Más allá del maniqueísmo

09/02/2005
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Porque vivo en Bolivia y en consideración a las múltiples capacidades desarrolladas por los movimientos sociales, considero una obligación el escribir estas líneas en el afán de aportar algunos elementos que ayuden a comprender el actual proceso político mostrando que está compuesto por una amplísima tonalidad de grises. Mesa nació en la inestabilidad… y lo más seguro es que continuará en ella El gobierno de Carlos Mesa, nació de una solución de “sucesión constitucional” fruto de la presión popular que culminó en la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada. Es un hecho incuestionable que los movimientos sociales que definieron la salida de S. de L. se sucedieron en el denominado occidente boliviano y fundamentalmente en el eje El Alto - La Paz. En olor de multitudes, el ex - vicepresidente de S. de L. se comprometió a desarrollar una agenda que respondía -sin duda- a las exigencias que la hegemonía de los movimientos sociales, había logrado imponer: nuevo tratamiento en la explotación de los hidrocarburos, asamblea constituyente y juicio político a S. de L. Pero la multitud no es gobierno, además Carlos Mesa no contaba con referentes políticos en el congreso y no pasó mucho tiempo para que algunos de los movimientos sociales se distanciaran de su gobierno. No consideramos un error el afirmar que el comportamiento político del Movimiento al Socialismo ha sido hasta el momento una garantía de estabilidad en la inestabilidad. En más de una oportunidad ha sido Evo Morales quien ha denunciado aprestos desestabilizadores y proyectos golpistas. El Alto y Santa Cruz: dos proyectos Sería ingenuidad el pensar que la propuesta de autonomía enarbolada por el Comité Cívico pro Santa Cruz no tiene un sello de interés económico y político, como también sería ingenuidad el imaginar que la reciente movilización de la Federación de Juntas Vecinales de la ciudad de El Alto que culminó con la decisión gubernamental de negociar la salida de la empresa vinculada a los servicios de agua y saneamiento en dicha ciudad y en La Paz tampoco los tenía. Es incuestionable que la movilización y las exigencias que han logrado imponer los “cívicos” cruceños al gobierno de Carlos Mesa expresan la hegemonía de sectores vinculados a la propiedad de la tierra y a la agricultura de exportación que, salvo algunas organizaciones indígenas, lograron convencer y comprometer al conjunto de organizaciones populares de Santa Cruz incluidas las juntas vecinales, la central obrera departamental y la federación universitaria. Al margen de la capacidad de la dirigencia del Comité pro Santa Cruz para “mamarse” a los dirigentes populares, estos estuvieron comprometidos con el movimiento que hábilmente combinó le exigencia de revertir el alza de los combustibles decretada por el gobierno a inicios de año y la constitución de un gobierno “autonómico”. Esta es una demostración de los tonos de grises que nos muestra no solo Bolivia sino cada uno de los movimientos de las “puntas radicales” que presionan a Carlos Mesa, la inestabilidad continúa como una marca ineluctable, y probablemente así continuará la marcha del gobierno. Empate técnico: difícil pronóstico Las aguas continuarán movidas. El descanso por los feriados de carnaval ya terminó. Ahora el congreso y el ejecutivo continuarán en sucesivas negociaciones por tratar de responder a sus agendas y a sus compromisos. Carlos Mesa ha renovado su gabinete y las grandes definiciones seguirán girando alrededor de la Asamblea Constituyente, la nueva ley de hidrocarburos y las autonomías comprometidas con los cívicos cruceños. Un escenario probable y a decir de analistas como García Linera es que se logre una negociación que integre los dos proyectos, el de El Alto y el de Santa Cruz. Objetivamente esta sería una situación ideal. Ambos se necesitan si es que se quiere la continuidad que permita llegar a la Asamblea Constituyente en la cual se pueda definir un nuevo escenario de país para Bolivia. Para lograrla ambas “puntas” tendrán que realizar concesiones. Otro escenario es patear el tablero, que se provoque la salida de Carlos Mesa y que se llegue a la denominada suma cero en la cual todos pierden, salvo quienes prácticamente nada arriesgan y que -por supuesto- cuentan con muy escasa representatividad. Creo que no todo está dicho. Caso contrario no habría motivos para escribir. El pueblo boliviano ha dado muestras invalorables de dignidad y con seguridad podrá generar un escenario político alternativo que garantice sus derechos y evite la restauración de políticas lesivas a su país. Eso no es un partido de fútbol y los penales no definen la correlación política. Bolivia es diversa y los maniqueísmos solo reducen la capacidad de comprenderla.
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