Recordando la masacre estudiantil del 23 de julio

22/07/2014
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Hoy 23 de Julio, como un modesto tributo a los jóvenes universitarios que el 23 de Julio de 1959 fueron asesinados y a los centenares de jóvenes estudiantes heridos por orden de Anastasio Somoza, recordamos  el papel protagónico, sacrificios y generosidad de líderes juveniles, por construir un país con mejores oportunidades y con justicia social en diferentes coyunturas de nuestra historia nacional.
 
El papel histórico de la Juventud Nicaragüense se remonta desde la resistencia indígena, la lucha por la Independencia, Post-Independencia, la gesta Revolucionaria liderada por el General Augusto C. Sandino, y la lucha  Anti somocista  vanguardizada por el F.S.L.N., que culminó con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979 y actualmente en esta nueva etapa de la Revolución, la juventud continua participando en la vida Nacional, aportando con  su tiempo y trabajo al servicio de los sectores más vulnerables de nuestro País y a la consolidación de la nueva visión: Cristiana Socialista y solidaria que promueve nuestro gobierno, en función de construir  una mejor sociedad que heredar a las nuevas generaciones por venir.
 
La columna guerrillera “Rigoberto López Perez” y la masacre en El Chaparral
 
Después del triunfo de la Revolución Cubana líderes estudiantiles e intelectuales como Carlos, Fonseca, entre otros jóvenes revolucionarios, viajan a Cuba a integrarse a los preparativos para la formación de una columna guerrillera compuesta por nicaragüenses exiliados  para liberar a Nicaragua de la pobreza, analfabetismo, exclusión  y falta de libertad que el régimen de  Anastasio Somoza tenía sometido a nuestro pueblo. El movimiento guerrillero aglutinado en la Columna “Rigoberto López Pérez”, desde la organización hasta su ejecución contó con el apoyo del legendario guerrillero Ernesto Che Guevara, acampó en las montañas de Honduras con el objetivo de formar una base guerrillera y desde allí iniciar acciones militares en contra del régimen somocista, lo que motivaría a la integración masiva del pueblo Nicaragüense, provocando una insurrección popular y obtener el triunfo revolucionario tal como sucedió en Cuba.
 
Estando en la montaña a finales del  mes de Junio de 1959,  los miembros de la columna“ guerrillera, son atacados de manera sorpresiva por la actividad militar conjunta del Ejército de Nicaragua y el Ejército de Honduras en el lugar conocido como El Chaparral, espacio fronterizo entre ambos países, teniendo como resultados la muerte de los nicaragüenses: Antonio Barbosa, Aníbal Sánchez Arauz, Enrique Morales Palacios, Adán Suárez, Manuel Baldizón y otros, y los Cubanos Onelio Hernández y Marcelo Fernández. Los heridos de gravedad fueron: Carlos Fonseca Amador, herido de bala en el pulmón;  Chester Simpson, Harold Martínez, Guillermo Mejía Vélez y Guillermo Morán. Los miembros sobrevivientes se replegaron hacia la profundidad de la montaña.
 
La masacre estudiantil
 
La noticia de la masacre en El Chaparral, impacta en la conciencia del pueblo Nicaragüense, especialmente en el movimiento estudiantil universitario de la UNAN-León, quienes inmediatamente asumieron un papel beligerante y el día 11 de julio de 1959 se movilizaron a la Ciudad de Chinandega, Ciudad fronteriza con Honduras, y organizaron una serie de actos en memoria de los caídos en El Chaparral, los que fueron reprimidos por la Guardia Nacional.
 
En tanto que La Junta Directiva del CUUN  (Centro Universitario), cuyo Presidente era  el entonces estudiante Joaquín Solís Piura  y Vice-Presidente Francisco Büitrago, convocan a una reunión de carácter extraordinaria.   En la reunión, se elabora el programa de protesta por la masacre de la guerrilla en El Chaparral y deciden cambiar el tradicional “desfile de los Pelones” y su Carnaval, que consistía en que a los estudiantes de nuevo ingreso de la UNAN, eran rapados de la cabeza por los estudiantes de años superiores y los paseaban por las calles de León lo que causaba algarabía en la Ciudad; por una manifestación de  duelo y protesta. Se acuerda que todos los estudiantes vestidos de camisa blanca, corbata  y escarapelas negras, realizarían un  desfile fúnebre.
 
Es así, que a las cuatro de la tarde del día 23 de Julio de 1959, los universitarios, salen a las calles a manifestar su repudio.  Durante el trayecto se pronuncian elocuentes discursos reclamando libertad y justicia social, se exaltaba la figura del General Sandino, y se llamaba a la población a integrarse. En tanto, la Guardia Nacional G.N., inicia la detención de estudiantes y ciudadanos en general, llevándolos presos al Comando de la Guardia Nacional (G. N.) conocida como la Cárcel de la 21.
 
La Comisión Estudiantil Universitaria.
 
Al enterarse de la masiva detención de estudiantes y ciudadanos, se forma una comisión integrada por Joaquín Solís Piura, Humberto Obregón Aguirre y Luís Benítez, entre otros miembros de la Junta Directiva del C.U.U.N. para gestionar la libertad de los presos. La Comisión se dirige al comando de la Guardia Nacional a solicitar al Coronel Juan César Prado, comandante de la 21, la libertad para todos los presos. Se forma una Comisión para gestionar la libertad de los estudiantes.
 
En tanto, la manifestación estudiantil continúa su marcha. La captura de estudiantes y ciudadanos se propagó rápidamente por el pueblo leonés, quienes temiendo por la vida de los detenidos se desborda en apoyo a la manifestación la que llega  hasta el Club Social, a una cuadra de la Cárcel la 21. Allí se integran los miembros de la Comisión e informan que el Comandante les dijo: “que tenían órdenes de disolver la manifestación de cualquier forma y si era necesario utilizarían armas, y que no iban a liberar a ningún estudiante”.  En tanto, efectivos de la Guardia Nacional rodean a los estudiantes indefensos empujándolos a culatazos y proceden a disparar bombas lacrimógenas y armas de fuego.
 
De acuerdo a investigaciones efectuadas en el año 2009 por el estudiante universitario y miembro del C.U.U.N. Manuel Ruiz Guerrero, recogidas en su monografía titulada “Crónicas del Movimiento Estudiantil 1939-1979, “La orden de disparar fue dada por el Coronel Juan César Prado a Toribio Obando (alias Pipilacha)”. Otros opinan, que fue una decisión de los patrulleros que al sentir temor por la gigantesca manifestación y por confusión dispararon.
 
Lo cierto es que según testigos, la patrulla de la G.N, Jefeada por el Mayor Anastasio Ortiz, fue la que disparó a mansalva a los estudiantes, dejando sobre la calle desde la antigua Casa Prío al Edificio Central de la Universidad, en medio de un río de sangre que corría por la cuneta a cuatro universitarios muertos: Erick Ramírez, José Rubí, Sergio Saldaña y Mauricio Martínez, así como a centenares de heridos, entre ellos jóvenes estudiantes universitarios como: Iván Pacheco (tercer año de Medicina); José Ariel Bravo (tercer año de Derecho); Alejandro Meza (primer año de Odontología); Hiran Cabezas (primer año de Medicina);Henry Dubón (primer año de Medicina)Abelardo Zamora (primer año de Derecho); Orlando Mendoza (primer año de Derecho); Ramón Romero Alonso (quinto año de Derecho);Pedro Calderón (segundo año de Derecho); Carlos Manuel González (primer año de Farmacia); Salvador Gómez Medina (cuarto año de Medicina); Luis Felipe Pérez (cuarto año de Derecho); César Blandino (tercer año de Derecho); Salvador Hernández Guillén (quinto año de Derecho); William Araúz ( primer año de Medicina); Ariel Bravo Lorio (primer año de Derecho).

 

Los estudiantes de secundaria heridos fueron: José Elías Benedict (estudiante de la Escuela de Comercio); Danilo Buitrago (del Instituto de León); Alejandro Barrios (del Instituto de León); Gonzalo Alvarado ( del Instituto de León); Rodrigo Sandino Silva ( del Instituto de León); Ramiro Alvir (de la Escuela de Comercio Matamoros); Daniel Delgadillo (del Instituto de León); Oscar Danilo Vallecillo (estudiante de los hermanos cristianos); Celman Ordoñez (del Colegio Calasanz). Entre los pobladores heridos se registran: Arnoldo Cuevas Vergara; Natalia Ramos; Ramiro Hernández (Tipógrafo); Faustina Palma; Jaime Mayorga y Pompilio Fonseca. Los demás heridos, por temor a la represión, fueron atendidos en clínicas privadas y casas particulares, por ello, no se conservan registros de todos los heridos
 
Dos días después mujeres universitarias, asumiendo su rol histórico organizan en la ciudad de León una gigantesca manifestación de “mujeres enlutadas” logrando motivar y movilizar más de cinco mil personas.
 
 ¡Honor y gloria para los jóvenes universitarios que hace 55 años  transitaron hacia la  inmortalidad  y que con su sacrificio,  eternizaron sus nombres  en la historia de Nicaragua y han quedado grabados en el inconsciente colectivo de los contemporáneos un perpetuo recuerdo de sus convicciones y personalidades!
 
Managua, 23 de julio de 2014
 
Marcia Traña Galeano es historiadora y abogada de la dirección de Cultura y Patrimonio Histórico. Jefa del Depto. de Patrimonio Cultural.
 
 
 
 
 
 
 
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