Entre el dicho y hecho de las izquierdas centroamericanas

24/02/2015
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Un grupo de expertos en el tema analiza la situación actual de las izquierdas en la región y su transición hacia el nuevo siglo.
 
Puede que las izquierdas en Centroamérica estén atravesando por un buen periodo en el poder: dos presidencias, más dos Asambleas con poder mayoritario pueden ser suficientes; pero no todas las transiciones logran superar el límite “entre lo que dicen y lo que hacen”, explica el presidente del Instituto Centroamericano de Investigaciones para el Desarrollo y el Cambio Social (INCIDE), Alexander Segovia.
 
Tanto Segovia como diversos analistas en el tema coinciden que las izquierdas se han convertido en un actor central en el pasado, el presente y en el futuro de Centroamérica, pero estudiar su comportamiento en el poder, sus perspectivas y sus retos en el siglo XXI son parte de los cuestionamientos que falta responder.
 
Y abordar el tema de las izquierdas sin incluir la concepción y el desarrollo de los movimientos sociales no es posible, dice Segovia, al señalar que “La izquierda en El Salvador ha logrado acuerdos importantes en la Asamblea Legislativa y una verdadera participación porque los movimientos aún juegan un rol fundamental”.
 
De acuerdo a Segovia, si “Históricamente, los proyectos revolucionarios, antiimperialistas, y progresistas, han tenido enormes repercusiones para las sociedades centroamericanas ha sido porque fueron promovidos por diferentes sectores de izquierda que ahora deberían tomar mayor protagonismo”, y no sólo electoral.
 
Si bien el jurista salvadoreño, Eliseo Ortiz, coincide con Segovia, apunta que la verdadera interrogante radica “en lo que significa ser de izquierda en la actualidad” y no simplificarlo únicamente al socialismo o una idea abstracta del comunismo.
 
De acuerdo a Ortiz, hay retos en la relación del Estado con la sociedad y con el mercado que el FMLN debe afrontar y no sólo en El Salvador, donde claramente la izquierda atraviesa por una trasformación estructural más inclinada al progresismo y que ha sido cuestionada hasta por su misma militancia revolucionaria.
 
“Es bien difícil plantearse cuál será la izquierda que tendremos en el 2015 o 2018, yo creo que vamos a tener una izquierda exitosa en el campo electoral, pero bastante deprimida en cuanto al cambio social”, dice Ortiz.
 
 En el caso de El Salvador, exclusivamente, Ortiz duda que los cambios estructurales que el FMLN atraviesa sean capaces de motorizar el cambio social, “por una clara división y por estar exentos de un movimiento social organizado que los sustente y que sea capaz de cambiar correlación, más allá que leyes para el parlamento”, dice.
 
Pero los retos para el FMLN radican en tres aspectos que, a juicio de Ortiz, conllevarían a una verdadera redefinición conceptual y practica de su identidad ideológica y política que es “lo que están perdiendo”, critica.
 
Al fijar la mirada en la evolución histórica de la principal fuerza de izquierda en El Salvador, Ortiz hace hincapié en la relación entre el partido y Estado que los ha llevado a una confusión de sus propios ideales.
 
 “El FMLN debe superar la tentación de ser sólo un partido dominante que centralice y controle el aparato del Estado”, explica.
 
Para el jurista, la “obsesión por centralizar el control” ha llevado al FMLN a obsesionarse también con la “partidocracia” y “volverse titular de los derechos políticos y del reconocimiento de autonomía de organizaciones civiles”, en este sentido “Si alguien no está dentro del partido, no es de izquierda”, dice.
 
“Ahora que está en el poder, el FMLN debe tener claro también que éste (el poder) debe estar institucionalizado, el poder no son las personas, son las instituciones y que éstas instituciones funcionen bien. Cualquier problema se resolverá reconociendo y aceptando los principios constitucionales”, enfatiza el analista político.
 
No obstante, el ex ministro de Economía, Héctor Dada, señala que la relación que el FMLN adopte a futuro con las nuevas leyes del mercado puede considerarse uno de los principales riesgos que provoque inconformidad con la militancia de izquierda.
 
Dada apunta que el partido oficialista “tiene la obligación de manejar una dialéctica bastante difícil y que no comprometa intereses individualistas”, cuando “en primer lugar debe estar la igualdad entre los distintos estratos de la sociedad”.
 
“Hay que recordar que la izquierda rechaza que el análisis partidario no parte de intereses individuales sino de la igualdad esencial del ser humano, en la búsqueda de combatir la desigualdad y la pobreza. Entonces no solamente tiene el reto de aceptar la democracia, sino combatir la naturaleza desigual del mercado. No confundamos con números las respuestas a la libertad”, sostiene el ex diputado.
 
Aunque no se conoce a ciencia y cierta el resultado de la transformación de la izquierda en la región, analistas coinciden con el Director del Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos, Erick Hershberg, al asegurar que la izquierda permanecerá en la dirección correcta siempre y cuando “sus pasos beneficien las necesidades de las grandes mayorías”.
 
Al respecto, Hershberg discrepa de algunas críticas hacia la izquierda salvadoreña y apunta que no se puede pedir que una fuerza política en el 2015, tenga las mismas perspectivas sobre el mundo que una fuerza política de 1985”.
 
“Es legítimo cuestionar si una fuerza política mantiene señas de identidad claves que generaron el apoyo por parte de sus cuadros y de sus votantes, lo que es cierto es que no reconocer que el mundo ha cambiado de manera trascendental sería un error histórico, no todo tiene que quedarse igual”, señaló el analista estadounidense en el primero de una serie de seminarios sobre las perspectivas y retos para la izquierda centroamericana, organizados por INCIDE.
 
Lunes, 23 Febrero 2015
 
 
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