El caótico cascarón de la globalización
05/03/1998
- Opinión
"Después comprendí que la imagen era proyectada por otra pantalla, situada encima de mi cabeza, en la que
aparecía invertida, y que esa segunda pantalla era el ocular de un rudimentario periscopio, construido, por
decirlo así, con dos cajones ensamblados en ángulo obtuso, el más largo tendido como un tubo fuera de la
garita, encima de mi cabeza y a mis espaldas, hacia una ventana desde la cual, claramente por un juego
interno de lentes que le permitían abarcar un amplio ángulo de visión, captaba las imágenes del exterior".
Umberto Eco. "El péndulo de Foucault".
El proceso mundial de homogeneización/fragmentación operado por el neoliberalismo ha barrido con las antiguas
evidencias del Poder y las ha reordenado o suplantado por nuevas. Entre las víctimas de esta nueva guerra
mundial están el Estado Nacional y la triada sobre la que descansó su supervivencia, esto es: mercado
interno, lengua y cultura nacionales, y clase política local. Para mantener, fortalecer y hacer crecer estos
tres aspectos, los Estados Nacionales se apoyaron en policía y ejército, en gobiernos, instituciones y leyes,
en medios de comunicación e intelectuales, en fin, en todo lo que fue la esencia del Estado moderno.
Fue, ya no más.
El complejo proceso de globalización visto como lo que es, como una guerra de destrucción/reordenamiento,
hace saltar en pedazos los mercados internos, tiende a diluir dentro de una homogeneización brutal las
lenguas y culturas nacionales, y se empeña en desplazar y destruir las clases políticas locales.
Con las crisis liquidadoras de los tres fundamentos de los Estados Nacionales, entran en crisis sus apoyos:
ejército, policía, gobierno, instituciones, legislaciones, medios de comunicación, intelectuales.
Los huecos dejados por estas crisis aniquiladoras no permanecen vacíos. "La mundialización financiera ha
creado, por otra parte, su propio Estado. Un Estado supranacional que dispone de sus aparatos, sus redes de
influencia y su medios de acción. Se trata de la constelación formada por el Fondo Monetario Internacional
(FMI), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización Mundial del
Comercio (OMC)". (Ramonet, Ignacio. "Desarmar los Mercados". Le Monde Diplomatique. Dic. 1997 #525.)
Las hiperbombas financieras, detonadas a conveniencia del Poder global, han devastado la superficie política,
cultural y económica de las naciones del mundo. El recuento de daños suma desempleados por millones, guerras
múltiples en microrregiones, destrozos definitivos en el hábitat natural, explotación de mano de obra
infantil, incontables muertes por miseria, millones de vagabundos en busca de mejores condiciones de vida, y
matanzas como la de Acteal.
Pero también entre los antiguos "de arriba" hay bajas. Los agonizantes Estados Nacionales arrastran consigo a
los viejos poderes políticos y económicos. A las quiebras masivas de empresas se agregan los derrumbes de
clases políticas enteras.
La lógica de la globalización neoliberal no es sólo económica, también es política. La imposición de una
economía transfronteriza no es sólo una apertura forzada de la capilaridad de los mercados nacionales, es
también (y sobre todo) un combate contra el responsable del surgimiento y protección de estos mercados, el
Estado Nacional. La homogeneización de la economía corre paralelo a la fragmentación y pulverización de la
política "vieja", y a su relevo por una clase política "moderna".
De los antiguos poderes dominantes quedan restos desordenados del complicado rompecabezas que los mantuvo
arriba por décadas. Un caos de intereses, y de personajes que representan esos intereses, deambula por los
cada vez más estrechos pasillos de los Poderes nacionales. Los políticos de antes son reemplazados por nuevos
modelos: políticos con mil caras...
La Nueva Política y sus Detentadores. Las 7 caras de los políticos profesionales
"When I use a word", Humpty Dumpty said, in rather a scornful tone, "it means just what I choose it to mean
-neither more nor less".
"The question is", said Alice, "whether you can make words mean so many different things".
"The question is", said Humpty Dumpty, "which is to be master -that's all".
"Through the looking-glass. And what Alice found there".
Lewis Carroll.
Al mismo tiempo que los Estados nacionales son destruidos, el Estado Mundial se consolida. Pero éste no
necesita a sociedad alguna, puede prescindir de ella porque el Poder del que es depositario es el otorgado
por los mercados financieros y las hiperempresas. En lugar de ciudadanos electores, las bolsas de valores
conceden la legitimidad necesaria y única: la del poder económico.
Así las cosas, el Estado Mundial necesita, y produce, políticos nuevos para conducirlo. Políticos
no-políticos (puesto que el fundamento social de la política, el ciudadano, ha sido eliminado) que son una
especie de mutantes cibernéticos capaces de varias funciones (previa programación según el software
neoliberal, of course). Estos no-políticos se "producen" en los centros de "alta" educación tecnócrata
(Oxford, Harvard, Yale), y se exportan a los diferentes países para completar la destrucción de los Estados
Nacionales. Para esto, deben tener...
La cara Uno: El Político-Empresario.- En el Estado "Nacional" moderno la política es fundamentalmente
economía de mercado. El país debe ser concebido como una empresa más o menos grande y debe manejarse como
tal. Los planes políticos se asemejan a presupuestos de inversiones y cálculos de costos y ganancias. La
llamada "administración pública" cada vez es más administración y menos pública.
Como en una empresa, lo más importante es la productividad, la máxima ganancia al mínimo costo. A este
criterio se subordinan programas sociales, aperturas y cerrazones políticas, relaciones internacionales,
alianzas y pactos nacionales, ascenso o descenso del "éxito" político, planes gubernamentales y procesos
electorales.
Para el Político-Empresario los ciudadanos no son más que empleados y los funcionarios públicos son capataces
con mayor o menor poder de decisión. La Nación y sus prioridades son valoradas con criterios de
"mercadotecnia moderna": vale el que vale como productor/consumidor. Y el que no vale, puede y debe ser
desechado, eliminado.
La cara Dos: El Político-Abogado.- Para la globalización económica, la estructura legislativa del antiguo
Estado Nacional se convierte en camisa de fuerza y obstáculo a vencer.
Por lo regular, las legislaciones nacionales responden a una triple vertiente. Por un lado la histórica, que
recoge el pasado de la Nación y que consiste en una asimilación jurídica de ese pasado. Por otro lado la que
incorpora las luchas populares y sus exigencias, y regula, a través de normas jurídicas, la satisfacción de
esas demandas y/o su redefinición. En un tercer nivel, se refiere a las formas jurídicas con que las clases
políticas dominantes "legalizan" su poder y legitimidad.
Pero esta estructura jurídica, cohesionadora primaria del Estado Nacional, es un obstáculo legal para poder
operar la disolución de las naciones que la globalización supone y necesita. Así que el neoliberalismo rompe
con ese corpus legal y se confecciona uno a la medida. En nombre de la "libertad de comercio" se abrogan las
legislaciones "nacionales" en educación, derecho laboral, medio ambiente, salud pública, tenencia de la
tierra, uso de los recursos naturales, migración, etcétera. Para esto se crean instrumentos jurídicos
supranacionales. ¿Un ejemplo? En la OCDE se negocia a escondidas, desde mayo de 1995, el Acuerdo Multilateral
Sobre las Inversiones (AMI), para ser firmado en 1998 por los países miembros. Este Acuerdo da a los
inversionistas poderes grandes frente a los gobiernos en materia de inversión, contratación y manejo de las
ganancias.
Por esto, el político "moderno" deber ser, también, un abogado de los dineros internacionales, un abogado del
diablo.
La cara Tres: El Político-Publicista.- La "explosión de los mercados" no va sola. Es acompañada por la
"revolución tecnológica" y por la consiguiente creación de las superautopistas de la comunicación. Por medio
de la una y a través de las otras, el espacio público es invadido por el mercado y sus referentes: compra,
vende. Así que la política moderna se ejerce como "publicidad global".
El líder político es fabricado por la publicidad. Hombres grises y mediocres simulan estaturas de estadistas
(como Emesto Zedillo en México) gracias a técnicas publicitarias y teatrales. La "legalidad" (que no la
legitimidad) del gobernante depende cada vez más de la máquina publicitaria, tan caprichosa como el mercado
al que sirve.
Un escándalo bien manejado puede destrozar una carrera política o encumbrarla, incluso en tiempos alternantes
(véase Clinton y el remis de "Deep Throath" montado en la Sala Oval de la Casa Blanca). Reducida la política
a una cuestión de mercado, es decir, de intercambio de mercancías, el político debe manejar las técnicas
publicitarias.
La cara Cuatro: El Político-General.- La Política, como desde su inicio en la historia de la humanidad, es
sobre todo el ejercicio de la violencia organizada. Por eso el político moderno es también un General. Si
ayer la "Nación" era el argumento para las guerras, ahora es la "ORDENADA libertad" (con el aclarativo "de
mercado" cuidadosamente simulado). El asesinato en masa y la destrucción son también "medios publicitarios"
de mercadotecnia. Estados Unidos es ejemplar en esto. En México, Acteal y la guerra que contra los pueblos
indios lleva adelante Zedillo, le han ganado el aplauso de comentaristas de televisión, revistas de
intelectuales, cúpulas empresariales, el alto clero y juristas decadentes.
Los monstruos que provocan estos "generales" poco o nada tienen que ver con "EL ORDEN". El desorden es la
norma, y el caos es cuidadosamente administrado por una economía mundial que sigue teniendo en el mercado
bélico un importante soporte. Después del fin de la tercera guerra mundial (o "guerra Fría"), los gastos en
armamento se reducen en todo el mundo. Pero a partir de 1994 vuelven a repuntar: En Medio Oriente pasa de
11,9 miles de millones de dólares a 15,3 en 1996. En el Oriente Asiático de 7,0 a 8,9. En América Latina de
0,8 a 1,6. En el Sudeste Asiático de 0,9 a 1,4. En la ex URSS de 0, 1 a 0,3. Sólo en Europa Occidental-OTAN
decrecen de 9,3 a 8,5.
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) declaró que en 1996 el mercado mundial de material
militar aumentó en 8%, y llegó a 39,9 miles de millones de dólares. En 1994 ya había crecido en 13%. Todo
esto después de haber caído, de 1987 a 1994, en menos 61,5% (Courier International #366. Nov de 1997). En lo
que se refiere a los principales vendedores de armamento en 1996: EEUU tiene el 42,6% del mercado mundial, el
Reino Unido el 22,1%, Francia el 14,1%, Rusia el 8,6%, Israel el 3,3%, y China el 1,5%. A partir de 1990
suben EEUU, Reino Unido y Francia. Cae la ex URSS y se mantienen China e Israel (Ian Black y David Fairhall
en "The Guardian", Londres, UK, 1997).
La cara Quinta: El Político-Embajador.- Rotas las fronteras para los capitales y redefinido el mercado como
amo supremo, la internacionalización del quehacer político obliga a los políticos modernos a desempeñarse más
como agentes viajeros, duchos en idiomas extranjeros y diplomacias de salón. El político moderno no tiene
nacionalidad definida ni más idiosincrasia que la del mercado. Es norteamericano en Estados Unidos, y en
América Latina, y en Europa, y en Asia, y en Africa, y en Oceanía. Su patria única es Wall Street, su color
el verde dólar, piensa en inglés y vive al ritmo de los índices Dow Jones y Nikkei.
La cara Sexta: El Político-Historiador.- En el neoliberalismo la Historia se recicla para negarse y provocar
arrepentimiento. En el globalizado sacrificio de las utopías se incluye la quema de banderas de rebeldía y se
abrazan las del cinismo y el conformismo. El Saber se recicla y recicla sus "sacerdotes". La nueva verdad, la
de los mercados financieros, necesita nuevos profetas. El nuevo político es también un historiador, pero en
sentido inverso. Para él sólo el presente tiene valor y el pasado debe ser visto como el responsable de todo
lo malo que ocurra. "La verdadera historia", nos dice y se dice el neo-político, "empieza conmigo".
La cara Séptima: El Político-Todólogo.- Invadido el todo social por la lógica del mercado, y convertido el
político en el "conductor" de esa invasión, sus "conocimientos" deben abarcar todo, por eso se sienten con
capacidad para opinar de todo. Y si una parte de ese "todo" no es traducible en términos de mercadotecnia,
entonces esa parte no merece atención siquiera...
Estas son pues las 7 caras del político moderno. ¿Le interesa el puesto? No se requiere inteligencia alguna
(Menem en Argentina, Fujimori en Perú, y Zedillo en México lo demuestran). Basta con obedecer a los
mercados...
https://www.alainet.org/es/articulo/104346
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