Un espejo para América Latina
11/04/2005
- Opinión
“No nos une el amor,
sino el espanto”
(J. L. Borges) Primera parte Los contrastes son de tal magnitud, de pobreza y olvidos voluntarios, que duelen al pensamiento y en el alma, al ver un país devastado y saqueado sin piedad con total y absoluta impunidad, por gobiernos corruptos que traicionaron las aspiraciones del pueblo y por los intereses económicos, políticos y militares en particular por los EE.UU. y Francia Jubileo Sur, y otras organizaciones sociales organizaron una Misión de Investigación y solidaridad con el pueblo haitiano integrada por representantes de diversos países de América Latina, África, Canadá y EE.UU., presidida por Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora y Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y Presidente del Servicio Paz y Justicia. El pueblo haitiano fue el primer país del continente que se libera en 1804, de Francia y lucha contra las tropas napoleónicas; es el primer grito de libertad continental de los esclavos en la colonia francesa. Sin embargo, para lograr el reconocimiento internacional a su independencia, Francia obligó a Haití a pagar una indemnización de 150 millones de francos oro, siendo posteriormente rebajada a 90 millones, en 1838, precio que terminó de pagarse en 1883. Es un pueblo que lleva más de 200 años de resistencia y que lucha por su libertad. Tanto Francia como EE.UU. tienen una deuda histórica con Haití, pero sólo le han dejado más sufrimiento y miseria al pueblo. El 29 de febrero del 2004, el presidente Jean .Bertrand. Aristide, fue derrocado por tropas de los EE.UU., lo que representa una intervención armada contra un gobierno constitucional y la violación de la soberanía del pueblo haitiano. Ante los errores de un gobierno que se ha deslegitimado a sí mismo por su gestión catastrófica y que ha traicionado los objetivos y propuestas de su primer mandato presidencial, el pueblo se levantó para pedir la destitución de Aristide. Pero EE.UU., Francia y Canadá no quisieron dejar esa acción en manos del pueblo e intervienen militarmente frustrando el proceso histórico de un pueblo reclamando sus derechos. La situación sin control alguno y la quiebra de las instituciones del Estado generan un caos generalizado y EE.UU. pide el envío de fuerzas de la ONU. Así se constituye la MINUSTAH, comandada por Brasil e integrada por países latinoamericanos, Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador, entre una veintena más de países que intervienen con tropas. El General Brasileño Heleno Pereira, Comandante de las fuerzas de la ONU expresó en diversas oportunidades que la situación de Haití no se resuelve con las fuerzas militares, que su misión es de contención para resguardar la paz y no para reprimir. Actitud que le ha valido severas criticas de parte del gobierno de EE.UU. y de organizaciones como la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard y el Centro de Justicia Global que critican duramente a la MINUSTAH por no reprimir y por tener una actitud dialoguista. Las visiones y estrategias son distintas en cuanto a la seguridad y políticas a seguir en el país. Las fuerzas que dirige el general Heleno están entrampadas en Haití bajo los intereses políticos, económicos impuestos por los EE.UU. Y los gobiernos latinoamericanos que se han involucrado con tropas en Haití, tienen que definir el rumbo a seguir, ya que son consideradas tropas de ocupación por la población. De continuar la situación actual, van a verse en un callejón sin salida, con 7.400 soldados en el país y sin ningún plan concreto de desarrollo que permita superar la grave crisis; hasta el momento sólo hay promesas que nunca se concretan quedando sujeta la ayuda a las decisiones políticas de EE.UU. Las fuerzas policiales no dependen de la MINUSTAH y en varias situaciones se han encontrado en posiciones críticas y opuestas en acciones de seguridad que impiden un desarrollo articulado en las operaciones. Las fuerzas de la ONU no pueden desarrollar inteligencia en Haití, la que está en manos de los EE.UU. y Francia. Hace casi un año que la MINUSTAH se encuentra en Haití y la ayuda de donantes internacionales que prometieron al pueblo haitiano cerca de 1.000 millones de dólares, no ha llegado. Según nos han expresado los expertos de la Unión Europea, los aportes comenzarán a llegar recién después del llamado a elecciones, previstas con total incertidumbre, para el mes de octubre las municipales y en noviembre las elecciones presidenciales. Por lo cual la ayuda recién comenzaría a llegar a mediados del próximo año 2006. Las necesidades y los tiempos no son los mismos para la UE. y los EE.UU. que para el pueblo haitiano que está viviendo situaciones límites y necesita con urgencia activar su economía y generar la infraestructura básica, hoy totalmente colapsada. Es urgente la reforma de las instituciones del Estado, como el Poder Judicial; la presencia de una fuerza policial haitiana que hoy cuenta con 4 mil efectivos para todo el país, formada y equipada para que actúe dentro del marco de las leyes vigentes. Lo que permitiría poner tiempo y límite a la presencia de tropas extranjeras en territorio haitiano. Estados Unidos no permite la ayuda humanitaria de los países donantes, que bajaría en gran medida la violencia social y ayudaría a salir de la violencia estructural; señala que primero hay que desarmar a los grupos armados; y sugiere que la MINUSTAH es débil en sus acciones y dialoguista con los grupos opositores; exigen mano dura. El Washington Post, en un editorial señala que EE.UU. debe enviar a los Marines a fin de hacer lo que la MINUSTAH no quiere hacer. Los derechos humanos en Haití son violados en todos sus niveles, no sólo el derecho a la vida, sino los derechos económicos, sociales y culturales, y entre ellos el derecho de autodeterminación del pueblo. Hay denuncias contra soldados de la MINUSTAH acusados de violaciones a mujeres haitianas. Situación que hemos conversado con el general Heleno quien aseguró que aquellos soldados que tienen esas actitudes son sancionados y enviados de regreso a sus países para ser juzgados. En el hospital de la Universidad de Puerto Príncipe pudimos comprobar enfermos encadenados a la cama por la policía haitiana, son ex militares presos. Hay prisioneros políticos, entre los que se encuentra el ex primer ministro del gobierno de Aristide, Neptune, quien se encuentra en huelga de hambre. Sin embargo el Presidente Provisional de Haití Dr. Bonifacio Alexander, niega que en el país haya prisioneros políticos. Informes recogidos señalan que hay alrededor de 3 mil presos. El Banco Mundial y el FMI han obligado al gobierno de Haití a pagar en el mes de enero la suma de 52 millones de dólares como pago de la intereses de la deuda externa; recibiendo sólo 36 millones de dólares de prestamos de la UE. Cabe la pregunta ¿Quién ayuda a quién?. Recursos que debieran ser destinados a paliar el hambre y la pobreza del pueblo haitiano, a la educación, salud y desarrollo, van a las grandes corporaciones y organismos internacionales que sólo buscan sus propios intereses. La perversión y explotación tienen muchas formas de manifestarse. El pueblo haitiano no es consultado en ninguna de las decisiones que toman las potencias extranjeras, entre otras las medidas de ajuste estructural y la dependencia en relación a las Instituciones Financieras Internacionales. Todo esto significa hipotecar el presente y futuro del país, y se hace a espaldas del pueblo ,que está totalmente marginado. Haití es un pueblo sufriente que necesita de la solidaridad y apoyo de la comunidad internacional antes que sea tarde. A pesar de tantos males hay organizaciones sociales, grupos y sectores educativos y organismos de derechos humanos, que resisten y tratan de encontrar nuevas alternativas y propuestas a la grave situación que viven y reclamando por su derecho a decidir su propio destino sin intervencionismos de potencias extranjeras y de tropas. América latina debe verse reflejada en el espejo de Haití Es un claro ejemplo de dominación y saqueo que se puede extender a otros países. Los síntomas están a la vista, es necesario un análisis profundo de la situación de los pueblos y los mecanismos que aplica el modelo neoliberal y las políticas impuestas por el FMI y el BM., en los países del continente. Segunda parte Haití, los condenados de la tierra. El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, envió como experto para tratar la situación de los Derechos Humanos en Haití al jurista y magistrado francés, Louis Joinet, de reconocida capacidad y conocedor de la situación haitiana. Su informe sobre la situación de los derechos humanos señala el clima de violencia que se vive en ese país, la situación de las mujeres y niños, de la libertad de prensa, la crisis de identidad de la policía y la lucha contra la impunidad. En todo su informe se manifiesta la grave crisis que vive Haití. Los niños son los más expuestos a la violencia esporádica que afecta al país; el 52% viven bajo el nivel de pobreza, ( ascienden aproximadamente a 3 millones de niños), solamente fueron vacunados el 50% y el 25% sufren de desnutrición crónica, y no tienen acceso a medicamentos ni a los servicios sociales básicos. Los niños están condenados a la sobre-vivencia o la muerte prematura. El tráfico y venta de niños es otro de los dramas cotidianos junto al de la explotación en el trabajo y la prostitución en las “zonas francas”, sin control alguno. La Misión Internacional de Investigación y Solidaridad con Haití que se realizara desde el 3 al 9 de abrilpasados, se entrevistó con el Presidente Provisional de la Nación, el Primer Ministro, el Ministro de Justicia, funcionarios del gobierno; el Comandante de las fuerzas de la MINUSTAH, representantes consejeros de la UE., el Rector y los Vice-Rectores de la Universidad Nacional de Haití. Visitó la cárcel, hospitales y centros de Derechos Humanos, sindicatos de Educadores y organizaciones campesinas y de mujeres. La Plataforma Haitiana de Promoción de un Desarrollo Alternativo (PAPDA), conjuntamente con otras organizaciones haitianas fueron los responsables de organizar la permanencia y los contactos de la Misión Internacional en Haití . Grupos de la Misión se desplazaron al interior del país a fin de tomar contacto y conocer la situación de los campesinos y hacia la “Zona franca” en la frontera entre la República Dominicana y Haití. De los informes recibidos Haití sólo dispone del 2% de tierras cultivables. El desmonte y destrucción del medio ambiente es de tal gravedad que llevará muchos años recuperar los recursos naturales. Hay algunos programas solidarios con el pueblo haitiano, como el desarrollado desde hace varios años por Cuba con la presencia de médicos y educadores, técnicos en las zonas más desfavorecidas en diversos lugares del país y la puesta en marcha de un ingenio azucarero, una de las pocas producciones que hoy cuenta el país. Es necesaria la ayuda solidaria y de programas para el desarrollo con la participación de la sociedad civil y no el envío de ejércitos de ocupación para imponer políticas que responden a los grandes intereses económicos. La desintegración y abolición de las fuerzas armadas ha generado un vacío en la seguridad de la población y la soberanía nacional. Los altos índices de corrupción y pérdida de identidad y objetivos de la policía haitiana hacen difícil poder asegurar la vigencia de la ley y el respeto de los derechos humanos. Por otra parte la fuerza policial no cuenta con capacidad de control y seguridad de la población, frente a la violencia creciente de grupos armados, de mafias de narcotraficantes y delincuentes comunes.. Vuelvo a insistir que es necesario que la MINUSTAH forme urgentemente a las fuerzas policiales haitianas y generen nuevos espacios de seguridad para el país. De eso depende el tiempo y permanencia de las tropas extranjeras en el país. Haití es el país de los olvidos voluntarios y el de la desintegración del Estado, provocadas en gran medida por la incapacidad interna y la fuerte presión e imposición externa de los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, y las imposiciones de EE.UU. Los condenados de la tierra, a pesar de todas las dificultades, no han claudicado. Tienen la capacidad de la resistencia social y cultural y luchan por revertir la situación actual. Uno de los pasos necesario a dar, con urgencia, es reclamar la cancelación de la Deuda Externa de Haití; que esos recursos sean invertidos para la vida y desarrollo del pueblo. Los organismos internacionales deben actuar con responsabilidad y sentido ético y tomar decisiones políticas en bien del pueblo haitiano. Debe concretarse el envío de los recursos de la ayuda humanitaria para generar la infraestructura que el país requiere, para la construcción de carreteras y fuentes de trabajo genuino, educación, salud y capacitación técnica. La asistencia es necesaria en momentos de fuerte crisis social, pero el asistencialismo solo lleva a la degradación humana, a la dependencia y no a la promoción y desarrollo del pueblo. Reclamamos a los representantes de la ONU, la UE y el gobierno de EE.UU. que liberen la ayuda a Haití para generar los cambios necesarios para no someter al pueblo al hambre y la exclusión. El pueblo no puede esperar más y se pueden generar situaciones imprevisibles. Son responsables de imponer políticas ajenas a las necesidades del pueblo y dejar en la indigencia a gran parte de la población. El hambre y las necesidades son de todos los días y no cuando los organismos internacionales guiados por sus intereses políticos y económicos lo deciden. Es necesario que las próximas elecciones en los meses de octubre y noviembre del corriente año se realicen con transparencia, sin proscripciones de partidos políticos, con observadores internacionales a fin de regularizar la situación actual del país. Al pueblo haitiano lo han saqueado sin piedad y debemos trabajar para que no le roben la Esperanza de poder construir un país libre y soberano. Adolfo Pérez Esquivel Buenos Aires, 12 de abril de 2005
sino el espanto”
(J. L. Borges) Primera parte Los contrastes son de tal magnitud, de pobreza y olvidos voluntarios, que duelen al pensamiento y en el alma, al ver un país devastado y saqueado sin piedad con total y absoluta impunidad, por gobiernos corruptos que traicionaron las aspiraciones del pueblo y por los intereses económicos, políticos y militares en particular por los EE.UU. y Francia Jubileo Sur, y otras organizaciones sociales organizaron una Misión de Investigación y solidaridad con el pueblo haitiano integrada por representantes de diversos países de América Latina, África, Canadá y EE.UU., presidida por Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora y Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y Presidente del Servicio Paz y Justicia. El pueblo haitiano fue el primer país del continente que se libera en 1804, de Francia y lucha contra las tropas napoleónicas; es el primer grito de libertad continental de los esclavos en la colonia francesa. Sin embargo, para lograr el reconocimiento internacional a su independencia, Francia obligó a Haití a pagar una indemnización de 150 millones de francos oro, siendo posteriormente rebajada a 90 millones, en 1838, precio que terminó de pagarse en 1883. Es un pueblo que lleva más de 200 años de resistencia y que lucha por su libertad. Tanto Francia como EE.UU. tienen una deuda histórica con Haití, pero sólo le han dejado más sufrimiento y miseria al pueblo. El 29 de febrero del 2004, el presidente Jean .Bertrand. Aristide, fue derrocado por tropas de los EE.UU., lo que representa una intervención armada contra un gobierno constitucional y la violación de la soberanía del pueblo haitiano. Ante los errores de un gobierno que se ha deslegitimado a sí mismo por su gestión catastrófica y que ha traicionado los objetivos y propuestas de su primer mandato presidencial, el pueblo se levantó para pedir la destitución de Aristide. Pero EE.UU., Francia y Canadá no quisieron dejar esa acción en manos del pueblo e intervienen militarmente frustrando el proceso histórico de un pueblo reclamando sus derechos. La situación sin control alguno y la quiebra de las instituciones del Estado generan un caos generalizado y EE.UU. pide el envío de fuerzas de la ONU. Así se constituye la MINUSTAH, comandada por Brasil e integrada por países latinoamericanos, Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador, entre una veintena más de países que intervienen con tropas. El General Brasileño Heleno Pereira, Comandante de las fuerzas de la ONU expresó en diversas oportunidades que la situación de Haití no se resuelve con las fuerzas militares, que su misión es de contención para resguardar la paz y no para reprimir. Actitud que le ha valido severas criticas de parte del gobierno de EE.UU. y de organizaciones como la Escuela de Derecho de la Universidad de Harvard y el Centro de Justicia Global que critican duramente a la MINUSTAH por no reprimir y por tener una actitud dialoguista. Las visiones y estrategias son distintas en cuanto a la seguridad y políticas a seguir en el país. Las fuerzas que dirige el general Heleno están entrampadas en Haití bajo los intereses políticos, económicos impuestos por los EE.UU. Y los gobiernos latinoamericanos que se han involucrado con tropas en Haití, tienen que definir el rumbo a seguir, ya que son consideradas tropas de ocupación por la población. De continuar la situación actual, van a verse en un callejón sin salida, con 7.400 soldados en el país y sin ningún plan concreto de desarrollo que permita superar la grave crisis; hasta el momento sólo hay promesas que nunca se concretan quedando sujeta la ayuda a las decisiones políticas de EE.UU. Las fuerzas policiales no dependen de la MINUSTAH y en varias situaciones se han encontrado en posiciones críticas y opuestas en acciones de seguridad que impiden un desarrollo articulado en las operaciones. Las fuerzas de la ONU no pueden desarrollar inteligencia en Haití, la que está en manos de los EE.UU. y Francia. Hace casi un año que la MINUSTAH se encuentra en Haití y la ayuda de donantes internacionales que prometieron al pueblo haitiano cerca de 1.000 millones de dólares, no ha llegado. Según nos han expresado los expertos de la Unión Europea, los aportes comenzarán a llegar recién después del llamado a elecciones, previstas con total incertidumbre, para el mes de octubre las municipales y en noviembre las elecciones presidenciales. Por lo cual la ayuda recién comenzaría a llegar a mediados del próximo año 2006. Las necesidades y los tiempos no son los mismos para la UE. y los EE.UU. que para el pueblo haitiano que está viviendo situaciones límites y necesita con urgencia activar su economía y generar la infraestructura básica, hoy totalmente colapsada. Es urgente la reforma de las instituciones del Estado, como el Poder Judicial; la presencia de una fuerza policial haitiana que hoy cuenta con 4 mil efectivos para todo el país, formada y equipada para que actúe dentro del marco de las leyes vigentes. Lo que permitiría poner tiempo y límite a la presencia de tropas extranjeras en territorio haitiano. Estados Unidos no permite la ayuda humanitaria de los países donantes, que bajaría en gran medida la violencia social y ayudaría a salir de la violencia estructural; señala que primero hay que desarmar a los grupos armados; y sugiere que la MINUSTAH es débil en sus acciones y dialoguista con los grupos opositores; exigen mano dura. El Washington Post, en un editorial señala que EE.UU. debe enviar a los Marines a fin de hacer lo que la MINUSTAH no quiere hacer. Los derechos humanos en Haití son violados en todos sus niveles, no sólo el derecho a la vida, sino los derechos económicos, sociales y culturales, y entre ellos el derecho de autodeterminación del pueblo. Hay denuncias contra soldados de la MINUSTAH acusados de violaciones a mujeres haitianas. Situación que hemos conversado con el general Heleno quien aseguró que aquellos soldados que tienen esas actitudes son sancionados y enviados de regreso a sus países para ser juzgados. En el hospital de la Universidad de Puerto Príncipe pudimos comprobar enfermos encadenados a la cama por la policía haitiana, son ex militares presos. Hay prisioneros políticos, entre los que se encuentra el ex primer ministro del gobierno de Aristide, Neptune, quien se encuentra en huelga de hambre. Sin embargo el Presidente Provisional de Haití Dr. Bonifacio Alexander, niega que en el país haya prisioneros políticos. Informes recogidos señalan que hay alrededor de 3 mil presos. El Banco Mundial y el FMI han obligado al gobierno de Haití a pagar en el mes de enero la suma de 52 millones de dólares como pago de la intereses de la deuda externa; recibiendo sólo 36 millones de dólares de prestamos de la UE. Cabe la pregunta ¿Quién ayuda a quién?. Recursos que debieran ser destinados a paliar el hambre y la pobreza del pueblo haitiano, a la educación, salud y desarrollo, van a las grandes corporaciones y organismos internacionales que sólo buscan sus propios intereses. La perversión y explotación tienen muchas formas de manifestarse. El pueblo haitiano no es consultado en ninguna de las decisiones que toman las potencias extranjeras, entre otras las medidas de ajuste estructural y la dependencia en relación a las Instituciones Financieras Internacionales. Todo esto significa hipotecar el presente y futuro del país, y se hace a espaldas del pueblo ,que está totalmente marginado. Haití es un pueblo sufriente que necesita de la solidaridad y apoyo de la comunidad internacional antes que sea tarde. A pesar de tantos males hay organizaciones sociales, grupos y sectores educativos y organismos de derechos humanos, que resisten y tratan de encontrar nuevas alternativas y propuestas a la grave situación que viven y reclamando por su derecho a decidir su propio destino sin intervencionismos de potencias extranjeras y de tropas. América latina debe verse reflejada en el espejo de Haití Es un claro ejemplo de dominación y saqueo que se puede extender a otros países. Los síntomas están a la vista, es necesario un análisis profundo de la situación de los pueblos y los mecanismos que aplica el modelo neoliberal y las políticas impuestas por el FMI y el BM., en los países del continente. Segunda parte Haití, los condenados de la tierra. El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, envió como experto para tratar la situación de los Derechos Humanos en Haití al jurista y magistrado francés, Louis Joinet, de reconocida capacidad y conocedor de la situación haitiana. Su informe sobre la situación de los derechos humanos señala el clima de violencia que se vive en ese país, la situación de las mujeres y niños, de la libertad de prensa, la crisis de identidad de la policía y la lucha contra la impunidad. En todo su informe se manifiesta la grave crisis que vive Haití. Los niños son los más expuestos a la violencia esporádica que afecta al país; el 52% viven bajo el nivel de pobreza, ( ascienden aproximadamente a 3 millones de niños), solamente fueron vacunados el 50% y el 25% sufren de desnutrición crónica, y no tienen acceso a medicamentos ni a los servicios sociales básicos. Los niños están condenados a la sobre-vivencia o la muerte prematura. El tráfico y venta de niños es otro de los dramas cotidianos junto al de la explotación en el trabajo y la prostitución en las “zonas francas”, sin control alguno. La Misión Internacional de Investigación y Solidaridad con Haití que se realizara desde el 3 al 9 de abrilpasados, se entrevistó con el Presidente Provisional de la Nación, el Primer Ministro, el Ministro de Justicia, funcionarios del gobierno; el Comandante de las fuerzas de la MINUSTAH, representantes consejeros de la UE., el Rector y los Vice-Rectores de la Universidad Nacional de Haití. Visitó la cárcel, hospitales y centros de Derechos Humanos, sindicatos de Educadores y organizaciones campesinas y de mujeres. La Plataforma Haitiana de Promoción de un Desarrollo Alternativo (PAPDA), conjuntamente con otras organizaciones haitianas fueron los responsables de organizar la permanencia y los contactos de la Misión Internacional en Haití . Grupos de la Misión se desplazaron al interior del país a fin de tomar contacto y conocer la situación de los campesinos y hacia la “Zona franca” en la frontera entre la República Dominicana y Haití. De los informes recibidos Haití sólo dispone del 2% de tierras cultivables. El desmonte y destrucción del medio ambiente es de tal gravedad que llevará muchos años recuperar los recursos naturales. Hay algunos programas solidarios con el pueblo haitiano, como el desarrollado desde hace varios años por Cuba con la presencia de médicos y educadores, técnicos en las zonas más desfavorecidas en diversos lugares del país y la puesta en marcha de un ingenio azucarero, una de las pocas producciones que hoy cuenta el país. Es necesaria la ayuda solidaria y de programas para el desarrollo con la participación de la sociedad civil y no el envío de ejércitos de ocupación para imponer políticas que responden a los grandes intereses económicos. La desintegración y abolición de las fuerzas armadas ha generado un vacío en la seguridad de la población y la soberanía nacional. Los altos índices de corrupción y pérdida de identidad y objetivos de la policía haitiana hacen difícil poder asegurar la vigencia de la ley y el respeto de los derechos humanos. Por otra parte la fuerza policial no cuenta con capacidad de control y seguridad de la población, frente a la violencia creciente de grupos armados, de mafias de narcotraficantes y delincuentes comunes.. Vuelvo a insistir que es necesario que la MINUSTAH forme urgentemente a las fuerzas policiales haitianas y generen nuevos espacios de seguridad para el país. De eso depende el tiempo y permanencia de las tropas extranjeras en el país. Haití es el país de los olvidos voluntarios y el de la desintegración del Estado, provocadas en gran medida por la incapacidad interna y la fuerte presión e imposición externa de los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, y las imposiciones de EE.UU. Los condenados de la tierra, a pesar de todas las dificultades, no han claudicado. Tienen la capacidad de la resistencia social y cultural y luchan por revertir la situación actual. Uno de los pasos necesario a dar, con urgencia, es reclamar la cancelación de la Deuda Externa de Haití; que esos recursos sean invertidos para la vida y desarrollo del pueblo. Los organismos internacionales deben actuar con responsabilidad y sentido ético y tomar decisiones políticas en bien del pueblo haitiano. Debe concretarse el envío de los recursos de la ayuda humanitaria para generar la infraestructura que el país requiere, para la construcción de carreteras y fuentes de trabajo genuino, educación, salud y capacitación técnica. La asistencia es necesaria en momentos de fuerte crisis social, pero el asistencialismo solo lleva a la degradación humana, a la dependencia y no a la promoción y desarrollo del pueblo. Reclamamos a los representantes de la ONU, la UE y el gobierno de EE.UU. que liberen la ayuda a Haití para generar los cambios necesarios para no someter al pueblo al hambre y la exclusión. El pueblo no puede esperar más y se pueden generar situaciones imprevisibles. Son responsables de imponer políticas ajenas a las necesidades del pueblo y dejar en la indigencia a gran parte de la población. El hambre y las necesidades son de todos los días y no cuando los organismos internacionales guiados por sus intereses políticos y económicos lo deciden. Es necesario que las próximas elecciones en los meses de octubre y noviembre del corriente año se realicen con transparencia, sin proscripciones de partidos políticos, con observadores internacionales a fin de regularizar la situación actual del país. Al pueblo haitiano lo han saqueado sin piedad y debemos trabajar para que no le roben la Esperanza de poder construir un país libre y soberano. Adolfo Pérez Esquivel Buenos Aires, 12 de abril de 2005
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