Escenario de la infamia
27/07/2014
- Opinión
Quién podría dudar de la inteligencia humana si en menos de cien años llegamos a descubrir los secretos del genoma humano, ver la partícula de dios y dominar la mayoría de las pandemias que afectaron a la humanidad en los siglos precedentes (aunque muchas de ellas sean ahora manipuladas por los grandes consorcios farmacéuticos. El SIDA pudo haber costado infinitamente menos muertes si las medicinas hubieran estado oportunamente al alcance, pero la demora fue directamente proporcional a la ganancia obtenida en el mercado por los laboratorios farmacéuticos, más muertes, mayor demanda, mayor precio…) Algunos científicos afirman con vehemencia que el hombre evolucionó de la ameba, mientras Bernard Shaw afirma que aún no conocemos a opinión de la ameba respecto de aquella aseveración. Pero la inteligencia no ha sido suficiente para detener las guerras, el hambre, la miseria y la exclusión en una buena parte del planeta. Continentes enteros han sido asolados por las más despiadadas dictaduras como las de Angola, el Congo o lo que fue el apartheid de Sudáfrica; los quiebres de las democracias en A. Latina hacia los años setenta, las indignidades de Trujillo en República Dominicana, los Somoza, los Batista, los Papa Doc y una cáfila interminable de errores y horrores, entre los cuales destaca Pinochet y por supuesto la Junta de Gobierno de Argentina, hacen plausible la idea de B. Shaw al presentar la duda de la ameba, la que se hace más razonable aún cuando la comunidad internacional asiste al escenario infame de la guerra no declarada por Israel contra Palestina, en el territorio en disputa de la cada vez menor Franja de Gaza. Aquí no es la inteligencia humana sino la degradación de una sociedad que no se conmueve ante la tragedia, el genocidio y los crímenes de lesa humanidad. El sistema de Naciones Unidas, a través del Consejo de Seguridad de la ONU ha hecho un tibio llamado a la paz, ciertamente el Secretario General y el Vicepresidente de Estados Unidos han realizado esfuerzos diplomáticos, mientras la Comisaria para los Derechos Humanos por primera vez en la historia de la guerra, ha señalado que se trataría (trataría) de crímenes de lesa humanidad. Pero aún así, la guerra no se detiene, no hay embargo a Israel, más bien se hacen llamados a Palestina para que deje de agredir a la potencia militar y geopolítica que la aplasta una y otra vez plenamente consciente de creer que es el pueblo de dios.
La urgencia de lo que ocurre en la Franja de Gaza debe ser comprendida abiertamente -sin ambigüedad alguna- como actos inhumanos cometidos contra la población civil por motivos sociales, políticos, raciales, religiosos y culturales. Se trata de crímenes de especial gravedad, puesto que atentan contra la especie humana (El término “Lesa” viene del latín “laesae”, que corresponde al participio presente, en voz pasiva, del verbo “Laedo”, que significa: herir, injuriar, causar daño. De allí las expresiones latinas: “laesae maiestatis” (de lesa majestad), “laesae humanitatis” (de lesa humanidad) que literalmente se traducen: (crimen) de majestad injuriada, o de humanidad injuriada (o herida o lesionada). Así pues, los crímenes de Lesa Humanidad cometidos por Israel son actos inhumanos, son asesinatos, son exterminio, son sometimiento y violación de la dignidad humana, perpetrados por las autoridades del Estado, lo que se opone radicalmente la concesiones que se han hecho en instancias internacionales influenciadas por la ideología neoliberal que vela primero por sus intereses de mercado antes que por la vida humana. Al calificar esta guerra como de lesa humanidad se apunta a subrayar la gravedad del crimen, revelando que no se afrenta a un individuo sino a la especie humana como tal y puede concebirse en el triple sentido: de crueldad para con la existencia humana; de envilecimiento de la dignidad humana; de destrucción de la cultura humana. Entendido dentro de éstas tres acepciones, el crimen de lesa humanidad se convierte sencillamente en crimen contra todo el género humano.
Más nos conmueve la quiebra de un banco internacional que la vida de un niño, en la Franja de Gaza cada veintidós minutos muere un niño; cada quince minutos un consorcio internacional acumula mil quinientos millones de dólares en ventas a futuro y cada noventa días el conocimiento humano se duplica o se renueva, pero cada veintidós minutos un niño de Palestina se muere. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hace declaraciones oportunas cuando hay crisis en las principales Bolsas de Comercio o se quiebran los sistemas financieros de Europa, pero silencia su voz cuando se trata de proveer armas, laboratorios, sistemas de defensa, desarrollo de armas nucleares a los países que son los mayores aportadores financieros del sistema internacional. El silencio huele a dinero, a conveniencia, a intereses no declarados.
Nadie podría tampoco dudar del sufrimiento del pueblo de Israel, cómo cerrar los ojos al holocausto, cómo olvidar a los seis millones de asesinados a manos de los nazis o los campos de concentración que mostraron hasta dónde puede llegar la miseria humana. Conmovida la comunidad internacional y como símbolo de reparación de lo irreparable, concedió al Estado de Israel un territorio, pero lo hizo sobre Palestina; la tierra prometida era de otros y otras y nunca tuvimos la fuerza para detener al nuevo imperio en su expansión y locura. Una y otra vez, con el pretexto de su seguridad fue extendiendo su frontera ante el silencio cómplice de cada uno de nosotros. Los vendedores de armas están contentos, los traficantes de almas están contentos porque al estar al lado del poder los ha hecho más ricos, pero sus monedas están manchadas de sangre y no hay lluvia en todo el planeta que lave sus manos.
Escribo desde la distancia y seguridad de estar a miles de kilómetros, desde la impunidad de la palabra y convencido que la dignidad humana debe ser reparada en todos los rincones del planeta, convencido que la comunidad internacional no puede darle mayor valor a un banco que a la vida humana y que el afecto es el único camino para el entendimiento, pero no es el afecto de lo ingenuo sino la voluntad ética de respetar al otro como parte lo que uno mismo es. La Guerra contra Palestina debe detenerse porque es una afrenta al género humano
Israel comete crímenes de lesa humanidad y el holocausto no lo justifica, estamos en el escenario de la infamia.
Pedro Avendaño Garcés
UiTC, 2014
https://www.alainet.org/es/articulo/101951
Del mismo autor
- Escenario de la infamia 27/07/2014
- El país de nunca jamás: el golpe de la memoria 04/09/2013
Clasificado en
Clasificado en:
Guerra y Paz
- Prabir Purkayastha 08/04/2022
- Prabir Purkayastha 08/04/2022
- Adolfo Pérez Esquivel 06/04/2022
- Adolfo Pérez Esquivel 05/04/2022
- Vijay Prashad 04/04/2022
