José Rainha, dirigente del MST, volverá al banco de los acusados, en el estrado de Victoria, el próximo 3 de abril. Es acusado de coautoría de doble homicidio, en razón del conflicto de tierras ocurrido en Pedro Canário (Espíritu Santo), el 5 de junio de 1989. Fueron asesinados el hacendado José Machado Neto y el policía Sergio Nerciso da Silva. Hay pruebas evidentes de que, en la época, Rainha se encontraba en Quixeramobim, a 400 kilómetros de Fortaleza (capital del nordestino Estado de Ceará), donde actuaba desde octubre de 1988. En el día del crimen, el padre Pedro Paulo Cavalcanti registró la presencia de Rainha en la hacienda "Reunidos de San Joaquín", en Madalena (Ceará). Un sinnúmero de asentados de la hacienda estuvieron con Rainha. En el archivo de la casa militar del gobierno cearence hay una foto en la cual Rainha aparece dialogando con el gobernador Tasso Jereissati. Juzgado la primera vez en junio de 1997, en Pedro Canário, Rainha fue condenado a 26 años y 6 meses de prisión. Todos los que presenciaron el juicio son testigos de cómo los hacendados locales presionaron a los jurados. Ahora, la defensa traerá de Ceará al comandante de la Policía Militar, un padre, un diputado estatal y tres concejales. Esas personas estaban en compañía de Rainha, en Ceará, cuando los crímenes ocurrían en Espíritu Santo. Rainha es hijo de sin tierras. Nació en 1960, en la ciudad de San Gabriel de la Palha (Espíritu Santo). Obligado a trabajar en el campo desde los 7 años, nunca fue la escuela. Inteligente, aprendió a leer y a escribir por esfuerzo propio. En 1974, fui a vivir en Espíritu Santo, donde ayudé a organizar las Comunidades Eclesiales de Base (que en julio realizarán, en Ilhéus, su 10? encuentro nacional). El 17 de febrero de 1978, estuve en Linhares, donde di un curso sobre pastoral social a un grupo de agricultores. Uno de los alumnos era José Rainha. Por primera vez, participaba de una actividad de la Iglesia Católica. Luego se destacó como uno de los líderes de las CEBs. Más tarde, sacó de las manos de dirigentes "amarillos" el Sindicato de los Trabajadores Rurales de Linhares. Participó en la fundación de la CUT (Central Única de los Trabajadores) y del PT (Partido de los Trabajadores) de Espíritu Santo. En enero de 1985, ayudó a fundar el MST (Movimiento Sin Tierra), de cuya dirección forma parte. Desde 1991, Rainha vive en el Pontal de Paranapanema. Está casado con Diolinda Alvez de Souza, con quien tiene un hijo, Joao Paulo, de 6 años. Todos los que le conocen admiran su integridad ética y moral, y no son pocos los hacendados y políticos paulistas que han manifestado admiración por el modo prudente como el que conduce las negociaciones en conflictos de tierras. En el Pontal, cerca de 20 alcaldías y cámaras de concejales ya expresaron su apoyo a Rainha y confianza en su inocencia. Un asunto político De hecho, quien estará en el banco de los acusados en el estrado de Victoria es la lucha de los sin tierra por reforma agraria. Ningún gobierno brasileño jamás enfrentó la cuestión con decisión y justicia. Desde la Ley de Tierras de 1850, pasando por el Estatuto de la Tierra de la dictadura, a los asentamientos del gobierno de Fernando Henrique Cardoso (FHC), lo que tenemos es un engaño que no reduce el avance del latifundio. Basta recordar que el 1% de los propietarios rurales es dueño del 44% de las tierras productivas del país. O sea, cerca de 40 mil propietarios controlan más de 400 millones de hectáreas ?Lo que da un promedio de 10 mil hectáreas por familia! Mientras FHC asienta a unas pocas familias, en los últimos 5 años fueron lanzados a la calle 400 mil agricultores, por extorsión de los intereses bancarios, construcción de represas y expansión de las grandes propiedades. Menos del 20% de los recursos del crédito rural es distribuido entre 513 mil pequeños propietarios. Y 4 mil grandes latifundistas son premiados con el 60% del monto del crédito ofrecido. Los Estados Unidos democratizaron el acceso a la tierra en 1862. En Europa, 18 países realizaron la reforma agraria después de la Primera Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra, llegó al sur de Italia, al Japón, a Corea y a la China. En el Brasil, la tierra está marcada por vastas extensiones improductivas y muchas cruces. Entraremos en el tercer milenio con 4,8 millones de familias sin tierra. Desde 1985, fueron asesinados 1167 trabajadores rurales. Corumbiara y Eldorado dos Carajás permanecen impunes. En Paraná, el gobierno de Jaime Lerner impone el terror en el campo. El hacendado Jerónimo Alves de Amorim, acusado de ser el que ordenó el asesinato del sindicalista Expedito Ribeiro de Souza, en Río María (PA), en febrero de 1991, fugitivo durante cuatro años, fue capturado en México, con falsa identidad, en noviembre de 1999. Se encuentra preso en la cárcel de Belém y hasta hoy no ha sido juzgado. Hay 10 millones de nordestinos condenados a la miseria por la sequía y por el divorcio del gobierno que, cuando se trata de asignaciones para los flagelados, muchas veces camina amarrado por la corrupción. Quien sabe, si en el Carnaval del 2050 habrá carros alegóricos con símbolos del MST, como hace poco vimos indígenas, Zumbi, Obá II, víctimas de la dictadura y tanto otros que dieron su vida para que Brasil se convierta, algún día, en una nación justa y libre. Con todo, el hambre no puede esperar. Y es inútil a la Justicia cerrar los ojos y pretender condenar la esperanza de millones de sin-tierra que resisten al espectro de, en las ciudades, ser tragados por las favelas, por las calles, por el desempleo y por la violencia urbana. La cuestión social en el Brasil no es asunto de la policía. Es asunto de la política.