¡En Lima cambiemos el sistema y no el clima!

Llamamiento a la movilización hacia la Cumbre de los Pueblos

21/08/2014
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Los movimientos y organizaciones sociales, de trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres, ecologistas, reunidos en Lima, Perú, los días 12 y 13 de agosto, convocados por la Confederación de Sindicatos de las Américas (CSA), respaldamos la organización de la Cumbre de los Pueblos paralela a la COP 20 de Naciones Unidas, del 9 al 12 de diciembre de 2014, y nos comprometemos a trabajar conjuntamente y movilizarnos en este proceso. En este sentido, llamamos especialmente a participar de la movilización que la Cumbre de los Pueblos realizará el 10 de diciembre en Lima.

La crisis climática que afecta al planeta es consecuencia del sistema capitalista, con su modelo de producción y consumo extractivista, depredador de los bienes naturales. Este sistema favorece los intereses de las grandes corporaciones transnacionales y atropella los derechos de los pueblos del mundo.

La crisis climática demuestra entonces el agotamiento de este sistema. Sin embargo, frente a su crisis estructural el capital busca nuevas salidas que le permitan continuidad, para tener una mayor concentración de la riqueza y el poder, y garantizar el lucro para las corporaciones y clases dominantes.

Como expresión de esta estrategia del capital, en los últimos años se han agudizado los procesos de privatización, mercantilización y financiarización de la naturaleza, expresados en los principios de la economía verde, que nos presenta las falsas soluciones a la crisis climática. Algunas de esas falsas soluciones son: Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), proyectos de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques (REDD), transgénicos, agrocombustibles, geoingeniería, megaproyectos hidroeléctricos, centrales nucleares, fractura hidráulica (“fracking”), agricultura climáticamente inteligente, entre otras.

Consideramos también que el modelo de dominación y opresión que sustenta la deuda, sigue calando en la vida y derecho al buen vivir de nuestros pueblos. El pago de los servicios de la deuda externa e interna continúa desviando los ya de por si limitados recursos existentes para la inversión social, que podrían utilizarse para hacer frente a las consecuencias que el cambio climático tiene en la vida de nuestros países. Bajo la presión de las deudas, persiste y se profundiza el modelo neoliberal privatizador y extractivista, de modernización capitalista, con fuerte impacto además en los regímenes políticos y jurídicos.

Además, las corporaciones transnacionales han desarrollado un entramado de acuerdos que les permiten garantizar sus privilegios y ganancias, al tiempo que violan los derechos humanos y de la Naturaleza, y tornan imposible la sustentabilidad de la vida. Rechazamos la arquitectura de la impunidad impulsada por las grandes empresas y organismos multilaterales, en complicidad con muchos gobiernos, expresada en Tratados de Libre Comercio (TLC), Tratados Bilaterales de Inversiones (TBI), el Acuerdo Transpacífico (TPP), el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA), y todos aquellos que atentan contra la soberanía y autodeterminación de los pueblos. Denunciamos y exigimos poner fin a los procesos de persecución e inclusive asesinatos de luchadores sociales ordenados por corporaciones en América Latina y diversas partes del mundo, más la represión y criminalización de la protesta social de parte de numerosos gobiernos.

Rechazamos y resistimos las falsas soluciones y proponemos alternativas para el Buen Vivir, la sustentabilidad de la vida y en defensa de los bienes comunes y la Madre Tierra. En este sentido, reivindicamos las formas de vida de los pueblos indígenas, originarios y campesinos, y su cosmovisión en absoluta armonía con la naturaleza, como parte de la solución a la crisis climática, que en América Latina se manifiesta a través de eventos extremos, deslaves, deshielos, inundaciones, sequías, entre otras formas. En Perú, donde se hará la Cumbre de los Pueblos, al igual que en muchas otras partes de nuestra región y el mundo, la sobrevivencia de los pueblos indígenas, originarios y campesinos está gravemente amenazada.

Las organizaciones y movimientos sociales planteamos las soluciones reales a la crisis climática, basados en principios de justicia ambiental y social, y particularmente de justicia climática. Promovemos la libre determinación territorial y el autogobierno, la soberanía alimentaria, un cambio global de la matriz de energía que lleve al abandono de los combustibles fósiles y de lugar a la soberanía energética (energías renovables, descentralizadas y controladas por las comunidades), y la economía solidaria y feminista. Luchamos por una relación igualitaria entre hombres y mujeres.

Asimismo, la defensa de los bienes comunes pasa por la garantía de una serie de derechos humanos y de la Naturaleza.

El cambio de sistema debe implicar una transición justa, a ser construida con los trabajadores y trabajadoras y los pueblos. La transición justa presupone la ampliación del concepto de trabajo, el reconocimiento del trabajo de las mujeres y un equilibrio entre la producción y reproducción, para que esta última no sea una atribución exclusiva de las mujeres. Esta transición pasa además por la libertad de organización y el derecho a la contratación colectiva, así como por el establecimiento de una amplia red de seguridad y protección social, entendida como un derecho humano, así como de políticas públicas que garanticen formas de trabajo decentes.

De cara a las negociaciones de Naciones Unidas sobre Cambio Climático reclamamos un acuerdo legalmente vinculante, democrático y participativo, basado en los principios de equidad y responsabilidades comunes pero diferenciadas, que limite el aumento de la temperatura mundial a no más de 1,5 grados. Llamamos a los pueblos a movilizarnos para respaldar estas demandas.

Continuamos por los caminos señalados en el Acuerdo de los Pueblos de Cochabamba (abril de 2010), la Declaración de la Cumbre de los Pueblos de Río+20 (junio de 2012) y la declaración de la Pre COP Social de Isla Margarita (julio de 2014). Llamamos a las organizaciones y movimientos sociales de todo el mundo a articularnos y reunir esfuerzos para seguir en este proceso de construcción conjunta y unitaria, que tiene a la Cumbre de los Pueblos en Lima como momento de movilización clave en 2014. Consideramos que hay algunas instancias fundamentales para fortalecer nuestra articulación: la reunión internacional de organizaciones sociales rumbo a la COP 21 que se hace este mes en París, las movilizaciones en Nueva York frente a la Cumbre sobre el Clima y la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas de ONU en septiembre, las jornadas mundiales por el trabajo decente que realizan las centrales sindicales en octubre, la Pre COP Social de Cambio Climático de Isla Margarita de noviembre, entre otros momentos de convergencia y movilización.

Las organizaciones y movimientos sociales, y redes internacionales aquí presentes, reafirmamos nuestro compromiso de respaldo a la organización de la Cumbre de los Pueblos y nos constituimos en un grupo de apoyo internacional, al que se sumarán otros grupos internacionales y capítulos regionales y nacionales.

Lima, 13 de agosto de 2014.

Firmas iniciales: Confederación Sindical de los Trabajadores y Trabajadoras de las Américas (CSA), Marcha Mundial de las Mujeres, Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe (ATALC), La Vía Campesina, Jubileo Sur/Américas, Grupo Carta de Belém, Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), Transnational Institute (TNI)

https://www.alainet.org/es/articulo/102678?language=es
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