La plutocrática legión santista

17/08/2014
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Los últimos cuatro años, la opinión pública ha sido testigo de la camaleónica forma de gobernar del actual primer mandatario. De la versión Santos belicista a la etapa Santos concertador, del Santos pacifista, con proceso de paz a bordo, este segundo mandato del presidente instala su estilo y agenda de gobierno en las tesis algo etéreas de la tercera vía, con una particularidad: este segundo período que comenzó el pasado 7 de agosto reunirá todas sus anteriores facetas al mismo tiempo.
 
Quienes en el pasado criticaban la falta de liderazgo del presidente y le endilgaban demasiada debilidad para conjurar situaciones límite, probablemente encontrarán en este nuevo ciclo a un mandatario con más carácter e identidad propia, sin que deje de formar parte de su ADN el someter decisiones nacionales al arbitrio extranjero.
 
La ratificación de una porción de su gabinete, y el traslado de algunos ministros de una cartera a otra, ha dejado en claro que este será un gobierno continuista, más en concordancia con las recomendaciones de la OCDE para facilitar el ingreso de Colombia a esta organización, que un segundo período de “reformas” sociales, políticas y económicas de cara al post-conflicto.
 
Una vez ratificada la reelección, el presidente se encuentra en una posición incómoda frente a su coalición de gobierno, y se advierte malestar manifiesto por los nombramientos lo cual amenaza la solidez del bloque de la Unidad Nacional en el congreso. Cuesta trabajo creerlo, pero el No me importa cuánto hablen mis ministros, con tal que hagan lo que digo que Margaret Thatcher hizo célebre en los años ochenta, cobra valor con la designación del nuevo equipo ministerial santista, un abanico de jefes de despacho, que no se corresponde con los intereses del bloque político de gobierno.
 
Por supuesto los nuevos ministros, en su mayoría bogotanos, realmente no representan la pluriculturalidad y la amalgama regional del país.
 
El nuevo gabinete,  al mejor estilo de los equipos de fútbol, es una mezcla de ministros repitentes que se convierten en la columna vertebral de la gestión venidera; de políticos expertos en el arte de conjurar crisis y negociar en ambientes turbulentos y de jefes de despacho que componen el “nuevo kindergarten santista”, con un perfil de alta gerencia, leales al presidente y desvinculados de las estructuras de los partidos de la Unidad Nacional.
 
Los ministros repitentes
 
El bastión del segundo período radicará en la continuidad de los ministros de Hacienda, Mauricio Cárdenas; Defensa, Juan Carlos Pinzón; Salud, Alejandro Gaviria y Relaciones Exteriores, María Ángela Holguín.
 
En Hacienda Cárdenas se encargará de sacar adelante la reforma tributaria y de acentuar la tendencia de inclinar la carga impositiva a los trabajadores aliviando la de los empresarios, es decir, continúan las exenciones de impuestos a grandes contribuyentes y la desregulación al capital con fines especulativos. Al mismo tiempo, se precipita el ingreso de miles de trabajadores a la obligación de pagar impuesto de renta a partir del presente año.
 
El Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón seguirá en la línea de fungir como el Mr Hyde del presidente en lo que atañe al conflicto armado constituyéndose en el enlace entre fuerzas armadas y uribismo y en el portavoz guerrerista del gobierno, como ocurrió en los primeros cuatro años mientras que Alejandro Gaviria tendrá la labor de adelantar una reforma a la salud que avance no solo en la cobertura sino en la calidad. Todo indica que el tema de la financiación del sector tendrá que esperar otros cuatro años.
 
Los políticos expertos
 
En el grupo de avezados políticos se incluyen los ministros de Trabajo, Luis Eduardo Garzón; Agricultura, Aurelio Iragorri; Interior, Juan Fernando Cristo y el Director de Planeación Nacional, el delfín Simón Gaviria Muñoz.
 
Garzón, se encargará de llevar a cabo un dialogo social más acertivo con los trabajadores y continuar con la labor del anterior jefe de ese despacho Rafael Pardo de avanzar, así sea tenuemente, en la formalización del trabajo en Colombia, revivir el pago de las horas extras y formular políticas que mitiguen el desempleo.
 
El Ministro Iragorri tendrá que cargar de antemano con su origen de caucano terrateniente y tramitar de manera efectiva, con manejo político, los diferentes reclamos de los sectores agrarios, llevando a cabo las reformas sobre tenencia de la tierra, baldíos y temas relacionados con el post-conflicto, plasmando en la praxis los acuerdos de paz Gobierno-FARC.
 
Con tan solo 33 años, Simón Gaviria es no solo uno de los jefes de cartera más jóvenes sino uno de los colaboradores del presidente más hábiles para escalar peldaños en el menor tiempo posible. Su vertiginoso paso por la Cámara de Representantes, de la cuál fue presidente, y por la dirección del Partido Liberal al momento de la campaña reeleccionista, con una larga carrera hecha en pocos años lo sitúan en la categoría de políticos consumados.
 
Siendo Planeación Nacional una de las áreas del gobierno más sensibles a la necesidad de contar con un timonel de características técnicas, el nombramiento de Gaviria agudiza el sentido politiquero y el declive técnico de ese de ese vital Departamento Administrativo. El DNP es la entidad encargada de direccionar las regalías, las cuales son sinónimo de votos en las regiones, por lo que el nombramiento del hijo de Cesar Gaviria cobra sentido de cara a las elecciones regionales del 2015.
 
Juan Fernando Cristo, el nuevo ministro del interior, culmina una carrera exitosa como parlamentario de más de 10 años. Entre las tareas principales a su cargo en la cartera más política de las del gabinete, se encuentran el lobby con el Congreso para sacar adelante las iniciativas del gobierno, no solo alineando a la coalición de la Unidad Nacional sino seduciendo a los independientes y a la izquierda en ciertos temas, como la paz y el agro por mencionar algunos.
 
El nuevo kíndergarten santista
 
Emulando a aquel “kindergarten” de Cesar Gaviria, en el que Juan Manuel Santos hizo su debut como funcionario público en 1990, la nueva versión de aquel recordado grupo de “audacias jóvenes” es encabezada por las ministras de Educación, Gina Parody y de Transporte Natalia Abello. Parody tendrá desde el comienzo la oposición frontal de los estudiantes reunidos en la MANE y de los docentes agremiados en FECODE.
 
Sin atravesar los feudos del alarmismo, la nueva jefe del sector educativo seguramente hará su ingreso al despacho para agudizar el proceso de “garagización” de la educación pública al enfocar todos los esfuerzos de su cartera en aumentar los cupos y presupuestos para carreras técnicas y tecnológicas en detrimento de currículos de largo alcance. Otra asignatura que seguramente cumplirá a cabalidad es la profundización del proceso privatizador, con desfinanciación a bordo, de la educación pública. La ciencia y la tecnología pasarán seguramente al último cajón de la última cómoda del ministerio.
 
Natalia Abello, ex secretaria general de la alcaldesa Elsa Noguera en la ciudad de Barranquilla, entrará a ejecutar la ambiciosa meta del gobierno nacional de construir las autopistas de cuarta generación (4G), iniciar el proceso de chatarrización de camiones con más de 25 años de antigüedad, velar por el buen funcionamiento de la Agencia Nacional de Infraestructura, asegurar que los actuales contratistas cumplan con sus obligaciones y mejorara las relaciones con la Aeronáutica Civil.
 
Algunos critican a Abello por su desconocimiento de los temas del sector y su cercanía con la familia Char de Barranquilla, otros ven esperanzados su destreza para acelerar los procesos jurídicos, uno de los principales cuellos de botella en el sector transporte.
 
Otros miembros de la nueva sangre gobiernista son Cristina Plazas (ICBF) y Janeth Giha (Colciencias).
 
Otras particularidades del nuevo gabinete
 
Del nuevo staff de ministros, no deja de ser curioso que el gobierno los presente como cuotas de ciertos partidos mientras las colectividades a las que supuestamente pertenecen los desconocen. Lo anterior denota algo bastante particular: Santos no solo ha desconocido a la izquierda sino a parte de la maquinaria de su propia coalición en la nueva composición ministerial. El parcial castigo al partido conservador por la ambigüedad y división que mostró en campaña ha quedado plasmada en la conformación del gabinete. Las regiones no se ven representadas en el nuevo equipo de gobierno.
 
Cabe destacar la participación que tendrá parte de la derecha independiente y de sectores de centro en estos cuatro años, milimétrica maniobra que busca no solo cooptar sino diezmar de cara a futuro a la tercería política.  En efecto, el nombramiento de Luis Eduardo Garzón como ministro de Trabajo, Gina Parody en el Ministerio de Educación, Alfonso Prada como nuevo director del SENA y Liliana Caballero como directora de la Función Pública busca desinstalar del imaginario a la otrora llamada “ola verde” liderada por Antanas Mockus, participante activo en la campaña reeleccionista y cercano a Parody y Caballero.
 
El nuevo grupo que rodea a Santos se caracteriza por su comprobada gestión eficiente en el sector privado. Sin embargo, es notorio el desconocimiento por parte de algunos ministros de los temas que ahora les competen. Resalta el caso del Ministro de Medio Ambiente, el caldense y ex candidato a la gobernación por ese departamento German Vallejo, quien cuenta con una prolífica carrera en el área de mercadeo en empresas como la Compañía Mundial de Seguros, Hoteles Royal y la Casa Editorial El Tiempo pero que desconoce las problemáticas ambientales y sus trasfondos.
 
Sabemos que los primeros meses serán el medidor de Vallejo. La reforma de las CAR, la lucha contra la minería ilegal, el otorgamiento de licencias ambientales, la protección de páramos y un manejo adecuado de las sequías que atacan al norte del país constituyen enormes retos para el novel ministro.
 
En esta boutique de particularidades del nuevo gabinete no puede dejarse por fuera a quien tendrá la labor de interventor de ciertos ministerios. Aunque todos los ojos de la opinión pública giran alrededor de los 16 ministros, quien jugará un rol más que protagónico, sobre todo en las carteras que componen la llamada  “equidad santista”, 9 en total, es el vicepresidente German Vargas Lleras, quien tendrá a cargo la supervisión a nombre del presidente de la gestión de los jefes de despacho de vivienda, transporte y medio ambiente, coincidencialmente cuotas de su propio partido Cambio Radical.
 
El nuevo Vicepresidente ejecutivo no sólo tendrá la titánica tarea de sacar adelante las grandes obras de infraestructura del país sino de transformarse en el arquitecto de su propia candidatura presidencial en el 2018.
 
Este gabinete, en resumidas cuentas, ha sido milimétricamente seleccionado para representar los intereses de la élite tradicional y los grupos económicos nacionales e internacionales profundizando la agenda económico-social iniciada a finales de los años ochenta. Sin lugar a dudas, el país nacional que subsiste más allá de las denominaciones partidistas, no encuentra cabida ni mucho menos representación en este selecto club de amigos recién recompensados por hacer parte de la plutocrática legión santista.
 
- Felipe Pineda Ruiz es Publicista Politécnico Grancolombiano, Activista social – Investigador de la Fundación Democracia Hoy. Twitter: @pineda0ruiz
 
Edición N° 00412 – Semana del 15 al 21 de Agosto – 2014
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