Delirum tremens
27/09/2014
- Opinión
Considero importante investigar si dentro de las posibles causas para destituir al presidente de Estados Unidos, se encuentra el que el mismo este padeciendo de alguna enfermedad que no le permita razonar adecuadamente y por lo tanto afecte las decisiones que deba tomar.
En el caso de algunos miembros de las fuerzas armadas estadounidenses, especialmente aquellos responsabilizados con el lanzamiento de misiles con ojiva nuclear, se plantea que anualmente cerca de 5 000 de estos pasan al retiro. Dentro de los mismos, se conoce que algunos sufren de fuerte adición a las drogas, otros padecen de serios problemas mentales, todo lo cual representa un peligro en personas que pudieran tener la responsabilidad de responder o iniciar un ataque nuclear.
El problema en caso del presidente es aún peor, pues este es el que debe dar la orden para que los misiles comiencen a cruzar los cielos del mundo y destruir hasta el último vestigio de la raza humana. Un verdadero peligro.
Cuando escuché el discurso que pronunció hace pocos días el Premio Nobel de la Paz ante la Asamblea General de las Naciones Unidas comencé a pensar en este asunto y a observar la figura y el comportamiento de Obama con una óptica distinta. Este discurso lo vi en tres oportunidades, para poder realizar mi análisis
Obama luce demacrado, mucho más delgado que de costumbre, en su cara se refleja el cansancio, en los últimos meses las canas han aparecido en su cabeza en una cantidad que no resulta normal. No muestra las manos como hacía anteriormente, cuando estuvo sentado puso una mano sobre la otra, como para contener cualquier temblor que pudiera reflejar un signo de enfermedad. Su frecuente sonrisa aparece en pocas oportunidades, lo cual representa un rasgo de inseguridad.
La forma que utilizó para dirigirse al auditorio fue autoritaria, no tratando de convencer, sino de imponer. Sus palabras encerraban un mensaje dirigido a dejar claro que Estados Unidos continuaría con sus acciones, sin importarle la legalidad de estas y el criterio de la comunidad internacional, allí presente, sobre las mismas. Mientras hablaba su cara reflejaba la prepotencia, el rosto trágico, como si estuviera regañando a sus dos hijas o a oficiales de la Casa Blanca que hubieran cometido algún error.
Quiso mostrarse como un “halcón”, pretendiendo infundir miedo al auditorio, que terminó sintiendo pena por este y seguramente comentando que Reagan y Bush hubieran dicho algo parecido, pero con una sonrisa en los labios y utilizando un lenguaje diplomático que no dejaba dudas de lo que deseaban decir.
Quizás lo que está sufriendo Obama es demasiado para sus facultades, sus asesores lo están llevando al borde del abismo y este no ha encontrado la forma de cambiar el rumbo. En casos como este algunas personas de refugian en las bebidas alcohólicas, lo que crea una enfermedad que provoca en el paciente delirio acompañado de temblores.
El discurso de Obama en la ONU puede ser una manifestación de delirio, debemos observar si presenta temblores.
- Dr. Néstor García Iturbe
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