¿Es viable la dolarización en Ecuador?

29/02/2000
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Calificada como una medida eminentemente política, y adoptada como último recurso para sostener políticamente a un régimen cuya fragilidad habría de ser puesta a prueba a fines del mes de enero del 2000, la dolarización de la economía ecuatoriana se inscribe como una radicalización del esquema monetarista, por el cual la culpa de todos los males de una economía se debe a su moneda. La dolarización y la convertibilidad son la apuesta por la estabilidad y por la reconfiguración del horizonte político para las élites, no solo del Ecuador, sino de América Latina. Las voces que reclaman la dolarización oficial de las economías se hacen escuchar con bastante fuerza en Venezuela, en Perú, y en otros países latinoamericanos. Sin embargo, es en Ecuador, un país que atraviesa por una profunda crisis económica y política, donde el gobierno ha optado por un salto al vacío a través del esquema de la dolarización. Si la dolarización ecuatoriana demuestra tener viabilidad económica, política y social, entonces, es bastante probable que la sustitución de la moneda oficial por el dólar norteamericano, se inscriba con fuerza en el debate económico y político del mediano y largo plazo, en la región. Caso contrario, el esquema neoliberal habrá agotado un importante recurso político y, para el Ecuador, podría abrirse una época de incertidumbres, caracterizada, además, por la recomposición política de los movimientos sociales y su gran capacidad de movilización social, lo que genera varios interrogantes sobre el futuro político del país. Las interrogantes Empero de ello, cabe preguntarse, sobre todo después de los acontecimientos que terminaron con la caída del presidente ecuatoriano Jamil Mahuad, ?es viable la dolarización en Ecuador? ?Existen las condiciones económicas y políticas que aseguren la consistencia a futuro de esta propuesta? Más allá de la voluntad del gobierno ecuatoriano, e incluso, más allá de los acuerdos políticos que éste podría lograr con los principales partidos, ?existe una base de sustentación, tanto a nivel económico cuanto a nivel político, que otorguen la certeza de que el esquema podría funcionar, al menos en el corto plazo? Los indicadores económicos dicen que no. También ha expresado sus reparos el ex Director Gerente del FMI, Michel Camdessus. Una mirada a la coyuntura política también genera un profundo escepticismo sobre la viabilidad de la propuesta. De hecho, de los pronunciamientos realizados por los voceros económicos del régimen del Dr. Gustavo Noboa, da la impresión de que el gobierno confunde a la dolarización por la sustitución en dólares de la base monetaria existente. Y la confusión se extiende incluso a las élites que pregonan por la dolarización, cuando piensan que el cambio de moneda implica la reducción ipso facto de las tasas de interés y de la inflación. Además de ello, el gobierno no ha podido exhibir ningún estudio técnico que avalice su propuesta. Es, más bien, el Fondo Monetario Internacional, quien ha conformado comisiones de trabajo para dar alguna coherencia teórica al nuevo esquema monetario. Pero las dificultades existentes parecen insuperables. En efecto, las reservas monetarias en divisas son bastante reducidas, de hecho, el anterior gobierno tuvo que devaluar la moneda a 25.000 sucres por un dólar, para que la reserva monetaria pueda al menos cubrir una parte de la emisión monetaria. Pero además de reemplazar el circulante (la base monetaria), es necesario establecer reservas en divisas para el crédito bancario (M2), para cubrir los pagos por el servicio de la deuda externa, para cubrir los papeles emitidos por el gobierno central como crédito interno y que fueron utilizados para estatizar la banca privada, para cubrir al menos unos tres meses para importaciones, etc. Una breve contabilidad de las necesidades en divisas que le den coherencia a la dolarización ecuatoriana, dan cuenta de, al menos, cinco mil millones de dólares. Ahora bien, el país apenas tiene 800 millones de dólares en reservas líquidas. Las esperanzas están puestas en el proceso de privatizaciones (energía, telecomunicaciones y servicios básicos), y en la eventual ayuda de los organismos internacionales de crédito. Condiciones mínimas Pero, además de los requerimientos en divisas, se necesitan también otras condiciones mínimas para dolarizar la economía, como por ejemplo: confianza irrestricta en el sistema financiero nacional que asegure la operatividad, rapidez, eficiencia y bajos costos en la traslación del sistema. Una confianza que, después de la última crisis, ha sido perdida por la mayoría de los ecuatorianos. Es necesario, también, un fuerte sector externo que asegure un flujo permanente de divisas dólares, y en las cuales los bienes transables en el exterior tengan una alta elasticidad. Lamentablemente, el sector exportador es bastante débil y depende en gran medida del petróleo. Otro requisito es la inexistencia absoluta de déficit fiscal. Ahora bien, las cifras indican un déficit fiscal previsto para el 2.000, del 4% del PIB. La dolarización implica, de otra parte, la armonización de todas las políticas económicas y sociales con el nuevo esquema (armonización de la política fiscal, política crediticia, política financiera, política industrial, políticas económicas al largo plazo); y la coordinación con la Reserva Federal Americana, a fin de determinar alguna compensación por la pérdida del señoriaje por la emisión de moneda, y adecuar los shocks externos con las expectativas internas. Para que la dolarización pueda crear un ambiente de expectativas por parte de los agentes, de tal manera que pueda dinamizarse el mercado interno, es necesario que los salarios y los ingresos sean compatibles con los niveles internacionales, y que existan equilibrios en las cuentas externas de la nación, a fin de asegurar la inversión extranjera y la buena calificación de las bancas de inversión. Ahora bien, el salario mínimo vital en Ecuador es de apenas cuatro dólares y el salario de los trabajadores, que contiene algunas compensaciones sociales, bordea los 55 dólares mensuales. Este nivel de ingresos está por debajo del umbral mínimo de pobreza, definido por los organismos internacionales, que establece al menos un dólar diario por persona para su subsistencia. La invesión extranjera Asimismo, después de la moratoria de la deuda externa, el Ecuador, es un país con alto riesgo para la inversión extranjera. Ello se evidencia en la bajísimas calificaciones que otorgan las bancas de inversión al Ecuador. Con esos niveles de inseguridad e incertidumbre, el Ecuador solo puede hacer atractivas sus inversiones incrementando sus tasas de interés (incluso si están en dólares) y ofreciendo su patrimonio nacional a precios de baratillo. Habría que añadir, también, la contracción de la demanda agregada por los incrementos en los precios una vez realizadas las declaraciones oficiales sobre la dolarización en Ecuador. Efectivamente y acto seguido a estas declaraciones, los precios de los bienes y servicios experimentaron drásticos crecimientos que parecen no detenerse en el corto plazo. En realidad, la economía ecuatoriana estaba (y está) sufriendo las consecuencias de un fenómeno económico por el cual el sistema de precios se va autonomizando de la estructura productiva, de intercambio y de consumo existente al interior del país. Lo que está provocando graves distorsiones en el sistema de precios internos. Este proceso, conjuntamente con la necesidad de compensar el riesgo haciendo atractiva la tasa de interés, configuran un escenario, al menos en el mediano plazo, de inflación y de altas tasas de interés en un contexto de transición a la dolarización. Ecuador demuestra, cual conejillo de indias, las consecuencias probables que puede tener un esquema de transición monetaria en el cual el dólar sea el referente obligatorio hacia el cambio de moneda. Conclusiones De esta manera, se puede concluir que el Ecuador no tiene las condiciones mínimas para asegurar la transición hacia el cambio total de su moneda por el dólar de los Estados Unidos. Empero de ello, sus élites están más comprometidas que nunca con esta propuesta. De hecho, los partidos de la derecha política del Ecuador, que representan cerca de un 80% del total de la representación parlamentaria, han unido esfuerzos y se han comprometido para aprobar, de forma apresurada, todas las enmiendas que legalicen la dolarización de la economía ecuatoriana, a riesgo, incluso, de hacer tabla rasa de todos los preceptos constitucionales que se oponen explícitamente a aventuras como ésta. Además de la pérdida de la política monetaria y de asumir la condición de neocolonialismo, las élites ecuatorianas, demuestran su falta de solidaridad para con el continente y para con la región. La dolarización ecuatoriana hace imposibles los acuerdos de integración de la subregión andina y presenta un peligroso precedente para los países latinoamericanos. La tentación de la dolarización puede cobrar fuerza desde la experiencia ecuatoriana, es urgente, entonces, que la sociedad civil de nuestros países reclame sus derechos por la soberanía y por la autodeterminación.
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