El golpe de Estado
20/02/2008
- Opinión
¿Existe en ciernes un golpe de Estado en Panamá? Todo parece indicar que se presentan todos los síntomas para que se dé un fuerte giro en las estructuras políticas del país. Hay que aclarar de una vez que no hablamos del tradicional golpe de Estado. El golpe tradicional consiste en la maniobra conspirativa de un grupo de la clase gobernante que mediante un pronunciamiento militar desplaza a otro grupo dominante de los puestos administrativos del Estado.
Hay otras formas de efectuar un golpe de Estado. Veamos rápidamente tres categorías utilizadas en las sociedades modernas. La primera tiene como antecedente las antiguas prácticas romanas: el asesinato del Caudillo (César). En tiempos recientes se destacan los casos de Kennedy, Remón, Palm y otros. El otro es el golpe militar: el 11 de octubre, el clásico 18 de brumario de Napoleón y el 11 de septiembre chileno. La tercera modalidad es el acto terrorista que modifica la correlación de fuerzas: el 9/11 de las Torres Gemelas, el incendio del Reichstag, el fusilamiento de Victoriano.
Todo indica que nos enfrentamos a un intento de golpe de Estado del tercer tipo. El gobierno panameño quiere intimidar al pueblo para que no se pronuncie y para que no proteste frente a los cambios radicales que experimenta el país. Las transformaciones que se ven en el horizonte serán todavía más traumáticas. En cuestión de meses, han sido asesinados tres obreros de la construcción. La ciudadanía ha estado esperando que los tres casos sean llevados a juicio en forma transparente y rápida.
Sin embargo, los panameños observan asombrados que la escalada va en aumento. Además de los asesinatos, un destacado dirigente de los obreros de la construcción es procesado por el Ministerio Público. En dos jornadas de protesta, que fueron planeadas para ser pacíficas, son detenidas más de 700 personas. Para reprimir con eficacia, la Policía Nacional inaugura nuevo armamento, equipos de transporte y los famosos “pitufos”. Los enfrentamientos cierran calles y avenidas. El gobierno cuantificó sus gastos en sólo $160 mil.
La última escalada sale de los textos clásicos de la Escuela de las Américas, maestra de los militares latinoamericanos para arremeter contra toda oposición (de la población civil). Con pompa se anunció que se encuentra en marcha una conspiración para desestabilizar al gobierno del presidente Torrijos. El anuncio incorpora al gobierno venezolano en la trama y lo asocia con el Sindicato de Trabajadores de la Construcción (SUNTRACS). El vocero oficial de la denuncia es el vicepresidente Rubén Arosemena, destacado miembro del Partido Popular (ex demócrata cristiano). ¿Existirá una relación entre los servicios de inteligencia de EEUU, el Partido Popular de España y la Presidencia de la República?
Se acercan las elecciones internas del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD) que nunca antes se había encontrado divido entre tantas facciones que pugnan por el poder. Si Pérez Balladares le gana a la corriente de Balbina Herrera se acaba el gobierno de Martín Torrijos (el síndrome del “lame duck”). Si Balbina gana, hay que dirimir entre los primos Navarro Q. y Lewis Navarro. A este escenario se suma la campaña del banquero Alberto Vallarino en la oposición panameñista.
Los golpes de Estado siempre son herramientas útiles cuando los problemas no se pueden arreglar mediante arreglos democráticos. Para los conspiradores de los grupos dominantes, el conjunto de obreros y pueblo es la víctima propiciatorio.
- Marco A. Gandásegui, h., es profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
Panamá, 21 de febrero de 2008
Hay otras formas de efectuar un golpe de Estado. Veamos rápidamente tres categorías utilizadas en las sociedades modernas. La primera tiene como antecedente las antiguas prácticas romanas: el asesinato del Caudillo (César). En tiempos recientes se destacan los casos de Kennedy, Remón, Palm y otros. El otro es el golpe militar: el 11 de octubre, el clásico 18 de brumario de Napoleón y el 11 de septiembre chileno. La tercera modalidad es el acto terrorista que modifica la correlación de fuerzas: el 9/11 de las Torres Gemelas, el incendio del Reichstag, el fusilamiento de Victoriano.
Todo indica que nos enfrentamos a un intento de golpe de Estado del tercer tipo. El gobierno panameño quiere intimidar al pueblo para que no se pronuncie y para que no proteste frente a los cambios radicales que experimenta el país. Las transformaciones que se ven en el horizonte serán todavía más traumáticas. En cuestión de meses, han sido asesinados tres obreros de la construcción. La ciudadanía ha estado esperando que los tres casos sean llevados a juicio en forma transparente y rápida.
Sin embargo, los panameños observan asombrados que la escalada va en aumento. Además de los asesinatos, un destacado dirigente de los obreros de la construcción es procesado por el Ministerio Público. En dos jornadas de protesta, que fueron planeadas para ser pacíficas, son detenidas más de 700 personas. Para reprimir con eficacia, la Policía Nacional inaugura nuevo armamento, equipos de transporte y los famosos “pitufos”. Los enfrentamientos cierran calles y avenidas. El gobierno cuantificó sus gastos en sólo $160 mil.
La última escalada sale de los textos clásicos de la Escuela de las Américas, maestra de los militares latinoamericanos para arremeter contra toda oposición (de la población civil). Con pompa se anunció que se encuentra en marcha una conspiración para desestabilizar al gobierno del presidente Torrijos. El anuncio incorpora al gobierno venezolano en la trama y lo asocia con el Sindicato de Trabajadores de la Construcción (SUNTRACS). El vocero oficial de la denuncia es el vicepresidente Rubén Arosemena, destacado miembro del Partido Popular (ex demócrata cristiano). ¿Existirá una relación entre los servicios de inteligencia de EEUU, el Partido Popular de España y la Presidencia de la República?
Se acercan las elecciones internas del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD) que nunca antes se había encontrado divido entre tantas facciones que pugnan por el poder. Si Pérez Balladares le gana a la corriente de Balbina Herrera se acaba el gobierno de Martín Torrijos (el síndrome del “lame duck”). Si Balbina gana, hay que dirimir entre los primos Navarro Q. y Lewis Navarro. A este escenario se suma la campaña del banquero Alberto Vallarino en la oposición panameñista.
Los golpes de Estado siempre son herramientas útiles cuando los problemas no se pueden arreglar mediante arreglos democráticos. Para los conspiradores de los grupos dominantes, el conjunto de obreros y pueblo es la víctima propiciatorio.
- Marco A. Gandásegui, h., es profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA
Panamá, 21 de febrero de 2008
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