Todos contra el MAS
17/08/2005
- Opinión
Entre este martes 16 y el jueves 18 de agosto, la Cámara de Senadores revisará y seguramente aprobará la modificación de algunos artículos del Código Electoral, entre los cuales están la modificación de la fecha de inscripción de candidatos (entre el 6 y 15 de septiembre), el periodo en que podrá hacerse publicidad electoral (seguramente 60 días) y otras referidas a las alianzas y el financiamiento de la propaganda.
Pese a estos pormenores, lo cierto es que la campaña electoral ha comenzado en toda su magnitud. Es más: los medios masivos se nutren, estos días, de los más nimios detalles de las candidaturas que se anuncian, se proclaman, se insinúan y hasta de las que solamente hay rumores.
Todas, absolutamente todas, tienen una característica: se anuncian, proclaman, insinúan o rumorean en relación al Movimiento al Socialismo (MAS) y su líder Evo Morales.
Los adelantados
El primero que rompió lanzas, a no dudar, fue el industrial cementero Samuel Doria Medina. Se autoproclamó candidato a la presidencia con una consigna: “Tenemos que bloquear al bloqueador” y, por si alguien tuviese dudas, explicó que se refería a Evo Morales. Pareciera que, su único propósito, fuese dañar la imagen del popular candidato que encabeza todas las encuestas. A tal punto llega su obsesión, que ha seleccionado a su acompañante con la misma intención: eligió un representante de la llamada “Nación Camba”, grupo reaccionario que, en la ciudad de Santa Cruz, mantiene una cruzada de odio contra el MAS y Evo Morales.
Jorge “Tuto” Quiroga, que tiene ya sigla propia aunque mantiene sus lazos con la tienda política ADN, de su mentor Hugo Banzer, era un candidato cantado desde hace mucho tiempo, pero formalizó su postulación después de Doria. Sus primeras declaraciones tuvieron que ver con el mismo tema que les preocupa a todos ellos. Tomando cualquier pretexto, atacó a Evo Morales afirmando que viajó a Caracas a pedir fondos para su campaña electoral. Le cuesta encontrar acompañante, lo que le ha provocado la reacción de sus antiguos conmilitones Walter Guiteras y Leopoldo Fernández. “Tuto” se inclina por la dirigente campesina Tomasa Yarhui, dirigente campesina que ya fue ministra en su corto gobierno (2001-2002), con la ilusión de medrar alguna votación campesina que, naturalmente, es del MAS.
Los retrasados
Tanto el MNR como el MIR, que gobernaron con Sánchez de Lozada hasta su vergonzosa fuga, se mantienen en la indecisión respecto a su participación electoral, previendo el desastre que arrostrarán en diciembre. Por cierto, el lamentable resultado que obtuvieron en las elecciones municipales, no les da base para pretender una campaña con cierta validez.
Jaime Paz, que sigue siendo jefe nacional del MIR, lanzó su candidatura a la prefectura de Tarija y hasta quiso convencer a su partido para que desistiese de intervenir en las elecciones nacionales y vuelque todo su esfuerzo en la campaña que él encabeza.
El MNR como que quiere y como que no quiere, lo más seguro es ¡quién sabe! Una facción se empeña en salir adelante con la candidatura de Juan Carlos Durán, quien ya fracasó en un intento anterior. Otros, en cambio, tutorados por Sánchez de Lozada y digitados por quien fue su principal ministro Sánchez Berzaín, esperan la decisión que tome aquél. Posiblemente se mantengan en la indefinición, lo que les permite decir después que, en realidad, no participaron. Fríamente, se inclinarían por apoyar la candidatura de “Tuto”; pero la confrontación personal podrá más que los cálculos impersonales. Los operadores de este partido, obedientes al “principal”, tratarán de lograr un acuerdo en esos términos, pero los sobrepasarán los cuadros medios de ese partido que está muy malparado, después del 17 de octubre de 2003.
Pero es la situación de la NFR que encabeza Manfred Reyes Villa, la que juega el papel más desmedrado en esta serie. Viendo sus limitaciones, este dirigente optó también por postularse a la prefectura de Cochabamba. Hay que considerar que, aparte de él, este partido no tiene nombre alguno para ser candidato presidencial. Puede ser que, en la necesidad de concentrarse, opte por dejar en libertad a sus militantes para que voten por quien más les plazca, permitiendo concentrar esfuerzos en el triunfo local de su jefe.
El último grupo que aquí falta, en la agrupación neoliberal, es UCS, el movimiento fundado por el empresario Max Fernández. Este sector, a la muerte del fundador, pasó en herencia a los hijos que están enfrentados y sólo buscan acomodar sus escasas fichas en la línea de quien consideren ganador de los próximos comicios. No sería extraño que se alinearan, por partes, con Doria y con “Tuto”.
Los aguafiestas
Sumándose al coro de quienes denostan al MAS y a Evo Morales, ciertos dirigentes sindicales se han dado a la tarea de sostener que este movimiento no representa a los sectores populares, que han traicionado las demandas del pueblo y, con el mismo entusiasmo, repiten las calumnias de la derecha: fondos de Venezuela, organización de Cuba. En un determinado momento, hasta anunciaron que presentarían su propia candidatura, aunque luego se dieron cuenta que no tendrían ninguna posibilidad.
A lo largo de este proceso que se inició hace dos años, condenaron la realización del referéndum, rechazaron la propuesta del MAS para la Ley de Hidrocarburos, despreciaron la convocatoria a Asamblea Constituyente y, aunque ansían ser postulados por algún grupo, convocan a no votar en las próximas elecciones.
Personajillos que no representan seriamente a ningún sector, sirven de complemento a la campaña implementada por los enemigos del pueblo. Alguno, incluso, se sostendrá en el nombre de un partido político.
Los declarados
René Joaquino, un popular alcalde de la histórica ciudad de Potosí, se ha lanzado también a la arena electoral, apoyado por otros cinco alcaldes que obtuvieron entre buena y muy buena votación en las elecciones municipales.
Pese a la larga negociación que el MAS realizó con varios de estos alcaldes, la decisión final tomó otro rumbo. De hecho, tal rumbo se ha iniciado como enfrentamiento con el instrumento que preside Evo Morales.
Consciente de que sólo puede obtener una votación menor al décimo, Joaquino ha iniciado su campaña electoral mostrándose como un enemigo abierto de quien tiene las mejores posibilidades en estos comicios.
La declaración abierta, no hace otra cosa que confirmar un aserto que ya era evidente desde mucho tiempo atrás: Joaquino no estaba dispuesto a participar en un acuerdo global que reuniera a todas las fuerzas populares; prefirió guardar sus propios recursos, aunque ello signifique alinearse en el campo de los enemigos.
Los digitadores
La campaña, en realidad, no fue iniciada por ninguno de estos candidatos. Oficialmente, los primeros ataques se produjeron en Washington, en las voces de dos prominentes personeros del gobierno de Bush: la señora Rice y el señor Noriega.
No inventaron nada nuevo, pero dijeron lo que necesitaban establecer: que Cuba y Venezuela son los enemigos contra los que deben luchar los grupos de poder. Obedientemente, los partidos tradicionales dijeron inmediatamente lo suyo. Los pretendidamente radicales, tampoco perdieron el tiempo en hacerlo. Quienes se declararon enemigos tardaron un poco más, pero sus ataques alcanzaron muy prontamente el mismo calibre que los demás.
La proyección que se hace en el Departamento de Estado norteamericano es simple: la amenaza de una intervención puede atemorizar a mucha gente para que no vote por el MAS; en caso de que, de todos modos lo hagan y Evo Morales asuma la presidencia, quedaría la posibilidad de hacer realidad la intervención.
Los reales protagonistas
Como en muchos otros casos, los propósitos de estos grupos no toman en cuenta lo único que debiera importar: la actitud de los sectores populares.
Evo Morales ha sido proclamado candidato a la presidencia de la república, por diversos sectores sociales. Lo mismo ocurre con el postulante a la vicepresidencia Alvaro García.
Habiendo rechazado la subvención estatal que se daba desde hace varios años, el MAS tiene autoridad moral para hacer una campaña electoral en la que, la gente aportará, como lo hizo en 2002. Este es un hecho de primera importancia; los partidos tradicionales convirtieron las elecciones en una feria de diversiones donde, quien más se apresuraba, lograba mayores beneficios. Todos los candidatos regalaban poleras, gorras, chamarras, bolsones, material escolar, todo con el nombre del postulante. El pueblo, que recibía los trozos de ese reparto, trataba a los candidatos del mismo modo despectivo.
Con el MAS, la forma de actuar cambió en forma radical. La gente se reúne, prepara comida para agasajar a los candidatos, reúne productos para entregárselos y permitir que sigan adelante en la campaña.
Fue de ese modo que, el MAS y Evo Morales, obtuvieron más del 20% de la votación en las pasadas elecciones, a menos de 2 puntos del primer lugar. Muchos informes señalan que se produjo fraude para impedir que el MAS apareciese en primer lugar, como le correspondía; la falta de infraestructura y personal entrenado, impidió que este partido aportase pruebas que validaran tal afirmación.
Las acusaciones contra el MAS han sido tan virulentas, que están provocando la reacción contraria: grandes sectores de las clases medias se están sumando a la campaña que debe concluir el primer domingo de diciembre. Hay, en estos grupos, una gran preocupación: lograr que los programas de gobierno desmonten la estructura del neoliberalismo y, en el corto plazo, alivien la crisis que golpea a los sectores más pobres, pero también a profesionales, pequeños industriales, artesanos y comerciantes.
Incluso la industria mayor está en serias dificultades por la recesión que se mantiene desde hace varios años. La propaganda interesada que acusó a los sectores populares de haber provocado la recesión con sus movilizaciones de marzo y junio pasados, ha tenido que dar paso a la certidumbre de que esa crisis sólo será superada con una política estatal de protección y promoción que los gobiernos neoliberales no propusieron, obligados por los intereses transnacionales a mantener el mercado libre favorable a éstas y perjudiciales a la industria nacional.
De ese modo, el MAS está logrando el apoyo de todos los sectores que han concluido en la necesidad de un cambio radical en la estructura del país.
Esto es lo que se juega en esta partida que ya ha comenzado y que debe culminar el año próximo, con la instalación de la Asamblea Constituyente.
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