Política tecnológica y universitaria del Estado plurinacional

16/09/2014
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El gobierno acaba de aprobar el Decreto Supremo 2100 que establece la otorgación de becas del Estado para estudios de maestría y doctorado en el exterior a 100 estudiantes universitarios bolivianos. Esta noticia puede parecer interesante pero tiene puntos oscuros.
 
Primeramente, el Decreto reconoce en realidad que las universidades autónomas en particular y las otras son incapaces de formar estudiantes en las diversas ciencias, tecnologías y áreas de la cultura y del conocimiento. La universidad boliviana, sobre todo la autónoma, tiene en efecto un atraso de más de cincuenta años y, con su organización actual, no podrá mejorar en los siguientes cien años. Cuando se habla sobre estos temas con las autoridades universitarias se escuchan respuestas como que éstas “se equiparan con las mejores del mundo” y que, además, existirían “acreditaciones internacionales” que confirmarían su “excelencia”. 
 
Por otra parte, poco o nada interesante parece resultarle al gobierno la gran cantidad de estudios “brillantes” que algunas universidades y “centros de investigación” le envían periódicamente para “quedar bien”, para “dar la impresión” de que hacen algo.
 
El Estado Plurinacional luego de 9 años en el poder sabe que estas universidades vetustas no podrían proporcionar los profesionales y técnicos de alto nivel para operar sus “proyectos tecnológicos de prestigio”, como los llamó el destacado economista Juan Antonio Morales (satélites, teleféricos, energía nuclear,…), la mayoría poco conectados con las necesidades reales de la economía y de la sociedad.
 
¿Por qué estas universidades son incapaces de formar y capacitar a sus estudiantes? ¿Por qué no pueden contribuir al desarrollo científico, técnico y cultural del país?
 
Primeramente, el gran problema de estas universidades es que el 99% de sus docentes son solo “licenciados”, es decir, con conocimientos básicos y anticuados en las diferentes áreas. En los países extranjeros y avanzados las licenciaturas cuentan en general con docentes que disponen de doctorados. Estos, que han realizado investigaciones de alto nivel y que han generado conocimientos nuevos, son luego docentes de las licenciaturas y maestrías. Aquí comienza en realidad el problema de las universidades autónomas y de varias otras de Bolivia. Sus docentes no poseen los conocimientos nuevos suficientes, generados por ellos mismos, por lo que sus estudiantes de licenciatura no alcanzan un conocimiento mínimo y renovado aceptable. Los licenciados titulados de Bolivia solo llegan a tener conocimientos básicos generales, aunque obsoletos. Este es el problema de los licenciados actuales y los que encuentra el Estado Plurinacional. 
 
En segundo lugar, las universidades autónomas y las otras, rechazan a los profesionales bolivianos que regresan al país munidos de diplomas de maestrías y doctorados otorgados por las mejores universidades del mundo. Por un “proteccionismo anacrónico”, las “convocatorias públicas” anuales para candidatos a docentes eliminan en primer lugar a los Doctores y Maestros titulados en el exterior. Con esta actitud se impide que los estudiantes de las licenciaturas reciban un conocimiento actualizado, sobre todo nuevo, y que se modernicen las universidades.
 
En tercer lugar, la dinámica más intensa en que se encuentran permanentemente los grupos de las carreras y facultades no tiende al mejoramiento académico y científico de los estudiantes, sino simplemente a la lucha por la captura de “cargos burocráticos y prebendas”. Esta lucha permanente entre las “oligarquías y roscas burocráticas” bloquea toda posibilidad de mejoramiento académico y científico de los estudiantes y de las universidades.
 
En cuarto lugar, los “centros de investigación” creados hace décadas en las facultades no han sido capaces de sustituir los niveles académicos de maestrías y doctorados existentes en las universidades del mundo. Estos “centros de investigación” no han sido tampoco capaces de contribuir a la formación en investigación y titulación de maestrantes y doctorantes, lo que no contribuye a la generación de ciencia, conocimientos, cultura y tecnologías útiles para el desarrollo del país. La organización de estos “centros”, altamente dispendiosos en recursos y sin resultados, es tal que los únicos beneficiados son los pequeños grupos de docentes que han llegado a constituirse en “oligarquías burocráticas”. 
 
Finalmente, el Estado Plurinacional ¿contribuirá al desarrollo económico, cultural y tecnológico del país con este programa de formación de licenciados bolivianos en las universidades del exterior? ¿Para efectuar esta contribución es suficiente formar algunos estudiantes en las materias indicadas? ¿No sería necesario, sobre todo, analizar y reformar los grandes males que aquejan a las universidades dichas públicas?
 
Por otra parte, sería algo bueno para el país que las autoridades gubernamentales vuelquen también su mirada a las necesidades de desarrollo económico y tecnológico del 90% de las unidades productivas y empresariales micro, chicas y medias del país. Estas empresas y unidades generan cerca del 90% del empleo y de los ingresos de las familias bolivianas.
 
La Paz, 14 de septiembre de 2014
 
Bernardo Corro Barrientos es Doctor en Economía, bcorro@gmail.com

   
 
 
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