"Extirpar la cultura de la confrontación"

28/04/1998
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Mientras la campaña electoral que se llevará a cabo el próximo 31 de mayo, registra la novedad de que la candidatura del conservador Andrés Pastrana, fortalecida con la adhesión de algunos sectores liberales, está superando en las encuestas al candidato oficial Horacio Serpa, la guerra, la violencia y la violación a los derechos humanos no se detienen. A los ya habituales combates entre el ejército y la guerrilla, y el asesinato de defensores de derechos humanos se vino a sumar la retención por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, de tres ciudadanos estadounidenses y un italiano. El movimiento guerrillero anunció que si se logra comprobar vínculos de estos ciudadanos con agencias de inteligencia de Estados Unidos, serían sometidos a un "juicio revolucionario". Este hecho no vino más que aumentar la preocupación de la administración Clinton por la incapacidad del ejército colombiano para derrotar a la insurgencia, que de "no lograrlo en cinco años convertiría a Colombia en un narco Estado". Concebido de este modo el problema, no se puede esperar otra cosa que una mayor injerencia de Estados Unidos en el conflicto, lo que se confirma con las declaraciones del flamante embajador estadounidense en este país, Yaunque Kamman, quien aseguró que sectores de la guerrilla tienen nexos con narcotraficantes y que serán tratados como tales. De otro lado, es evidente que los principales movimientos insurgentes están marchando por separado en sus estrategias políticas: mientras el Ejército de Liberación Nacional, cuyo líder el cura Manuel Pérez falleció víctima de una hepatitis, firmó en España un preacuerdo con el régimen de Samper, las FARC se han negado a negociar con éste aduciendo que está desprestigiado y carece de legitimidad. Precisamente en esta entrevista, Raúl Reyes, miembro del Secretariado Nacional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC.EP), consigna la posición de su organizaciones en relación a la situación política de su país, los paramilitares, los derechos humamos y la paz. ALAI: Al parecer ustedes han descartado la posibilidad de negociar un acuerdo de paz con el gobierno de Ernesto Samper que termina en este año. ?Qué estrategia se han planteado cuando están de por medio las elecciones presidenciales de mayo? R.R.: Colombia vive la peor crisis de su historia. Las libertades para quienes están por fuera de la maquinaria estatal no existe, porque impera la violencia indiscriminada del Estado contra los opositores al régimen gubernamental. La protesta popular en todas sus formas es reprimida violentamente mediante el terror y muerte. Se trata de una política empleada por los sucesivos gobiernos, con el aporte decidido de los partidos Liberal y Conservador, que además son los dueños de la tierra, la industria, el comercio y los medios de comunicación. Han hecho de las elecciones el principal instrumento para sostenerse en el poder y desde el parlamento legislar en beneficio de esos intereses, sin que importe la paupérrima situación padecida por los millones de compatriotas, que si desayunan no almuerzan y viven con sus hijos la desnutrición, las enfermedades, las carencias de medicamentos, de techo y educación. Y mientras ello ocurre, son miles de millones de dólares que no aparecen porque van al bolsillo de los politiqueros, para abultar sus cuentas y ser más intolerantes con todos los que reclamen justicia social. Realidad sentida y presente en los hogares de los pobres que cada día los hacen menos interesados en aportar con su voto a fortalecer la democracia de los ricos. Ese sentir doloroso de amplios sectores de la población, también sentido por las FARC-EP, nos lleva a llamar a los colombianos a abstenerse de participar en las elecciones, porque es muy limitado el favor que reciben los desposeídos y mucha la maniobra y el engaño de los oligarcas. ALAI: ?Qué objetivos y qué características tendrá la constitución del Movimiento Bolivariano que ha sido anunciado por ustedes? R.R.: La ausencia de expresiones políticas, serias y ampliamente diferenciadas en sus programas y objetivos a los partidos tradicionales es una necesidad que puede llenar el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia. Que por la falta de garantías suficientes para hacer política de oposición legal en Colombia, solo es posible que nazca, crezca y se desarrolle en la clandestinidad; como forma de darle vida sin mucho riesgo de que sean asesinados sus dirigentes y militantes por las fuerzas enemigas del entendimiento y de la paz, con justicia social. ALAI: En acciones recientes, ustedes han evidenciado capacidad para golpear al ejército. ?Por qué no han podido hacer lo mismo para frenar a los grupos paramilitares que continúan cometiendo masacres? R.R. Paramilitares, ejército y policía, son tres nombres distintos y un solo Dios verdadero. Los tres tienen como misión defender los intereses del Estado. Lo anterior explica que la fuerza pública colombiana unas veces acciona como ejército, policías o paramilitares. En la medida que los militares pierden capacidad de combate frente al desarrollo de la guerrilla, la respuesta la hacen en forma de paramilitares con masacres indiscriminadas contra la población civil y el resultado es que Colombia es uno de los países donde se presentan los más altos índices de violaciones al Derecho Internacional Humanitario y a los Derechos Humanos, con ineludible responsabilidad del Estado. Así que las acciones militares de la guerrilla, además de golpear al ejército, también castiga todos los actores de la guerra contra el pueblo y sus organizaciones. ALAI: Este año Colombia ha sido "certificada" por los Estados Unidos porqué ha hecho "méritos" en la llamada guerra contra las drogas. ?Qué opina sobre el tema? R.R.: La certificación-decertificación es uno de los peligrosos instrumentos políticos de presión e injerencia abierta y arbitraria de los Estados Unidos en asuntos internos de los países del sistema capitalista. Que aprovechan los gobiernos para mejorar el arsenal bélico y los instrumentos jurídicos en defensa de los intereses del gran capital con la justificación de supuestas presiones de los gringos. Eso no es del todo cierto; lo innegable es la ausencia de vergüenza, de dignidad y de verdadero patriotismo de quienes gobiernan a Colombia durante tantos años en la más descarada entrega de la soberanía nacional. ALAI: La población colombiana, según varios sondeos de opinión, está cansada de la guerra, en tanto que todos los actores armados no gozarían de legitimidad ?Han tomado en cuenta estos criterios a la hora de definir sus planes y líneas de acción? R.R. El pueblo colombiano efectivamente está cansado de la guerra y sabe a ciencia cierta que se trata de la guerra de los dueños del gran capital contra los pobres. La guerra se expresa en cada una de las necesidades no resueltas por los gobernantes por la vía del entendimiento porque prefieren invertir en la guerra y no en la paz. No pueden vivir en paz los necesitados de empleo, de aumentos salariales y de pago oportuno de sueldos; ni quienes no tienen viviendas dignas, o padecen enfermedades y por falta de recursos no pueden tratarse; los que sufren el dolor de privar a sus hijos del derecho a la educación, a la nutrición, a la recreación y vestido, y quienes, teniendo la necesidad y las condiciones físicas para trabajar la tierra, tampoco lo pueden hacer debido a que la clase gobernante sistemáticamente se ha negado a hacer reforma agraria democrática con créditos baratos, asistencia técnica, vías de comunicación y mercadeo. ALAI: Según informes de la Defensoría del Pueblo y de organismo de derechos humanos, la guerrilla, al igual que el ejército y los paramilitares, violan el Derecho Internacional Humanitario. ?Qué opinan al respecto? R.R.: Desde que subsisten las desigualdades sociales, políticas y económicas, generadas por la injusta distribución de las riquezas, consecuencia de la concentración de los principales recursos en beneficio de los dueños del país, se violan los derechos fundamentales del hombre, porque el hambre y la miseria implícitamente lesionan todos los derechos. De ahí que solo la paz con justicia social con amplias libertades es garantía para devolver el respeto y la felicidad a los pueblos. Desgraciadamente en Colombia se emplea el rigor de la maquinaria bélica del Estado, para imponer las políticas del capitalismo hoy renovadas con el llamado neoliberalismo, que dejan diariamente escalofriantes cifras de muertos, heridos, niños y viudas desamparadas, debido a la opulencia y avaricia de los oligarcas en el poder. Qué además crearon un ejército formado en el crimen, la tortura, la mentira y sin la más mínima ética, calumnian a los guerrilleros con el fin de recuperar por esa vía la pérdida de capacidad militar y el creciente repudio de inmensas mayorías por el salvaje comportamiento con el pueblo. ALAI: En los últimos meses, se han producido pronunciamientos y movilizaciones masivas por la paz. ?Qué tanto ha influido esto en la definición de sus políticas? R.R.: La paz es el objetivo y la razón de ser de las FARC-EP. Lo que ocurre es que el desempleo, los bajos salarios, la falta de vivienda, de salud, educación y de libertades plenas para reclamar justicia a los malos gobiernos, no es precisamente la paz de los pobres; es la democracia, la felicidad y la paz de los ricos. Por ello mantenemos izada en todo momento la bandera de la paz y nos estimulan los fervientes deseos de paz de los colombianos de bien. ALAI: En Colombia, impera una cultura de la violencia para resolver los conflictos. ?Qué hacer para que impere la cultura del diálogo y la paz? Sabemos que construir la paz, exige invertir recursos, decisiones políticas e inteligencias para emprender la construcción de la formidable empresa de la paz. Que además, implica liquidar pasiones, intereses mezquinos y particulares, para extirpar la cultura de la confrontación y que prevalezca la tolerancia y el respeto por las ideas y la vida ajena, como requisito indisoluble a la cultura de la paz, con diálogo civilizado.
https://www.alainet.org/es/articulo/104275?language=en
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