Los múltiples roles de las mujeres
05/03/1998
- Opinión
Las mujeres como productoras agrícolas
En la producción agrícola mundial las mujeres son la mayoría y ellas juegan un papel trascendental
en la pesca, forestación, como también en la labranza.
Según datos de la FAO (1995), en todo el mundo, las mujeres producen más del 50% de bienes
alimentarios. La contribución de las mujeres a la producción agrícola varía de un país a otro, en
Africa Sub-Sahariana y en el Caribe, las mujeres producen entre el 60 y el 80% de productos
alimentarios básicos. En Asia, ellas realizan más del 50% de las labores relacionadas con los
cultivos intensivos de arroz. En el sudeste de Asia, en la cuenca del Pacífico y en América Latina,
sus huertos familiares representan complejos sistemas agro-silvi-pastorales.
En Asia, datos oficiales reflejan que las mujeres constituyen el 47% de la fuerza de trabajo agrícola
en Filipinas y 35% en Malasia, 54% en Indonesia y más del 60% en Tailandia. En Nepal la
recolección del forraje para los búfalos es un trabajo exclusivo de las mujeres. En Pakistán las
mujeres realizan entre el 60 y el 80% de las labores de limpieza, alimentación y producción láctea.
En América Latina, las mujeres son las principales responsables de la crianza de ganado en pequeña
escala. Las peruanas realizan el 25% de la labor agrícola en todos los rubros, en Guatemala las
mujeres contribuyen con el 25% del trabajo tanto en la producción tradicional como en la
producción de hortalizas para la exportación.
En Africa, las mujeres constituyen el 61% de los agricultores y proveen el 70% de labores agrícolas
en Zimbawe. En Namibia, llegan a ser el 50% de mano de obra especializada y agricultura de
subsistencia. En Tanzania, las mujeres constituyen más del 54% de la población económicamente
activa en la agricultura. En Marruecos, las mujeres contribuyen con más del 50% del trabajo
agrícola, en particular, 63% de la crianza de ganado y cerca del 42% en la producción de vegetales.
En Congo las mujeres representan el 73% de agricultores y producen el 80% de las cosechas para
el consumo doméstico. En Camerún, las mujeres producen alrededor del 90% de alimentos para la
población local.
Las mujeres juegan también un rol importante en la forestación, especialmente en la plantación de
arbustos y recolección de productos forestales para el forraje, combustión y alimentación. Además,
la leña es la mayor fuente de combustión en la mayoría de áreas rurales en el mundo y las mujeres
son casi siempre las únicas encargadas de la recolección de leña, que es usada para cocinar y otras
necesidades básicas como calefacción, iluminación y para hervir el agua.
La pesca a pequeña escala, que provee más del 25% de productos marinos en el mundo, depende
esencialmente de la contribución de las mujeres. En muchos lugares, las mujeres pescan con redes,
trampas, cebo, y otros; cultivan peces y crustáceos, hacen y reparan las redes y las trampas; asisten
a los hombres en los operativos marinos y los alimentan; clasifican, transportan, procesan y venden
los productos.
En el mundo entero, las mujeres, en las comunidades agrícolas, hacen más que procesar los
productos agrícolas, y en muchos lugares son las responsables del planeamiento alimentario
doméstico, del transporte y la venta, tanto como de la producción. Finalmente, con raras
excepciones, las mujeres son quienes preparan y cocinan los alimentos para sus familias.
Mujeres y biodiversidad
La preservación de la biodiversidad y los recursos genéticos de las plantas es ahora reconocida
mundialmente como elemento esencial de la seguridad alimentaria. Porque las mujeres tienen la
gran responsabilidad de dotar a sus familias de alimentación y cuidados, ellas tienen conocimientos
especiales sobre el valor y los usos diversos de las plantas para la nutrición, salud e ingresos. Esto
tiene importantes implicaciones para la conservación de los recursos genéticos vegetales. Las
mujeres indígenas son quienes preservan los conocimientos tradicionales de los usos de las plantas.
Ellas también experimentan y adaptan especies tradicionales, son expertas en recursos genéticos
vegetales. Sería trágico para todos si el sesgo masculino en las organizaciones de desarrollo
condujera a ignorar o menospreciar este conocimiento y expertise.
Es conocido, que las mujeres son las principales proveedoras de alimentos básicos, agua y leña y
que tienen un rol importante en la preservación ambiental y el combate contra su degradación. Las
mujeres reconocen la importancia de los bosques como fuentes de alimento, semillas, productos
medicinales, y muchos insumos de uso doméstico. Ellas tienen un interés particular en el desarrollo
sostenible encaminado a preservar el medio ambiente.
La "invisibilidad" del trabajo agrícola de las mujeres
Es muy probable que las contribuciones de las mujeres en la agricultura, la forestación y la pesca
hayan sido subestimadas. Muchas estadísticas se refieren a la participación de las mujeres en el
trabajo agrícola asalariado, pero no cuentan la enorme cantidad de trabajo que realizan las mujeres
en la agricultura de subsistencia, que es la principal fuente de seguridad alimentaria a nivel familiar y
comunitario.
La razón por la cual buena parte del trabajo de las mujeres se vuelve "invisible" es que los censos,
cuestionarios, entrevistas, diagnósticos tienden a dirigirse a los hombres y tan solo cuentan lo que
es remunerado. Esto deja fuera parte substancial del trabajo de las mujeres y lo valida como trabajo
doméstico impago.
Algunas encuestas solo consideran el trabajo principal de la persona. Entonces las mujeres, que en
el mismo día trabajan en la alimentación familiar, el cuidado de animales, pesca, recolección de leña,
acarreo de agua, transporte y venta de productos, procesamiento alimenticio y preparación de
comidas, pueden no poder contestar a la pregunta cual es su trabajo principal. Adicionalmente, las
mujeres han sido condicionadas a pensarse ellas mismas como amas de casa más que como
trabajadoras agrícolas.
En muchos casos, la recolección de datos no ha sido desagregada por sexo, por ejemplo los censos
pueden registrar cuantas personas realizan trabajo agrícola, sin distinguir si se trata de hombres o de
mujeres.
El remedio es claro. Las cifras deben ser desagregadas por sexo; los censos, encuestas,
cuestionarios, entrevistas y otros, deben tener en cuenta el trabajo no remunerado; una amplia
rama del trabajo agrícola como es el trabajo de las mujeres, deber ser considerado; y las mujeres
deben ser entrevistadas directamente.
Limitantes para la producción agrícola
Los pequeños agricultores, hombres y mujeres, están confrontando diversas dificultades en la
producción agrícola. Las mujeres agricultoras, como siempre, enfrentan adicionales y/o más
severas limitaciones, lo que pone en serias dificultades la realización de la seguridad alimentaria
humana. Estas incluyen:
* La presunción de que la agricultura es masculina. A pesar de que las evidencias muestran lo
contrario, muchos de aquellos que establecen políticas y toman decisiones continúan asumiendo
que los hombres son los principales agricultores. Las necesidades y perspectivas de las mujeres
agricultoras no son, por consiguiente, suficientemente consideradas en las políticas, programas y
proyectos.
* Las directivas de las políticas y programas de desarrollo están orientadas a la producción para la
exportación más que a la producción para el consumo doméstico. El modelo de desarrollo
predominante enfatiza en la producción rentable para exportar en detrimento de la producción de
subsistencia comunitaria o nacional. Además del hecho de que hay sueldos bajos y condiciones de
explotación para los hombres, y aún más para las mujeres, el incremento de ingresos no compensa
la disminución de comida ni incrementa necesariamente el acceso a esta.
* La falta de acceso a los recursos agrícolas, al crédito, tierra, membresía en asociaciones y
cooperativas. Las mujeres tienen menor acceso que los hombres a las informaciones agrícolas y a
la capacitación, cuyos curriculos obvian las necesidades de las mujeres del campo. Aún cuando la
legislación no establece límites en los derechos a la propiedad y a su membresía en cooperativas, la
tradición se encarga de hacerlo.
* La mala orientación de la investigación agrícola: el énfasis en la producción comercial y en los
rubros confiados a los hombres han conducido a estos rubros sean mejorados y aquellos que son
responsabilidad de las mujeres sean dejados de lado.
* La degradación del medio ambiente incrementa el trabajo de las mujeres, quienes tienen que
desplazarse cada vez más lejos para recoger agua o leña, y vuelve difícil la recolección de
alimentos, productos medicinales y otros insumos de uso doméstico.
* La globalización y liberalización del comercio. Con la globalización, el reconocimiento y la
valoración del rol que juegan las mujeres en la seguridad alimentaria han sido devaluados. La
liberalización del comercio ha desplazado a las mujeres de la producción, esto ha llevado a las
agencias de cooperación hacia una nueva preocupación: "integrar a las mujeres al desarrollo". Pero
no se trata de integrar a las mujeres dentro del modelo de desarrollo fallido sino de cambiar de
modelo.
Traducción de ALAI, extracto del Artículo "Inseparable, The crucial Role of Women in Food
Security", Ed. Isis International-Manila.
https://www.alainet.org/es/articulo/104345?language=es
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