A todos los pueblos de la tierra y a los gobiernos verdaderamente democráticos
27/09/2005
- Opinión
Nicaragua está sufriendo una brutal injerencia en sus asuntos internos de parte del gobierno de los Estados Unidos, que además goza con el apoyo de gobiernos occidentales tradicionalmente celosos de sus compromisos con el derecho internacional.
En tres oportunidades en el transcurso de los meses, a través de comunicados oficiales de prensa la Embajada de Los Estados Unidos en Nicaragua se ha expresado abiertamente en contra del regreso del Frente Sandinista al poder en los comicios electorales generales programados para el 5 de noviembre de 2006. Y en este empeño descalifica las alianzas políticas naturales propias de toda lucha electoral y las acciones legislativas y jurisdiccionales que se dan en el marco del Estado de derecho, conforme a la Constitución y las leyes de Nicaragua, en procura y consolidación de tales alianzas.
En su última declaración del pasado viernes 23 de septiembre la Embajada de los Estados Unidos en Managua no solamente reitera su descalificación a acuerdos entre el Frente Sandinista y el Partido Liberal Constitucionalista, la otra fuerza mayoritaria del país, sino que pretende imponer su voluntad a la Asamblea Nacional presionándola para modificar decisiones propias de sus facultades en procesos de desaforación de funcionarios públicos acusados de la comisión de supuestos delitos electorales.
Cínicamente haciéndose pasar como amigos de la democracia en Nicaragua, los que históricamente han estado siempre dispuestos a derramar sangre nicaragüense en apoyo a sus títeres de turno y para imponer su voluntad imperial, en violación a todas las más elementales normas del derecho internacional, tal y como lo confirmó la sentencia condenatoria de La Haya del 27 de junio de 1986, el lenguaje del último comunicado de la Embajada Americana es diplomáticamente intervencionista, procaz y desvergonzado: "Como un país que respalda la democracia en Nicaragua, los Estados Unidos de América condenan enfáticamente las acciones, basadas en intereses políticos mezquinos de la Asamblea Nacional… para retirar la inmunidad de altos funcionarios del gobierno… (exponerlos) a enjuiciamientos políticamente motivados y acosos que debilitarán el estado de derecho."
Continúa el vulgar e intervencionista comunicado de la Embajada Americana en Managua caracterizando las resoluciones parlamentarias como "continuo asalto de los diputados de la Asamblea Nacional a la democracia nicaragüense." Pero más grave aún es que ningún gobierno americano puede alegar desconocimiento de estos actos injerencistas. No sólo por su magnitud y la desfachatez en las formas diplomáticas en que se están dando sino principalmente porque Washington pretende justificarlos en la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos.
Paradójicamente el objetivo de Washington es impedir el regreso al poder del Frente Sandinista de Liberación Nacional por la vía democrática. Porque el Departamento de Estado y en general los países del Norte excluyen de la lucha democrática a todo proyecto político como el del Frente Sandinista que cuestiona críticamente el proyecto neoliberal. Pero además, Washington también presiona al Secretario General de la OEA para que se involucre en el mismo sentido de su política hacia Nicaragua, contra el Frente Sandinista y a favor de las fuerzas políticas que propician la aplicación de sus políticas para Nicaragua. Fuerzas políticas que no tiene representación en la Asamblea Nacional y que hasta hoy son minoritarias en términos de caudal electoral.
El capítulo nicaragüense del movimiento En Defensa de la Humanidad, hace un llamado a todos los otros capítulos hermanos a que se pronuncien en solidaridad con esta declaración. De igual manera hacemos un vehemente llamado al Foro de Sao Paulo y a todos los pueblos de la Tierra y a gobiernos democráticos, en particular a los de América, para que alcen sus voces en contra de esta injerencia norteamericana en Nicaragua.
A estos últimos además, los invita a replantear radicalmente la mencionada Carta Democrática Inter-Americana de la OEA, que hace de la democracia un instrumento ideológico imperialista y no un método para desarrollar un determinado ordenamiento social con independencia de la orientación político-ideológica del ordenamiento resultante. Porque finalmente la llamada Carta Democrática Interamericana persigue la exclusión de las fuerzas políticas regionales que luchan por una organización social distinta a la diseñada por Los Estados Unidos en beneficio del capital transnacional.
MOVIMIENTO EN DEFENSA DE LA HUMANIDAD Capítulo Nicaragua
Miguel d'Escoto Brockmann Aldo Díaz Lacayo Orlando Núñez Soto Oscar René Vargas Francisco Guzmán Aldo Urbina Dr. Gustavo Porras Miguel Ángel Abarca Luis Rocha Fernando Silva Padre Uriel Molina Reverendo Norman Bent Reverendo Walt Morgan Gustavo Adolfo Vargas Rossi López Evelyn Martínez Luis Morales Gonzalo Zapata Adhesiones Dirigentes de la Coordinadora Social: Edgardo García José Antonio Zepeda Domingo Pérez Luis Barbosa Adrián Martínez Maritza Espinales José Angel Bermúdez Dora Zeledón Douglas Pérez Fredy Franco Yasser Martínez Meyling Calero Managua, 28 de septiembre de 2005.
En tres oportunidades en el transcurso de los meses, a través de comunicados oficiales de prensa la Embajada de Los Estados Unidos en Nicaragua se ha expresado abiertamente en contra del regreso del Frente Sandinista al poder en los comicios electorales generales programados para el 5 de noviembre de 2006. Y en este empeño descalifica las alianzas políticas naturales propias de toda lucha electoral y las acciones legislativas y jurisdiccionales que se dan en el marco del Estado de derecho, conforme a la Constitución y las leyes de Nicaragua, en procura y consolidación de tales alianzas.
En su última declaración del pasado viernes 23 de septiembre la Embajada de los Estados Unidos en Managua no solamente reitera su descalificación a acuerdos entre el Frente Sandinista y el Partido Liberal Constitucionalista, la otra fuerza mayoritaria del país, sino que pretende imponer su voluntad a la Asamblea Nacional presionándola para modificar decisiones propias de sus facultades en procesos de desaforación de funcionarios públicos acusados de la comisión de supuestos delitos electorales.
Cínicamente haciéndose pasar como amigos de la democracia en Nicaragua, los que históricamente han estado siempre dispuestos a derramar sangre nicaragüense en apoyo a sus títeres de turno y para imponer su voluntad imperial, en violación a todas las más elementales normas del derecho internacional, tal y como lo confirmó la sentencia condenatoria de La Haya del 27 de junio de 1986, el lenguaje del último comunicado de la Embajada Americana es diplomáticamente intervencionista, procaz y desvergonzado: "Como un país que respalda la democracia en Nicaragua, los Estados Unidos de América condenan enfáticamente las acciones, basadas en intereses políticos mezquinos de la Asamblea Nacional… para retirar la inmunidad de altos funcionarios del gobierno… (exponerlos) a enjuiciamientos políticamente motivados y acosos que debilitarán el estado de derecho."
Continúa el vulgar e intervencionista comunicado de la Embajada Americana en Managua caracterizando las resoluciones parlamentarias como "continuo asalto de los diputados de la Asamblea Nacional a la democracia nicaragüense." Pero más grave aún es que ningún gobierno americano puede alegar desconocimiento de estos actos injerencistas. No sólo por su magnitud y la desfachatez en las formas diplomáticas en que se están dando sino principalmente porque Washington pretende justificarlos en la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos.
Paradójicamente el objetivo de Washington es impedir el regreso al poder del Frente Sandinista de Liberación Nacional por la vía democrática. Porque el Departamento de Estado y en general los países del Norte excluyen de la lucha democrática a todo proyecto político como el del Frente Sandinista que cuestiona críticamente el proyecto neoliberal. Pero además, Washington también presiona al Secretario General de la OEA para que se involucre en el mismo sentido de su política hacia Nicaragua, contra el Frente Sandinista y a favor de las fuerzas políticas que propician la aplicación de sus políticas para Nicaragua. Fuerzas políticas que no tiene representación en la Asamblea Nacional y que hasta hoy son minoritarias en términos de caudal electoral.
El capítulo nicaragüense del movimiento En Defensa de la Humanidad, hace un llamado a todos los otros capítulos hermanos a que se pronuncien en solidaridad con esta declaración. De igual manera hacemos un vehemente llamado al Foro de Sao Paulo y a todos los pueblos de la Tierra y a gobiernos democráticos, en particular a los de América, para que alcen sus voces en contra de esta injerencia norteamericana en Nicaragua.
A estos últimos además, los invita a replantear radicalmente la mencionada Carta Democrática Inter-Americana de la OEA, que hace de la democracia un instrumento ideológico imperialista y no un método para desarrollar un determinado ordenamiento social con independencia de la orientación político-ideológica del ordenamiento resultante. Porque finalmente la llamada Carta Democrática Interamericana persigue la exclusión de las fuerzas políticas regionales que luchan por una organización social distinta a la diseñada por Los Estados Unidos en beneficio del capital transnacional.
MOVIMIENTO EN DEFENSA DE LA HUMANIDAD Capítulo Nicaragua
Miguel d'Escoto Brockmann Aldo Díaz Lacayo Orlando Núñez Soto Oscar René Vargas Francisco Guzmán Aldo Urbina Dr. Gustavo Porras Miguel Ángel Abarca Luis Rocha Fernando Silva Padre Uriel Molina Reverendo Norman Bent Reverendo Walt Morgan Gustavo Adolfo Vargas Rossi López Evelyn Martínez Luis Morales Gonzalo Zapata Adhesiones Dirigentes de la Coordinadora Social: Edgardo García José Antonio Zepeda Domingo Pérez Luis Barbosa Adrián Martínez Maritza Espinales José Angel Bermúdez Dora Zeledón Douglas Pérez Fredy Franco Yasser Martínez Meyling Calero Managua, 28 de septiembre de 2005.
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