Llamado al país demócrata y pacífico

25/05/2014
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Aún no se ha perdido nada. Pero es urgente e inmediata una acción ciudadana, política y popular que nos permita defender el proceso de paz, asegurar la convivencia, consolidar un pacto por la equidad, lograr  las grandes reformas y derrotar a los guerreristas.
 
 Soy el único colombiano que por experiencia propia puede asegurar que cuando se gana en la primera vuelta presidencial, se puede perder en la segunda. Eso fue lo que ocurrió en las elecciones de 1.998. Lo traigo a cuento para decirles a los que votamos por Santos que la lucha está vigente y no podemos vacilar. Tenemos que triplicar nuestro trabajo. Es posible, es viable, es necesario que Santos gane en la segunda vuelta.
 
 Pero es indispensable que a la causa de la paz se unan la izquierda democrática de Clara López, los verdes de Enrique Peñalosa, los Progresistas de Gustavo Petro, los conservadores con criterio social, los independientes que esperan la paz, los luchadores sociales y los abstencionistas que anhelan la terminación del conflicto armado que tantas víctimas sigue cobrando y es la causa principal de la desigualdad que azota al 50% de los colombianos.
 
No podemos permitir que se destruya el proceso de La Habana. Es una gran oportunidad, la única en todo este tiempo. Todos los colombianos ganamos si las Farc y el Eln renuncian a la lucha armada. Si ello ocurre haremos las grandes reformas sociales, políticas y económicas. Será uno de esos grandes y excepcionales momentos que se presentan a las comunidades para comenzar una nueva época.
 
 Tenemos que formar una gran fuerza democrática, pacifista y electoral que sea capaz de derrotar a la guerra y al pasado dentro de tres semanas.  Si no lo hacemos por negligencia o por cobardía el país, sus habitantes, vamos a pagarlo muy caro. Seguiremos en la desigualdad y la corrupción, volverá la persecución a disidentes y opositores, se violarán los derechos humanos, se impondrá el revanchismo, continuarán los muertos de la guerra, los secuestros de la guerra, la pobreza de la guerra, los gastos del presupuesto nacional que exige la guerra.
 
50 años de guerra son una desgracia. Prolongarla es  absurdo, estúpido, criminal. Juan Manuel Santos tiene en sus manos la llave de la paz. Es un gobernante eficaz, serio, honrado, responsable, demócrata.  No lo dejemos solo. No demos lugar a que vuelvan otros 8 años de confrontación armada, de angustias, de pobreza, de tensiones internas, de aislamiento internacional y de quien sabe cuántas desgracias más. ¡El camino es con Santos, es con la paz!
 
 
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