Las dos convenciones de Arequipa
18/09/2005
- Opinión
Esta semana, Arequipa fue escenario de dos eventos claramente opuestos. El
primer plano, por cierto, estaba dominado por el formidable despliegue de
dinero y organización de los empresarios mineros que llevaban adelante su
Convención anual Y, como suelen hacer donde llegan, dieron rápidamente la
impresión de creer que habían entrado a un territorio vacío. Se apropiaron de
las principales plazas, que solícitos policías cercaron para el disfrute de
los poderosos, dejando a la población residente completamente fuera de sus
actividades y afectada en su vida normal. La fiesta era de los mineros, y
salvo las delegaciones de Cerro Verde y algunas minas pequeñas dentro del
departamento, los que estaban reunidos tienen instaladas sus empresas a muchos
kilómetros, en otros departamentos más emblemáticos para el negocio de la
extracción de minerales. Pero es muy dudoso que pudieran intentar una reunión
de este estilo en Cajamarca, Piura, Cerro de Paso, Huancavelica, La Oroya o
Ilo, donde dicen haber estado llevando el desarrollo y la felicidad.
De acuerdo con la versión oficial, el número de participantes sobrepasaba los
7 mil. El costo de la inscripción ascendía a 500 dólares y no incluía ningún
derecho adicional. Cada uno de los inscritos se pagaba su pasaje, hotel,
alimentación y otros gustos. Por lo que es fácil de suponer que cada uno tuvo
un gasto total entre mil y mil 500 dólares. Sin contar los que llegaban
acompañados que probablemente sobrepasaron los 2 mil dólares. Una minucia,
seguramente. Otras minucias: primer ministro, ministro de economía, ministro
de energía y minas, ministro de la producción, ministro de comercio exterior.
Todos profundamente mineros. Ningún otro sector de la economía y la sociedad
ha merecido jamás un despliegue tan abrumador de autoridades. El presidente
regional, el alcalde de la ciudad y los de los distritos ocupados por los
talleres, exhibiciones y otros detalles del evento, todos mineros de pies a
cabeza, creídos hasta el final que la minería es desarrollo porque reparte
dinero; como el caso del alcalde que apareció en la televisión local en estos
días agradeciendo los 20 mil soles de donación que le habían puesto en las
manos, que utilizaría para mejorar los servicios sanitarios de los colegios de
su zona. Mientras tanto los diarios informaban, como si fuera nada, que los
propietarios de Cerro Verde habían aclarado al ministro, que no pagarían
regalías mineras a favor de Arequipa hasta el año 2016. Con 20 mil soles
parece suficiente para exhibir “responsabilidad empresarial”.
Casi toda la prensa de la ciudad blanca, se puso también el casco durante la
semana. A pesar de que los titulares eran: mineros piden derogar ley de
regalías; si no les bajan los impuestos se irán a Chile y otros países; que
otros sean los que paguen el canon; que no se revisen los contratos de
estabilidad tributaria; etc., el normalmente filudo espíritu crítico de los
columnistas de diarios, programas de televisión y de radio (con valiosas
excepciones, en este último caso, como la ventana de información que abre
radio Libertad), se extravió en alguna parte. Claro que toda la prensa estaba
cargada de avisos convencionales. Seguro que cada medio, recibió más dinero
que el entusiasta alcalde de los 20 mil soles. En fin.
En radio Líder, un entrevistador tuvo al frente al congresista Valencia Dongo
que, como siempre, mintió; esta vez respecto a la distribución que ha sido
establecida para el aprovechamiento de las aguas de la nueva represa de
Pillones señalando que se haría por tercios entre mina, agricultura y uso
urbano, cuando es de 60% para Cerro Verde, 30% para agricultura y 10% para una
ciudad cada vez más sedienta por aumento de población. Por el teléfono
intervino entonces un ingeniero que encabeza la oposición a este manejo
arbitrario del recurso hídrico, y el entrevistador le pidió que se dirigiera a
la radio para que ampliara su punto de vista. Pero en la puerta de la estación
los encargados de la vigilancia lo detuvieron señalándole que su nombre
figuraba en una lista de personas que no podían ingresar porque eran
consideradas no gratas a la minería. Así que arriba, frente a los micrófonos,
el conductor del programa se quedó esperando a su invitado. Y el público fue
privado de elementos de juicio, para no molestar a los señores de la mina.
Territorios delimitados, autoridades obsecuentes y prensa que construye la
realidad que les conviene, son consustanciales a la minería peruana,
abrumadoramente dominada por intereses trasnacionales. Arequipa lo ha vivido
por una semana. Otras regiones lo soportan todo el año. El Perú ha pasado más
de cinco siglos anclado en estas relaciones de poder entre la minería y el
resto de la sociedad. Guardando seguramente enormes dudas sobre si este
esquema que subordina y maltrata a la mayoría de los peruanos tiene alguna
forma de revertirse. Durante una semana, los arequipeños se preguntaron por
esto si había otra opinión diferente a la de los empresarios mineros y sus
autoridades y periodistas ayayeros. En la calles se podían encontrar los
afiches invitando a la “Convención Alternativa de los Afectados por la Minería
e Identidad de los Pueblos”, que se proponía directamente ser la voz de los
que no estaban contentos con la situación que celebran los dueños del dinero.
Estuvo citada para inaugurarse en una sala de la Universidad de San Agustín,
pero el rector y el Consejo, le quitaron la autorización en la víspera. Parece
que también tendrán algo de dinero para algunos de los baños del campus que
están en estado deplorable.
Pero de todas maneras hubo, de lunes a viernes, la Convención Alternativa.
Más de 100 personas llegadas de otras partes del país y población arequipeña
que participó de la maratón de ponencias y debates, de las actividades
artísticas y culturales y de la movilización que desfiló por el centro de la
ciudad el día viernes. La Asociación de Agricultores de Arequipa, AMPACA,
alojó a los convencionales, entre los cuales habían representantes de las
comunidades afectadas por la minería de todos los puntos del país;
trabajadores mineros y organizaciones de mujeres esposas de mineros que luchan
contra los nuevos sistemas de contrata que rompen la unidad familiar y
aumentan la explotación y el daño físico; organizaciones urbanas; grupos
juveniles; artistas comprometidos; delegaciones extranjeras (Colombia,
Bolivia), etc. Mantener a todas estas personas sesionando, produciendo ideas,
elaborando alternativas, durante tantos días, sin cuotas de inscripción, ni
fondos de las empresas, pero también sin colaboración de las ONG, iglesia,
partidos políticos y demás entidades acusadas de antimineras, que eligieron la
abstención ante la reunión de Arequipa (tal vez intimidadas o desmotivadas, o
qué se yo), fue un esfuerzo extraordinario que sólo se explica por la
convicción con la que se entendió que alguien debía salir al frente al
monopolio ideológico, político y económico de las transnacionales.
Estoy muy orgulloso de haber sido participante de la Convención Alternativa,
cuya propuesta central es la exigencia de un nuevo trato entre la minería y el
país, con respeto y participación de las comunidades, los trabajadores mineros
y la población en general. Planteamiento que se amarra a la idea de que el
Estado debe ser desprivatizado. Los intereses de las trasnacionales deben ser
desalojados de la presidencia de la república, el premierato, los ministerios,
el Congreso, el Poder Judicial y los consejos universitarios. Un Estado que
regule el poder económico, que sea capaz de promover al productor nacional,
proteger a los más débiles, no puede ser éste que hace alarde de su alianza
con los grandes mineros y que se pone a su servicio. La Convención Alternativa
ha condenado la legislación neoliberal que consagra el abuso y se ha
pronunciado por una Asamblea Constituyente que rediscuta la organización del
Estado, de la economía y la sociedad. Y ha rechazado la suscripción de un
Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y el papel vergonzoso del
presidente que hace de lobbista de los congresistas estadounidenses para no
reconocer que ha fracasado en sacar un acuerdo que considere los intereses
nacionales. Finalmente que el germen de resistencia Alternativa debe ampliarse
y extenderse, rompiendo el abstencionismo. Como lo han hecho nuestros hermanos
de otros países.
En próximas notas trataré de dar cuenta de algunas de las contribuciones que
hicimos a la discusión durante una semana en Arequipa, con un Misti vestido de
blanco hasta los pies y un sol que recién se hizo radiante como suele serlo en
esa ciudad, cuando los señores de la mina empezaban a retirarse hacia los
lugares de donde habían venido.
https://www.alainet.org/es/active/9246
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