Un balance provisional
Diez años del Levantamiento del Inti Raymi en Ecuador
12/06/2000
- Opinión
Las transformaciones políticas del Movimiento Indígena
El levantamiento indígena de 1990, conocido como el "Levantamiento del Inti
Raymi", al tiempo que ha incorporado a los indios como importantes actores
políticos, ha provocado varias transformaciones en el país a diferentes niveles.
Así, es necesario reconocer que las percepciones que tenía la sociedad
ecuatoriana sobre los indígenas han ido cambiando, en el sentido de que ya no se
nos mira como precaristas o huasipungueros, no somos un gremio de campesinos,
como se nos ha considerado desde la sociología tradicional, inclusive aquella de
izquierda, y que por lo tanto nuestra lucha debería ser una lucha
reivindicativa, en torno al parcelamiento de tierras y la reforma agraria.
Ahora la sociedad ecuatoriana mira al movimiento indígena de otra manera y el
mismo movimiento indígena tiene ahora plena conciencia de su identidad, lo que
ha servido de base para realizar su propuesta nacional y a largo plazo.
En este momento las condiciones en las que lucha el Movimiento Indígena son
distintas de aquellas de hace algunos años. Luchamos como un sector que busca
hacer respetar sus derechos, pero también reconociéndonos como entidades
culturales, políticas, históricas. Desde esa conciencia se fortalecen y se
formulan las propuestas al conjunto de la sociedad ecuatoriana. Puede decirse
que la propuesta política del Movimiento Indígena Ecuatoriano es más bien la
búsqueda y reafirmación de sus propias raíces históricas. Encontrándonos en la
historia podremos crear juntos una realidad diferente a la presente.
¿Cómo ha respondido la sociedad frente a nuestras propuestas? Existen, de
hecho, varias interpretaciones sobre las propuestas que ha realizado el
Movimiento Indígena, unas que vienen desde la derecha política del país, que ha
minimizado nuestros planteamientos por cuanto consideran a los indígenas como
una carga para el Estado y para la sociedad, o también como un obstáculo para
alcanzar el desarrollo, la modernidad. De ahí que para esta corriente sea
necesario que el Estado proponga medidas paternalistas, asistencialistas,
clientelares, con altos contenidos de racismo y exclusión, para dirigir a los
indígenas hacia el camino de la modernidad. Los indígenas vendrían a ser los
sujetos pasivos del cambio. El gobierno al hablar de asistirnos nos reduce a
los requerimientos básicos de la comunidad, intentando desconocer que el
Movimiento Indígena, se ha convertido en un sujeto social y político.
Para otros sectores, los indígenas quieren, copiando a ciertos sectores de la
izquierda política, obstaculizar la imposición de un determinado modelo
económico, social y político, y, además, pretenden a través de su propuesta de
plurinacionalidad, fracturar el país creando países pequeños, contribuyendo,
según ellos, a la balcanización del Ecuador.
Estas percepciones demuestran el profundo desconocimiento de nuestra sociedad de
sus propias raíces, de su misma identidad, de su historia. Un desconocimiento
que ha sido sostenido y auspiciado por los sistemas educativos existentes, y,
además, por las estructuras ideológicas del poder existente.
El Movimiento Indígena ecuatoriano, en ese sentido, ha alterado las raíces
mismas de esa estructura de poder y ha hecho que en el Ecuador este momento, no
en todas las direcciones ni totalmente, se den cambios profundos, quizá uno de
los cambios más importantes sea el reconocimiento a una identidad histórica, el
reconocimiento de la existencia misma de los pueblos indígenas. El
reconocimiento del carácter plurinacional de nuestra sociedad y del Estado.
En efecto, uno de los aportes del Movimiento Indígena y que ha cambiado el
discurso político en el Ecuador es, definitivamente, la propuesta de constituir
un Estado Plurinacional, de considerar la diversidad étnico-nacional del Ecuador
como un reconocimiento previo para construir la democracia. Es decir, que nos
reconozcamos cómo somos, qué somos, y que de alguna manera haya un cierto avance
en superar los prejuicios existentes, ése es el aporte del Movimiento Indígena.
De 1990 a la presente fecha, el país ha discutido los temas de la
plurinacionalidad y ha reconocido el carácter plurinacional del Estado. Ha
reconocido a los pueblos indígenas como naciones, y ha incorporado los Derechos
Colectivos a la Constitución vigente. Ha visto la confluencia de diversos
sectores sociales alrededor de una propuesta política inédita en el país como es
el Movimiento Pachakutik, y que ha posibilitado que por vez primera en nuestra
historia muchos gobiernos seccionales estén bajo manos indígenas. Todo ello ha
sido el producto de una dura lucha, que viene desde hace más de quinientos años.
En todo este periodo, se ha abierto un espacio nuevo en la sociedad ecuatoriana,
se han incorporado nuevos temas al debate político nacional, se ha logrado la
confluencia de diversos sectores sociales dentro de un mismo proyecto de cambio;
en ese sentido, hay un salto cualitativo del Movimiento Indígena que abre nuevos
retos, nuevos desafíos, nuevas alternativas y nuevas perspectivas a la historia
contemporánea. El Movimiento Indígena ecuatoriano se ha ido transformando y sus
principales cambios han sido políticos. Desde el levantamiento del "Inti
Raymi", somos testigos de que esa transformación política del movimiento
indígena ha significado una transformación profunda del Ecuador.
El proyecto político del Movimiento Indígena
El proceso por el cual el Movimiento Indígena ecuatoriano ha ido consolidando
sus posiciones políticas y su proyecto al largo plazo parte desde la
incomprensión y la ceguera del Estado y de la sociedad en general, en el sentido
de que los Pueblos Indígenas no existimos como entidades diferentes y por tanto
no tenemos el derecho a vivir nuestra diferencia. Por ello, en toda esta década
se ha apuntado como objetivo estratégico del Movimiento Indígena, a hacer sentir
nuestra presencia histórica, viva, con propuestas de alcance nacional y que
incorporan a otros sectores de la sociedad ecuatoriana, sin dejar por eso de
lado nuestras propias demandas.
Hay un proceso de lucha en el Movimiento Indígena que va desde hasta cómo
mejorar las condiciones de vida en nuestras comunidades hasta aquellas de cambio
radical del sistema social y económico imperante.
Hemos sido testigos en estos últimos tiempos de la confrontación directa con el
Estado, una confrontación en la que somos el único sector organizado que ha
interpretado y catalizado las demandas de la mayoría del pueblo ecuatoriano,
puede decirse, entonces, que el Movimiento Indígena ha ganado un rol de
liderazgo, de protagonismo, de interlocutor válido frente al Estado, frente al
poder.
Esta situación nos lleva a considerar el proyecto político del movimiento
indígena que fue ya delineado desde antes del Levantamiento del Inti Raymi, y
que se ha consolidado en estos últimos tiempos. En ese proyecto político
nuestro horizonte ha sido el de cambiar profunda y radicalmente las estructuras
del Estado Ecuatoriano, y las formas por las cuales el Estado y sus clases
dominantes han ido imponiendo su poder sobre el conjunto de la sociedad.
El Movimiento Indígena ha tenido siempre muy claro el significado del poder.
Los acontecimientos de enero pueden comprenderse desde una visión que abarque
los importantes procesos políticos de esta última década. Siempre hemos tenido
una visión que comprende a la historia como parte de grandes ciclos de tiempo, y
que sustenta nuestra propia cosmovisión. Para ser poder es necesario una
concepción previa de poder, y para el movimiento indígena el poder radica en las
comunidades, en la capacidad real y efectiva que tienen nuestras organizaciones
nucleares, la comuna, el centro, la cooperativa, para decidir de manera
soberana, independiente, participativa, justa, y ética el destino de cada
pueblo, de cada persona. Ahí radica la esencia del poder.
Lo que el Movimiento Indígena ha propuesto es siempre una construcción desde
abajo, desde las bases, desde los cimientos del poder. No es una idea nueva.
Ahora dicen que los indígenas se quisieron tomar el poder, pero éste no está en
asaltar el Congreso Nacional, el Palacio de Gobierno. En realidad ésos son
mecanismos, no para tomarse el poder, sino para abrir el espacio de la política
hacia la construcción del poder democrático y participativo.
Esta construcción desde abajo ha sido siempre nuestra propuesta, desde el
gobierno comunitario, desde su fortaleza, desde allí se formularía un poder
diferente. Ello significa que para construir el poder es necesario la
participación de la sociedad en su conjunto y como sujetos activos. En ese
sentido, las nociones de ciudadanía, de sociedad civil e, incluso, aquellas de
Estado, deben cambiar, deben transformarse.
El objetivo es trasladar el poder de la comunidad al Estado, es decir, que el
poder esté en manos de la comunidad, y no que esté en manos de un determinado
grupo privilegiado, como sucede en la actualidad. Esta visión no es utópica ni
fuera de la realidad. De hecho existe y es parte de la cotidianidad de nuestras
comunidades. Nosotros proponemos a la sociedad una forma diferente de hacer y
concebir la política basados en nuestras raíces, en nuestra historia, en nuestra
memoria y en nuestra vivencia.
La búsqueda de consensos como nueva forma de construir la democracia
Dentro de esos cambios que el Movimiento Indígena ha propuesto a la sociedad
ecuatoriana, es el cambio del Estado. El Estado debe reconocer la diversidad y
complejidad de la realidad actual de la sociedad, porque solamente cuando
tengamos la oportunidad de ver con objetividad lo que es el Estado desde los
diferentes sectores, habrá participación, de lo contrario desde la visión de un
solo sector, se construye un Estado homogenizador, que somete, no consulta. Que
impone y no dialoga. Que habla y no escucha. Se debe cambiar el rol del
Estado, empezando por la participación de toda la sociedad en los problemas que
aquejan a toda la sociedad. Es decir, se deben buscar las formas de consensuar
la resolución de los conflictos a través de un verdadero diálogo.
La búsqueda de consensos es una de las prácticas más antiguas de la sociedad
indígena. El consenso es la parte fundamental de la comunidad. Sin consensos
las comunidades no podrían existir. Todas las decisiones importantes que se
toman al interior de la comunidad se las hacen con la participación de todos los
miembros y a través del diálogo que busca alcanzar acuerdos estables y
concertados en base al consenso.
Es esta práctica política, la que el Movimiento Indígena ha propuesto a la
sociedad y al Estado para construir la democracia. La inserción de elementos
válidos del mundo indígena en la democracia, como el diálogo y el consenso, son
parte también del reconocimiento a la diversidad. Son parte de la
plurinacionalidad del Estado. La práctica de buscar consensos a través del
diálogo consolidan la democracia y evitan la conflictividad que opone los
intereses de diversos actores de manera irreconciliable. En nuestras
comunidades hay diferencias que a primera vista aparecerían irreconciliables, y,
en efecto, cada participante, reclama para sí el derecho a la verdad. Pero el
diálogo de la comunidad, que no se agota hasta llegar a un consenso entre los
actores hace posible llegar acuerdos ventajosos y duraderos.
Este es un elemento válido para la democracia en nuestro país, porque siendo una
práctica diferente a lo que hasta ahora se ha llamado "decidir
democráticamente", los consensos, independientemente de su mecánica, son una
práctica que se la puede implementar a otros niveles, en la política nacional,
por ejemplo, de tal manera que podemos empatar la democracia como gobierno de
las mayorías y los consensos como práctica política para llegar a acuerdos, y
éstos serían válidos en el ejercicio de los acuerdos logrados a nivel nacional y
abrirían el espacio de la democracia hacia maneras diferentes de participación
social.
Sin embargo, el diálogo tal como se propone en realidad es una imposición del
poder. Se llama a un diálogo, a una concertación sin tener la voluntad política
para hacer el más mínimo cambio. En relación al consenso practicado por las
comunidades indígenas es una forma de concertación que varía de acuerdo a los
intereses de quienes convocan, de acuerdo a la agenda de a quiénes representan,
no tiene nada que ver con la democracia ni con la búsqueda de acuerdos.
Así el Movimiento Indígena, los movimientos sociales, ¿qué pueden hacer con una
agenda diseñada por el Estado, marcada de antemano por intereses, en torno a los
cuales va a girar el diálogo? La diferencia con nuestro llamado es que
convocamos de acuerdo a los intereses del pueblo, con propuestas concretas; así
por ejemplo, hablando del modelo neoliberal, el gobierno invitará a los
movimientos sociales, al movimiento indígena para perfeccionar el modelo
económico que se está implementando, y lograr así una legitimidad social que le
permita imponer ese modelo sin provocar resistencias en el pueblo.
Un llamado a la concertación nacional hecho desde el Movimiento Indígena, en
cambio, podría resumir los intereses del pueblo y convertirse en una
alternativa. El Movimiento Indígena con su autoridad moral puede invitar a los
diferentes sectores del Ecuador, para debatir con propuestas alternativas al
modelo neoliberal vigente que el gobierno intenta implementar.
¿Cómo dialogar, por ejemplo, cuando el gobierno ha decidido que no hay marcha
atrás con la dolarización? ¿Ha escuchado el gobierno las opiniones de todos los
sectores, incluidos aquellos como los exportadores, industriales? ¿Ha tomado en
cuenta a los diversos sectores de la sociedad? ¿Debemos acudir a un diálogo
sobre una agenda preestablecida, para escuchar ciertas concesiones, pero ya
desde sus intereses?
En el XV Congreso de la ECUARUNARI, se definieron aspectos muy importantes sobre
las condiciones que deberían existir para un diálogo con el Estado. Se asumió
también la tarea de buscar alternativas a la dolarización y al modelo económico
vigente, para que el sector político tradicional entienda que el Movimiento
Indígena, no va a dialogar como pordiosero pidiendo migajas, o limosna para los
indios. Nosotros vamos a buscar un diálogo en el cual se definan políticas de
Estado para los pueblos indígenas, políticas sociales para los pobres, políticas
económicas alternativas frente al modelo neoliberal, políticas de gobierno
basadas en la transparencia, la democracia, la equidad y la justicia.
La creación del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik Nuevo País
(MUPP-NP)
La propuesta política del Movimiento Indígena ha tenido, hasta el momento, una
estrategia definida, y es la conformación de un frente amplio que aglutine y que
amplíe la cobertura de lucha, con la finalidad de ampliar su espacio histórico
con otros sectores importantes de la sociedad civil. El incursionar político
del Movimiento Indígena, implica cambios, sugiere que esta incursión política
nacional ha significado en realidad una forma, por llamarlo de alguna manera, de
democratizar la democracia, de profundizarla, de darle nuevos contenidos.
Creemos que este proceso ha empezado, cuando se conforma el Movimiento
Pachakutik. Si bien éste tiene un fondo simbólico e histórico identificado con
el Movimiento Indígena, el Movimiento Pachakutik es parte de una lucha general
del pueblo, una lucha renovada que no le teme a la participación en los espacios
institucionales, y que se convierte en una opción de cambio para la sociedad.
La identificación del pueblo con el MUPP-NP, es evidente y esa identificación
explica que se hayan logrado en estas últimas elecciones seccionales, 27
alcaldías, 5 prefecturas de un total de 22 y un porcentaje que va entre el 60% y
el 70% para las juntas parroquiales. Esto expresa el deseo de ir construyendo
la democracia desde abajo.
El crecimiento de una propuesta nacional, está expresado en el triunfo del MUPP,
es decir que la propuesta es válida a largo plazo, se consolida en los sectores
populares. Despectivamente, la derecha, la oligarquía, han dicho que el
Movimiento Pachakutik es de los indios, pero con el triunfo de 27 alcaldías, es
evidente que se trata de un proceso nacional, que involucra diferentes actores
sociales además de los indios.
Este momento el gran reto del Movimiento Pachakutik-Nuevo País es el de
implementar una estrategia de poder, de manejo del Estado; hay que trabajar en
este sentido. El MUPP-NP, de quien el país advierte el crecimiento, puede ser
el centro de convocatoria para llegar a acuerdos más globales, en la acción
política y en la búsqueda de los consensos para el país, no tanto pensando en
las dignidades y personas, sino más bien en una propuesta de Re fundar el
Estado.
EL valor simbólico del nombre Pachakutik
Pachakutik significa un accionar político distinto, desde una lógica diferente;
no se trata de un slogan más, no es tampoco ni simplemente el nombre de un
partido político, o una expresión política cualquiera.
Pachakutik significa EL RETORNO DE LOS BUENOS TIEMPOS, que expresa cambios
profundos en la concepción de la sociedad, del Estado, de las personas. No se
trata solamente, por decirlo de alguna manera, de la fría cuestión de los
cambios políticos, sino más bien hace referencia a cambios de actitudes, de
conductas en el quehacer político social e individual. Lo primero que se
plantea desde el Pachakutik, desde su visión es necesariamente los principios
éticos con los que se manejaron nuestros antepasados (ama shua, ama quilla, ama
llulla) ése es el Código de la Vida, pero en la interpretación actual
necesariamente significa incorporar la ética a la política, es incorporar en el
accionar político, en la vida cotidiana, la identidad, la reflexión sobre ella,
de allí parte todo.
Pachakutik pretende hacer de la política un espacio de ética social, un espacio
de responsabilidad sobre el futuro y sobre el presente, una responsabilidad
sobre las personas y también sobre el entorno (la pacha mama). La ética en la
política implica el reconocimiento a lo diverso, la tolerancia, la aceptación
del carácter plurinacional de nuestras sociedades. Significa también la
comprensión de que existen formas diferentes de ver el mundo que son válidas y
que deben ser protegidas y respetadas por todos.
Pachakutik es una visión en la cual todo se mueve en el espacio, pero el espacio
desde la cosmovisión indígena no es un espacio lineal, un espacio del pasado,
presente y futuro, más bien es un espacio en espiral, que tiene a su interior
ciclos de tiempo; en la expresión del Pachakutik esto quiere decir que cada uno
de los ciclos tiene un valor, los ciclos son de 10, 50, 100, 500 años, y en esos
ciclos de tiempo existen cambios porque en nuestra cosmovisión mientras hay
cambios de tiempo, también cualitativamente hay cambios fundamentales en las
sociedades humanas. Nuestros antepasados hacían la evaluación de cuánto hemos
mejorado a través de cada ciclo de tiempo.
Cuando nosotros proponemos el Pachakutik como nuestro símbolo de participación
política, esto no necesariamente debe ser asumido como la manera de reemplazar
una forma de hacer política alternativa a la izquierda tradicional, sino más
bien comprender que se trata de un aspecto cualitativo en esta forma de ver el
mundo, de los permanentes cambios positivos que se dan en el tiempo y en el
espacio.
Pacha es el tiempo y Kutik es el proceso, es la circulación, la continuidad,
permanencia y cambio, pero también significa retorno. Cuando decimos
permanencia y retorno, permanencia en el tiempo, retorno en el espacio, siempre
expresamos un retorno cualitativamente mejor que el anterior, son tiempos
nuevos, tiempos diferentes, es la instauración de un tiempo nuevo. El
Movimiento Indígena con su propuesta a partir del reconocimiento a un rasgo de
su identidad, está proponiendo una sociedad nueva, distinta, diferente.
"Regresaré y seremos millones", decían Túpac Amaru, Atahualpa. Ellos hablaban
desde el retorno del tiempo que será diferente. Para el Movimiento Indígena
muchas veces las pérdidas significan a la larga triunfos, significan la
multiplicación de los resultados, por eso la dinámica indígena no es igual a la
dinámica del mundo occidental, muchas veces tarda, espera, pero necesariamente
lo que se espera son los resultados a mediano y largo plazo; por ejemplo, la
muerte de Túpac Amaru, de Atahualpa si bien fue la pérdida de figuras
significativas de la lucha indígena, en realidad ha significado la
multiplicación cualitativa y cuantitativa de los Pueblos Indígenas, a lo largo
de la historia colonial, republicana y contemporánea, de ahí la célebre frase:
"Me voy, muero, pero me voy y seremos millones".
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