Minería para la miseria y el genocidio
23/10/2000
- Opinión
La compleja distribución de la riqueza de las naciones, el particular
desarrollo de éstos y la situación geográfica y política de los países
denominados del Tercer Mundo, ha incidido en el nacimiento de las
democracias, la vigencia y el respeto de los derechos humanos en estas
regiones.
Estados Unidos ha jugado un papel fundamental en la desestabilización de
América y en especial de Colombia. Desde aquel zarpazo que nos arrebató a
Panamá en 1903, luego la masacre de las bananeras en 1928, el asesinato de
Jorge Eliécer Gaitán en 1948 y el posterior derramamiento de sangre que cegó
la vida a más de medio millón de personas, la incursión de asesores gringos
en los proyectos de contrainsurgencia y la implementación del Plan Laso en
1964, el adiestramiento de oficiales colombianos en la Escuela de las
Américas que posteriormente implementan los grupos paramilitares, el
desarrollo de una política anti-drogas que no toca los carteles
norteamericanos que se lucran con el 80% de las ganancias del tráfico de
estupefacientes, hasta la amenaza de invasión, resumen la particular manera
de "proteger la democracia mas antigua de América Latina".
Esto por supuesto se refleja en la vigencia y el respeto de los derechos
humanos en Colombia. Los Gobiernos norteamericanos se han aliado con las
oligarquías criollas para poder desarrollar estrategias económicas, que
permiten sostener el proceso de acumulación y de paso marginar a la mayoría
de la población de los frutos de la riqueza nacional; esto por supuesto
produce no solo violación de los derechos económicos, sociales y culturales
de la población sino que también afecta los derechos políticos de la mayoría
marginada.
Lo que pretendemos demostrar es cómo las más graves violaciones a los
derechos humanos de los colombianos, están íntimamente ligadas a la
implementación de modelos económicos y al desarrollo de mega-proyectos que
marginan brutalmente a campesinos, indígenas, mineros, trabajadores y a la
simple población civil en zonas de paso de la insurgencia armada. El caso
Sur de Bolívar es uno de lo más elocuentes.
Un caso, el Sur de Bolívar
El Sur de Bolívar esta ubicado hacia el centro de Colombia y posee alrededor
de la mitad de la población de este norteño Departamento. Es bañado por el
río Magdalena y ha sido zona de permanentes conflictos sociales. El Sur de
Bolívar produce la mitad del oro que genera el país (1), Río Viejo era,
antes de las incursiones Paramilitares, la población con mayor producción,
por encima de las poblaciones antioqueñas tradicionalmente las más
productoras.
Mineros procedentes de diferentes zonas de la república que huían de la
"violencia" (2) se asentaron en la serranía de San Lucas, al Sur del
Departamento de Bolívar a explotar de manera artesanal los yacimientos de
oro. Paralelo a esto, una familia apellidada Illera Palacios pretendía unas
minas ubicadas "en cercanías del municipio de Simiti", no cumplían ni
siquiera con la ubicación geográfica de dichas minas, no poseían título de
la corona española, nunca habían metido siquiera un pie a la mina y no
tenían sentencia del contencioso administrativo que reconociera la propiedad
privada de estas "minas", elementos estos que exige la legislación
colombiana para reconocer dicha propiedad privada.
Siempre alegaron problemas de orden público en la zona (antes de 1970) para
no iniciar trabajos de exploración o explotación, pero en el momento que se
iniciaba la más criminal acción paramilitar sobre esos humildes mineros, si
solicitan al Ministerio de Minas una "conciliación" con los reales
propietarios. Pero lo que se escondía detrás de esta propuesta era una muy
bien montada estrategia para quitarles su medio de subsistencia. Una
abogada de la transnacional minera Corona Goldfiels, (subsidiaria de la
norteamericana Conquistador Mines), que se había constituido en la apoderada
de dicha familia, creó (3) una empresa denominada Minera San Lucas Ltda en
compañía de un ciudadano norteamericano llamado James David Greembaum
(posible miembro de la Corona Goldfiels) para contratar la explotación de
esas "supuestas minas" y firman un contrato con los Illera Palacio (4), a
sabiendas que existía ya desde 1994 una solicitud de los mineros de hecho
para que se legalizaran estas minas de oro y ésta debía ser concedida por el
Ministerio de Minas (5).
No contenta con esta situación, dicha abogada crea una empresa temporal se
hace contratar por el Ministro de Minas Rodrigo Villamizar Alvargonzalez
(6), para elaborar el nuevo proyecto de Código de Minas y en él introduce un
artículo (el 29), que pretende reconocer la propiedad de una mina al que
primero presente la solicitud, en este caso la empresa que previamente
habían constituido los representantes de la norteamericana Conquistador
Mines. Además de este artículo introduce otros que garantizan el no pago de
impuestos para la importación de maquinarias y equipos (artículo 184) para
las compañías transnacionales, la no-aplicación de la legislación ambiental
que protege los recursos naturales (7) y pone en peligro la existencia de
las comunidades indígena y negra (artículo 105). La comisión Quinta de la
Cámara de Representantes agrega después a la propuesta inicial, el artículo
128 "Programa de Sustitución Económica, cuyo objeto es apoyar a los pequeños
mineros desplazados de sus actividades mineras". Con ello cerraban el más
macabro círculo alrededor de unos humildes mineros, que no poseen sino su
vida y unos pocos elementos con los que sobreviven en precarias condiciones.
La citada familia había enviado el 3 de marzo de 1997 una carta (desde el
fax de la Corona Goldfiels) en la que planteaba "que no estaban interesados
en patrocinar o colaborar con grupos paramilitares o fuerzas extrañas".
Tres meses después se inicia la operación paramilitar que se toma al pueblo
más productor de Oro, el municipio de Río Viejo, donde asesinan un poblador
cortándole la cabeza, jugando con ella, plantándola en una estaca en
dirección de la Serranía de San Lucas y expresándole a la población que se
dirigían hacia la Sierra, a sacar a los mineros porque éstos colaboraban con
la guerrilla, que las ACCU iniciaban su presencia para garantizar la entrada
de las transnacionales, que sí daban empleo, generaban desarrollo y pagaban
impuestos al Estado. El 20 de julio de este año y después de una
conferencia en la Ciudad de Cartagena donde se denunciaron estos hechos, es
asesinado el vicepresidente de Asoagromisbol (8) Orlando Caamaño en la
ciudad de Aguachica (Cesar).
Posteriormente se acentúa la operación paramilitar a varias poblaciones con
presencia de mineros a saber: San Pablo, Simiti, Santa Rosa del Sur,
Pueblito Mejía, Tiquisio, San Blas, Monterrey, Puerto Rico, La Pacha,
Morales, Moralito y Arenal. En estas operaciones que han destruido pueblos,
saqueado e incendiado 689 viviendas y dos alcaldías, han hurtado y saqueado
a 7 poblaciones enteras, masacrado a mas de 400 personas, violando mujeres y
hombres, desmembrándolos y desplazando a mas de 35.000 habitantes de la
región. Los militares (9) que han estado al mando de estas operaciones han
sido entrenados en la Escuela de las Américas, que además de darles
adiestramiento los capacita para defender los intereses de las
transnacionales, tal y como ha ocurrido con las compañías Texas Petroleum
Company y B.P.
Vale la pena resaltar aquí, que estas operaciones paramilitares se han
desarrollado a la par de procesos legislativos, que buscan legalizar las
situaciones de hecho generadas por el accionar de estos grupos, es decir
desplazamiento forzado de mineros y creación de una nueva legalidad que
favorece ampliamente a compañías norteamericanas, con el agravante que
quienes están acusados de montar, sostener y apoyar la avanzada Paramilitar
gozan de una enorme impunidad, que los hace intocables ante cualquier
autoridad nacional.
Estos hechos generaron un éxodo masivo de campesinos, mineros y habitantes
de estas poblaciones y de las zonas adyacentes, es decir el Magdalena Medio,
hacia la capital de la República (a la sede de la embajada norteamericana) y
hacia la población de Barrancabermeja; luego de un desplazamiento lleno de
represión, marginamiento y hacinamiento, el gobierno de Andrés Pastrana
Arango, firma un acuerdo con los representantes del éxodo el 4 de octubre de
1998 donde se compromete a dar ayudas, a realizar inversión social, a
proteger a los desplazados, a combatir a los grupos paramilitares y a
procesar penalmente a sus agentes que hayan tenido alguna connivencia con
estos grupos. Todo ello ha parado en la absoluta impunidad, no se ha
procesado a los culpables a pesar de los testigos y las pruebas aportadas en
su momento y con la legalidad necesaria, la situación persiste extendiéndose
a otras zonas mineras del país, objeto de Mega-Proyectos mineros.
No solo mineros y campesinos, también negros e indígenas
Estos mismos procesos de violencia se desarrollan en proyectos mineros de
oro ubicados en otras zonas geográficas como Taraira-La Pedrera en el
Vaupes, la Serranía del Naquen en Guainia, regiones estas pobladas de
comunidades indígenas y donde no existe presencia de la insurgencia. Otros
proyectos como Río-Sucio-Atrato, en Antioquia (Pavarandó, Mutatá y
Pavarandocito), Ataco-Tolima, La Loma-Cesar, Montelibano-Córdoba, Yumbo y
Vijes en el Valle del Cauca y San Juan del Chocó donde las comunidades han
tenido que desplazarse hacia Panamá, por ser víctimas de operaciones
paramilitares que han desplazado a la población nativa de la zona, en aras
de garantizar la entrada de multinacionales que van a desarrollar
potenciales proyectos mineros. Similar situación ocurre alrededor de los
Valles del río Magdalena y el Cauca, donde se explota petróleo y en la zona
de la Gabarra y Tibu donde existen importantes yacimientos de Carbón
coquizable para procesos siderúrgicos de alta demanda norteamericana; vale
la pena resaltar aquí que precisamente las zonas del sur de Bolívar, la zona
de Tibu, la Gabarra y Ataco, son los sitios designados por el gobierno de
EE.UU., para establecer unas bases militares "Anti-narcóticos".
Las transnacionales que además de las ya citadas hacen presencia en estas
zonas son: Exploradora La esperanza, subsidiaria de la canadiense Sur
American Gold Corporation, la también canadiense Greestone, la Midas, la
Normandy, la Minera Archangel S.A., la Multinacional AngloGold que por un
acuerdo con la Conquistador Mines, pretende entrar a nuestro país a
desarrollar procesos mineros y el Gobierno de los EE.UU., que por medio de
su Secretario de Energía anunció que para respaldar la inversión energética
y minera norteamericana, triplicaría la "ayuda" militar al gobierno
colombiano (10).
Qué pedimos los colombianos
Lo que arriba hemos descrito demuestra que los colombianos no somos una
"raza violenta" como lo dicen a gritos algunos medios de comunicación, que
pagados por los verdaderos responsables de la violencia en Colombia,
pregonan a medio mundo esta falsedad. Nuestra "maldición" es poseer enormes
recursos naturales y estar en una posición geopolítica definitiva para los
planes de las multinacionales, por ello a ellas y a los gobiernos
norteamericano, europeos y canadiense les exigimos cesen su intervención
política y económica en la guerra y les conminamos a que en las zonas donde
hagan inversiones, garanticen, junto al Estado colombiano, la vida, la
honra, los bienes de los pobladores de estas zonas.
Notas
1.- Datos del Ministerio de Minas y Energía para 1996.
2.- Así llamado el período de enfrentamiento generado después del asesinato
del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, en 1948 por la C.I.A., en la
denominada "operación pantomima".
3.- En marzo 17 de 1995, con matrícula comercial No. 00639965 inscrita el 31
de Marzo de 1995, bajo el numero 487094, del libro 9 de la Cámara de
Comercio de Bogotá.
4.- El 22 de marzo de 1995, en la Notaria 6 de Barranquilla.
5.- En noviembre 26 de 1996 en un informe de la Dirección de Ingeniería se
expresa que "el área de reconocimiento (de los Illera Palacio) presenta
superposición con las solicitudes de minería de hecho", es decir de los
pequeños mineros que desde 1994 habían solicitado su legalización.
6.- Por contrato de consultoría No. 153/ 95 del 20 de septiembre de 1995,
entre la Unión Temporal Aramburu y Ricaurte y Fiduciar, por encargo
fiduciario entre el Ministerio de Minas y Energía y presentado el 26 de
abril de 1996.
7.- Artículos 7, 34, 35, 36, 37, 38, 98, 99, 100, 101 y 102.
8.- Asociación Agrominera del Sur de Bolívar, hoy Fedeagromisbol,
organización que reúne a 3.500 mineros que trabajan en la zona y que ha
encabezado las denuncias y las movilizaciones que exigen respeto a sus
derechos mineros.
9.- Alvaro Hennan Velandia H. Farouk Yanine Díaz, Hernando Navas Rubio,
Carlos Gil Colorado, Rogelio Correa Campos, Harold Bedoya Pizarro, Jesús
Maria Clavijo Clavijo.
10.- Foro sobre inversión en Energía y Minería, Cartagena de Indias en 1999.
https://www.alainet.org/es/active/966?language=en