Conmoción por asesinato de Eduardo Umaña M.
28/04/1998
- Opinión
Numerosas voces se alzaron tanto en Colombia como el exterior
para condenar el asesinato del prestigioso jurista y defensor de
los derechos humanos, Eduardo Umaña Mendoza, por tres pistoleros
que, luego de hacerse pasar por periodistas, le dispararon en su
propio departamento de Bogotá.
En un país en el que abogar en favor de los derechos humanos
entraña un alto riesgo, Umaña inició prolijas investigaciones
para esclarecer las masacres cometidas por la fuerza pública y
los paramilitares en zonas conflictivas como Urabá y Antioquia.
Fue un acusador infatigable, desde la década del 70, de la
guerra sucia, las desapariciones y la justicia sin rostro. Se
esforzó por desenmascarar los aspectos esenciales de la
impunidad que impiden la sanción de los responsables de los
crímenes de lesa humanidad. En uno de los procesos en el que
actuó, logró esclarecer el crimen de una familia completa por el
ejército nacional en la ciudad de Fusagasugá, obligando al
Estado a indemnizar a los afectados. En una de sus últimas
actuaciones judiciales, pidió a la Fiscalía que reabriera la
investigación sobre la muerte en 1948 del líder liberal Jorge
Eliécer Gaitán, y que se exhumaran los cuerpos de las víctimas
en la toma del Palacio de Justicia.
En varias ocasiones recibió amenazas de muerte por parte de
militares, paramilitares y políticos ligados al narcotráfico,
por lo que tuvo que refugiarse en el exterior para salvar su
vida.
Umaña Mendoza, de 50 años, fue defensor de varios dirigentes de
la Unión Sindical Obrera (USO), del sindicato de la Empresa
Colombiana de Petróleos (ECOPETROL), procesados por la justicia
sin rostro, así como de presos políticos. Luego del asesinato,
la USO efectuó un paro de 24 horas, en tanto dos empresas de
telecomunicaciones, la empresa de acueducto y organizaciones
estudiantiles y de derechos humanos repudiaron este crimen y
exigieron sanción para los responsables.
La Comisión de Derechos Humanos de la ONU guardó, en Ginebra, un
minuto de silencio, en homenaje de Eduardo Umaña Mendoza, a
petición de la Organización Mundial contra la Tortura y el
Servicio Internacional para los Derechos Humanos.
Esta muerte "viene a sumarse al continuo de persecuciones,
atentados, desapariciones y asesinatos contra los defensores de
los derechos humanos, de elevado reconocimiento unos y otros
anónimos, que desde hace varios años se registra en el país y
con mayor virulencia en la presente década", indica un
comunicado firmado por ONGs de derechos humanos como la Comisión
Internacional de Juristas, FEDEFAM, Asociación para la
Prevención contra la Tortura, Human Right Watch, entre otras.
Dos días antes de Umaña, fue asesinada en la puerta de su casa,
en el municipio de La Calera, cercano a Bogotá, la abogada María
Arango, ex-dirigente comunista. En una declaración pública, el
Dr. Umaña denunció la responsabilidad de las autoridades en este
caso. Fue su último acto de coraje y dignidad.
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