La toma de Quito y la Revolucion de los Ponchos

15/02/2000
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En los últimos 10 años los pueblos indios del Ecuador han logrado desempolvar, sacarle brillo a la historia oficial que por mucho tiempo intentó ocultar una realidad: la existencia de una gran población del país que era sometida y explotada por los grupos dominantes, la diversidad y la particularidad de los diferentes pueblos, el racismo institucionalizado. El levantamiento nacional del 90 fue el inicio de muchos cambios, entre ellos la inclusión del Movimiento Indio en el escenario nacional, contribuye a dotarle a la política de un nuevo matiz que en sí, es visto como una expresión legítima del pueblo. Los aportes del levantamiento son muchos, el tema de la identidad, el mestizaje, el acuñamiento e innovación de conceptos como, nacionalidad, plurinacionalidad, interculturalidad, la recuperación y vigencia de símbolos culturales de los Pueblos Indios, son temas que comienzan a ser analizados a profundidad. La sociedad ecuatoriana que hasta entonces se autodenominaba blanca, hace el intento de recuperar su identidad, de entender su ser como fruto de un proceso histórico del cual no hay razón o motivo de avergonzarse. Otro aporte importante del levantamiento es la propuesta de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, como una necesidad de refundar el país. Finalmente cabe recalcar que el mayor logro del levantamiento del 90 es su presencia, su rol y protagonismo en el escenario nacional e internacional. Reconstituido así el Movimiento, sus acciones posteriores se han concentrado en reivindicar temas específicos, así en el 92, la marcha de la Organización de Pueblos Indios del Pastaza (OPIP) logra el reconocimiento de miles de hectáreas a favor del pueblo Kichwa, Shiwiar. En el 94 la aprobación de la ley Agraria. En el 97 la destitución del abogado Abdalá Bucaram y consecuentemente el compromiso de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Este último tema inaugura una nueva etapa, la coyuntura se desenvuelve en momentos en que todo el conjunto de la población ecuatoriana se siente indignada por las acciones de corrupción, el vulgarismo del ex Presidente de la República Abdalá Bucaram. Debido a esto los pueblos indios, establecen alianzas con los movimientos sociales de la ciudad, los campesinos y los partidos políticos tradicionales. Al interior del movimiento indio, las alianzas son vistas de diferente forma, para algunos permite unir varias fuerzas que contribuirían a exigir con mayor fuerza las reivindicaciones de cada sector, para otros como la militancia del movimiento Pachakutik, permitiría garantizar más adeptos y por lo tanto incrementar el número de votantes, para otros, las alianzas son importantes siempre y cuando se las realice con organizaciones que cuenten con una base social sólida y no con dirigentes que aducen representar a sectores organizados. El desgaste del diálogo En esta dinámica, la movilización del mes de julio del 99, que es liderada nuevamente por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) logra captar la alianza de nuevos sectores como los taxistas, obligando al Gobierno Nacional a congelar el precio de la gasolina y el gas, constituyendo además una comisión de diálogo con el objeto de definir propuestas que beneficien al pueblo en general y a los pueblos indios en particular. El diálogo desde algunos sectores del movimiento indio, era visto como un anzuelo que utilizaba el gobierno para ganar tiempo. Su estrategia consistía en dilatar al máximo el tiempo y en poner en marcha su proyecto que básicamente consistió en: cubrir los desfalcos provocados por los banqueros y empresarios corruptos, encubrir y proteger a los causantes de la desestabilización económica, incautar los depósitos y ahorros del pueblo para salvaguardar a la banca, conceder la base de Manta al Gobierno Norteamericano en condiciones que no favorecen al país; deslegitimar, amenazar y desconocer permanentemente a la CONAIE, como una organización poco representativa y finalmente tomar la decisión de la dolarización. Esta forma de gobernar fue permanentemente cuestionada por los diferentes sectores del país, incluida la derecha, que pedían rectificaciones inmediatas y finalmente la renuncia del presidente, esta última sobretodo, logró una mayor presión en los meses de noviembre, diciembre y el mes de enero, presiones que fueron lideradas por personajes como: el presidente del Congreso Nacional Juan José Pons, de quien decía la prensa tenía listo inclusive su gabinete, los expresidentes de la república como: el Ing. León Febres Cordero, el Dr. Rodrigo Borja, el Dr. Oswaldo Hurtado Larrea; empresarios de la costa, la CONAIE, los movimientos sociales, etc. Destituir los tres poderes En estas circunstancias, la CONAIE promueve en el mes de diciembre la constitución de los Parlamentos de los Pueblos Indios, iniciativa que por presión de otros sectores cambia de denominación y se lo llama "El Parlamento Popular de los Pueblos". La propuesta de los Parlamentos es acogida por todos los sectores y en todas las provincias se promueve su constitución, el objetivo es lograr la participación del pueblo para que ésta defina las propuestas, las demandas de cada sector y sean transferidas luego al Parlamento Nacional de los Pueblos. Las iniciativas son múltiples y el Parlamento de Tungurahua, en la primera semana de enero, lanza la propuesta de "destituir a los funcionarios de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial", la propuesta es acogida por todos los Parlamentos Populares y la consigna de la movilización se focaliza en la destitución de los tres poderes, castigar la corrupción, no a la dolarización. La propuesta inquieta a los sectores de la derecha, los políticos del Congreso Nacional, la iglesia y las Fuerzas Armadas que inicialmente planteaban la renuncia del Dr. Jamil Mahuad o en su defecto la rectificación de su política, se repliegan, superan las contradicciones y forman un solo frente, desde el cual combaten la pretensión de la disolución de los tres poderes. Fortalecido el frente de la derecha, el gobierno amparado en sus antiguos rivales, inaugura una campaña de desprestigio de la CONAIE, a través de los diferentes medios de comunicación, la campaña se concentró en: (1) deslegitimar la representación de la CONAIE, y vender la idea de su división, (2) culpar a la organización de haber rechazado la firma de convenios que beneficiaban a las comunidades, (3) distorsionar las acciones de la organización y reactivar los prejuicios raciales de la población ecuatoriana, (4) Comprar el silencio y la parcialización de organizaciones nacionales indígenas como la FEINE, FENOCIN, a cambio de cuotas, aspiraciones solicitadas por las organizaciones aliadas al gobierno. La prensa logró amortiguar la reacción y la solidaridad de la población mestiza. Pese a esta campaña racista, a la militarización del país y al decreto de estado de emergencia, el 14 de enero se instala en Quito el Parlamento Nacional de los Pueblos, en esta asamblea los parlamentarios resuelven la derogatoria del estado de emergencia, la destitución del Presidente de la República, el desconocimiento del Congreso Nacional y de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y se declaran en sesión permanente. La toma del Palacio Martes 18, las comunidades burlando, el control militar, llegan a Quito y concretan la Toma de Quito. La noche del 20, las comunidades logran el control del Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia, la wipala es izada en el Congreso Nacional. El día 21, los parlamentarios del Pueblo sesionan en el Congreso Nacional y las comunidades, los movimientos sociales, las organizaciones de los barrios populares avanzan hacia el Palacio de Gobierno. En la tarde de este día, Jamil Mahuad, abandona el Palacio de Gobierno camuflado en una ambulancia de la Cruz Roja. En la tarde y noche de este día los dirigentes de los militares, los movimientos sociales, el movimiento indígena, presionados por la multitud afinan acuerdos y resuelven constituir la Junta de Salvación Nacional, constituida por el General Carlos Mendoza, Antonio Vargas y Carlos Solorzano. A las tres de la mañana del día 22, el General Mendoza, rompiendo a su palabra, su juramento y compromiso, renuncia a ser parte de la Junta de Salvación Nacional y a las siete y treinta de la mañana del mismo día, resguardado por las Fuerzas Armadas asume la Presidencia de la República el Dr. Gustavo Noboa. En la mañana de este mismo día, las comunidades retornan a sus provincias. Los representantes de la derecha reaccionan de este shock y recuperan su altivez, su arrogancia y su prepotencia. Su reacción enardecida por la recuperación y control del poder deja al descubierto su indignación y su racismo hacia los pueblos indios y los sectores populares que fugazmente tuvieron en sus manos el poder político del país y piden la sanción inmediata a todos los "golpistas". La Toma de Quito, deja varias lecciones, muchas interrogaciones: la democracia es democracia cuando esta controlada por los sectores de la derecha. ¿La cúpula de las Fuerzas Armadas sirven para garantizar la democracia o resguardar los privilegios, los actos de corrupción de los grupos dominantes que controlan el país? ¿Quiénes violan permanentemente la Constitución y por qué razón no se los sanciona? ¿La toma del poder es el objetivo de los Pueblos indios? La Toma de Quito deja una derecha fortalecida, un movimiento indígena cohesionado, una población mestiza inyectada de racismo, unas Fuerzas Armadas que tratan a sus subalternos como los gobernantes al pueblo, una advertencia contundente en contra de la corrupción. Inquietudes al interior del movimiento indígena en función de definir con mayor precisión el proyecto Político de los Pueblos Indios, un proyecto que si bien no debe descuidar los temas nacionales, debe concentrarse en propuestas concretas que garanticen aspectos jurídicos, educativos, culturales y sobretodo económicos, una propuesta que permita garantizar alianzas amplias con todos los sectores del país, que evite sobretodo caer en extremismos que excluyan o pretendan dominar a cualquier sector. * Ariruma Kowii es kichwa otavaleño, colaborador de la CONAIE.
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