Apoyando a Evo para potenciar Bolivia y UNASUR
08/03/2015
- Opinión
Introducción
Este año 2015 se manifiesta de inicio con una impronta política diferente a los años anteriores, pues se está consolidando el destino de Suramérica como nueva potencia pacífica a nivel mundial, pese a los vaivenes, a través de las decisiones y resoluciones emitidas en las reuniones y encuentros de UNASUR, las que cuentan con el apoyo y la participación de los líderes de la región, interesados en mostrarse monolíticamente como continente de paz y de desarrollo integral. Son los líderes progresistas actuales y los ya desaparecidos los que han puesto todo su esfuerzo para que funcione UNASUR, es decir como organismo político de referencia para marcar la diferencia frente a los objetivos más limitados para nuestra región de la OEA, el FMI, el BM, la CE y la misma ONU. Los países de UNASUR tienen claro que desean paz y no la guerra en la región, como tampoco pretenden participar de las aventuras guerreras en otros continentes, propiciadas principalmente por EE.UU., Canadá y sus aliados de Europa. Tampoco desean nuestros líderes ingresar en la ideología neoliberal a secas como única vía de solución a los problemas que tenemos, donde nuestros países estaban condenados totalmente a imitar o deberían imitar sí o sí la democracia liberal y financiera norteamericana y europea, pese a sus falencias y desigualdades evidentes, para finalmente poder recabar el reconocimiento de EE.UU. y sus aliados. La defensa en la UNASUR de la democracia y la revolución bolivariana del siglo XXI, especialmente en Venezuela, pero también en Bolivia y Ecuador, está frenando en alguna medida los planes desestabilizadores y golpistas del norte; pero también está emergiendo con la defensa de la economía y ruta suramericana hacia el desarrollo integral, el ganar solvencia y prestigio a todos los países UNASUR ante la comunidad internacional; demostrando así que la vía llamada suramericana hacia el desarrollo es posible y necesaria para crecer y potenciar a nuestros países. Aunque esta vía heterodoxa no coincida con el libreto tradicional de aceptar todas y cada una de las disposiciones de EE.UU. y su gobierno intervencionista y guerrero. La vía económica suramericana, en actual construcción a través del fortalecimiento de UNASUR, evidentemente se basa en la economía plural y mixta; la alianza público-privada; la participación del Estado nacional en la economía en condiciones similares al resto de los agentes productivos; las empresas mixtas con participación accionaria estatal; la transferencia de tecnología y patentes dentro de la cooperación sur-sur como emergente de los acuerdos económicos de UNASUR con los países G77+China y los BRICS; en los bancos de desarrollo nuevos de la región (CAF, Banco SUR, Banco ALBA, Banco BRICS, FONPLATA, entre otros); la participación esencial de las MPYMES en la economía de preferencia con base tecnológica; la incubación acelerada de parques científico-tecnológicos e industriales por sectores y en municipios; y finalmente, en la investigación, innovación y desarrollo, para elevar la productividad de los nuevos procesos y productos de la producción industrial urbana y agro-industrial y agropecuaria rural. Es evidente que esta es la base que debe ser reforzada en CyT y complementada con la integración vial, aérea, férrea y también con el uso de las diferentes hidrovías existentes en la región, hoy todavía subutilizadas, como la hidrovía platense PPP, la amazónica MMA o Madera-Madeira-Amazonas, las caribeñas o del Orinoco y Magdalena, entre otras muchas más, todo esto pensado y planificado para unir más y mejor a los pueblos y economías de los países nuestros de UNASUR (MERCOSUR, CAN, ALBA, URUPABOL), y de estos con los países CELAC, BRICS y del mundo en general.
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Posible construir la vía suramericana hacia el desarrollo acelerado y sostenible
Peligros para el crecimiento sostenible de Suramérica
No todo depende de UNASUR como institución, existen peligros latentes contra la unidad y la vía suramericana hacia el desarrollo integral. Veamos. El no cumplimiento de las resoluciones de UNASUR y la actuación aislada de cada país frente a las demandas de EE.UU., el FMI o el BM, es un error grave. Las bases militares nuevas y antiguas de EE.UU. en la región y la aceptación de sus tropas de combate en algunos países de Suramérica, aún con el pretexto de lucha contra el narcotráfico y la delincuencia, puede esto conducir a exacerbar el chauvinismo y el enfrentamiento entre regiones y países. Además EE.UU. pretenderá ganar terreno frente a los acuerdos económicos y de inversión ya existentes de UNASUR con los países BRICS y con los países del G77+China. EE.UU. está tratando de dividir a la región, como siempre lo hizo, tanto en Suramérica como en África especialmente, pero esta vez apuntando a los países más progresistas, incluyendo a Brasil, Argentina y Uruguay. El miedo que se trata de difundir en EE.UU. y en la prensa mundial, acerca de la situación económica y social en Suramérica, ante el supuesto curso fracasado o poco productivo y previsor de la economía de nuestros países, está dirigido para alentar a las fuerzas endógenas de derecha aliadas de EE.UU. y a sus socios dentro de las oligarquías nativas, con el fin planificado por ellos de boicotear y denigrar a dichos gobiernos más progresistas, que en los hechos son ya mayoría en la región.
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G77 + China 2014 en Santa Cruz de la Sierra: Nuevo Orden Mundial para Vivir Bien
Bolivia deberá responder con el desarrollo acelerado
Ante esta situación política en la región los bolivianos podemos responder fomentando el desarrollo acelerado. Con unidad monolítica y junto a las instituciones y empresas del Estado boliviano como tal, se deberá responder unificada y contundentemente, apoyando el proceso de cambio, el plan nacional de desarrollo y al propio presidente Evo Morales, expresado dentro de los objetivos del plan quinquenal de desarrollo económico acelerado 2015-2020; apoyo que además debería ser complementado con nuevos planteamientos económicos, organizativos y tecnológicos, debatidos públicamente, por parte de las instituciones patrióticas y movimientos populares de base, como son la COB, la CEPB, la CSUTCB, la CNI, la CNC, la CAO, la ANAPO, COFADENA, ADEMAF y CAINCO, además de la esencial participación de las Gobernaciones y los Municipios, entre otros. En nuestro criterio tecno-político el debate y las conclusiones deberían contener los siguientes elementos esenciales de planificación, según nuestro buen saber y entender, en dirección positiva hacia la construcción del tecno-socialismo productivo y energético en Bolivia.
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Desarrollo acelerado y sostenible con la gran producción de alimentos
Elevar la gran producción de alimentos y granos
1) elevar progresivamente la producción total de alimentos, tanto para el consumo interno como para la exportación, especialmente hacia los países más demandantes de alimentos de calidad certificada en la actualidad, como son Rusia, India y China, entre otros. En el caso de Bolivia existen planes estatales y gubernamentales de elevar la frontera agrícola hasta 35 millones de hectáreas en la zona oriental, y hasta 15 millones de hectáreas adicionales en la zona occidental, y con esta superficie feraz poner las bases reales en este quinquenio y en el siguiente hasta 2025, para incrementar la producción de alimentos y granos hacia 45 millones de toneladas anualmente o más. Este plan ya fue aceptado últimamente por la parte privada y los agentes económicos grandes y pequeños de oriente y occidente, pero también ha sido también respaldado y apoyado oficialmente por el Gobierno nacional, en una especie de proposición gubernamental denominada de alianza público-privada, para así sobre esta base estratégica poder llegar a beneficiarse con las inversiones necesarias públicas desde el Estado boliviano, tanto en infraestructura general; como en puesta en funcionamiento de vías de acceso; silos; ferrovías; hidrovías y puertos; barcazas y barcos; maestranzas y astilleros; etc. Se necesitará también la formación especializada de más técnicos agrícolas y agropecuarios; más investigadores y trabajadores tecnificados; más personal de transporte; más tecnología y biotecnología de origen propio procedente de centros de investigación endógenos.
El plan de inversiones propuesto para incrementar la producción de alimentos y granos en todo el territorio nacional, posiblemente tenga un valor de 10 mil millones de dólares en este quinquenio. Pero es rentable y se paga a sí mismo, siempre que todos y cada uno de los agentes económicos involucrados, tanto en la producción, como en servicios y provisión energética, paguen impuestos y contraten personal en forma legal y con responsabilidad social. La responsabilidad social empresarial deberá estar presente transversalmente, tanto en la oferta de semillas mejoradas y uso de fertilizantes orgánicos, como en la calidad del producto, la seguridad industrial y la salud ocupacional. Los trabajadores del campo, las granjas y las haciendas deberán ser contratados de acuerdo a las leyes de protección al trabajador, aportándoles con capacitación permanente y contratos a largo plazo. Se deberá incubar centros de investigación y desarrollo de la producción y productividad en cada empresa y en cada sector.
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Con 15 millones de toneladas de alimentos producidos en 2014 se aspira a más
Participación accionaria estatal en las empresas privadas
2) Aprovechando este posible gran boom de producción de alimentos y granos que se viene hacia el futuro, será recomendable que el Estado boliviano, con los excedentes que se posee en el TGN como reserva internacional, intente sembrar adecuadamente los ingresos nacionales percibidos por el gas natural y la venta de productos petroquímicos, participando tecnológica y productivamente con sus propias instituciones y empresas, referidas directa o indirectamente al sector agrícola y agropecuario, es decir EMAPA, INIAF, ADEMAF, BANCO UNION, YPFB, ENDE, COFADENA, etc. Pero más crucial todavía en este desarrollo agro-industrial acelerado que ya está presente actualmente en nuestro país, es decir dentro de esta alianza fáctica público-privada como se plantea y denomina, será la de proponer públicamente a los empresarios agro-industriales, la participación accionaria del Estado boliviano en las empresas productivas privadas más exitosas de alimentos, granos y derivados industriales, con aportes en capital y tecnología dentro de una posible cuota accionaria del 30% o más. Inversión pública que le vendrá muy bien a los empresarios privados para mejorar el equipamiento, las condiciones de cultivo y la compra de maquinarias, entre otros. Como también para incrementar la seguridad jurídica y legal. Así, el Estado boliviano podrá ser co-propietario, invirtiendo en acciones agro-productivas, que le traerán provechosamente utilidades anuales, dentro de un agro-negocio prometedor de alimentos, que cada vez será más grande y más rentable. Pero también para proponer y legalizar la generación de electricidad con la biomasa acumulada, la producción de super-alimentos certificados con mayor valor agregado, etc.. La alianza público-privada en Bolivia deberá funcionar y ser de beneficio mutuo tanto de ida como de venida, es decir que mientras crezca la riqueza y bienestar de los empresarios, paralelamente también el Estado boliviano también se hará más poderoso y pudiente, más regulador y participativo. Las utilidades que se obtenga o llegue a obtener el Estado boliviano, con la producción incrementada de alimentos y granos, deberán ser reinvertidas adecuadamente, como ya se ha hecho habitual con el Gobierno de Evo Morales; es decir para mejorar aún más el ciclo de bienestar social de la población. Este camino posiblemente represente y muestre objetivamente mejor que otra ejemplo, la economía plural en acción que deberá funcionar en nuestro país, con empleo integral de normas de gestión y calidad total en la exportación y el consumo interno; además con utilización de nuevos mercados emergentes ávidos de alimentos, consecuencia de las alianzas económicas estratégicas de Bolivia con los países UNASUR y BRICS, entre otros. Se podría decir que esta es una forma de construcción del denominado tecno-socialismo productivo y energético en Bolivia, y que posiblemente sirva de ejemplo también para otros países ALBA y UNASUR. Esta metodología funcionará siempre que todos los agentes económicos estén de acuerdo, o el Estado nacional planifique de tal manera los incentivos necesarios para la producción de alimentos, que se logre y concrete el objetivo principal, que es la participación accionaria y no burocrática del Estado boliviano en las utilidades y beneficios. Se trata de una nueva forma de descentralización y desconcentración, pero donde accionariamente el Estado nacional como las Gobernaciones y Municipios, recibirán ingresos sin involucrarse directamente en la gerencia de producción, aunque sí indirectamente en la planificación empresarial, con la participación de los agentes económicos grandes o pequeños involucrados en esta epopeya alimenticia, hecho que conducirá necesariamente a la soberanía y seguridad alimenticia y el potenciamiento de la nación y del Estado nacional, vía exportaciones, utilidades, impuestos, empleo formal, empleo de nuevas tecnologías, investigación, innovación, infraestructura en riego y uso adecuado de la rotación obligatoria de cultivos. Esta vía es tecno-socialista porque favorece a todos sin excepción y no está en contradicción con el modelo de socialismo comunitario del Gobierno del MAS, más bien lo complementa y pone en el tapete la elevación de la producción y productividad tanto en oriente como en occidente. Las comunidades campesinas más atrasadas deberán transformarse rápidamente en OECAS o sea en Organizaciones Económicas Comunitarias Campesinas, con gerencia moderna de alta productividad y empleo deseable de tecnologías apropiadas y de punta. Solo pensando como ejemplo en la producción de diez millones de toneladas por año de quinua real, tanto en oriente como en occidente; en andes, amazonia, chaco y valles; ya sea en este y en el próximo quinquenio, se estaría ingresando un valor bruto anual aproximado de 50 mil millones de dólares o más para los bolivianos y las arcas del Estado nacional. La quinua real se da exclusivamente en Uyuni y alrededores andinos, pero la quinua no real o común se da satisfactoriamente en casi todos los terrenos y climas, especialmente si existe infraestructura adecuada, viveros, abonos orgánicos, diques de agua y producción de semillas mejoradas natural o genéticamente. El uso de semillas mejoradas transgénicamente, especialmente pensadas para ser producidas en centros de investigación endógenos, deberá ser parte de un nuevo debate nacional, teniendo en cuenta la necesaria participación de la biotecnología regional, emergente de la propia investigación endógena, ya que esta no deberá pagar royalties a las transnacionales como Monsanto y otras.
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Estado nacional fuerte dando incentivos para una economía plural y mixta
Energetica nacional hacia los 15 millones de kw en 2025
3) Los esfuerzos del presidente Evo Morales por convertir a Bolivia en centro energético continental, tanto de energías renovables como no renovables, merece una reflexión nacional para deseablemente ser estos apoyados y para hacerlos realidad efectivamente a corto plazo, en un plazo no mayor a dos quinquenios, a partir de ahora 2015. Con casi 2 millones de KW de potencia instalada actualmente, según datos de ENDE, se puede aseverar taxativamente que nuestro país no es una potencia energética regional en la producción de electricidad, si bien esta potencia instalada está por encima de la demanda nacional actual; pero siguiendo este camino sí se podría ser o llegar a ser una pequeña potencia energética si se incrementara a diez millones en 2020 y a quince millones de KW instalados en 2025, es decir en dos quinquenios de plazo, espacio de tiempo que se puede inferir estará bajo la influencia y las leyes del Gobierno del MAS de Evo Morales. Se debe tener en cuenta que el Gobierno nacional actual cuenta con 2/3 de votos y representatividad en la ALP, Asamblea Legislativa Plurinacional. Esto significa poder político real y necesario para proponer y hacer aprobar las leyes que se considere conveniente para el objetivo energético planteado. Estas leyes de planificación energética debieran entrar también en el campo de la alianza fructífera para todos, denominada en nuestro país como pública-privada. Perfectamente entendible dentro de los conceptos de la nueva CPE que acepta y promueve desde abajo la economía de producción y energética plural y mixta. El camino hacia el socialismo sostenible deberá ser por tanto un esfuerzo de todos los agentes económicos, y no solamente del Estado nacional, que en este caso es adicionalmente plurinacional. Es decir que se acepta la autonomía y la descentralización en la planificación local. Por eso las nuevas leyes deberán aceptar que el Estado boliviano se empeñe con recursos propios en promover la construcción de grandes, medianas y pequeñas empresas hidroeléctricas; pero también incentive que las empresas privadas nacionales o extranjeras, asociadas o no al Estado, lo hagan. Se trata de una liberalización energética relativa (que no es de la economía global como un todo), en este caso para la generación de potencia eléctrica; la venta de dicha electricidad al Estado vía ENDE; la comercialización hacia mercados externos, que son los países vecinos debidamente interconectados al SIN nacional. Igualmente se deberá incentivar la generación eléctrica a través del empleo de otras energías renovables como la eólica; solar; cultivo de algas para uso energético; empleo de la biomasa residual y la que se chaquea (quema con generación de humos), sin sentido y sin control; incluyendo la producción de biocombustibles o biodiesel de origen no alimenticio. No está excluido el uso de la eléctrica de origen nuclear. La generación electronuclear es legal para todos los países del mundo y está regulada por la AIEA, Agencia Internacional de Energía Atómica. Proyectos estos que en alguna medida ya están siendo implementados por el Gobierno de Evo Morales. Pero que lamentablemente no tienen las leyes correspondientes de incentivos y precios. Se deberá regular precio y conexión de la electricidad producida en generadoras privadas, como la producida actualmente en los ingenios azucareros con la quema controlada del bagazo; o de los productores castañeros, que destinan una parte de la sub-producción de la almendra boliviana, como cáscaras, para generar electricidad en la ciudad amazónica de Riberalta, por ejemplo. La energética nacional merece la participación de todos, Estado, empresas del Estado, empresas privadas y universidades, entre otras, como también de las fuerzas armadas y policía, y hasta de las iglesias. Cada iglesia debería incubar un centro de generación eléctrica en los ríos locales, empleando turbinas pequeñas, de potencia pico de pocos KW, pero suficientes para abastecer de electricidad a los pueblos más pequeños o abandonados. No se debe olvidar que las iglesias tienen recursos tecnológicos, curas ingenieros, apoyo financiero proveniente de Europa y EE.UU.; ellas cuentan con donaciones y además están obligadas en nuestro país a pagar impuestos y ser sostenibles en las obras de beneficio social. Los curas ya no deberán pedir limosnas, pero sí podrán generar riqueza sostenible y energética, para que con dichos ingresos de entrega de electricidad al SIN, puedan instalar más colegios, escuelas, centros de salud, tecnológicos, y reparar las iglesias coloniales, etc. Así estaremos todos contentos con la nueva mentalidad de las iglesias del tercer mundo, apelándose a nuevas reglas productivas emergentes de la teología de la liberación. Estas acciones deberán basarse también en una nueva alianza del Estado popular con las iglesias productivas, tecnológicas y energéticas. Con esto queremos demostrar que la ciencia y la tecnología y la generación energética para llegar a potenciar Bolivia, hasta 15 millones de KW el año 2025, bien podría ser un esfuerzo conjunto de todos al unísono; del Estado nacional; del presidente Evo Morales; de las empresas públicas y privadas; de las iglesias y fuerzas armadas, entre otros. UNASUR estará pronto en condiciones de viabilizar la construcción de hidroeléctricas, en los ríos internacionales y binacionales como son, en el caso nuestro, el Madera, el Acre, el Madre de Dios, el Bermejo, el Pilcomayo, el río Paraguay, entre otros; como también en los numerosos ríos interiores, grandes, medianos, pequeños y cascadas. La energía potencial de nuestros ríos bolivianos posiblemente sea superior a Brasil, y alcance endógenamente la cifra tope de los 200 millones de KW, con lo que se puede evidenciar que solamente se hace uso del 1%. Por el contrario Brasil con un potencial hidroeléctrico de 150 millones de KW, ya ha hecho uso del 50% al 60% de dicho potencial. La energética nacional desembocará siempre en ENDE, empresa pública de electricidad, que regulará siempre aplicando las leyes del sector; tanto de la instalación de potencia eléctrica; como en la transmisión y la distribución. Es decir que todo pasará finalmente por el control y la regulación estatal; pero hay espacio y existe la necesidad urgente de liberalizar las inversiones en la generación y distribución, y para poner las normas legales adecuadas en este objetivo nacional. Respecto a los biocombustibles renovables de origen no alimentico, como son la palma aceitera, la jatata y el macororó, entre otros, no se debería tener aprehensión de no llegar a producirlos por razones fundamentalistas. El Brasil es pionero y líder mundial en fabricación de biocombustibles, es decir nuestro socio en UNASUR y pronto en MERCOSUR, produciendo alcohol y biodiesel de primera calidad, facto que ayuda objetivamente a la economía del transporte y al funcionamiento adecuado de las maquinarias industriales, amén de aportar a la generación eléctrica. Casi todos los países de Centro América igualmente son expertos en biocombustibles, es decir nuestros socios en CELAC que no poseen tradicionalmente hidrocarburos fósiles, produciéndoselos para sus propias necesidades, por tanto deberemos acudir a ellos para que nos puedan aportar tecnología y know-how, es decir se ayude a nuestros productores locales de biocombustibles, siempre que el Gobierno nacional de Evo Morales también los apoye urgentemente con la elaboración de las leyes pertinentes.
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Energética renovable y no renovable para elevar la potencia instalada
Ley del valor agregado para nuestras materias primas
4) El valor agregado ya no es una opción voluntaria actualmente, es una medida de corte obligatorio, que deberá formar parte de las políticas de Estado y que debiera ser tomada urgentemente por el Gobierno de Evo Morales, tanto por el bien de la economía nacional, como por el ingreso incrementado y previsto de divisas; la modernización industrial; la generación de empleos y la tecnología de punta a ser empleada en las empresas de valor agregado. Por tanto se necesita urgentemente una ley del valor agregado que prohíba paulatinamente, con graduación programada, la exportación de nuestras materias primas sin valor agregado alguno. Sea este el caso de los minerales metálicos y no metálicos, ferrosos y no ferrosos; del gas natural (sí correcto, el gas natural convertido en petroquímicos o electricidad de exportación); de la madera; de los cueros; de los metales raros o tierras raras; de los alimentos en bruto sin refinación o empaque; de las carnes sin proceso industrial y valor adicional; entre otros. El valor agregado de las materias primas renovables y no renovables, es esencial para la economía boliviana, ya que todavía somos un país que no genera riqueza suficiente como para salir del tercer mundo atrasado y falto de industrias. Con solo casi 4 mil dólares por habitante de ingreso anual, seguimos siendo lamentablemente parte del denominado tercer mundo pobre, si bien en los últimos diez años esto se ha cuadriplicado. Sin embargo, al menos deberemos alcanzar el promedio suramericano per cápita anual que está en 8 mil dólares; y deberemos saltar inmediatamente a los diez mil dólares de PIB personal anual, que es la barrera para pasar a ser considerados países del segundo mundo medianamente industrializado, como son los países UNASUR, CELAC y BRICS. Con excepción de aquellos que ya hayan pasado la barrera de los 25 mil dólares por persona año, que es el límite mínimo para considerarse como país del primer mundo altamente tecnificado y desarrollado. La primera opción boliviana debiera tener como objetivo el ingreso de 10 mil dólares por persona anualmente, hasta el año 2025 y la segunda opción adicional es de 25 mil dólares hasta el año 2035. No es imposible. Corea del Sur era como Bolivia en 1952, económicamente hablando, en cuanto a PIB nacional y PIB personal se refiere, pero ahora ellos ya están por encima de los 40 mil dólares de PIB per-cápita anual. El camino boliviano es por la vía suramericana hacia el desarrollo y no imitando a Corea del Sur ciegamente, así se podrá avanzar igualmente a estos objetivos económicos y sociales de vanguardia. No estamos solos y deberemos apelar a las inversiones masivas provenientes de los países aliados del BRICS, UNASUR, CELAC y G77+China, sin descartar a los países de la CE, para apuntalar y dar valor a la producción tradicional boliviana. Se deberá plantear la instalación inmediata de nuevas empresas top de vanguardia, por ejemplo para la extracción de litio metálico, empleándose con valor agregado en baterías de ión litio de alta autonomía en el transporte vehicular; fábricas para la recuperación sostenible de tierras raras como indio, germanio, itrio, entre otros, contenidos en los metales tradicionales; refinerías metalúrgicas para la recuperación de nuevos metales no tradicionales como tantalio, niobio, vanadio, titanio, platino, uranio, e.o.; plantas siderúrgicas para la producción masiva de aceros laminados y maquinarias de acero y hierro gris, además de aceros especiales; talleres automatizados para la fabricación de muebles, artesanías y mercancías de cuero; procesadoras de textiles de lanas autóctonas y ropa de algodón, etc. El Gobierno de Evo Morales, por los resultados positivos para la economía de los últimos diez años, merece el apoyo de todos los bolivianos y latinoamericanos, para proceder a incrementar la riqueza nacional de base tecnológica y con valor agregado. Existen ya en Bolivia cientos de universidades y tecnológicos; centros de investigación; empresas públicas y privadas audaces; empresarios sanos y creativos; un Gobierno nacional pro-activo; Gobiernos departamentales y municipales empeñados en el desarrollo local autónomo y descentralizado. Como se puede apreciar, existe la base productiva, organizativa y técnica para ayudar al proceso de cambio actual. Solamente faltaría reforzar la voluntad común para ponerse de acuerdo en las metas de desarrollo integral que son dirigidas a generar riqueza sana y con alto valor agregado, en beneficio evidente de todos los bolivianos sin excepción. Más allá del horizonte, se deberá intentar construir armónicamente el tecno-socialismo energético y productivo, de amplia base plural y finalmente consolidar las estructuras del nuevo Estado PluriNacional y próximamente a futuro los fundamentos del Estado PluriCerebral de base tecno-científica. Pongámonos pues a trabajar a nivel local y nacional, pues esta será la mejor respuesta económica y política que podremos brindar los pueblos revolucionarios de Suramérica, América Latina y Caribe, a las políticas de presión y divisionistas del norte.
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Se precisa urgentemente de una ley por el valor agregado UNASUR plantea la vía suramericana hacia el desarrollo acelerado y sostenible
Ricardo Ángel Cardona-Ayoroa, Ph.D. (RANCAY) es ingeniero industrial, siderúrgico y energético, formado en la UMSA de La Paz y UTB de Berlín, escritor y autor de libros en temas especializados de ciencia y tecnología, ejecutivo de CODEPANAL (Comité de Defensa del Patrimonio, Soberanía y Dignidad de Bolivia, UNASUR, CELAC, CAN, MERCOSUR, ALBA y URUPABOL). La Paz, Bolivia, marzo 7 del 2015. rancardo@yahoo.es
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