Tesis VI Congreso CUT
Reconstruir el movimiento sindical colombiano
23/09/2014
- Opinión
Presentación. El Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Agroalimentario “SINALTRAINAL”, presenta a los distintos sindicatos, a dirigentes, activistas y trabajadores en general, sus tesis, puestas para el debate en el VI Congreso de la Central Unitaria de Trabajadores CUT, que se realizará del 24 al 26 de Septiembre de 2014, en la ciudad de Santa Marta.
Nuestro propósito, en primer lugar, es cumplir con el deber de aportar al debate para sacar a la Central de su estado de crisis y postración. Es de extrañar que los sindicatos, protagonistas primarios en la vida de la CUT, no se manifiesten en torno a la problemática de la misma, de los trabajadores, el país, América Latina y el mundo. Quienes escriben son sectores políticos, que, por supuesto, tienen toda la libertad y legitimidad para hacerlo, pero que eliminan, o al menos constriñen, la posibilidad de que los mismos sindicatos sienten reales en cuanto a lo que ocurre.
La primera polémica plantea que son los sindicatos los toman cartas en el asunto. Sabemos que estos tienen influencias políticas, ni más faltaba, y que estas son absolutamente valederas siempre y cuando respeten la autonomía de las organizaciones de los trabajadores. Empero, esto no ocurre. Los pronunciamientos de la CUT obedecen más a los acuerdos políticos entre corrientes que se mueven al interior del ejecutivo, que verdaderos debates entre los sindicatos que la componen. Así, resulta que la política de la Central está marcada por los acuerdos entre camarillas a las que les basta ponerse de acuerdo en x o y definiciones, muchas de las cuales van en contravía de los intereses de los sindicatos y de los trabajadores.
Por ello, nosotros en este material, queremos llamar fuertemente la atención en este aspecto. Las tesis publicadas por el comité ejecutivo reflejan dos aspectos cruciales de la actual situación: a) los sindicatos ni las estructuras propias de la central escriben ni proponen. Las tesis son presentadas por el sector sindical del Polo Democrático Alternativo, el sindicalismo democrático y la corriente sindical clasista y b) las tesis tienen postulados muy parecidos, con lo que las fronteras políticas de las fuerzas presentes en la CUT tienden a desdibujarse, por eso se construye un bloque mayoritario de carácter patronal, que coincide en impulsar una serie de políticas perjudiciales a los trabajadores y a los sindicatos. Ahora bien, es importante que los sectores políticos presentes en el movimiento sindical ventilen sus postulados, pero también es preciso que estimulen a que los sindicatos hagan lo mismo. Aspiramos que en el futuro tanto las departamentales de la CUT como, al menos, las más fuertes federaciones y sindicatos de industria –Fecode, Uso, Anthoc, Uneb y otros- presenten sus puntos de vista y estos lleguen a las bases de la Central.
Para superar la crisis de la Central es preciso que todos los sindicatos, con sus afiliados a bordo, puedan tener acceso a la política. Por ello se debe publicar y hacer circular abiertamente, sin miedo al debate y a la pérdida del control de los feudos, cada uno de los postulados. El siguiente paso es abrir el debate de cara a las bases y que se sintetice lo mejor de este en un material que pueda renovar la teoría y la praxis de todos los que hacemos parte de la CUT.
Nuestra propuesta contiene un balance sobre el estado de la CUT, la exposición sobre la CUT que queremos, un diagnóstico sobre la situación de crisis del movimiento sindical, sobre la situación de los trabajadores, del país y las propuestas que consideramos claves para resolver no sólo los problemas de la Central sino también de los sindicatos, los trabajadores, el país y el mundo.
Ejecutivo Nacional Sinaltrainal, 20/09/2014.
I. La situación de la CUT
La situación de la Central está determinada por la imposición de una política patronal por la coalición mayoritaria que la conduce. La mayor parte de los miembros del Comité Ejecutivo defienden la concertación como la única forma de acción posible para obtener las reivindicaciones de los trabajadores. Se niegan a explicarles a estos últimos el carácter de clase de sus luchas contra el capital y esconden el carácter irrevocable que ésta tiene. Defienden sin ambages al régimen y a sus instituciones, sirven a la consolidación de su hegemonía y de redondo impiden la construcción de la consciencia de clase de los trabajadores, la defensa de sus derechos y la conquista de sus intereses históricos. Son valedores acérrimos del sindicalismo corporativista. No quieren organizar grandes movilizaciones, aun así estas sean por conquistar reivindicaciones inmediatas, como las de contratación directa y estabilidad. Persiguen a quienes se oponen a sus políticas y llegan a acuerdos con los patronos y el Estado para ningunear a los trabajadores. Casos de este tipo de comportamientos son la inercia de la dirección de la Central cuando se pacta el salario mínimo –o cuando éste se impone por decreto-, las negociaciones sobre el problema de las víctimas, los acuerdos con gremios patronales, como el de Asocaña, para burlar los derechos de los trabajadores, la apertura de sindicatos patronales en muchas empresas donde hay sindicatos consecuentes, violando su derecho democrático de representar al conjunto de los trabajadores –ejemplos de esta naturaleza son los de Coca-Cola, Nestlé, Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, etc.-.
La mayoría de estos dirigentes convocan a votar por ellos y pare de contar. Las elecciones rondan alrededor de personajes aviesos, quienes han controlado el poder en la Central, impiden cualquier cambio político y democrático y se perpetuán en la dirección a través de promesas, favores y uso discrecional de los recursos colectivos, cuya repartija crea una frondosa clientela, la cual les sigue ciegamente. Dicen favorecer los intereses de todos, pero en realidad solo protegen los intereses propios y de sus amigos; hacen acuerdos con los patronos a fin de asegurar sus objetivos. Niegan la construcción de la conciencia proletaria, critica, de los trabajadores. Hacen todo lo posible por mantenerlos en la ignorancia política, lo que les posibilitan su control y la reproducción indefinida de esa peculiar visión de democracia representativa, de la cual ellos son campeones. A las bases se les encasilla en pequeños grupos, controlados férreamente. Piensan como el filósofo inglés John Locke, quien afirmaba que los derechos de la mayoría se deberían limitar, quedar a merced del dirigente, quien los debe disciplinar y controlar, logrando, finalmente, conculcarlos. Ejercen ampliamente el gamonalismo, con su cortejo de prebendas y de lacayos, caldo de cultivo para los aprovechados y conformistas, y atrapan en sus redes a unas bases ignorantes. Fomentan la apatía, acaban con las motivaciones internas, provocan confusión política a fin de que el colectivo no aclare sus dudas, preguntas o inquietudes y confié únicamente en el aparente buen juicio del dirigente. Promueven el inmovilismo y la falta de disposición de las bases para realizar tareas. Su política se basa en mantener una montonera controlada, sin que pueda salirse del redil.
Con enormes privilegios y recursos disponibles, aíslan a quienes ejercen la crítica; los marginan por considerarlos una amenaza a su política. Abandonan a su suerte los sindicatos y prefieren cualquier limosna que les ofrezcan los capitalistas a ponerse al frente de la lucha de los trabajadores. Por lo demás, han traicionado los principios de la CUT y han convertido a la Central en un apéndice de la CSI, la más poderosa fuerza de penetración de los imperialistas en el movimiento obrero mundial. El antiimperialismo, el anticapitalismo y el antipatronalismo, que caracterizó a la central en otras épocas, desaparecieron como por encanto, dando paso al más aberrante vasallaje al capital. A pesar de que muchos de estos dirigentes se pintan de izquierda, a la hora de la acción son los primeros en renunciar a la lucha. Corren a los brazos de los patronos para refugiarse en la concertación, cuyo único resultado es arrojar todos los días más a los trabajadores a la esclavitud, a la precariedad y someterlos más profundamente al dominio de la burguesía. La Central independiente, clasista y revolucionaria que había que construir, fue borrada del mapa. La ética, el sentido de responsabilidad y los valores más preciados de los trabajadores desaparecieron; la unidad, la solidaridad y el internacionalismo fueron arrojados al tacho de la basura; la educación de la clase obrera para la lucha y su participación en política para transformar esta sociedad en socialista se cambio por un discurso general, estéril y vacio contra el modelo económico –no contra el sistema-, que no le dice nada a los trabajadores ni les ofrece ninguna salida. Espectacularmente útiles a los patronos y espectacularmente inútiles a los trabajadores y sus organizaciones, la mayoría de los dirigentes del Comité Ejecutivo de la CUT están lejos de representar los derechos, aspiraciones e intereses de los laboriosos, parecen anhelar más hacer carrera para ser ministros, alcaldes y altos funcionarios de este régimen.
Su cercanía a la antidemocrática Colombia en la que hoy vivimos es tal que en la pasada contienda electoral varios de sus miembros se plegaron a la reelección de Santos, reflejando que no existe ninguna independencia de clase en ellos, en consecuencia, todas sus decisiones están atravesadas por su convergencia con la Unidad Nacional. Comparten la caracterización que hace el gobierno de sí mismo, como un régimen democrático, que respeta las instituciones, tiene una amplia legitimidad y gobernabilidad, vendiendo la imagen que se saltó de un régimen sanguinario a un régimen democrático, cuando éste y el pasado gobierno han recurrido sistemáticamente al ejercicio de la violencia contra el pueblo, sólo que el segundo hizo una abierta alianza con la lumpen burguesía, mientras éste mantiene soterradamente tales nexos. Así, en el tema de las negociaciones de La Habana, conducentes a poner fin al conflicto armado con la insurgencia, cosa que ellos han identificado como paz, el Comité Ejecutivo Nacional le dio la espalda a dicho proceso. Luego, cuando estuvo en un momento crítico, no aparecieron ni orientaron a los trabajadores, y menos a la población, a exigir la solución política y la construcción de una verdadera paz para el país. Tampoco han fijado una postura clara para exigir el cese bilateral de la confrontación.
Igual cosa ha ocurrido con las conversaciones y acuerdos que están planteando en el tema víctimas. El Comité Ejecutivo Nacional, no las ha tenido en cuenta a la hora de tomar definiciones y ha impedido que tengan derecho a ser sus propios voceros y a autorrepresentarse. Reconocen la ley de víctimas, no critican sus carencias, no exigen llenar sus vacíos, tal ley a todas luces es incompleta, y no diferencian víctimas de victimarios. Le habilitan el espacio a la Unidad Nacional de Reparación, convocando las víctimas a eventos, sin antes haber consensuado las propuestas con los sindicatos o las mismas víctimas. No consideraron ninguna otra propuesta de reparación, como la presentada por Sinaltrainal, ni respetaron los diferentes enfoques sobre el tema. En esa dirección, su acción sólo garantiza que salgan bien librados los autores materiales e intelectuales de los crímenes contra sindicalistas, soslayar el papel del Estado y de sus organismos de seguridad en estos hechos y no obtener verdad, justicia, reparación integral con garantías de no repetición. Ante las circunstancias aquí descritas, el Comité Ejecutivo Nacional no nos representa como víctimas y su actuación no puede comprometer los procesos alternativos de exigencia de verdad, justicia, reparación integral y garantías de no repetición, así como los procesos legales en las cortes internacionales y las propuestas de reparación que han sido presentadas a los victimarios.
La visión reformistas implícita en varios de los dirigentes del comité ejecutivo se expresa en sus propuestas. De ninguna manera, se puede permitir que cojan fuerzas postulados como aquellos expuestos por el sector sindical del Polo Democrático Alternativo que reclaman que la CUT “respete la propiedad privada”[1], puesto que los obreros lo que deben reclamar es el socialismo. Una cosa muy distinta es explicarles que, en una primera etapa, la de la revolución democrática, existirá propiedad privada no monopólica, pero para que ella exista es preciso expropiar a los monopolistas; precisamente no respetar su propiedad privada. En medio de una crisis global, como la que vive el capitalismo, con una conmoción mundial brutal, no se pueden vender semejantes baratijas esquizofrénicas. La clase obrera de hoy debe entender claramente cuál es su papel histórico y como los sindicatos deben responder a los retos actuales que nos impone la realidad mundial, latinoamericana y nacional.
II. La CUT que queremos
Luchamos por una CUT que sea protagónica en la vida nacional, que tenga principios éticos, políticos y sociales, sea independiente no sólo de las instituciones y estamentos reaccionarios sino también de las fuerzas políticas que representan a los capitalistas y también de los patronos. Así, creemos que la Central debe trabajar por consolidar sus principios, que a continuación exponemos:
1. Científica. Sus dirigentes y bases, en los procesos de formación, investigación y estudio de la realidad mundial, latinoamericana y nacional, adoptan un método de análisis científico, que corresponda tanto al desarrollo más avanzado del pensamiento humano como a los intereses de los oprimidos y explotados, lo desarrolle en nuestras condiciones concretas y logre que toda interpretación de la realidad responda a su movimiento y parta desde la realidad histórico concreta, interpretando correctamente la lucha de clases y la marcha de la economía para generar acciones que permitan su transformación.
2. Solidaria. La Central apoyará firmemente todas las luchas libradas por sus sindicatos afiliados por defender o conquistar derechos, reivindicaciones e intereses y la del pueblo por lograr mejores condiciones de vida y por construir una nueva sociedad.
3.Antiesquirol.La descomposición ideológica de muchos dirigentes contribuye enormemente a difundir la conciencia burguesa dentro del proletariado. Es tan así que su efecto inmediato es el crecimiento de las fuerzas de derecha dentro del movimiento obrero y sindical y la aceptación por parte de muchos trabajadores de base de la defensa de los intereses de los patronos, considerándolos como los propios, desarrollando un comportamiento ético y político contrario a su propio ser e intereses. Quienes representan esta política direccionan su acción a favorecer a los patronos; amordazan y desactivan las iniciativas de quienes defienden la causa de los trabajadores, detienen los mejores planes salidos de la reflexión colectiva e imponen su voluntad por encima de los intereses y aspiraciones de las mayorías. Usan su poder en el aparato sindical para garantizar su control y privilegios, mientras mantienen en la ignorancia y marginalidad a las bases, las cuales solo son llamadas cuando es necesario utilizarlas a conveniencia. Tienen la ética de la vida fácil y el personalismo. Aprovechan las debilidades propias de los sindicatos como las fortalezas acumuladas por la derecha, fruto de la práctica y tradición conservadora. Fortalecen desde allí su posición y desarrollan una escuela cuya mentalidad, estilo de vida, métodos de trabajo y malas mañas contagian profundamente, de una manera perversa, a las bases. La CUT luchará contra todo este tipo de infiltración patronal, incluyendo las posiciones de derecha a su interior. Realizará una gran campaña interna para combatir a las direcciones amarillas de los sindicatos que sean asociados y hará respetar sus principios, políticas y acciones clasistas por parte de todos los afiliados.
4. Antipatronal. La Central luchará permanentemente contra la política de los patronos y no concertará con ellos ni llegará a acuerdos que lesionen los derechos, reivindicaciones e intereses de los trabajadores. Se opondrá radicalmente a cualquier política de reingeniería y a las leyes que modifican las condiciones laborales, salariales, de seguridad social, de contratación, de organización social del trabajo o de otra índole que favorezcan a los patronos. Los acuerdos obreros-patronales deben ser resultado de la lucha de los obreros; para ello hay que hacer un gran esfuerzo por cambiar la correlación de fuerzas ideológicas, sociales, políticas y económicas, desfavorables en este momento a los trabajadores frente al gran capital.
5. Antiimperialista. La CUT denunciará y combatirá toda manifestación de explotación, opresión y atropello a la soberanía nacional y de los pueblos por parte de las grandes potencias, sus multinacionales y el gran capital financiero. Se opondrá a los TLCs, a la transnacionalización, reprimarización y financiarización de nuestra economía, al pago de la deuda externa y a los tratados, bases y presencia militar imperialista en nuestro suelo. Así mismo, movilizará a las bases de sus sindicatos cuando ocurran agresiones o invasiones a otros pueblos.
6. Anticapitalista. La CUT combatirá toda tipo de explotación, opresión y discriminación. Educará a sus afiliados para que reconozcan la contradicción capital trabajo como la fundamental en la sociedad y asimilen la necesidad de eliminar la explotación del hombre por el hombre, la enajenación y la opresión. Reivindicará el socialismo como única solución a los problemas de los trabajadores y a las contradicciones estructurales que vive la sociedad colombiana. Luchará contra todas las manifestaciones del gran capital y participará en la vida política nacional buscando soluciones democrático-revolucionarias a los problemas actuales de Colombia, que conduzcan al socialismo. La CUT no validará la propiedad privada aunque reconocerá que en el tránsito hacia el socialismo sobrevivirá la pequeña y mediana propiedad individual.
7. Autónoma e independiente. La Central será autónoma e independiente del Estado, las iglesias, los partidos y movimientos políticos, las ONGs, los patronos y de todas sus manifestaciones. No permitirá ninguna intromisión en sus asuntos internos de estos estamentos y, por tanto, tomará sus definiciones ideológicas, políticas, sociales y económicas autónomamente, consultando siempre a sus bases sindicales. Ello implica que sus sindicatos afiliados participen y se pronuncien sobre los aspectos cruciales de la vida de la Central.
8. Revolucionaria. La CUT luchará por contribuir a transformar las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales que mantienen al pueblo colombiano en las más aberrantes condiciones de explotación, opresión y alienación y precariedad. En ese sentido, desarrollará una gran campaña de formación, movilización y confrontación con el gran capital a fin de crear las condiciones para que la clase obrera se prepare para asumir la conducción del país en una propuesta democrática-revolucionaria hacia el socialismo y de hegemonía incluyente. La Central no conducirá este proceso, pero será base esencial en él.
9. Internacionalista. La CUT apoyará las luchas reivindicativas, sociales y políticas de todos los trabajadores y los pueblos contra el gran capital en todas partes del mundo. Se opondrá a que las reformas estructurales implementadas por la oligarquía financiera golpeen a los trabajadores y estos sean quienes paguen el precio de la crisis. La Central impulsará la creación de un frente internacional antineoliberal con todas las organizaciones de trabajadores que quieran enfrentar el actual modelo de acumulación. Dicho frente será independiente de cualquier organización internacional de trabajadores.
10. Unitaria. La CUT trabajará por la unidad de las centrales colombianas, de todos los obreros y trabajadores del país, independiente de sus creencias, inclinaciones políticas, etnia, religión o sexo. Sin embargo, educará a todos ellos en los principios enunciados y su la plataforma social y política.
11. Representativa. La CUT hoy no representa al grueso de los trabajadores colombianos. Cuenta con menos del 3% de ellos y sus afiliados están concentrados especialmente en el sector de servicios, teniendo un déficit enorme en afiliación de obreros. Para que la Central sea representativa necesita desarrollar una gran campaña de afiliación de obreros de todas las industrias y servicios productivos. En ese sentido, transformarse en representativa implica, al menos, vincular 10 millones de trabajadores en un plazo razonable. Esta debe ser una prioridad para la dirección de la Central.
12. Legitima. La Central ganará legitimidad ante la población y los trabajadores. Para ello modificará radicalmente la conducta de su dirección y sus políticas y orientará su accionar a construir el reconocimiento de la inmensa mayoría de la clase y de la población. La dirección tendrá que innovar para modificar la visión que tienen las mayorías de que los sindicatos son organizaciones de haraganes y “destruye empresas”. Habrá que vencer las taras históricas determinadas por la inexistencia de una cultura, identidad y conciencia de clase y un proceso teórico avanzado de los trabajadores en el país para poder construir la legitimidad necesaria y el acumulado ideológico, político y social, que permita legitimar la CUT.
13. Democrática. No es posible seguir invirtiendo los valores democráticos en la Central donde la base se limita a obedecer y sus jefes a mandar. La democracia imperante en la CUT es excluyente; la base tiene un papel pasivo, no tiene conciencia, preparación y soberanía para tomar decisiones, se enseñorea el apoliticismo y no existen mecanismos de participación. Campea la democracia de papel, concebida para evitar que los trabajadores piensen, luchen contra los patronos, se propongan participar en la vida de la Central y en las transformaciones estructurales y se deshagan de sus jefecillos. La democracia que necesitamos se realiza a través de una gran escuela que nos hace conocer, reconocer, reflexionar, identificar, construir espacios de poder conscientes y comprometidos y nos eleva de actores pasivos a activos en las diferentes funciones que debamos cumplir. Nos exige estudio y preparación para tomar decisiones. Para ello hay que formar la base y llevar a la práctica la democracia directa. La llamada democracia representativa hace honor al precepto de la no participación. Ésta sólo permite a los trabajadores elegir a sus dirigentes, pero no participar en la toma de decisiones ni poseer espacios de participación permanentes. Los procedimientos adecuados en la toma de decisiones consisten en discutir, consultar con las bases, prepararlas para que tomen las decisiones que más les convengan y evaluar con ellas, enmarcando el aprendizaje que hemos adquirido en la praxis. Hay que trabajar en la Central por establecer relaciones más horizontales, donde los asociados sean respetados, tengan poder y participen en la edificación de la política. La democracia que perseguimos tiene que propiciar su inclusión plena. Hay que abogar por una profundización en la democracia deliberativa, participativa y protagónica, una democracia desde abajo donde también se desarrollen un conjunto de ideas elaboradas por amplios sectores sociales. La democracia no sólo es el sometimiento de la minoría a la mayoría. También es el ejercicio del pluralismo como política que permite participar a diferentes sectores. Sin embargo el pluralismo tiene un límite, cual es la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores, por tanto para quienes optan por impulsar las políticas patronales no debe haber libertad para actuar a nuestro interior. Pluralismo en la democracia sindical significa acción unitaria, legitimando matices y diferencias pero desarrollando la unidad en la diversidad.
14. Identitaria. La CUT debe construir su identidad de clase con sus sindicatos y trabajadores. En primer lugar, tiene que cristalizar la identidad social de los obreros, logrando que estos se descubran como tal, como clase. En segundo lugar, conseguir que reconozcan sus derechos e intereses históricos, tengan conciencia de clase, luchen contra la explotación, la alienación y la opresión, tengan sentido de pertenencia a su grupo social y a su organización sindical, en tercer lugar, que identifiquen que todos los obreros del mundo tienen los mismos problemas y deben apoyarse mutuamente en sus luchas, es decir, sean internacionalistas. En cuarto lugar, que construyan elementos culturales comunes, como usos, costumbres, símbolos, valores, identidades y folclor propios de la clase y de su nacionalidad. La Central debe fortalecer la identidad de clase de los trabajadores, superar esta seria debilidad estructural, la cual es aprovechada por las clases dominantes para disolver cualquier factor de unidad e implementar contravalores, fruto de la descomposición y de la peor muestra de degradación burguesa.
15. Renovadora. La CUT impulsará la participación de los jóvenes en todas sus instancias, especialmente en sus órganos de dirección. Asumirá, así mismo, una política de relevo generacional donde los cuadros viejos den paso a los nuevos. Fomentara la organización juvenil de trabajadores, estrictos procesos de formación entre ellos y prácticas éticas, dirigidas a superar los vicios de los dirigentes, que han caracterizado históricamente a la conducción de la Central.
16. Diversa. La Central impulsara la participación de los trabajadores y trabajadoras indígenas y afrodescendientes. Garantizará estatutariamente una circunscripción especial para ellos a fin de que cada uno tenga un puesto en su ejecutivo. Igualmente, generará programas particulares de formación, organización y de reivindicaciones para estos sectores.
17. Ética. La CUT resumirá, en su teoría y práctica, lo mejor de la cultura y la moral humana. Reivindicará el humanismo y les dará a sus asociados un papel consciente como hacedores de la historia y no como agentes pasivos de esta. Romperá con la obediencia ciega a las normas y valores preexistentes, convirtiéndolos en críticos del orden actual, en seres que tienen permanente avidez de inquietudes y conocimientos, capaces de orientar sus acciones hacia el mejoramiento humano y hacia su superación como seres sociales. La central será constructora consciente de los ideales más caros a la humanidad como son la libertad, la felicidad y el bienestar colectivo e individual, realizados a través de la praxis social. Construirá una moralidad liberadora, colectiva, de ideales altruistas. Sus asociados perseguirán un ideal concreto y tendrán un espíritu revolucionario, que representa el máximo estadio de desarrollo individual, aspirando a buscar lo mejor para la sociedad y para él, logrando llegar al punto más alto de posible de su desenvolvimiento intelectual, ideológico, social y político dentro de una dimensión revolucionaria, justa, racional y humanista donde lo correcto y lo incorrecto no se valora con base en el modo de vida social existente sino desde la perspectiva de construir valores y promocionar la praxis que posibilitan remover las causas que motivan los hechos que atentan contra la armonía, la felicidad, la libertad, el bienestar y el desarrollo del ser social. Nuestra ética tiene que ver con principios, valores y normas de conducta que nos guían y combina tres grandes esferas en el ámbito individual, organizativo y político. La ética individual tiene que ver con la toma de la decisión individual de combatir por alcanzar los más caros ideales humanos realizando una acción colectiva y no en solitario; ser coherente y consecuente en esa lucha, armonizando lo que se dice con lo que se hace, encarnando la ética de los trabajadores, siendo ejemplo vivo para los demás, especialmente para las bases. Dicho comportamiento configura creencias e idearios colectivos, transformándolos en fuerza material, lo que hace posible construir una tradición crítica y concretar identidades propias, distintas a las alienantes, que propone la gran burguesía. Nos exige ser humanistas; sencillos, no considerarnos superiores a los otros, así se trate del dirigente más encumbrado, solidarios, responsables, honrados, no sólo por el hecho de que no somos corruptos sino porque combatimos toda manifestación de corrupción; honestos, asumiendo un comportamiento correcto, no engañándonos a nosotros mismos ni engañando a los demás, no haciendo maniobras, desatando rumores y desarrollando practicas malsanas para mantener privilegios injustificables; fraternos, eficaces, eficientes, responsables, valientes, justos, no sólo como personas sino también como luchadores por alcanzar el ideal de justicia social, veraces, austeros y respetuosos con nosotros mismos, nuestra familia, los trabajadores y el pueblo; tener amor al trabajo sindical y político, firmeza en la lucha, espíritu de sacrificio y auto exigirnos permanentemente. Ahora bien, la ética organizativa significa fidelidad a la organización, respeto a quienes la forman, impulso a una autentica democracia, a una nueva cultura política, centrada en valores y prácticas verdaderamente democráticas, desarrollo de procesos formativos permanentes y defensa colectiva de la ética centrada en valores humanistas. La ética de la acción política, por otra parte, coadyuva a realizar el cambio social trabajando ejemplarmente, mediante una nueva actuación práctica, en el impulso a las transformaciones necesarias que hay que introducir en la vida tanto de los sindicatos como de la sociedad. Actuación que debe estar impresa por la formación de nuevos valores como, por ejemplo, darle primacía al ejercicio político, entendido éste como componente de la ética de lo colectivo, sobre los intereses individuales, respetando el marco colectivo en que nos desenvolvemos y haciendo, como dijo Gramsci, del “yo” un “nosotros”. Nuestra ética también nos obliga a combatir los iconos de la ética burguesa y de la anti ética sindical: la corrupción, ambición, deshonestidad, injusticia, parasitismo, ineficacia, ineficiencia, arribismo, oportunismo, personalismo, burocratismo y otros males, que son producto tanto de la influencia ideológica y política ejercida por la burguesía en nuestro seno, como también de la fuerza de la costumbre, la cual destaca en nuestra organizaciones.
18. Responsable. Los dirigentes de la CUT, los sindicatos y las bases que la componen deben interiorizar el sentido del deber. Ese sentido no debe verse como una obligación externa, que nos imponen las organizaciones y los dirigentes, sino como la asunción de un acto consciente, cuya realización nace del profundo convencimiento de la justeza y certeza de lo que estamos haciendo como constructores de una sociedad justa y de un futuro mejor. La cultura de la responsabilidad no puede existir si no hay coherencia, si no existe una actitud consecuente entre lo que se dice y lo que se hace. Si tenemos la actitud de construir en la praxis nuestro discurso, lo que significa que cada palabra que escribamos o pronunciemos tenga una consecuencia práctica, estaremos construyendo cultura de la responsabilidad. En la medida en que esa cultura sea colectiva, genere mecanismos de autocensura y vergüenza en cada uno de los miembros de una organización, así como la condena pública, por no cumplir con nuestras obligaciones, adquiridas voluntaria y no forzosamente, habremos avanzado formidablemente en este campo.
19.Constructora de hegemonía incluyente. La CUT y sus sindicatos deben ser la fuerza social que encabeza la protesta social y política de todos los sectores populares, reconocida por el conjunto de la población, validada como interlocutor necesario del Estado y gobierno a fin de negociar las reivindicaciones exigidas por los trabajadores y el pueblo, canalizadora de los movimientos sociales coaligados para cristalizar una propuesta de transformación nacional revolucionaria, encabezada por los trabajadores y constructora de la alianza social necesaria para realizarlas.
III. La crisis del movimiento sindical
La crisis de los sindicatos está marcada por la violenta ofensiva de la burguesía en nuestra contra y por la toma de la mayoría de las organizaciones de los trabajadores por los agentes patronales. El movimiento sindical colombiano vive hoy una de sus más profunda crisis en su ya centenaria historia. Los cambios ocurridos en el régimen de producción capitalista desde los años setenta del siglo pasado, íntimamente ligados a la expansión del capital por todo el planeta –conocida como globalización-, a la financiarización mundial orientada a subir las tasas de ganancia y acumulación, dirigidas a superar la gran crisis del año 73, y a la imposición del nuevo modelo de acumulación neoliberal, derivaron en el debilitamiento de la clase obrera y de las conquistas adquiridas.
La aplicación de tales políticas, llegaron primero a Latinoamérica que a cualquier otra parte del mundo. Así, uno de los propósitos de los estrategas burgueses fue abaratar considerablemente los costos de la fuerza de trabajo. Para ello fue necesario arrebatar las conquistas económicas plasmadas en leyes nacionales y en Convenciones Colectivas de Trabajo. El obstáculo inmediato a superar para alcanzar rápidamente tal fin fueron los sindicatos. Se emprendió, entonces, su destrucción sin contemplaciones.
Bajo una orgía de sangre, los imperialistas, con sus grupos financieros, multinacionales, y peleles criollos, asociados en los poderosos gremios económicos, emprendieron una brutal cacería, que desembocó en una masacre de sindicalistas, que aun no para. Utilizaron a grupos paramilitares y a organismos de seguridad del Estado para ello. Impusieron, como parte de su política, una legislación laboral antidemocrática, restrictiva del derecho de asociación y de la libertad sindical, limitante del derecho de huelga, constreñidora del fuero sindical y fortalecedora del sindicalismo de base. No contentos con ello, sacaron la ley de seguridad ciudadana para penalizar la protesta social y acallar los sindicatos.
Mientras tanto, los patronos dominan a sus anchas; realizan despidos injustificados, violan el derecho de asociación, persiguen a nuestros afiliados e impulsan la toma de las direcciones sindicales por directivos amarillos puestos al servicio del gran capital. Empero, esto no es todo. La crisis se ha visto profundizada por unas conducciones anquilosadas, burocratizadas y profundamente divorciadas de sus bases y de los intereses de los trabajadores. Caciques y gamonales se volvieron la costumbre, aun en los sindicatos más consecuentes. Promovieron abiertamente la separación y atomización ideológica, política y organizativa de los trabajadores, desarrollaron el economismo rampante, en el presente ya ni siquiera este último les interesa, y negaron cualquier posibilidad de desarrollar un sindicalismo que luche contra la burguesía. Se tomaron la dirección de los sindicatos a nombre de organizaciones políticas, cuando lo que menos hacen es política. Desde allí instauraron la antidemocracia en las organizaciones de los trabajadores y el sometimiento de las bases a sus perversos deseos. Profundizaron la ignorancia, la fragmentación, el embrutecimiento y la opresión de los obreros, reforzando sin cesar ese tipo de taras.
En vez de formarlos para que entiendan que es perentorio unificarse para luchar contra los patronos y contra el gobierno, construir identidad, sentido de pertenencia, conciencia de clase, costumbres, símbolos, valores, ética proletaria y, en fin, la cultura de la clase obrera, se dedicaron a promover su postración a los capitalistas, propagandizar la imposibilidad de la lucha, la impotencia de los trabajadores ante una situación aparentemente tan abrumadora, y los antivalores de la burguesía. Complementaron su actividad reaccionaria con el sectarismo y el dogmatismo. Para disfrazar su ignorancia, recurren a la exclusión y no al debate, al control del aparato y no al ejercicio democrático, a proclamar tener la verdad absoluta sin posibilitar disenso alguno. Excluyeron a las bases de toda capacitación y de la posibilidad de tomar decisiones.
Esas notables prácticas, que no sin razón, algunos las autodenominan “clasistas”, las han complementado con el patronalismo. La formidable quinta columna burguesa que actúa dentro del movimiento sindical, hundirá cada vez más al propio movimiento, a no ser que los trabajadores combatan dichas conductas y generen un nuevo liderazgo revolucionario dentro de los sindicatos. Tal como está la situación hoy, La mayoría de los máximos dirigentes del sindicalismo son “ratones puestos a cuidar el queso”.
Empero, a pesar de lo adverso de la situación, no perdemos ni el norte ni la confianza en que los trabajadores sabrán salir de esta encerrona. La oligarquía imperialista arrasa hoy con todos los derechos sociales y colectivos adquiridos, que fueron ganados desde la lucha, la movilización y la organización, deprada la naturaleza y aniquila toda forma de organización social que quiera oponerse a su hegemonía. Por tanto, la clase dominante no le deja al trabajador otra salida que luchar. Con ella no hay transacción posible. El ejemplo más patético en que nos coloca esta realidad es el de la socialdemocracia, que promete cambios pero no puede hacerlos. Crea la falsa ilusión de un capitalismo moderado, de rostro humano, que dialoga y concerta; pero tal engaño no puede sostenerse más. El pacto entre el capital y el trabajo, que se conoció como Estado bienestar, ha sido minado y subsumido por el nuevo modelo de acumulación, cuyo resultado está a la vista: pauperización del trabajo y de la vida cotidiana de la clase obrera, persecución, amenazas, destierros, contrarreformas laborales y toda la ofensiva legal e ilegal contra la clase trabajadora. Y la clase obrera debe ofrecer respuestas a esta situación. Por tanto, el actual debate con todos los trabajadores y sindicatos respecto a la situación nacional tiene que ver con la perspectiva histórica que quieren definir las bases. Y la pregunta esencial a responder es: ¿Qué tipo de sociedad quieren? Y el segundo interrogantes que hay que resolver con ellos es: ¿Cómo piensan construirla desde ahora? Es decir, el debate de fondo interpela el programa y la estrategia. El programa de la clase obrera se erige como contrapropuesta a la mundialización de la gran burguesía imperialista, pero debe ir más allá. La estrategia de la clase trabajadora busca debilitar su poder, empantanar sus políticas, resistir y acumular poder para derrotarla. La única alternativa es levantar y construir desde la cotidianidad una nueva sociedad, que necesariamente va hacia el socialismo. Propuesta que debe ser reconstruida, resignificada desde la creatividad y la articulación política con los trabajadores y el pueblo. Y esto, sin embargo, solo es posible con la polémica, la antonomasia del discurrir político. Resignificar quiere decir evaluar críticamente las experiencias socialistas, como la del socialismo real, el socialismo de mercado, la experiencia cubana y el socialismo del siglo XXI, que precisamente no lo es, para afirmar la validez de ese tipo de sociedad, recuperar el ideario, profundizar sus raíces en nuestra realidad latinoamericana, en nuevas formas de organización social y política, en una nueva economía, nueva cultura, en la lucha contra el autoritarismo no solo de la oligarquía, sino aquella que se filtra en la vida cotidiana, en las practicas burocráticas, el sectarismo, el dogmatismo, en la contienda por controlar los pequeños poderes, la exclusión, el autoritarismo y el acomodamiento. Construir socialismo implica una nueva práctica sindical, un nuevo sindicalismo que, como dijera Lenin, es combatiente de vanguardia por la democracia, porque cristalizar el socialismo no excluye la lucha por la democracia, la cual se pone al orden del día. Es más, la democracia solo será posible cuando se construya una nueva sociedad. En ese marco, hay que buscar las respuestas de las bases a estas dos preguntas cruciales.
IV. La situación de la clase obrera
La clase obrera está inmersa en profundos cambios fruto del desarrollo de las fuerzas productivas aupadas por el gran capital financiero imperialista. Dicho desarrollo está caracterizado por la nueva revolución técnico-científica, que dio origen a nuevas formas de trabajo desterritorializadas y fragmentadas, que crean desarraigo. Esto supone la superación del fordismo y la generación de nuevas técnicas de organización y explotación del trabajo, nuevas subjetividades y mentalidades en la clase trabajadora y, finalmente, nuevas formas de resistencia y lucha del proletariado. Estamos ante una nueva realidad que hay que pulsar de la mejor manera para trazar nuevas tácticas, ya que aquellas que se ensayaron y desarrollaron recientemente han entrado en una fase de agotamiento. Con el formidable desarrollo de las telecomunicaciones, la ingeniería genética, la robótica, la electrónica, la telemática y los sistemas, el capital entró, primero, en una aceleración de los procesos de acumulación, y, después, en una profunda crisis, incorporando la vida (la información básica para la producción de la misma) en la lógica de las mercancías, integrando el mundo entero y acortando los ciclos de producción-circulación-consumo. Con estas herramientas a disposición, incrementa sus cuatro formas de acumulación: la sobre explotación de los trabajadores, la especulación financiera, el ultra saqueo de la naturaleza y la expropiación de otros capitalistas y de importantes sectores de la población. Esta combinación le da un carácter eminentemente destructivo, amenazando la existencia de la humanidad, y es operativizada por transnacionales, expresión concreta de la fusión del capital especulativo, el poder de los estados imperiales y las nuevas lógicas de producción. En medio de esta situación nos encontramos con una clase trabajadora compuesta por los obreros industriales, concentrados en las fábricas, con contratos y con una relativa estabilidad, que dan paso a trabajadores pauperizados, polivalentes, con contratos basura o sin ninguno, sin horarios, laborando a destajo y operando en satélites de las principales unidades fabriles o empresariales. Quizá esto sea más evidente en los circuitos del comercio y los servicios, pero ya abarca a la industria, la agroindustria y los servicios productivos. Analícese en este caso la situación de los trabajadores de la palma, las flores, las compañías de telefonía celular, las maquilas de ropa y calzado, la alimentación, la minería y la extracción de petróleo. El moderno proletariado incluye hoy a trabajadores de la industria manufacturera, agrícola, extractiva, de la construcción e infraestructuras y de los servicios productivos, sin importar su forma de contratación o vinculación, los trabajadores de los servicios improductivos, que son remunerados de alguna forma por un patrón, así esa remuneración esté pauperizada, los trabajadores especializados que viven de su trabajo, así esta remuneración sea alta en relación a otros sectores, y los trabajadores por cuenta propia. La abigarrada composición depara nuevos retos al sindicalismo, el cual desde un iniciativa anticipada debe retar y limitar la ofensiva del imperialismo y de los grandes capitalistas criollos, quienes obtienen inmensos beneficios con base en la sobre explotación de la clase trabajadora.
Ahora bien, el estado ideológico y político de la clase obrera es de postración. Se encuentra atomizada, precarizada, súper explotada, hegemonizada ideológica y políticamente por la burguesía. Contrasta dicha situación con que numéricamente la clase obrera es mayoría con respecto a la población del país. Sus componentes suman 15 millones 364 mil personas, vinculadas a la moderna producción capitalista, el 71,3% de todos los trabajadores del país. A estos debemos añadir los miembros de sus núcleos familiares, lo que nos arroja que la mayoría de población colombiana ya es proletaria. Si a ello agregamos que existen 6 millones 184 trabajadores más, considerados no proletarios, el total de trabajadores llega, en Colombia, a 21 millones 548 mil. Esta es, entonces, una sociedad predominantemente capitalista, donde el antagonismo principal es entre el capital y el trabajo, cuyo centro principal de confrontación irrevocable[2]está entre obreros[3] y burgueses. Tanto es así que la clase obrera ha alcanzado una importancia crucial en la producción nacional. El 80,6% del valor agregado del Producto Interno Bruto Nacional en 2011 fue creado por los trabajadores, riqueza que equivalió a 377,2 billones de pesos, mientras que el campesinado aportó el 2,6%, 12 billones de pesos, y otros sectores contribuyeron con el restante 16,8%, 78,5 billones.Sin embargo, el tipo de desarrollo capitalista dependiente adoptado en Colombia por la burguesía criolla e impuesto, además, por la oligarquía imperialista de los Estados Unidos, sobrelleva dos problemas en la estructura de formación de la clase obrera. Una, que esta es altamente dispersa; únicamente el 35% se haya relativamente concentrada, lo que implica que el 75% está situado en pequeños o medianos establecimientos esparcidos por la geografía nacional, y está centrada en el sector servicios; el 65% de los trabajadores pertenecen a éste, mientras que el 35% restante estaban ubicados, en 2013, en la agroindustria, industria manufacturera, minería, incluido extracción de gas y petróleo, y
construcción, que son los sectores donde se produce plusvalor, junto a los servicios productivos.[4]En conclusión, los hechos nos muestran que la clase obrera contemporánea no sólo tiene un significativo peso cuantitativo en Colombia sino también una importancia cualitativa, que ninguna otra clase, sector, capa o estamento social posee.
Sin duda, nuestra clase se ha transformado en la fuerza social de mayor peso específico dentro del bloque dominado en la sociedad colombiana a pesar de su inmadurez histórica, su dispersión, desorganización y profundo grado de enajenación y alienación. Los factores objetivos, en consecuencia, le reservan el papel de vanguardia social en el proceso de transformación económica y social que tarde o temprano abocará nuestro país. Los sindicatos, sin duda, tendrán un papel decisivo en la organización y formación ideológica y política de los trabajadores colombianos y en su nueva construcción cultural. El accionar sindical, especialmente el de los dirigentes, facilitarán o entorpecerán la concreción de sus intereses históricos. Ya sabemos, por experiencia propia, que la actual dirección de la CUT y de la mayoría de los grandes sindicatos colombianos no avanzan en esta dirección, no representan los intereses de los trabajadores, por tanto, estos carecen de representatividad, no participan en la vida política y social del país, a no ser para apoyar a la burguesía, no están organizados y son cada vez más precarizados.
Dicha precariedad la muestran claramente las cifras. En 1985, los salarios de los trabajadores participaban en la producción con el 7,1%, mientras que en 2012 llegaban a duras penas al 4,5%[5]. Tan dramática reducción salarial ni siquiera pone a reflexionar a los dirigentes sindicales sobre tamaño problema. Es necesario desarrollar una sistemática campaña de organización del proletariado colombiano, cuyo nivel de sindicalización es bajísimo, llega a tan sólo el 1,4%, y desarrollar una lucha constante para educarlo, concientizarlo y movilizarlo a fin de obtener sus reivindicaciones inmediatas más sentidas –contratación directa, estabilidad, alza real de salarios, etc.- y llevarlo a participar, independientemente de las fuerzas burguesas, en la vida social y política nacional.
V. Propuestas sobre la CUT
Las siguientes son las propuestas que queremos presentar en relación con la situación de la Central:
A. En relación con el ejecutivo
1. Cesar el actual del Ejecutivo. El actual ejecutivo no es representativo de los sindicatos que conforman la CUT. El VI Congreso adelantará de inmediato nuevas elecciones para designar un nuevo ejecutivo nacional representativo el cual tendrá dos grandes componentes: los miembros elegidos por circunscripciones especiales que le garanticen representatividad a la clase obrera, hoy en minoría en la CUT, que serán uno por la agricultura y agroindustria, otro por la industria y servicios agroalimentarios, una más por la minería, energía y derivados industriales, otro más por los servicios públicos y uno por los trabajadores informales. Además, incorporará un representante de los trabajadores indígenas y otro de las negritudes. Para ello el Congreso debe realizar la respectiva reforma estatutaria.
2. Elaborar una nueva reglamentación contra fraudes electorales. El VI Congreso expedirá una nueva regla electoral que evite los fraudes y malos manejos presentados recurrentemente en anteriores elecciones. Así mismo, debe garantizar para todos los candidatos instancias de control transparentes.
3. Desarrollar una campana electoral abierta. El próximo Congreso debe ordenar que se permita a todos los candidatos exponer sus tesis y propuestas ante todas las bases de todos los sindicatos sin restricción alguna.
4. La elección del ejecutivo debe ser directa pero democrática. De ninguna manera, los miembros del ejecutivo deben tener ventajas para reelegirse perpetuamente. Quienes hayan sido reelectos más de tres veces, no podrán presentarse a la próxima contienda electoral. Las cuentas para las campañas mostrarán el origen de los fondos, que únicamente procederán de los sindicatos afiliados. La central podrá adjudicar recursos a todos los candidatos por igual para llevar a cabo sus campañas. El VI Congreso modificará los estatutos en esa dirección.
5. Ningún miembro del ejecutivo podrá reelegirse más de dos veces consecutivas. La reforma estatutaria prohibirá que los miembros de este organismo ejerzan por más de dos períodos consecutivos y utilicen sus cargos para lucrarse personalmente o para beneficiarse de ventajas que puedan ofrecer sus responsabilidades.
B. En relación con la situación organizativa
1. La dirección nacional tomará las riendas de la Central. El ejecutivo nacional será el equipo permanente que ejecutará las decisiones del Congreso Nacional y de la dirección nacional. El ejecutivo de ninguna manera tomará decisiones sobre los asuntos clave de la vida sindical, ni tampoco en los asuntos laboral, económico, social, político e ideológico de la vida nacional.
2. La CUT se reorganizará. Lo hará por departamentos de la siguiente manera: el departamento ideológico, que manejará todas las actividades que tengan que ver con la investigación, la formación, la comunicación y la cultura. El departamento de asuntos sociales, que tiene que ver con las alianzas con los movimientos campesino, indígena, afrodescendiente, barrial, jóvenes, mujeres, lgtbi, ambientalistas, etc., con la unidad con otras centrales de trabajadores y con el crecimiento propio de la CUT. El departamento político, que tiene que ver con el trabajo político de la Central, los derechos humanos y el trabajo internacional; el departamento laboral, que se ocupará de todos los asuntos laborales, jurídicos, de salud ocupacional y riesgos profesionales, de seguridad social y pensiones y de conflictos y relaciones en ese campo con los patronos y el Estado y el departamento de economía social del trabajo, que se ocupará de la relación con cooperativas, fondos de empleados y desarrollo de proyectos productivos y de servicios.
3. La Central se democratizará. Aplicará la más amplia democracia sindical, construyendo con la base las políticas, los planes y las acciones, descentralizando el trabajo sindical, la construcción política, la educación y formación ideológica, combatiendo el autoritarismo y desarrollando mecanismos colectivos de control y evaluación. Las decisiones que toman los organismos nacionales nunca se consultan ni se deciden con todos los sindicatos, esta conducta contra la democracia permite decidir a una camarilla sobre la suerte de un buen número de trabajadores colombianos. La actual forma de participación, determinada por los estatutos, es antidemocrática; no garantiza la participación de las minorías, de los sindicatos con pocos afiliados en los Congresos y reuniones de Junta Nacional. El congreso nacional estará conformado por delegados designados entre los sindicatos con la siguiente tabla:
Sindicatos entre 25 y 100 afiliados 1 delegado
Sindicatos entre 200 y 400 afiliados 2 delegados
Sindicatos entre 500 y 1000 afiliados 3 delegados
Sindicatos entre 1.000 y 5.000 afiliados 4 delegados
Sindicatos entre 5.000 y 10.000 afiliados 5 delegados
Sindicatos con más de 5.000 un delegado por cada 1.000 afiliados
4. Se modificará el destino del descuento directo. El 5%, que llega directamente a la CUT Nacional, debe redistribuirse y entregarse a las subdirectivas el 2.5% y de allí estas financiarán a las CUT provinciales que se están estableciendo como es el caso del departamento de Cundinamarca. La central, como los sindicatos, dependerá para su financiación exclusivamente de las cuotas sindicales que paguen los trabajadores.
5. La centralización de los sindicatos estará precedida por la discusión y el acuerdo consciente con las bases. No se avanzará en la centralización de los sindicatos hasta que no se defina su base política de unidad. Es decir, el desarrollo de los principios sindicales, la política de estos sindicatos para el país, la formulación de políticas integrales de trabajo para cada sistema de la producción y los servicios, acuerdo sobre las estructuras a implementar, los métodos de trabajo y formas de lucha a desarrollar y como se van a componer las direcciones. Estas discusiones se harán con todas las bases de todos los sindicatos involucrados. Rechazamos la unidad por arriba y en beneficio de una capa burocrática, orientada por los sindicatos socialdemócratas europeos, que son los que exigen una unidad a rajatabla.
6. Hacer crecer la Central a través de fortalecer los sindicatos. La Central debe apoyar el crecimiento de sus sindicatos, coordinarlos en ese sentido y apoyarlos financieramente. Los sindicatos deben privilegiar su crecimiento en las grandes ciudades, en las áreas estratégicas de la economía y con sectores como los jóvenes, las mujeres y los trabajadores tercerizados. Ello no implicará que la dirección de la Central se inmiscuya en la vida interna de sus organizaciones, que cuentan con políticas y estructuras propias.
7. La forma de lucha principal de lucha de la Central es la movilización y la confrontación con el gran capital. La CUT privilegiará la movilización y la huelga de sus sindicatos para obtener las reivindicaciones de los trabajadores. Educará a estos últimos en el principio que sólo desarrollando la lucha de clases se obtienen victorias. No concertará con los patronos y su Estado, ni aplicará los mandatos de las centrales sindicales internacionales amarillas y sus filiales. En esa dirección, organizará una gran movilización de trabajadores tercerizados para conquistar la contratación directa y estabilidad.
8. La CUT apoyará las luchas sociales de otros sectores. La Central se involucrará directamente en la lucha de los campesinos, los jóvenes, las mujeres, los estudiantes, los indígenas, afrodescendientes y sectores populares, apoyará sus reivindicaciones, movilizará a sus sindicatos y construirá con ellos un bloque social que genere un programa transformador del país.
9. Organizar y politizar a los jóvenes trabajadores. La CUT, en coordinación con sus sindicatos afiliados, promoverá una gran campaña de afiliación, formación, movilización y politización de los jóvenes trabajadores para exigir empleo, contratación directa, estabilidad y jornadas de trabajo de ocho horas, ritmos de trabajo para humanos y no para bestias, salarios justos, eliminación de la informalidad, la tercerización, la precariedad y la superexplotación. Así mismo, la supresión de los contratos basura y la persecución y represión que sufren en las fábricas y empresas. Por lo demás, se requiere organizar una escuela de educación especial para jóvenes que los involucre profundamente en la actividad sindical y los prepare para el inminente relevo generacional que deben afrontar ahora todos los sindicatos y la Central. En consecuencia, será prioridad formar nuevos líderes con una concepción revolucionaria para que ellos en el corto plazo asuman las riendas de las organizaciones sindicales y de la CUT.
10. Priorizar la labor sindical con la mujer trabajadora. En el capitalismo la mujer es doblemente explotada: como trabajadora en la producción y como trabajadora del hogar, que contribuye inmensamente a la reproducción de la fuerza de trabajo. Además, se le discrimina en su labor, empleándola para los peores oficios, pagándole menos y negándole muchas veces las posibilidades de ascenso y preparación. La CUT debe impulsar una organización nacional de mujeres, que con el apoyo decidido de la Central y la movilización de los trabajadores, luche por resolver los problemas que afrontan las mujeres trabajadores en cuanto a igualdad de derechos en las fábricas y mejoramiento sustancial de sus condiciones de trabajo, cosas que se deben ver reflejadas en las Convenciones Colectivas de Trabajo y en el Estatuto Democrático del Trabajo. También la Central luchará vigorosamente por que las mujeres conquisten igualdad de derechos sociales y políticos, el Estado les otorgue todos los derechos de reproducción, entre ellos amplié los períodos de maternidad, siendo esta una corresponsabilidad con el hombre, y resuelva los problemas de crianza de los hijos de los trabajadores. La Central, también desatará una potente campaña de formación entre los trabajadores asociados para romper con la discriminación de la mujer en los sindicatos, acabar con las conductas abiertamente machistas imperantes allí y propiciar la asunción por parte de estos, en pie de igualdad, de las responsabilidades en la reproducción de la fuerza de trabajo, las labores del hogar y en el compartir las obligaciones de la vida cotidiana. Así mismo, impulsará como prioridad una ofensiva para lograr la participación masiva de la mujer en los sindicatos, su formación y promoción a la dirigencia sindical.
11. Formación para liberación. Repensar lo que hasta ahora hemos concebido como proceso de investigación y educación y sus funciones al interior de las organizaciones sindicales y de la CUT es necesario. Mirar críticamente nuestro trabajo ideológico, sopesando sus valiosos aportes pero también cuestionando y clarificando los distintos errores cometidos al interior de los sindicatos y de las escuelas nos debe conducir a un viraje en la cuestión educativa, que incluya la búsqueda metodológica y rebase todos los problemas genéricos afrontados en este terreno como el desprecio por la formación, la restricción a momentos coyunturales, dirigirlo a núcleos exclusivos de activistas o líderes y reducirlo a la técnica sindical, sin ir más allá. Cuando hay formación política, prepondera excesivamente lo partidario, privilegiando las necesidades de las organizaciones de ese carácter sobre la formación científica, capaz de reflejar la realidad objetiva, y el estimulo al sujeto educativo para que construya una arquitectura y lógica materialista dialéctica, piense por sí mismo, afiance procesos analítico-críticos, desde allí realice su praxis consciente, construya transformaciones en su vida cotidiana, reconozca y luche por sus intereses y aspiraciones, y aprenda a combatir el dogmatismo y esquematismo, propios de muchas corrientes de izquierda.
La práctica educativa se ha caracterizado por colocar un énfasis exclusivo en los contenidos, intentando por esta vía resolver el problema de la formación, olvidando el método y la metodología. Si bien los contenidos son claves hay que complementarlos con un método pedagógico que parta de caracterizar al trabajador como sujeto educativo concreto, con su especificidad social y cultural, sicología, niveles de consciencia y conocimiento, inclinaciones ideológicas y políticas, lógica y racionalidad diferentes a la de los dirigentes. Debemos, por tanto, partir de la especificidad del sujeto educativo para desarrollar el trabajo de formación y no definirlo desde una perspectiva ideal. Por otra parte, la elitización formativa restringe la cobertura y le resta importancia a la educación de la base, la prevalencia de los eventos académicos sobre los procesos educativos relega al olvido procesos de formación permanente y continua, la poca implementación de la selección, continuidad y evaluación, así como la ausencia de una metodología participativa y de ayudas pedagógicas referenciadas a la situación y nivel económico, político, social e ideológico de la clase obrera colombiana, han traído como consecuencia resultados deficientes. Mejorar los aspectos anteriormente enumerados implica modificar métodos y contenidos. Para ello debemos tomar como punto de partida la realidad específica, explicándola y desde allí construyendo con la base alternativas teórico prácticas. Un modelo educativo obrero, para su diseño, adecua su metodología y contenidos a estas características concretas, que inciden tanto en el comportamiento como en la receptividad del trabajador. Para iniciar tal proceso es preciso iniciar la elaboración de los diagnósticos educativos por fábrica, sector y sistema de la producción.
Desarrollar el método dialéctico en la educación, verla ésta como proceso cambiante en metodología y contenidos, puesto que las clases acumulan nuevas experiencias, las ciencias avanzan y la realidad socio-económica del país se modifica, asimilarlos y construirlos como herramientas para la acción y la transformación social, tomar la investigación como arma indispensable para el proceso formativo y democratizar el conocimiento, son las basas fundamentales para explicar la realidad, generar consciencia de clase y desarrollar una propuesta formativa viable.
Hay que generar procesos planificados de educación permanente tanto con las bases como con los dirigentes. Para conseguirlo, tenemos que seleccionar los participantes, evaluar su comportamiento en los momentos académicos, brindarles espacios organizativos donde puedan participar, planes de trabajo que puedan ejecutar, continuidad al proceso y, finalmente, evaluar, en el seguimiento de su actividad, sus aciertos y errores, definiendo con ellos mismos los estímulos y correctivos necesarios para alcanzar un mayor desarrollo.
La educación sindical hoy debe ser un proceso mediador entre el socialismo y los jóvenes obreros. Dicho proceso debe recrearse desde la transformación, se basa en los intereses del proletariado, centro de nuestra construcción social. Se trata de partir del ver y el sentir, como conocimiento sensorial, superar el sentido común y pasar al conocimiento racional que nos permite comprender, concienciar y trasformar. Ahora bien, la educación cumple su función transformadora solo si genera organización de los trabajadores. Por tanto debe servir para construirla o fortalecerla, mejorar su orientación y conducción, mediante la formación y promoción de la dirigencia[6], aportar herramientas políticas y técnicas para formular y desarrollar propuestas, generar conciencia crítica[7], la cual, a su vez, cualifica la lucha social y política, impulsa la movilización, capacidad de resistencia y confrontación, supera el caudillismo[8], la manipulación y el individualismo y lucha contra el dogmatismo[9] y el sectarismo[10].
Los propósitos se hacen realidad desde los principios educativos, materializados en cada acción formativa, entendiendo que ésta no solo se realiza en los eventos sino en el ejemplo cotidiano de la movilización, la autogestión y la construcción teórica. Dichos principios son: a) partir de la realidad para reflexionar, construir alternativas y desatar una acción transformadora. Así relacionamos nuestros problemas y prácticas cotidianas con la situación de otras personas en la región, el país y el mundo. Nuestra práctica como trabajadores no es cosa aislada sino que es expresión particular de dinámicas más generales, las cuales comprendemos, uniendo de manera creativa los distintos saberes y las diferentes áreas del conocimiento; b) La educación es para la acción política y para la organización, cambia nuestra realidad y nos permite construir nuestros sueños; c) el conocimiento se construye colectivamente, es heredable, puesto que antes, otros hombres y mujeres, han sentado sus bases, y se apoya en la investigación y comunicación; d) comprende la crítica, autocrítica, reflexión y análisis, impulsando el análisis crítico de la realidad en todas sus dimensiones, desde las personales hasta las sociales. El ser humano que se forma se proyecta como creativo, imaginativo, dotado de herramientas para actuar. La nueva educación sindical supera la repetición y simple memorización, para formar hombres y mujeres con iniciativa y autonomía[11]; e) tiene planeación y perspectiva estratégica ya que se desarrolla como proceso sistemático[12], no exento de saltos y retrocesos, pero mantiene claro el propósito estratégico de transformar la realidad. La acción educativa debe estar ordenada de acuerdo a los planes generales de la Central y a sus prioridades; f) es participativa en la definición de la idea, en la organización, en la ejecución, en la evaluación. La educación es un proceso social y por ello posibilita que todos los miembros de la organización lo vivan. Lógicamente hay niveles, fases, temas diferenciados pero ello no debe impedir la actuación colectiva; g) es multitemporal y multiespacial, de ahí que el ejemplo y la vida social son sus escenarios principales; h) tiene integralidad[13], dialéctica[14] e historicidad[15]. El proceso de formación y trasformación de la realidad y de las sociedades pone en juego dinámicas de orden político, económico, ideológico y cultural. Ellas se desarrollan en un territorio con sus significaciones sociales y condicionantes ambientales y poseen una historia construida socialmente. Al mismo tiempo, al ser la educación un proceso social, lleva implícitas las contradicciones que se forman entre las clases y grupos sociales.
En síntesis, la educación sindical requiere un vuelco radical en términos de enfoque, de intencionalidades y de metodología. Solo así se logrará responder al reto de estos tiempos. Es desde la educación y la construcción de conciencia política como se puede desencadenar los nuevos sujetos transformadores y constructores de la nueva realidad, donde la dignidad humana sea el referente y la idea reguladora de las acciones conscientes y solidarias, y no el fetiche del mercado, que se imponga como el ideal para la sociedad y los hombres.
C. Con respecto a la situación nacional
1. La CUT se opondrá al actual gobierno de Juan Manuel Santos. Rechazará su política antisocial que está aplicando. Exigirá el desmonte de los TLC, la ruptura del acuerdo de cooperación militar con la OTAN y la no incorporación de Colombia a la OCDE.
2. La Central apoyará las negociaciones para cesar el conflicto armado. En ese contexto exigirá que haya una apertura democrática amplia y generalizada, que permita crear libremente partidos políticos y el ejercicio de esta actividad sin restricción alguna, que se desmilitarice y desparamilitarice el país y se avance en resolver sus problemas estructurales y llamará a conformar un Frente lo más amplio posible por conquistar la democracia y alcanzar la verdadera paz.
3. La CUT impulsará la campaña de lucha contra las multinacionales. Dicha campaña contendrá nuestra oposición a la importación de materias, primas, insumos y productos, exigiendo que su cadena de abastecimiento sea de origen local. En ese sentido, se propagandizará consumir lo nuestro. Respaldaremos la resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que en la sesión 26, de fecha 26 de Junio de 2014, aprobó la responsabilidad vinculante de matrices transnacionales con sus subsidiarias. De esa forma, las primeras pueden ser juzgadas por los abusos que cometen las segundas en cualquier país. Promoveremos, con todos los sindicatos, la consulta sobre el Tratado Internacional de los Pueblos para el Control de las Empresas Transnacionales y se institucionalizará el día mundial contra las políticas de las transnacionales el 22 de julio. Se exigirá que el Estado colombiano elimine las exenciones tributarias a las multinacionales, el régimen de regalías y lo sustituya por la conformación de sociedades mixtas, donde la parte nacional tenga el control accionario y la dirección de las empresas, haga respetar las legislaciones laboral, ambiental, social y económica vigentes y se impueste sus actividades en el país y su exportación de capital.
4. La CUT continuará denunciando la política terrorista aplicada contra los trabajadores. De dicha política es responsable la oligarquía colombiana, los capitalistas financieros imperialistas y su Estado, junto a la gran burocracia política y sus fuerzas armadas. Denunciará e exigirá que se lleve a juicio, se juzgue y condene ejemplarmente a los responsables materiales e intelectuales.
5. La CUT no pactará con el gobierno bajo la actual ley de víctimas.
6. La CUT exigirá alzas salariales reales que valoricen la fuerza de trabajo. Se suprimirá la actual canasta familiar y la nueva canasta será acordada entre sindicatos y gobierno contemplando nuevos parámetros que incluya tanto la incorporación de necesidades creadas por el desarrollo tecnológico como la elevación del nivel de vida de los trabajadores. Los salarios estarán determinados por el valor de la nueva canasta y por la definición que únicamente dos personas trabajan en una familia.
7. La CUT exigirá la contratación directa y estabilidad. La Central conminará a los gremios de los capitalistas y al gobierno para que desarrolle un plan de pleno empleo en el país, acabe con la informalidad, con la tercerización, la precariedad y los contratos basura como prioridad para avanzar hacia la paz. Igualmente, se preparará para una gran movilización y huelgas a fin de obtener avances en tales reivindicaciones.
8. La CUTluchará por la conquista de la soberanía nacional, la democracia, la paz y el bienestar. La Central hará sus mejores esfuerzos por contribuir a que Colombia sea una República Democrática, soberana, con un gobierno democrático, popular, de unidad y reconstrucción nacional. Romperá, este gobierno, todos los vínculos que actualmente se mantienen con los países imperialistas, todos los tratados militares lesivos al país, no permitirá tropas ni bases militares extranjeras en nuestro territorio, suprimirá toda intervención exterior en nuestros asuntos internos y trabajará por alcanzar la independencia económica, transformando las relaciones de producción y dependencia actualmente existentes.
9. La Central propenderá por elaborar una nueva constitución política democrática. Escribiremos un nuevo marco regulatorio y legal correspondiente a una nueva república y al nuevo tipo de gobierno, confeccionada con la participación directa de todos los trabajadores y la población, donde, entre otros asuntos, se transformará el actual régimen político dependiente, oligárquico y represivo, las relaciones económicas, sociales, culturales y territoriales.
D. La situación internacional
1. La CUT será no alineada. Deberá desafiliarse de la CSI y la CSA, ser independiente y mantener una relación fraterna y solidaria con las diferentes centrales internacionales de izquierda y sindicatos no alineados.
2. La Central impulsará un frente internacional antineoliberal. El Frente tendrá como tarea luchar contra el neoliberalismo, los tratados de libre comercio, los acuerdos de la OMC, la imposición de políticas de ajuste del Banco Mundial y del FMI y oponerse a la política imperialista de saqueo, invasiones y desestabilización de países, superexplotación, precariedad, opresión y represión sobre los trabajadores y pueblos.
3. La CUT defenderá la aplicación de una política internacional independiente por parte de todas las naciones. Los pueblos y las naciones tienen derecho a ejercer suindependencia, soberanía y autodeterminación, a su integración internacional autónoma basada en el respeto, igualdad y beneficio mutuo, la cooperación, la solidaridad, la integridad territorial, la no agresión, la no injerencia en los asuntos internos, la coexistencia pacífica y el establecimiento de relaciones en igualdad de condiciones con todas las naciones del mundo, diversificando sus nexos económicos, políticos, militares y culturales.
4. La CUT apoyará la lucha de los trabajadores de los países imperialistas. Súper explotados, fuertemente reprimidos, enviados a la guerra como carne de cañón de los imperialistas, ahora tienen una de las mejores oportunidades de la historia para hundir en su propio fango a los explotadores. ¡Y los sindicatos tienen que ponerse a la altura de esta tarea! No pueden seguir siendo los serviles de los imperialistas y de cada uno de los capitalistas locales. Por ello la CUT debe llamar a todos los trabajadores y el pueblo colombiano a manifestarse ante las agresiones militares y políticas propiciadas por los gobiernos imperialistas.
5. La CUT apoyará transformaciones democráticas, antiimperialistas y socialistas en diferentes países. La Central apoyará las luchas de los pueblos latinoamericanos por su independencia, su soberanía, su estabilidad y, en particular, la de Cuba por seguir adelante construyendo el socialismo. Rechazará y movilizará a sus bases para protestar contra la injerencia y desestabilización que pretenda hacer el gobierno de los Estados Unidos y se opondrá a cualquier “cambio de régimen” promovido externamente. Exigirá al gobierno colombiano abstenerse de intervenir en los asuntos internos de sus vecinos y respetar al pie de la letra la legislación internacional al respecto.
VI. Propuestas sobre el movimiento sindical
No es precisamente adaptándose al nuevo esquema de dominación como el movimiento sindical se sobrepondrá la crisis actual. Por el contrario, es construyendo alternativas propias, que involucren a las mayorías, como se conseguirá remontar el difícil momento político por el que se pasa. Únicamente, convirtiendo a la CUT en factor social y político nacional determinante, se podrá materializar una propuesta nacional de hegemonía obrera, posible de desarrollar mediante las siguientes políticas:
1. Reestructurar. Reestructurar quiere decir modificar los postulados actuales que guían al movimiento sindical contemporáneo, a la CUT, y la práctica de sus dirigentes. Una nueva moral, ética y sentido de la responsabilidad es preciso asumir, la cual gobierne el comportamiento de dirigentes y bases, modificando las conductas burocráticas, corruptas, entreguistas y patronales que han conducido al predominio del clientelismo, el grupismo, el economismo, el analfabetismo político, la irresponsabilidad, la descomposición ideológica y política, el individualismo, el paternalismo y la deshonestidad. Construyamos principios, valores, nueva ética, moral, lógica, identidad, sentido de pertenencia, comportamientos, costumbres, tradiciones, manifestaciones folclóricas, deportivas y recreativas, estímulos símbolos, mensajes y cultura congruentes con nuestras aspiraciones históricas, donde no quepan los vicios y comportamientos burgueses. Nuevas formas de educación y formación ideológica de los trabajadores deben desarrollarse. Nuevos comportamientos políticos deben impulsarse, orientados a convertir a dirigentes y activistas no sólo en luchadores por el bienestar inmediato sino también en agitadores y propagandistas políticos, ganar legitimidad, organizar las bases, unirlas firmemente con sus dirigentes, superar su desmovilización, defender los derechos de los trabajadores, conquistar nuevas reivindicaciones, construir alternativas para materializar los intereses históricos de la clase obrera. Para llevar a cabo esta obra efectuaremos el relevo generacional, proyectar nuevos dirigentes con una verdadera mentalidad de clase, con espíritu combativo y científico y con una mirada totalizante tanto de la realidad nacional como latinoamericana y mundial. La Central debe concentrarse en acumular la fuerza social necesaria para plasmar sus objetivos, ganar capacidad de movilización, comprometerse con la transformación de la sociedad, participando en la vida política nacional con una clara postura revolucionaria. Por supuesto, debe encabezar el esfuerzo de articular la economía social del trabajo, unificando las cooperativas de ahorro y crédito y fondos de los trabajadores para que los sindicatos y trabajadores posean una economía propia. Los actuales comportamientos tanto de la mayoría de los dirigentes de la CUT como de los sindicatos y sus métodos, generalmente de concertación con los patronos, han fracasado. Sólo conducen a la derrota segura de la clase obrera. Hay que combatir el patronalismo de los dirigentes amarillos, aquellos que no denuncian los atropellos de los patronos, la parcialidad del Estado en favor de los capitalistas, las políticas superexplotadoras, conducentes a la ruina de los trabajadores, el carácter del sistema y las contradicciones insolubles que enfrentan a la burguesía y la clase obrera, entregan derechos de los trabajadores, destruyen los sindicatos y propagandizan que la política no es para ellos.
2. Recuperar su sentido histórico. Hay que enseñar a las nuevas generaciones de trabajadores la tradición de lucha del sindicalismo, recobrar las experiencias de los dirigentes obreros revolucionarios, constructores de valores, planteamientos y praxis políticas, ejemplo vivo que se debe asimilar. Los postulados originales de la Central –clasista, independiente, autónoma, antiimperialista, anticapitalista, antipatronal, internacionalista y reivindicadora del socialismo, de la soberanía, la paz, la democracia, el desarrollo, el bienestar y la integración latinoamericana- deben volver a la palestra y convertirse en guía cotidiana del trabajo de la CUT y los sindicatos que la conforman.
3. Reorganizar. Si bien la conformación de sindicatos aprobada en el V Congreso, tiene muy contados avances, la idea de constituir poderosos sindicatos por sistemas de la producción y los servicios debe llevarse adelante. Hay que conformar 8 grandes sindicatos. El agroalimentario y sus derivados, el minero-energético y sus derivados, el de construcción y sus derivados, el de comunicaciones y sus derivados, el de salud y sus relacionados, el financiero y sus relacionados, el de educación y sus derivados y el del transporte y sus derivados. Además, debe constituirse uno más para los servicios no relacionados con los anteriores sistemas, uno de trabajadores de servicios del Estado y otro de pensionados. Aunque las nuevas realidades impuestas por los capitalistas –satelitizar las actividades, crear empresas de fachada, desarrollar formas de trabajo y contratación basura, utilizar contratistas, empresas outsourcing y de servicios, etc.- hacen imposible la sindicalización de estos trabajadores en las presentes estructuras sindicales, lo que nos obliga a discutir la creación de un nuevo tipo de sindicato que cubra esta versatilidad: los sindicatos interprofesionales. Los sindicatos deben construir una estructura conforme a sus aspiraciones estratégicas, conformando departamentos como el ideológico, que incorpora el trabajo de investigación, formación, comunicación y cultural; el de asuntos sociales, que incluye el fortalecimiento del acumulado dentro de los trabajadores no sindicalizados, con la mujer, los jóvenes y las comunidades; el laboral y el político, que impulsará la elevación de la conciencia política de los trabajadores y su participación en la vida del país. La unidad no se puede dar sobre la base de la fuerza o impuesta desde arriba. Debe ser fruto de una discusión entre todos los dirigentes y todas las bases de organizaciones que van a confluir. Esa discusión está determinada por la construcción de propuestas políticas concretas orientadas a resolver los problemas nacionales que caracterizan a los diferentes sistemas de la producción y los servicios. Igualmente, a construir estructuras organizativas sólidas, estrategias, tácticas y praxis que le permitan a los trabajadores edificar dichas propuestas. Se debe batallar contra el sindicalismo amarillo, el paralelismo sindical y la proliferación de la multiafiliación en sindicatos.
4. Redirigir. Cambiar no sólo los dirigentes sino las políticas que orientan la CUT es vital. Nuevos métodos y estilos de trabajo, muy vinculados al trabajo de base, son cruciales para superar la crisis. Crear el sistema de conducción colectiva con métodos de trabajo científicos, tener una dirección que coadyuve en la transformación del país, articuladora del programa, la estrategia, la táctica y la acción coyuntural, la lucha económica, política e ideológica, los diferentes planes de trabajo, nacional, regionales y locales y las estructuras a todos los niveles. Ser eficaces y eficientes, desplegando la cultura de la responsabilidad, cumplir con los planes de trabajo, hacer evaluar los dirigentes de forma cuantitativa y cualitativa por parte de la base, hacer uso correcto de los recursos y obtener máximo resultado de ellos, son parte de la política de redireccionamiento. La nueva orientación sirve para desarrollar la concepción revolucionaria del mundo, cristalizar la conciencia de clase, entender la lógica de la base y transformarla, concretar la nueva cultura, conquistar el corazón y la mente de las nuevas generaciones de trabajadores, las cuales verán al sindicalismo como respuesta a la totalidad de sus necesidades materiales y espirituales naturales y creadas, superar el economismo, cambiando la mentalidad economista, articulando los referentes políticos con la lucha laboral, formar identidad de clase, espíritu revolucionario, fortaleza ideológica, política y social y conquistar apoyo social y popular.
5. Relanzar su política. Parte del viraje que necesita la Central es llegar a todos los trabajadores, especialmente a la clase obrera. No sólo hay que hacer una gran campaña para vincular a millones de obreros no organizados, sino que hay que estrechar los vínculos de los dirigentes con esos mismos trabajadores y con el pueblo, generando masivos procesos de educación y de comunicación. Por tanto, la Central debe proyectar una nueva imagen a los trabajadores y al pueblo y hacerles comprender la importancia de organizarse y luchar.
6. Replantear la lucha contra los patronos, la burguesía y su Estado. Es necesario darle preeminencia a la movilización y a la educación en la lucha. Los sindicatos deben ser verdaderas fuerzas amplias de combate contra el gran capital. Hay que enfrentar decididamente las políticas de superexplotación, precariedad, inestabilidad, tercerización, violencia, persecución sindical, opresión política y alienación ideológica impulsada por los patronos. La lucha contra la tercerización[16]y la precariedad del trabajo nos enfrenta al corazón, uno de los núcleos duros, del modelo neoliberal. Esta es una confrontación contra toda la clase burguesa y su Estado. Por tanto, no podemos desplegarla aislados, en una sola empresa. Para ganarla se necesita la organización y movilización de una buena parte del movimiento obrero, para tener la fuerza suficiente para imponer una nueva regulación de las relaciones obrero-patronales. La Central debe combatir la ilegalización de las afiliaciones sindicales, parcialidad de la justicia burguesa, y las artimañas antisindicales recurrentemente utilizadas por los patronos.
VII. Propuestas sobre la lucha laboral
La CUT elaborará con todos los trabajadores y sindicatos el Estatuto Democrático del Trabajo, organizará a las mayorías y las movilizará en pos de un gran paro nacional que obligue al Estado a modificar la actual relación laboral por otra favorable a los trabajadores. El Estatuto contendrá, entre otros aspectos, los siguientes:
1. Contratación directa, indefinida y estable. Se prohibirá cualquier forma de tercerización. Serán derogadas las leyes 50/90, 100/93, 789/02, 797/03, 1607/12, acto legislativo 01/05, entre otras y las demás que sean contrarias a los derechos de los trabajadores.
2. Igualdad de derechos de los trabajadores. Se prohibirá cualquier tipo de discriminación y se aplicará a todos los trabajadores el régimen colectivo y salarial más favorable.
3. Acceso universal y gratuito a capacitación profesional.
4. Valorizar la fuerza de trabajo. Se decretarán alzas salariales reales sensiblemente superiores a los verdaderos índices de inflación, aumentando sustancialmente la oferta de bienes en el mercado nacional para evitar brotes inflacionarios e instaurando el salario profesional, pago igual por trabajo igual, y escalafones profesionales.
5. Eliminar los brutales ritmos de trabajo. Estos se suprimirán junto con las extensas jornadas, estableciendo estas últimas en seis horas diarias y reglamentando la organización social del trabajo y un ambiente de trabajo adecuado.
6. Restablecer el pago pleno de horas extras y recargos nocturnos y dominicales.
7. Extender las prestaciones sociales a todos los trabajadores.
8. Crear un sistema de bienestar y seguridad social universal, gratuito y de calidad. Éste abarcará la educación, la salud y la salud en el trabajo, la recreación, la cultura, la ciencia, el deporte, las pensiones y los riesgos profesionales, prestado por el Estado. Se establecerá un control estricto sobre las empresas para garantizar una eficaz prevención de los accidentes de trabajo y de protección en riesgos profesionales.
9. Derecho de pensión a los 55 años para hombres y a los 50 para mujeres.
10. Ejercicio pleno y autónomo de la libertad de asociación y de la libertad sindical.
11. Reglamentar el debido proceso. En fábricas y establecimientos públicos y privadosse aplicarán procedimientos que respeten la presunción de inocencia y el debido proceso a los trabajadores. Únicamente se permitirán sanciones o despidos a trabajadores con plena prueba.
12. Establecer el derecho de huelga indefinida.
13. Definir una nueva canasta familiar. Incluirá ésta todos los bienes básicos y los que el desarrollo ha incorporado al consumo de los trabajadores. Con base en ella se determinará el salario mínimo, que cubrirá la adquisición de dichos bienes.
14. Reglamentar la negociación marco sectorial. Se aprobará la negociación marco sectorial como la única válida para todos los sectores de la producción y los servicios. Se prohibirán los pactos colectivos y se establecerá un código de sanciones para los patronos que violen las convenciones colectivas de trabajo.
15. Incorporar a la legislación nacional los convenios OIT. Serán parte de nuestra legislación todos los convenios universales que protejan a los obreros y sus organizaciones.
16. Modificar sustancialmente el ministerio del trabajo. Éste no será un antro de corrupción y defensa de los intereses de los ricos y los patronos sino un ente de protección a los derechos de los laboriosos.
17. Instaurar el seguro de desempleo. Dicho seguro equivaldrá al 70% del salario devengado en promedio en los últimos tres años, y tendrá como tope más bajo un salario mínimo. Se otorgará mientras el trabajador esté sin empleo
18. Transformar las cajas de compensación familiar. Éstas serán organismos estatales de promoción de la recreación de los trabajadores, dirigidos por estos. El ministerio de cultura y deporte patrocinará estas dos actividades con toda la población, organizando programas de formación, promoción y profesionalización en todos los rincones del país.
19. Proteger a los trabajadores. El Estado asegurará la vida, la integridad física y psicológica, la seguridad personal de los dirigentes sindicales y los trabajadores; los salvaguardará contra la tortura combatiendo y castigando ejemplarmente a quienes han atentado contra ellos.
20. Se prohibirá el trabajo infantil. El Estado prohibirá todo tipo de trabajo infantil y castigará ejemplarmente a quienes recurran a su explotación.
21. Se prohibirá todo tipo de discriminación de la mujer. En el acceso al empleo, al desempeño laboral, a los salarios y demás aspectos que tengan que ver con la vida productiva y social, no podrá haber discriminación alguna contra la mujer, que gozará de los mismos derechos de los hombres.
Nota: Todas las organizaciones sindicales, sectores, delegados, personas, que estén de acuerdo con lo que se manifiesta en las anteriores tesis, por favor envíen su correo de adhesión a Javier@sinaltrainal.org
Sinaltrainal Presente
[1]Tesis VI Congreso CUT presentadas por el sector sindical del Polo Democrático Alternativo, página 14.
[2]La causa primaria por la que la lucha de los trabajadores contra el gran capital es irrevocable está fundada en que los capitalistas no pueden acumular capital, regla de oro de su racionalidad, sino explotan a los obreros. El trabajador se ve forzosamente impelido a enfrentar a todos los capitalistas y su Estado, con lo que su lucha se socializa, se transforma en un enfrentamiento de todos los obreros contra todos los capitalistas, contra todas las clases que viven del trabajo ajeno.De ahí que el proletariado luche por conquistar otro tipo de sociedad, ya que su suerte en el capitalismo está echada. La base material impele a la lucha, pero esta no se puede desarrollar con éxito si los trabajadores no se dotan de una ideología propia, el marxismo, que sirve al propósito de guiar la construcción de la nueva sociedad. En resumen, la clase obrera es la única clase social cuyos intereses son irreconciliables con los de los capitalistas y reúne todas las condiciones objetivas para llevar hasta el fin la construcción del socialismo. Es la clase social que participa en la producción socializada que genera el capitalismo, la cual choca con su sistema de apropiación privada; está constituida por vendedores de fuerza de trabajo, expropiados del fruto de su trabajo y sometidos a la explotación y opresión burguesa. Esa clase social, en la medida en que se extienden las relaciones sociales de producción capitalista, tiende a crecer –independientemente de las relaciones laborales y modalidades de contratación que empleen los patronos o que regule su Estado-. Así, el proletariado se reproduce y extiende, convirtiéndose a la larga en la clase mayoritaria y en la más organizada e influyente de cuantas conforman el bloque dominado. Posicionado en el corazón del capitalismo –la agroindustria, la minería, la industria, las finanzas y los servicios productivos-, su ubicación tiene una importancia estratégica, que lo convierte en decisivo a la hora de detener la marcha del sistema capitalista mediante un paro general, pues es el único conglomerado social que puede hacerlo. Es por ello que cualquier estrategia política revolucionaria debe contarla como fuerza motriz y su ideología debe ser la orientadora de esta.Inevitablemente, el antagonismo de intereses entre las dos clases principales de la sociedad capitalista las lleva a la confrontación, cosa que no ocurre con ningún otra clase, sector, capa o estamento social, que si bien tiene contradicciones y son explotados y oprimidos por la burguesía, no están al centro de la producción y tampoco son despojados del todo de sus medios de trabajo, como acontece con los obreros.
[3] Los obreros producen la riqueza socializadamente pero no la atesoran, pues son despojados de ella por un pequeño puñado de capitalistas, que por efecto de ejercer la propiedad privada, resultan apoderándose del producto social. He ahí la contradicción profunda entre los asalariados y los capitalistas, que viven de apropiarse del trabajo ajeno. La creciente centralización de la producción y concentración del capital concentra progresivamente a la clase obrera y hace más social la producción, teniendo como efecto la intensificación de la explotación.
[4] Datos compuestos con base en EAM Dane e Informe ANDI, balance y perspectivas 2013-2014.
[5] Dato compuesto con base en EAM Dane
[6] Proceso mediante el cual una organización va renovando sus dirigentes, construyendo el sistema de conducción colectiva y actualizando su política.
[7] Conciencia crítica es la unión de conocimiento y voluntad para transformar una realidad contradictoria.
[8] Caudillismo: deformación de la capacidad de dirección que consiste en considerar al dirigente como indispensable, poseedor de la verdad y centro por donde deben pasar todas las acciones y decisiones. Cuando el caudillo no hace o dice se paraliza el proceso social.
[9] Dogmatismo es una postura religiosa y política que parte de considerar como verdad absoluta una serie de criterios y pensamientos incuestionables. El dogmatismo huye de la polémica, la crítica, la pregunta, la duda y la sospecha.
[10] El Sectarismo es la aplicación del dogmatismo por parte de un grupo o persona. Según esta concepción los demás están equivocados y no hay cabida para el diálogo y el debate.
[11] Autonomía es la capacidad individual y colectiva para definir el rumbo de una acción o proceso. La autonomía permite el diálogo y el debate sin la imposición de unos sobre otros.
[12] Proceso sistemático es el ordenamiento de fines, procedimientos y acciones que permite alcanzar una meta u objetivo. Este ordenamiento tiene en cuenta todos los aspectos de la realidad, los articula y a cada uno le asigna un peso y un valor.
[13] Integralidad es una perspectiva de conocimiento que busca lograr el equilibrio entre todos los elementos constitutivos de un proceso social. Desde esta perspectiva se ponen en juego los factores económicos, sociales, políticos, ideológicos, culturales y ambientales con todas sus potencialidades y problemas.
[14] Dialéctica es una perspectiva de conocimiento que entiende la realidad histórica en contradicción y cambio permanente. La dialéctica pone en juego la crítica y la duda y confronta las verdades eternas y ahistóricas.
[15] Historicidad es interpretar la realidad desde la historia y en permanente cambio.
[16]La tercerización es una forma de sobreexplotación usada por los capitalistas para incrementar la producción y bajar el costo de la fuerza de trabajo. Los capitalistas adaptan sus políticas para extraer mayor plusvalor de los trabajadores. Una de las más utilizadas es la flexibilización en la contratación, ejecutada a través de la satelización de las empresas, fraccionando la producción y la circulación de las mercancías y la administración y los servicios utilizados en dichos procesos. Existen diversas formas legales para tercerizar o subcontratar: Contratistas, bolsas empleo, outsoursing, empresas servicios, contratos sindicales, cooperativas de trabajo asociado -CTA-, SAS, contratos basura (temporales, por obra, prestación de servicio, civiles, comerciales, entre otros).
Martes, 23 Septiembre 2014 07:11
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