A pocas horas del cambio
El camino a una democracia distributiva
28/02/2005
- Opinión
Las conflagraciones espectaculares, la cohetería y los fuegos
de artificio ya se han comenzado a lanzar tratando de establecer
que los apetitos de cargos del nuevo gobierno son desmedidos, que
no cumple con los acuerdos previos y que, por ese camino, los
desacuerdos con la oposición serán moneda corriente desde el
primer día.
|
Nada más que cohetería y fuegos de artificio, de partidos, como el
colorado y el blanco, que coparon durante el período de gobierno
que fenece, todos los cargos de dirección sin dejar ningún
resquicio al Encuentro Progresista que, como todos sabemos, fue la
mayoría relativa en el anterior comicio, superado en el balotaje
por el “contubernio” histórico armado por los partidos
tradicionales para mantener las mayorías.
En los lugares en donde se mantuvieron representantes de la
izquierda, fueron aquellos en los cuales es la Constitución de la
República la que ordena su integración, que está relacionada con
la cantidad de votos obtenida, o sea el Tribunal de Cuentas y la
Corte Electoral, organismos que estuvieron “congelados” por cinco
años pese a los pedidos, reclamos, planteos políticos, exigencias,
promesas y muestras de “buena voluntad” para que se cumpliera con
el mandato legal. Por cinco años la integración de los dos
organismos, fundamentales para el desenvolvimiento institucional
del país, estuvo incambiada.
Por supuesto que todo lo anterior no es un argumento válido que
sirva para contrarrestar las protestas de Larrañaga por la
integración de los órganos de dirección en la enseñanza, en los
que el gobierno electo designó a cuatro integrantes, dejando solo
un cargo para la cuota política que reclaman los blancos y, en
menor medida, los representantes colorados. Aquí no se trata de
pagar con la misma moneda, porque además – en general – las
designaciones que ha realizado el gobierno electo tienen un
innegable perfil técnico. En ningún caso se trata de darle una
función a algún político frustrado, no electo en el comicio. Más
bien se buscó – más allá de las valoraciones de los perfiles de
los candidatos – designar a personas idóneas e intachables en lo
ético, de capacidad probada, sin tener en cuenta cuantificaciones
electorales o pesos políticos que, evidentemente, no han sido
valorados por el presidente electo.
Nos parece – más allá que sabemos que los “pingos” hay que verlos
en la cancha- que se ha dado un paso importante con esta modalidad
de nombramientos, que nada tienen que ver con le mecánica
clientelística que era la habitual en el país, que durante años
fue una rémora de la administración.
Los directorios de las empresas públicas, generalmente integrados
por personajes de segunda línea de esos grupos políticos,
aprendían sobre la marcha y además de cumplir relativamente mal
una función burocrática, esperaban para las grandes decisiones –
obras, nivel de tarifas, cambios estructurales o políticas
comerciales concretas – las minutas decididas en la Oficina de
Planeamiento y Presupuesto que, como perrito faldero y fiel,
trataba de cumplir todos los acuerdos realizados con los
organismos multinacionales de crédito.
Podríamos citas ejemplos, de todo tipo y tamaño, de cómo ello es
así. La suba del gas oil es uno de ellos, la que no es producto de
intentar lograr un mejor perfil comercial para ANCAP, sino un
“consejo” del Banco Mundial que impulsó esa política en todos los
países que responden fielmente a sus dictados.
¿A que se debió la creación, por ejemplo, de las AFAP, de la
implementación de reformas de todo tipo – del Estado, provisional,
de la función pública, etc. – que le llevaron tantas horas de
palabras y gasto de secreciones glandulares, al ex presidente
Julio María Sanguinetti, todas ellas un esquema de funcionamiento
impulsado desde fuera para amoldar a los países a un esquema
determinado?
Ahora, con el avenimiento del nuevo gobierno, el panorama se ha
modificado de manera rotunda. Ahora hay que pensar con cabeza
propia, aprendiendo de las malas experiencias y, asimilando – por
supuesto – los caminos correctos que han recorrido otros para que
todo el conjunto sirva para que los uruguayos vivamos mejor,
seamos más educados, cultos y preparados, comenzando a lograr la
superación de una problemática social que de otra manera no tendrá
solución.
Por primera vez en la historia nos comenzará a gobernar un elenco
de hombres que han hecho de la lucha por la igualdad y la justicia
distributiva, su objetivo de vida. Esperamos que ninguna de las
personas que tengan en adelante puestos de responsabilidad, llegue
a ellos para usufructuar las menudencias de esa porción de poder,
para la ridícula utilización de autos oficiales y otras
mediocridades, cuya erradicación inmediata sería un buen mensaje
para el resto de los uruguayos que, esperanzados, esperamos las
realizaciones concretas que mejoren la situación del país.
¡Qué mejore la situación del país!, decimos, entendiendo que ello
significa en primer lugar erradicar la dramática enormidad de que
haya casi un millón de uruguayos viviendo por debajo de la línea
de la pobreza, que sean más accesibles para todos los elementos de
la vida cotidiana, que nuestros viejos no sigan esperando la
muerte con jubilaciones y pensiones que no le alcanzan para lo más
mínimo, que los niños puedan concurrir, sin excepciones, a la
escuela pública y comience a florecer el trabajo para abatir los
índices de desocupación y, por supuesto, mejorar las condiciones
sociales de miles y miles de uruguayos.
Claro, para nosotros, que se nos acusa de esquemáticos, el camino
es mejorar el mercado interno, a lo que contribuirá con 100
millones de dólares anuales, el llamado Plan de Emergencia. Esa
suma llegará a los bolsillos de los más necesitados, por la vía de
vales o bonos, pero determinará una circulación mayor de
productos, impulsando sin duda a la actividad.
Las políticas salariales que se impulsen, con acuerdos entre
empresarios y trabajadores, a través de los consejos de salario,
será otro aditamento. Allí habrá nuevos equilibrios que
permitirán, sin duda, quebrar algunas rigideces de nuestra
economía, aumentando el circulante, por el momento insuficiente
para las necesidades de la economía. La destrucción de riqueza que
se produjo desde la devaluación brasileña y que tuvo su momento de
mayor profundidad durante la crisis del 2002, tiene que comenzar a
revertirse, pese a lo que – reconocemos – que el crecimiento por
la venta de materias primas al hemisferio norte mejoró los
índices, pero le ha servido poco a quienes quedaron marginados en
la pobreza.
Cuando las encuestas muestren que mejora la venta de alimentos en
las almacenes de barrio y en las ferias vecinales, estaremos ante
un síntoma positivo. Hoy están contentos solo los propietarios de
comercios en los shopping más exclusivos y quienes importan
automóviles cero kilómetro.
Ello muestra una distorsión aguda en nuestra economía y las
dificultades que se tienen para que la riqueza se distribuya
mejor.
(*)Carlos Santiago, Periodista, secretario del diario LA REPUBLICA
y del suplemento Bitácora. Uruguay
https://www.alainet.org/es/active/7697
Del mismo autor
- Uruguay: vuelven fantasmas del pasado 12/10/2016
- El desafío del calentamiento global 05/11/2012
- La homogeneidad no es democracia 16/09/2012
- ¿Existe todavía el MERCOSUR?: Competitividad vs. Proteccionismo 19/09/2011
- La necesidad de que haya soluciones de izquierda 07/04/2011
- Las razones del “golpe” dividen nuevamente a los uruguayos 21/09/2010
- Clientelismo y burocracia en Naciones Unidas 04/06/2010
- En el fin de otra formula de la explotación capitalista 06/01/2010
- Los problemas son de nosotros y las culpas son ajenas 19/05/2009
- Una crispación uruguaya de espaldas al mundo 02/04/2009