La colaboración científica en el marco de la estrategia internacional para el desarrollo

28/05/2014
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 493: Ciencia, tecnología e innovación en la integración suramericana 10/06/2014
Este artículo se refiere a la colaboración internacional científica como estrategia de adquisición de conocimientos técnicos y científicos para el desarrollo de los pueblos, y como un factor que contribuye a la paz.
 
La construcción de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (más conocida como CERN) puso en marcha una práctica que ha sido extremadamente productiva y ligada a la realidad socio-económica de los países que colaboran en este proyecto.  Me centraré en el CERN por ser la organización que vive la colaboración internacional desde su creación.
 
Las investigaciones de punta, como aquella en la Física experimental de Altas Energías realizada en el CERN, exigen una actividad multidisciplinaria frecuente.  Vamos a explicar por qué y cómo.
 
Proyecto colaborativo
 
¿En qué se diferencia esta área de la ciencia de las otras?  La gran diferencia es la concentración de intereses.  Por lo tanto, esta es la primera diferencia: la concentración de esfuerzos en un solo laboratorio a nivel mundial, con un propósito de común interés.  Esto hace que la investigación sea más económica y más interesante desde el punto de vista social, cuando tenemos la oportunidad de interactuar con muchas culturas diferentes.
 
Este es el caso de los experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (en inglés Large Hadron Collider, LHC).  Recientemente, en el CERN, dos experimentos descubrieron el Bosón de Higgs, reconocido con  el Premio Nobel de Física del año 2013.  Este descubrimiento viene al encuentro de una de las mayores curiosidades del hombre: cuál es el origen de la masa de las partículas elementales.
 
Un experimento en Física de Altas Energías comienza con una idea, y tarda mucho tiempo antes de que podamos realizarla.  Es necesario investigar las posibilidades y construir una colaboración.
 
Así fue como las ideas y el trabajo del Premio Nobel del año 2013 tardó 50 años en llegar al punto de observación del objeto propuesto en la teoría.
 
Y fue principalmente una consecuencia del hecho de que el CERN puso a disposición de la comunidad científica el LHC por medio de una intensa colaboración internacional de la que muchos países tomaron parte activa para construir el mayor acelerador de partículas del mundo.  Este gran dispositivo es de 27 km de largo y se encuentra a 100 metros bajo tierra.  En su interior se instalaron cuatro grandes detectores de partículas (LHCb, ALICE, ATLAS y el CMS).
 
Para construir el acelerador, fue necesario inventar imanes superconductores para mantener las partículas en órbita.  Fue necesario sustituir los viejos cables por fibras ópticas que llevarían las señales de un lado a otro y así trabajar con la fotónica.  En informática se cambiaron viejos programas, lenguajes y máquinas por una nueva estructura de computación, la GRID.
 
Pero de cada tecnología inventada surgía una aplicación, la instrumentación médica e industrial.
 
Para completar el proceso fue necesario movilizar industrias de todo tipo.  Fue necesario movilizar a los países que decidieron integrar el complejo del proyecto CERN.  Se fabricaron máquinas especiales bajo pedido para realizar en cada parte del proyecto un trabajo específico.  Así, poco a poco se fue integrando a las actividades científicas todo el complejo social que involucra Industria, Ciencia y Tecnología.  Esta interrelación creó una economía rentable para cada país con un alto retorno de sus inversiones en el CERN.  Este proceso también ocurrió en los Estados Unidos.  Y surgieron industrias nuevas creadas por físicos que laboraban en los Experimentos de Altas Tecnologías, entre ellas Le Croy, una industria de la electrónica modular, que fue fundada por dos físicos de Altas Energías en los Estados Unidos, y, en Europa, la CAEN.  Y esto tuvo un gran impacto en la modernización de las industrias.  También se creó una industria de aceleradores de partículas para diversos fines industriales, médicos, etc.
 
Fue la colaboración internacional la que viabilizó estas ideas.  No fueron actitudes benevolentes, sino la necesidad de avanzar en la ciencia, lo que puso la colaboración y la cooperación internacional en el orden del día.  Como organización, es de hecho un ejemplo para el mundo.  Cómo tantos países conviven sin mayores conflictos. Asociarse es el camino.  Es necesario crear las condiciones internas para que podamos participar en las colaboraciones internacionales en el CERN.
 
Cooperar para la paz
 
Recientemente, Luciano Maiani, ex director del CERN, tuvo dos iniciativas que favorecen a los físicos de América Latina: el proyecto Helen (High Energy Physics Latinamerican-European Network) con el que fue posible formar muchos físicos hoy en día, doctores y muchos ingenieros, abriendo muy buenas oportunidades para América Latina.  Maiani posteriormente consiguió en la Comunidad Europea otro proyecto, el E-PLANET (European Particle Physics Latin American Network) que tiene el mismo propósito, pero con más restricciones.
 
Un acuerdo con el CERN, desde mi punto de vista, tiene que servir para aprovechar los laboratorios brasileños en primer lugar, creando la posibilidad real de llevar a cabo en nuestros países proyectos más ambiciosos con gente capacitada en experimentos en el CERN.  No hay duda de que esta puerta abierta es una oportunidad que la UNASUR debería liderar y llevar adelante como proyecto.  Es ésta una oportunidad de crear competencia propia y formar los recursos humanos escasos que hoy padecemos.
 
En esta sistemática de invenciones de nuevas tecnologías para la observación de partículas hasta ahora no observadas, un gran hombre inventó la mayoría de los detectores de partículas.  Este hombre fue George Charpak, también Premio Nobel de Física de 1992 (http://en.wikipedia.org/wiki/Georges_Charpak).  El aplicó las mismas tecnologías de detección de partículas a la Instrumentación Médica.  Y así fue que inventó muchos de los instrumentos utilizados en los hospitales en el mundo entero.
 
El acelerador de partículas, inventado en su origen para experimentos científicos, hoy se usa para el tratamiento del cáncer, con fines industriales, para la conservación de alimentos, la ecología y muchas otras aplicaciones.  Existen importantes proyectos en Europa y Estados Unidos.  Otro derivado de la Física Experimental de Altas Energías, la WWW, fue inventado por el grupo de Tim Berners Lee en el CERN, para resolver los problemas de los físicos que trabajaban en la colaboración internacional, y necesitaban de comunicación y transferencia de datos rápida.  No hay precedentes en la historia de la comunicación humana.
 
El LHC, el mayor acelerador de partículas jamás construido, tardó 10 años en ser construido.  El costo total fue de 1.300 millones de francos suizos (unos US$ 1.400 millones), con inversiones compartidas por 14 países, lo que significa 93 millones/país, divididos en 10 años.  Esto significa que fueron 9,3 millones de francos suizos por país y por año.  Hubo aportaciones de Estados Unidos, China, Japón y Rusia.  Esta cantidad no es una suma que haya causado algún problema en la economía de los países que participaron en la construcción del LHC.  Al contrario, estos países fueron los proveedores de materiales, equipos, contratos de construcción, etc. dando oportunidad para el desarrollo de diversas industrias.  Por lo tanto, la inversión interna en cada país permite el desarrollo.  El CERN es una organización mundial en la que conviven muchas culturas y donde todo se comparte, inclusive las glorias.
 
Me gustaría dejar bien claro que lo importante es que podemos ejercer nuestra soberanía, sea política, sea en todas las actividades humanas.  Colaborar, cooperar, son metas de cualquier pueblo que desea la paz.  Fuimos muy lejos en el desarrollo de las tecnologías de la destrucción, pero no tan lejos en el desarrollo de tecnologías para la paz.
 
Cuando mencionamos la colaboración internacional como estrategia de desarrollo, nos referimos a lo que ya sucede en gran parte del mundo en una actividad científica como la del CERN.  Allá se practica la investigación científica con la colaboración internacional.  Es una mezcla de las más diversas culturas y donde hay una convivencia pacífica de los que allí trabajan.  Y a menudo son de diferentes países que no conviven políticamente a nivel internacional.  Allí, el hombre encontró un lugar donde se puede trabajar en conjunto con otros pueblos sin los problemas de los conflictos existentes entre países.  ¿Por qué no alimentar y priorizar cada vez más estas actividades o al menos el modelo?
 
La colaboración internacional vale la pena cuando hay interés de ambas partes.  De hecho, sólo se progresa si todas las partes están interesadas.  Esto es verdad para casi todas las actividades y las relaciones humanas.
 
La ciencia no debe ser considerada un lujo y un privilegio de unos pocos.  Debemos pensar en acciones para lograr que los países fortalezcan su participación en la ciencia, inyectando fondos que lleven al desarrollo y estimulen el orgullo de los pueblos por la participación en la colaboración internacional.
 
El CERN es también una experiencia exitosa de organización social.  No es una tarea fácil cuando, en un solo experimento, tenemos 3.800 científicos de 50 países y 150 instituciones.  Aquí, en este punto también tenemos que aprender.  La democracia no anula la meritocracia.  Esta es una cuestión fundamental, y poco observada en algunos países donde la carrera política se superpone al mérito en los círculos científicos.  Todos, en una colaboración internacional, tienen derechos y obligaciones.
(Traducción ALAI).
 
- Alberto Santoro, físico de altas energías, Universidad del Estado de Rio de Janeiro -UERJ-.
 
 
https://www.alainet.org/es/active/74137
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