El plan Centro: Matrix distrital
Derecho al centro
28/08/2005
- Opinión
La serie cinematográfica “Matrix” recrea la situación de una sociedad a la que le han hecho creer que la subvida a la que está sometida es lo normal y que quienes roban su energía son sus benefactores, la serie narra las peripecias de un núcleo de libertarios que luchan contra el poder de dos fuerzas complementarias, la ignorancia social sobre su real situación y una fuerza implacable refinada por la inercia del poder real. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, nos referimos a la realidad del mundo, de Colombia, de Bogotá y del Plan Centro.
En efecto, la “economía” siempre fue la función a través de la cual la sociedad humana resolvió sus necesidades primarias, la sobrevivencia, esto es, su necesidad elemental de alimentos, de vivienda, de abrigo, de protección, así ejemplo, en las sociedades primitivas, el previsivo consejo de ancianos organizaba distintas comisiones para resolver los problemas de caza y pesca suficiente, de búsqueda de una nueva caverna donde alojar al clan, de vigilancia ante los riesgos, no cabía la posibilidad de que un día –ejemplo- la mitad del colectivo fuera sorprendido por el hambre, no hubiera espacio para todos en la caverna o perdieran su acceso al agua o al fuego. Aquellos ancianos hacían planeación, que es lo contrario de improvisación. Aún en la oscura etapa medioeval, el señor feudal se aseguraba de que los esclavos tuvieran alimentos y protección, de eso dependía su propia alimentación y la de su corte. Y en los dos casos, los primitivos o los feudales, la trasgresión a esas elementales normas económicas se pagaba con la vida de esas sociedades tal como eran, media tribu con hambre o sin vivienda significaba el nacimiento de una nueva tribu que cambiaba de inmediato de jefes y emigraba en la búsqueda de un mejor destino o el levantamiento de los siervos de la gleba bien podría conducir a la ejecución del déspota o al destierro.
Hoy la economía no tiene nada que ver con las necesidades básicas de las sociedades, de hecho, tres cuartas partes de Africa muere de hambre y de enfermedades asociadas a la insuficiencia alimentaria, en Colombia la mitad de la población está en la línea de pobreza y hay –según las mismas cifras oficiales- 11 millones de indigentes, esto es, bajo la pobreza absoluta. Pero la economía mundial y la colombiana dizque crecen, es mas, para que esa economía siga saludable –dicen los expertos- se sacrifica la salud de sus sociedades. Es el mundo al revés, tanto que sus cínicos pretenden y hasta consiguen la reelección.
La vieja caverna es la vivienda actual, se calcula un millón de unidades familiares faltantes, sin contar con el crecimiento vegetativo, esto es, sin la demanda de vivienda de los miles de nuevos hogares que anualmente se forman. El Gobierno Nacional debe estar por anunciar –siempre en elecciones y al entrar el cuarto año de mandato, ahora mas con las ganas de permanecer del actual- billones para los problemas sociales que nunca se resuelven, dicen los politólogos, porque si se cumpliera no habría nada que prometer en las siguientes elecciones. Así las cosas, se diseñan nuevas promesas y mentiras y los publicistas nuevas imágenes.
Metámonos al centro, ya sabemos que las sociedades no son lo que importa, sino los negocios que con esas sociedades pueden hacerse, claro a nombre de la economía, las ciudades son el negocio moderno –ni siquiera los países, si acaso sus territorios, su riqueza acuífera y biológica- la ciudades son sinónimo de consumos concentrados, los centros son imanes para un turismo integral, que puede visitar en la mañana una reliquia religiosa, al medio día almorzar en un restaurante típico, en la tarde asistir a una conferencia especializada y en la noche divertirse en un casino o bar donde será atendido por una joven “descomplicada”. La planeación al servicio de nuestra descomposición social, no solo hacen planes sobre nuestro territorio sino que también han pensado en nuestras familias ... ¿ porqué deberíamos quejarnos ? ¡Si nos están ofreciendo el paquete completo !
Pues bien, el punto es : no queremos ser muestra de ésta sociedad consumista, sus desarrollos y mentiras, a esa economía desalmada, gigantismo urbanístico y luces de neón, millonarios y mercenarios, casinos y prostitutas, le oponemos la economía elemental de nuestras necesidades básicas nunca satisfechas, los restaurantes populares de quienes con nuestra hambre somos el mercado de los alimentos y debemos ser la empresa social de nuestras soluciones, inversión para los hermosos alojamientos y estancias de un nuevo concepto de vivienda social para las familias necesitadas del centro, recursos para el progreso integral de nuestros barrios, plazas y parques. Organización social para la gestión de riesgos, reparación y manejo moderno de residuos complejos, adecuación de vivienda digna para familias y adultos mayores en construcciones recuperadas. Debemos negarnos a pasar por el aro del capitalismo engañoso y abrazar el talante de una nueva sociedad en construcción. Y al centro como ejemplo de nueva sociedad.
A la sociedad consumista y vanal que nos venden desde una televisión de pacotilla y realitys, podemos proponernos una sociedad moderna pero austera y frugal, todos nuestros asuntos claves pueden ser resueltos asociativamente. Que vengan los turistas a apreciar una ciudad que presenta con orgullo la solidaridad de sus gentes con los mas necesitados al permitir su acceso al mercado natural de su altísima concentración ciudadana en el centro, autoregulados para evitar que el comercio formal resienta esos agostos, mientras explora -paso a paso en sus carencias y potencialidades- la mina abierta de una productividad cierta que reposa sobre la solidez de la disposición.
Bogotá tomó esa decisión serena y feliz hace años, porque tiene la lucidez de lo profético, votó en las últimas elecciones por un cambio cierto al continuismo de un Plan que nos llevó a donde todavía se aprecian esos dolores concentrados, desde ésta Santafé, en medio de la tagicomedia conocida, permítanos ofrecer a la Alcaldía Mayor no solo las ideas sino las condiciones básicas y las personas que bien pueden producir el milagro de un viraje de 180° para la planeación de una ciudad que vaya al centro del ejemplo hacia una nueva sociedad, la que se merece Colombia desde hace tantos sacrificios.
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