces, que mientras más se atraviesan los sistemas y medios de comunicación en nuestras vidas, asumiendo incluso roles de control social que antes estaban reservados a otras instituciones, la posibilidad efectiva de control desde la sociedad tiende a escurrirse como el agua entre las manos, con la consecuente distorsión del convivir democrático. Comunicación y democracia Precisamente porque la comunicación es un elemento cada vez más central para la democracia, es que se torna imprescindible que existan mecanismos sociales para garantizar una mayor democracia en la comunicación. Lo cual implica definir e implementar un marco de derechos que responda a las nuevas características de la era y refleje su importancia social. Y este es un desafío que interpela al conjunto de la ciudadanía a tomar cartas en el asunto. Con estas motivaciones de por medio, como anunciamos en nuestra anterior entrega, del 9 al 11 de septiembre del presente año se realizará en San Salvador, El Salvador, el Foro Internacional: Comunicación y Ciudadanía, bajo el lema "Comunicación para la democracia, democracia en la comunicación". Se trata de una iniciativa que apunta a articular un espacio de confluencia de las más diversas instancias ciudadanas para debatir esta problemática, formular propuestas, buscar consensos, concertar iniciativas y sensibilizar ampliamente a la sociedad sobre la trascendencia del tema. Todos y todas ustedes tienen la palabra.
https://www.alainet.org/es/articulo/104358?language=es
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